Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

FELIPE 11. C1^) P10 :IV•
«que no se hallaría, que jamas alma que desease ag>ajuiar
á Dios, hubiese estado engafuda tanto tiempo."
San Pedro de Alcántara en fuerza del convencimiento
propio en este juicio favorable sobre el espíritu
divino que asistia á Teresa, se sintió' al mismo
tiempo empeñado en publicar qual era , y en proteger
con tesón sus empresas apostólicas. Vid mejor que
otros en la conducta de esta Santa Virgen , brillar la
verdad divina en todo su cxplendor. El zelo santo,
en que él ardía , no le permitió' dexase de tomar mucha
parte en la gloria de su Magestad, que esa alma
dichosa , ahora tan tímida y retirada , le había de
procurar algún dia. Así le veremos en adelante-asistiéndola
en muchos lances , especialmente en el principio
de su reforma y fundaciones. La Santa después pago
gustosamente estas mercedes, inmortalizando en sus
escritos las virtudes herdycas de este varón eminente
, á quien sus testimonios tan recomendables , sirvieron
eficazmente para que la Iglesia lo colocase en
el mímero de los Santos, como á hijo digno de S. Francisco;
el que con su espíritu aventajado reformo' la
reforma del V. P. Guadalupe , y añadiéndole nuevo
explendor , brilla esta congregación en la Iglesia con
edificación singular y provecho común de los fieles.
Para estimarlo tanto la Santa , tuvo á mas de lo dicho
el motivo sobresaliente, de que un dia? oyéndole
la Misa en que ella había de comulgar , vid que le
asistían gloriosos S, Francisco de Diácono, y S. AntQ-"
nio de Subdiácono.