Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-
m is y dena que lo oxlerior, siu la intcriur, no luu'e frailes verdaderos, sino hipócrilas Ungidos. Mandaba mas con fbras que con palabras, y su ejemplo era el preceplo mas eficaz para sus subditos; porque era el [¡rimero en lodas 'as observancias de su órdeu, sin que las continuas ocupaciones de sermones, confesiones, consultas, con las otras «si gobierno, ie excusasen de ir al coroá la media noche-, Y
C8 LA LEYENDA secrolai io á hacoila , y en lugar de poner en ella al que le habia nombrado el emperador , puso á Fr. Tomás de Villanucva. Llcvósela al emperador para que la Armase: el cual le dijo : ¿ Qué habéis escrito ? porque yo no os dije á Fr. Tomás de Vülanueva , sino á Fr. N. de la orden de San Gerónimo. Respondió el secrelario : Ciertamente, ^eñor, que á mí me pareció que vuestra majestad me liabia dicho á Fr. Tomás de Villanucva; pero iré á hacer oirá cédula y pondré el que vuestra majestad manda. IS'ó [dijo el emperador ), no deshagamos la elección que Dios ha hecho. Aquel primer arzobispo le nombraba yo ; éste lo nombra Dios! mejor sabe Dios le que hace, que yo : y así á bien seguro que salga la elección acertada , y el arzobispo sea como elegido de Dios , y luego firmó la cédula para Fr. Tomás de Yillauueva. Despachóse la cédula á Yalladolid, donde estaba el príncipe don Felipe, y el santo era prior de su convento. Alegró la nueva á toda la córle; solamente al santo le enlristeció mas de lo que se puede decir, y temblaba de ver la caiga que amenazaba á sus hombros, encomendólo á Dios con muchas lágrimas, pidiéndole no permitiese que por sus culpas le echasen carga mayor que sus fuerzas; y excusóse con tal resistencia , que ni bastaron los ruegos délos grandes y señores, ni las razones del arzobispo de Toledo don Juan de Tavera, que con la mayor elocuencia que pudo, le persuadía que resistía á la voluntad de Dios, y prefería su juicio al de lodos, y finalmente las del príncipe don Felipe; respondiendo que él lo habia encomendado mucho á Dios t y conocia su iusuficiencia , y no queria dar cuenta á Dios de haber tomado el cargo que no podía bien administrar. Finalmente, escribió el príncipe al provincial de Castilla, que era Fr. Francisco de Nieva, para que mandase á Fr. Tomás aceptar el arzobispado ; y el provincial so lo mandó en virtud de santa obediencia , y só pena de excomunión. Con esto viendo tan clara la voluntad de Dios, inclinó los bombros á la carga y aceptó el arzobispado. Bien prometía lo milagroso de la elección, Jo porfiado de la resistencia y lo humilde de la obediencia, cuán gran prelado había de ser , el que por tales escalones ascendía á la dignidad; y así se rhostró luego: porque fué uno de ios mas insignes prelados que ha tenido la Iglesia de Dios. Fué consagrado en Yalladolid en el convento de San Agustín , por el cardenal Tavera: y luego se partió á Yalencia á pié, sin mas acompañamiento que el de un religioso, á quien amaba mucho por su virtud, llamado Fr. Juan Rincón y dos criados. No habia querido decir á los seglares el día que se habia de ir, porque ninguno saliese á acompañarle , ni permitió que saliesen los religiosos , aunque muchos lo deseaban. Habíale enviado á rogar su madre muy encarecidamenle, que al partirse á Yalencia pasase por Yillanueva de los Infantes: y el santo dudoso entre el respeto á su madre y la solicitud de sus ovejas, de que ya era pastor, le preguntó á su compañero si seria bien visitar á su madre y darla aquel consuelo. Respondió que sí i y dióle para ello buenas razones ; mas el santo replicó : Bien está ; mas encomendémoslo á Dios, para ver qué nos dice; como lo tenía de costumbre en todas sus dificultades. Detúvosecomo medio cuarto de liora; y luego dijo á su compañero: vamos á Yaleucía, que esto es aliora lo que quiere Dios, que acuda á mí Esposa; porque lo que dijo el primer hombre de la Esposa que üius le dió: Quamobrem rdinquet homo palrcm, ct mairm DE ORO. DÍA 18. stiam , et adhoerebil vxori suoe, también obliga á los obispos respecto de sus Iglesias. En llegando á Valencia, se fué al convento de nuestra Señora del Socorro , que es de su orden, y está fuera de los muros, y los frailes le recibieron con grande alegría, y