Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DIA 18.
llegado el siervo de Dios áesle convenio, dispuso el Sefior
que fuese acouiclido de fuertes tenlaciones, así exleiiores
como inlenorcs, qué sirvieron para purificar siempre mas
la virtud del sanio. Porquu el superior de aquel convento
lo recibió con enfado, y con un rostro lleno de cefio, y por
algún tiempo usó con él de mucha severidad y aspereza,
mortilicándole continuamente con amargas reprensiones,
y tachándole de hombre soberbio é hipócrita. Sufria el
bienavenlurado José estas reprensiones y continuas mortilicaciones
con maravillosa paciencia, humildad y resignación
; pero lo que mas le morlilicaba fué, que de repente
se vió privado de toda consolación celestial, su mente
quedó oscurecida de espesas tinieblas, su corazón quedó
duro y seco, de modo que no hallaba gusto alguno en el
canto do los salmos, en decir la santa misa, ni en la oración,
y como si el cielo fuese de bronce, no llovía sobre él
gota alguna de celestial rocío. Al mismo tiempo el demonio
le daba mucho trabajo, fatigándole con vehementes
tentaciones de impureza, mientras estaba despierto, y con
feísimas imaginaciones, mientras estaba dormido; de
modo, que el siervo de Dios pasaba los días gimiendo y
llorando sus males; pero en medio do tantas amarguras y
tribulaciones, no dejaba jamás cosa alguna do sus acostumbrados
ejercicios y penitencias. Duró esta batalla por
espacio de dos aftos, después de los cuales plugo al Señor
restituirle su primera calma y tranquilidad de espíritu, y
llenar su alma de mas abundantes gracias y consolaciones,
renovándose en él los éxtasis y raptos extraordinarios,
¡semejantes á los que arriba se han referido, con pasmo y
admiración de todos; porque hallándose una vez en la
basílica patriarcal, mirando en la bóveda de la iglesia
«ua iinágen de la Virgen santísima, se elevó diez y ocho
palmos en el aire, como para venerarla mas de certa.
Otra vez, hallándose en d noviciado en la flesla de la
imnaculada Concepción do la Virgen, de cuyo misterio era
devotísimo, abrazó al maestro do novicios, y clamando
altamente; 3 qué hermosa es María! ¡ qué hermosa es Marial
lo levantó con fuerza sobrenatural de la tierra, y habiéndole
dejado caer dentro de poco, él solo se levantó ann
mas alto.
Da aquí resultó, que sucedió en Asís, lo mismo que habla
acaecido en Copcrtino; esto es , que las gentes de lodas
parles se atropellaban al rededor del santo, deseando
cada uno ser espectador de las maravilJas que Dios obraba
en su persona. Por eso el sumo pontífice Inocencio X,
que entonces ocupaba la silla de san Pedro, mandó al inquisidor
de la ciudad de Perugia, á lin de apartar el ruido
y rumor del pueblo, que trasportase secreta mente á José
del convento de padres menores conventuales de la ciudad
de Asís, á un convento de padres capuchinos, situado en
Pietrarosa, lugar solitario entre la's ásperas raontafias de
f.arpegna, en el obispado de Monte Feltro, como fué ejecutado
ron mucho secreto á 22 de julio de l