Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

28.08.2017 Views

tado de uno y otro, busca con ansia la extensión de las ideas generales de un Dios, de su propia espiritualidad, de su inmortalidad y de su destino feliz, que dure lo que su ser. Esto que la Escritura Santa enseña de un modo divino, Teresa lo demuestra con símbolos sensibles en sus libros, y aun mas la comunicación íntima y familiar de todo un Dios con las criaturas que no lo desmerecen. Las virtudes mas sublimes y herdyeas brillan en su conducta: los dones del Espíritu Santo, las gracias extraordinarias, los favores mas singulares concedidos á los justos. Patriarcas y Profetas de entrambos testamentos , se ven reunidos en Teresa. Si tantas distinciones con que Jesucristo la ha honrado, no pueden ocultarse, ni la filosofía desacreditarse torpemente á sí misma en condenarlas, será honor del siglo décimo nono reproducir los exemplos y^vida de Santa Teresa de Jesús, que para tanta gloria de Dios y bien del Cristianisimo vivid sobre la tierra en el siglo décimo sexto. Sus principios en la virtud desde Ja niñez son admirables: la edad florida acompañada de atractivos dulces y brillantes hizieron su desengaño mas edificante y meritorio. Su profesión religiosa ha servido de ornamento al estado regular y de gloria á Ja Orden Carmelitana , á quien reduxo á los fervores primitivos con su reforma , favorecida del cielo para esto con los testimonios mas auténticos. Su caridad, su zelo, su paciencia son correspondientes á sus empresas y grandeza de corazón. Quanto dixo , escribid y obro, todo es precioso , todo es digno de aquel Señor, que dueño soberano de sus gracias quiso honrarla tanto par^ que fuese y apareciera su esposa amada. Las Re-

lígiosas de todas las Órdenes la miran como á Madre propia por el amor que le profesan : los sabios la consultan : los Predicadores se inflaman con sus doctrinas: los superiores hallan en sus libros prudencia y dirección espiritual; y la Iglesia inspira á todos los fieles el recurso á la Doctrina de Teresa como un alimento sano y so'lido de las almas, capaz de conducirlas á una piedad y devoción segura. Este es el motivo y íin de dar al público esta vida de Santa Teresa de Jesús, cuyos intereses y honor han merecido tanta estimación y aprecio, no solamente á los Españoles, sino á todo el Cristianismo. Por esta misma razón se tendrá cuidado de escribir en ella mas que lo que admira , lo que edifica , sin tener otras miras , que la gloría de Dios, y el bien de las almas, y satisfacer á muchas personas bien intencionadas , que lo desean así , sin embargo de las muchas hasta ahora escritas. La Santa Madre la escribid primero que todos, precisada por sus Prelados y Confesores. Pero obediente y humilde con eminencia, satisfizo á sus preceptos reiterados, recatando muchas veces prudentemente su persona, «u» acciones , y su mérito debaxo del resplandor de la Doctrina celestial que Dios le comunicaba, y ella como un rio derramaba por su pluma y por sus labios: doctrina que por haberla recibido de lo alto, ella sola por sí misma podia perpetuarla con legitimidad, cuyo deposito original es tan precioso. Esta cautela y conducta con que escribía j nos privó de muchos pasages suyos demasiado interesantes a la edificación común. A mas de que habiendo concluido de escribirla veinte años antes de morir, nos quedaba ocuUo por ella el me-»

tado <strong>de</strong> uno y otro, busca con ansia la extensión <strong>de</strong><br />

las i<strong>de</strong>as generales <strong>de</strong> un Dios, <strong>de</strong> su propia espiritualidad,<br />

<strong>de</strong> su inmortalidad y <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino feliz,<br />

que dure lo que su ser. Esto que la Escritura <strong>Santa</strong><br />

enseña <strong>de</strong> un modo divino, <strong>Teresa</strong> lo <strong>de</strong>muestra<br />

con símbolos sensibles en sus libros, y aun mas la<br />

comunicación íntima y familiar <strong>de</strong> todo un Dios con<br />

las criaturas que no lo <strong>de</strong>smerecen. Las virtu<strong>de</strong>s mas<br />

sublimes y herdyeas brillan en su conducta: los dones<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo, las gracias extraordinarias, los<br />

favores mas singulares concedidos á los justos. Patriarcas<br />

y Profetas <strong>de</strong> entrambos testamentos , se ven reunidos<br />

en <strong>Teresa</strong>. Si tantas distinciones con que Jesucristo<br />

la ha honrado, no pue<strong>de</strong>n ocultarse, ni la filosofía<br />

<strong>de</strong>sacreditarse torpemente á sí misma en con<strong>de</strong>narlas,<br />

será honor <strong>de</strong>l siglo décimo nono reproducir<br />

los exemplos y^vida <strong>de</strong> <strong>Santa</strong> <strong>Teresa</strong> <strong>de</strong> Jesús, que<br />

para tanta gloria <strong>de</strong> Dios y bien <strong>de</strong>l Cristianisimo vivid<br />

sobre la tierra en el siglo décimo sexto. Sus principios<br />

en la virtud <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Ja niñez son admirables:<br />

la edad florida acompañada <strong>de</strong> atractivos dulces y brillantes<br />

hizieron su <strong>de</strong>sengaño mas edificante y meritorio.<br />

Su profesión religiosa ha servido <strong>de</strong> ornamento<br />

al estado regular y <strong>de</strong> gloria á Ja Or<strong>de</strong>n Carmelitana<br />

, á quien reduxo á los fervores primitivos con su<br />

reforma , favorecida <strong>de</strong>l cielo para esto con los testimonios<br />

mas auténticos. Su caridad, su zelo, su paciencia<br />

son correspondientes á sus empresas y gran<strong>de</strong>za<br />

<strong>de</strong> corazón. Quanto dixo , escribid y obro, todo<br />

es precioso , todo es digno <strong>de</strong> aquel Señor, que<br />

dueño soberano <strong>de</strong> sus gracias quiso honrarla tanto par^<br />

que fuese y apareciera su esposa amada. Las Re-

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