cantaron el Te Deum lau~ damus. Quiso Dios mostrar en la entrada del santo arzobispo las grandes felicidades que venían á aquel arzobispado: porque padeciendo antes grande falta de agua , y con ella mucha esterilidad ; al entrar por el distrito de su diócesis etnpezó á llover, y al llegar á su convento, fué grande la abundancia de agua, atribuyendo todos este favor á los méritos del santo, cuando supieron que estaba ya en su ciudad. Habiendo estado en aquel convento algunos días, atendiendo á su dignidad , á pesar de su humildad, permitió que le recibiesen en la ciudad de Valencia con la pompa y aparato que se acostumbra. El día siguiente, después de decir misa quiso que le llevasen á ver las cárceles de los eclesiásticos: y viendo que eran unos calabozos húmedos, hondos y oscuros, dijo con sentimiento: Mas conveniente tís esta cárcel para ladrones y salteadores , que para sacerdotes consagrados á Dios; por otro camino hemos de corregir á los cristos del Señor y ganar á nuestros hermanos; y mandó cerrar y llenar de tierra aquellos calabozos. Tratábase con lanía humildad y pobreza, que los canónigos le enviaron cuatro mil escudos para que alhajase su casa. Admitiólos el santo con agradecimiento; y sin tocar el dinero, llamó á los administradores del hospital general que poco antes se habia quemado, é hizo que recibiesen aquel dinero para el reparo del hospital, olvidado de su necesidad , y solamente cuidadoso de la ajena. Fuera de esto encargó á los predicadores y confesores que en los púlpilos y confesionarios exbortasen A que los que pudiesen ayudasen para la fábrica de aquel hospital. No dejó el santo con la dignidad de arzobispo las virtudes de religioso; antes añadió á las de religioso las de arzobispo : y si lo mudó la dignidad, como muda á tantos, fué en ser mayores sus obligaciones, y mayor el campo de ejercitar sus virtudes. Trajo por algunos años, siendo ya arzobispo, los mismos hábitos que traía en su convento, y los bacia remendar muchas veces, y también sus vestidos interiores, no dejando él á sus vestidos, hasta que sus vestidos le dejaban á él, cansados de servir de muy viejos: lo cual hacia por amor de la santa pobreza como religioso, y por el amor de los pobres, como prelado, por ahorrar para los pobres. Siempre que podía, se remendaba él mismo sus vestidos, como lo habia hecho en la religión; y para esto se encerraba en un aposenlíllo secreto, donde tenia aguja, hilo, dedal y tijeras, con algunos remiendos. Un día que se descuidó en cerrar el aposento, le halló en este ejercicio un canónigo familiar suyo, y muy admirado, le dijo: ¿Qué es esto, señor ilustrlsimo? ¿En esto se ocupa Y. S., pudiéndolo hacer un oficial por un real, y mucho mejor? A lo cual respondió el santo : Aunque me han hecho arzobispo, no he de dejar de ser religioso , y con este real que se habia de gastar en esto, se puedo sustentar mañana un pobre. Lo que yo os ruego es, que no digáis á nadie lo que habéis visto. Como atidalia vestido tan pobremente, parecióles á los canónigos que desdecía de su dignidad, y enviáronle á rogar que se vistiese con mas decencia. Y el santo, sourieudose, y con
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LA LEYENDA<br />
secrolai io á hacoila , y en lugar <strong>de</strong> poner en ella al que<br />
le habia nombrado el emperador , puso á Fr. Tomás <strong>de</strong><br />
Villanucva. Llcvósela al emperador para que la Armase:<br />
el cual le dijo : ¿ Qué habéis escrito ? porque yo no os<br />
dije á Fr. Tomás <strong>de</strong> Vülanueva , sino á Fr. N. <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong> San Gerónimo. Respondió el secrelario : Ciertamente,<br />
^eñor, que á mí me pareció que vuestra majestad me liabia<br />
dicho á Fr. Tomás <strong>de</strong> Villanucva; pero iré á hacer oirá<br />
cédula y pondré el que vuestra majestad manda. IS'ó [dijo<br />
el emperador ), no <strong>de</strong>shagamos la elección que Dios ha<br />
hecho. Aquel primer arzobispo le nombraba yo ; éste lo<br />
nombra Dios! mejor sabe Dios le que hace, que yo : y así<br />
á bien seguro que salga la elección acertada , y el arzobispo<br />
sea como elegido <strong>de</strong> Dios , y luego firmó la cédula<br />
