Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

F£ITPI TT. (92) no ir.
presentaba no menos las obras de Dios» que á los Santos,
Angeles y al Señor de ellos, como si antes los hubiera
tratado mucho, libres ya de toda pena y dolor
, anegados en un abismo de gloria qué para siempre
ha de durar. »(a) ¡O qué es una alma que se ve
«aquí haber de tornar á tratar , y ver esta firsa de
«esta vida tan mal concertada, á gastar el tiempo en
«cumplir con el cuerpo durmiendo y comiendo! To-
«do la cansa , no sabe como huir. Veese encadena-
»»da y presa : entonces siente mas verdaderamente el
«cautiverio que traemos con los cuerpos, y la mi-
«seria de la vida." Lo que la tranquilizaba era, ver
después en sí los aumentos de su fe, caridad , fortaleza
, pureza de espíritu, zelo de la honra de Dios,
ansias por el bien de las almas, desprecio de todo
lo temporal, humildad y conocimiento propio. Su
cuerpo en tanta gloria de la alma con las mercedes
divinas participaba n» pocas veces mas salud, agilidad,
hermosura angélica, olor celestial, que percibían
las que la comunicaban , trato suave, y una como
fuerza divina en lenguage, en acciones, y en todo
su exterior para traer almas á Dios. Al verse Teresa
favorecida tan extraordinariamente, y que no le
quedaba otro recurso para no desmerecer las singularidades
con que Dios la honraba , temerosa de su propia
miseria , y de la volubilidad de la voluntad humana
, mientras dura la vida, determino fixar de una
vez para siempre en todo su obrar al mayor gusto
de Dios. Hizo á este fin aquel voto (que será siempre
justamente admirado , y que sin especial auxilio
divino no puede hacerse) de hacer y seguir siempre
en todo lo que entendiese ser mas perfecto. Se pasman
sus confesores y prelados al oirlo, pero el concepto
que ya se tenia de la seguridad de su espíritu
y de su elevada virtud le gano la aprobación de todos
en tanta animosidad. Los mejores teólogos de es-
(al Su Vida c. ai.