Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

FELIPE IT. (85) PAULO IV.
«limpieza de claridad, como eran mis pecados. Y es
«ASÍ que quando se me acuerda, yo no sé como lo
«pueda llevar , y así quedé entonces avergonzada, y
«no sabia parece á donde me meter, ¡Oh! Quien pu-
«díera dar á entender esto á los que muy deshonestos y
«feos pecados hacen, para que se acuerden que no
«son ocultos, y que con razón lo siente Dios, pues
«tan presente á su Magcstad pasan, y tan desatacada-
«mente nos habemos delante de él. Vi quan bien se
«merece el infierno por una sola culpa mortal; por-
«que no se puede entender quan gravísima cosa es
«hacerla delante de tan gran Magestad, que tan íue-
«ra de quien él es son cosas semejantes , y ssí se
«vé mas su misericordia, pues entendiendo nosotros
«todo esto nos sufre." Admirables son estas visiones
y otras muchas con que Dios en adelante favorecio'
á la Santa. No llevan en sí curiosidades impertinentes,
ni doctrinas agenas de los padres y concilios.
Su relación está llena de candor precisada por
la obediencia. Las visiones mismas consonantes á las
hechas á los Profetas y Evangelistas, grandiosas, sublimes
y dignas de la Magestad de quien las hace,
su ningún deseo de ellas, y el provecho que producen
en esta virgen, acreditan su legitimidad , según lo
prevenido en los padres y místicos doctores.
CAPITULO
OCTAVO.
DIOS AUMENTA SUS FAVORES yf TERESA,
y esta su perfección.
Arios de Cristo,
Edad de la Santa,
^S8- . 43-
E 1 hnber levantado Dios tanto á Teresa sobre sus
propias miserias, libertádola de tantos males como
Percibid en el infierno, registrado tantas veces el cie-
0 > visto la magestad y hermosura de nuestro Señor
Jesucristo 5 admirado la gloria de Dios, y entendido