para Fr. Tomás <strong>de</strong> Yillauueva. Despachóse la cédula á<br />
Yalladolid, don<strong>de</strong> estaba el príncipe don Felipe, y el santo<br />
era prior <strong>de</strong> su convento. Alegró la nueva á toda la córle;<br />
solamente al santo le enlristeció mas <strong>de</strong> lo que se pue<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cir, y temblaba <strong>de</strong> ver la caiga que amenazaba á sus<br />
hombros, encomendólo á Dios con muchas lágrimas, pidiéndole<br />
no permitiese que por sus culpas le echasen<br />
carga mayor que sus fuerzas; y excusóse con tal resistencia<br />
, que ni bastaron los ruegos délos gran<strong>de</strong>s y señores,<br />
ni las razones <strong>de</strong>l arzobispo <strong>de</strong> Toledo don Juan <strong>de</strong> Tavera,<br />
que con la mayor elocuencia que pudo, le persuadía<br />
que resistía á la voluntad <strong>de</strong> Dios, y prefería su juicio<br />
al <strong>de</strong> lodos, y finalmente las <strong>de</strong>l príncipe don Felipe; respondiendo<br />
que él lo habia encomendado mucho á Dios t y<br />
conocia su iusuficiencia , y no queria dar cuenta á Dios <strong>de</strong><br />
haber tomado el cargo que no podía bien administrar. Finalmente,<br />
escribió el príncipe al provincial <strong>de</strong> Castilla,<br />
que era Fr. Francisco <strong>de</strong> Nieva, para que mandase á<br />
Fr. Tomás aceptar el arzobispado ; y el provincial so lo<br />
mandó en virtud <strong>de</strong> santa obediencia , y só pena <strong>de</strong> excomunión.<br />
Con esto viendo tan clara la voluntad <strong>de</strong> Dios,<br />
inclinó los bombros á la carga y aceptó el arzobispado.<br />
Bien prometía lo milagroso <strong>de</strong> la elección, Jo porfiado<br />
<strong>de</strong> la resistencia y lo humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> la obediencia, cuán gran<br />
prelado había <strong>de</strong> ser , el que por tales escalones ascendía<br />
á la dignidad; y así se rhostró luego: porque fué uno <strong>de</strong> ios<br />
mas insignes prelados que ha tenido la Iglesia <strong>de</strong> Dios.<br />
Fué consagrado en Yalladolid en el convento <strong>de</strong> San Agustín<br />
, por el car<strong>de</strong>nal Tavera: y luego se partió á Yalencia<br />
á pié, sin mas acompañamiento que el <strong>de</strong> un religioso,<br />
á quien amaba mucho por su virtud, llamado<br />
Fr. Juan Rincón y dos criados. No habia querido <strong>de</strong>cir á<br />
los seglares el día que se habia <strong>de</strong> ir, porque ninguno<br />
saliese á acompañarle , ni permitió que saliesen los religiosos<br />
, aunque muchos lo <strong>de</strong>seaban. Habíale enviado á<br />
rogar su madre muy encarecidamenle, que al partirse á<br />
Yalencia pasase por Yillanueva <strong>de</strong> los Infantes: y el santo<br />
dudoso entre el respeto á su madre y la solicitud <strong>de</strong> sus<br />
ovejas, <strong>de</strong> que ya era pastor, le preguntó á su compañero<br />
si seria bien visitar á su madre y darla aquel consuelo.<br />
Respondió que sí i y dióle para ello buenas razones ; mas<br />
el santo replicó : Bien está ; mas encomendémoslo á Dios,<br />
para ver qué nos dice; como lo tenía <strong>de</strong> costumbre en todas<br />
sus dificulta<strong>de</strong>s. Detúvosecomo medio cuarto <strong>de</strong> liora;<br />
y luego dijo á su compañero: vamos á Yaleucía, que esto<br />
es aliora lo que quiere Dios, que acuda á mí Esposa; porque<br />
lo que dijo el primer hombre <strong>de</strong> la Esposa que üius<br />
le dió: Quamobrem rdinquet homo palrcm, ct mairm<br />
DE ORO. DÍA 18.<br />
stiam , et adhoerebil vxori suoe, también obliga á los obispos<br />
respecto <strong>de</strong> sus Iglesias. En llegando á Valencia, se<br />
fué al convento <strong>de</strong> nuestra Señora <strong>de</strong>l Socorro , que es <strong>de</strong><br />
su or<strong>de</strong>n, y está fuera <strong>de</strong> los muros, y los frailes le recibieron<br />
con gran<strong>de</strong> alegría, y cantaron el Te Deum lau~<br />
damus. Quiso Dios mostrar en la entrada <strong>de</strong>l santo arzobispo<br />
las gran<strong>de</strong>s felicida<strong>de</strong>s que venían á aquel arzobispado:<br />
porque pa<strong>de</strong>ciendo antes gran<strong>de</strong> falta <strong>de</strong> agua , y<br />
con ella mucha esterilidad ; al entrar por el distrito <strong>de</strong> su<br />
diócesis etnpezó á llover, y al llegar á su convento, fué<br />
gran<strong>de</strong> la abundancia <strong>de</strong> agua, atribuyendo todos este<br />
favor á los méritos <strong>de</strong>l santo, cuando supieron que estaba<br />
ya en su ciudad.<br />
Habiendo estado en aquel convento algunos días, atendiendo<br />
á su dignidad , á pesar <strong>de</strong> su humildad, permitió<br />
que le recibiesen en la ciudad <strong>de</strong> Valencia con la pompa<br />
y aparato que se acostumbra. El día siguiente, <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir misa quiso que le llevasen á ver las cárceles <strong>de</strong><br />
los eclesiásticos: y viendo que eran unos calabozos húmedos,<br />
hondos y oscuros, dijo con sentimiento: Mas conveniente<br />
tís esta cárcel para ladrones y salteadores , que<br />
para sacerdotes consagrados á Dios; por otro camino hemos<br />
<strong>de</strong> corregir á los cristos <strong>de</strong>l Señor y ganar á nuestros<br />
hermanos; y mandó cerrar y llenar <strong>de</strong> tierra aquellos<br />
calabozos. Tratábase con lanía humildad y pobreza,<br />
que los canónigos le enviaron cuatro mil escudos para que<br />
alhajase su casa. Admitiólos el santo con agra<strong>de</strong>cimiento;<br />
y sin tocar el dinero, llamó á los administradores <strong>de</strong>l<br />
hospital general que poco antes se habia quemado, é hizo<br />
que recibiesen aquel dinero para el reparo <strong>de</strong>l hospital,<br />
olvidado <strong>de</strong> su necesidad , y solamente cuidadoso <strong>de</strong> la<br />
ajena. Fuera <strong>de</strong> esto encargó á los predicadores y confesores<br />
que en los púlpilos y confesionarios exbortasen A<br />
que los que pudiesen ayudasen para la fábrica <strong>de</strong> aquel<br />
hospital.<br />
No <strong>de</strong>jó el santo con la dignidad <strong>de</strong> arzobispo las virtu<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> religioso; antes añadió á las <strong>de</strong> religioso las <strong>de</strong><br />
arzobispo : y si lo mudó la dignidad, como muda á tantos,<br />
fué en ser mayores sus obligaciones, y mayor el campo<br />
<strong>de</strong> ejercitar sus virtu<strong>de</strong>s. Trajo por algunos años, siendo<br />
ya arzobispo, los mismos hábitos que traía en su convento,<br />
y los bacia remendar muchas veces, y también sus<br />
vestidos interiores, no <strong>de</strong>jando él á sus vestidos, hasta que<br />
sus vestidos le <strong>de</strong>jaban á él, cansados <strong>de</strong> servir <strong>de</strong> muy<br />
viejos: lo cual hacia por amor <strong>de</strong> la santa pobreza como<br />
religioso, y por el amor <strong>de</strong> los pobres, como prelado, por<br />
ahorrar para los pobres. Siempre que podía, se remendaba<br />
él mismo sus vestidos, como lo habia hecho en la religión;<br />
y para esto se encerraba en un aposenlíllo secreto,<br />
don<strong>de</strong> tenia aguja, hilo, <strong>de</strong>dal y tijeras, con algunos remiendos.<br />
Un día que se <strong>de</strong>scuidó en cerrar el aposento, le<br />
halló en este ejercicio un canónigo familiar suyo, y muy<br />
admirado, le dijo: ¿Qué es esto, señor ilustrlsimo? ¿En<br />
esto se ocupa Y. S., pudiéndolo hacer un oficial por un<br />
real, y mucho mejor? A lo cual respondió el santo : Aunque<br />
me han hecho arzobispo, no he <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser religioso<br />
, y con este real que se habia <strong>de</strong> gastar en esto, se<br />
puedo sustentar mañana un pobre. Lo que yo os ruego es,<br />
que no digáis á nadie lo que habéis visto. Como atidalia<br />
vestido tan pobremente, parecióles á los canónigos que<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong>cía <strong>de</strong> su dignidad, y enviáronle á rogar que se vistiese<br />
con mas <strong>de</strong>cencia. Y el santo, sourieudose, y con