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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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Yulo luogo su fama por toda España, y el emperador<br />

Cárlos V y la emperatriz le llamaron á Yalladolid, con<br />

doseo <strong>de</strong> oirle predicar; y les agradó lanío el primer sermón,<br />

que le hicieron luego su predicador, y quisieron que<br />

en a<strong>de</strong>lanlc residiese en Yalladolid, para po<strong>de</strong>rle oir muchas<br />

veces. Eran sus auditorios mííyores que las iglesias<br />

don<strong>de</strong> predicaba,, y concurnan á oii le ohispos, gramlrs,<br />

títulos, nobles, eclesiásticos, seglares y • religiosos, y el<br />

misino emperador Carlos V, mientras estaba cu Yalladolid,<br />

rara vez ¡o perdia sermón; y para esto tenia mandado á<br />

sus capellanes, que le avisasen cuando predicaba, y si no<br />

podia ir en público, iba en secreto; porque conIVsaba,<br />

así el emperador Carlos Y, como también la emperatriz,<br />

que sacaban notable fruto <strong>de</strong> los sermones <strong>de</strong> Fr. Tomás<br />

<strong>de</strong> Villanueva. Avisáronle un dia que predicaba en su casa<br />

en Yalladolid; y el césar, codicioso <strong>de</strong> oirle, fué muy<br />

temprano : y entrándose con los gran<strong>de</strong>s en el claustro á<br />

esperar la hora <strong>de</strong>l sermón, dijo al portero: Decidle á<br />

Fr. Tomás <strong>de</strong> Villanueva, que estoy aquí, que baje. í'aó<br />

el portero; y respondió el santo á la majestad cesárea,<br />

que estaba estudiando; que si habia <strong>de</strong> predicar no podia<br />

bajar, y que si bajaba no predicaría. Pareció, á los que<br />

acompañaban al emperador, <strong>de</strong>spejo y <strong>de</strong>scortesía, y diéronlo<br />

así á enten<strong>de</strong>r, obligando á que su majestad dijese:<br />

A mi Éo ha edificado lo que á vosotros os ha escandalizado<br />

: y quisiera yo qne todos los predicadores y religiosos<br />

funran tan <strong>de</strong>f;;isidos <strong>de</strong> la vanidad, y <strong>de</strong>spegados <strong>de</strong> la<br />

grandm, como Fr. Tomás d« Villanueva. Conforme á esto<br />

era la verdad y libertad crisliatia, con quí? predicaba al<br />

emperador Carlos V. Uegó su f,>ma á Portugal: y el rey<br />

don Juan, esiando el césar:fuera dé Espíiñfa,'Escribió al<br />

provincial <strong>de</strong> Castilla, que lo enviase á tp. Tomás <strong>de</strong> Villanueva,<br />

porque <strong>de</strong>seaba mucho oirle. Partióse el sanio á<br />

Portugal por mandato <strong>de</strong>, su superiGr ; pero cansó tanto<br />

sentimiento en Yalladolid su ida, que los regidores fueron<br />

á euplicai4 á la emperatriz, escribiese al rey do Portugal,<br />

para que les volviese á Fr. Tomás <strong>de</strong> Villanueva, porque<br />

hacia mucha falta en su córtetal predicador. Cuando predicaba,<br />

así encendían^us palabras á los oyentes, como si<br />

ítioran Mamas <strong>de</strong> fuego; y así alravesaban sus corazones,<br />

como si fueran saetas. Él <strong>de</strong>rramaba muchas lágrimas, y<br />

las h - l: lU-iramar á lodos los presentes; y por el gran<strong>de</strong><br />

sen'imieolo que tenia <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s que predicaba, se<br />

quedaba muchas veces en el pulpito absorto y como fuera<br />

<strong>de</strong> sus sentidos, sin po<strong>de</strong>r hablar: y aunque él procuraba<br />

encubrir y disimular aquellos afectos y arrobos, porque<br />

fué siempre enemigo do esleriorida<strong>de</strong>s, no podia; porque<br />

en la mano <strong>de</strong> Dios nuestro Sehor estaba el darlos, y no<br />

estaba en su mano el <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> recibirlos. Y sucedíate tantas<br />

veces arrobarse en el pulpito ó en la oración, ó en la<br />

misa, qne <strong>de</strong> muchos era llamado varón extático, por el<br />

don que tenia <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer éxtasis. Su doctrina era comoc!<br />

maná, que sabia á cada uno á lo que queria, ó por mejor<br />

<strong>de</strong>cir á lo que habia menester; porque, como escribe el<br />

obispo <strong>de</strong> Segorbc, teniéndolo por cosa milagrosa, con<br />

ser tintos y <strong>de</strong> tan diversos estados, condiciones, ingenios<br />

y costumbres, los que asistían á susíermones; con<br />

unos mismos conceptos, documentos, doctrinas y palabras,<br />

satisfacía y aprovechaba á lodos.<br />

No solo con sus sermones reformaba las costumbres <strong>de</strong>l<br />

pueblo; mas cuantos trataban ó se confesaban con él, sa-<br />

Jfyn mty aprovechados, y muchos <strong>de</strong>jaban el s-glo y se<br />

LA LEYIÍNl) A DE ORO. DÍA 18.<br />

entraban religiosos, y oíros vivían como religiosos en el<br />

siglo, tratando <strong>de</strong> gran perfección. Reformó con sus consejos<br />

y exhortaciones muchos monasterios <strong>de</strong> religiosa?.<br />

Acudían al santo los consejeros <strong>de</strong>l emperador, los gran<strong>de</strong>s<br />

y señores y otras muchas personas, á consultar las cosas<br />

<strong>de</strong> su conciencia, y los negocios en que estaban metidos,<br />

como á padre espiritual y gran teólogo; y Dios le habia<br />

dado con mucha doctrina una admirable pru<strong>de</strong>ncia para<br />

<strong>de</strong>senredar conciencias, y guiar por camino seguro á los<br />

que le consultaban: <strong>de</strong> manera que á un mismo tiempo<br />

era predicador, maestro, padre espiritual, y hacia diversos<br />

oficios para ayudar <strong>de</strong> muchas maneras á todos: y era<br />

tanta su autoridad para con lodos, que lo que él pedia;<br />

nadie acertaba á negarlo, por muy dificultoso que fuese;<br />

y con olla compuso negocios que parecía no tener composición.<br />

Basta un ejemplo gran<strong>de</strong> por mil. Fueron con<strong>de</strong>nados<br />

en Yalladolid á <strong>de</strong>gollar unos caballeros por el emperador<br />

Carlos V, cím tanto enojo y resolución, que yendo<br />

a interce<strong>de</strong>r por ellos el arzobispo <strong>de</strong> Toledo y los gran<strong>de</strong>s,<br />

y echándose á sus pies el mismo príncipe don Felipe,<br />

su hijo here<strong>de</strong>ro, para que los perdonase.; se mostró á<br />

todos inexorable el emperador. Rogaron á Fr. Tomás, que<br />

fuese á hablar al emperador: y aunque le parecía ocioso<br />

pedir él, lo que á tales personas se habia negado, con<br />

todo eso solicitado <strong>de</strong> k>$ señores, y mucho mas <strong>de</strong> su<br />

misma misericordia, cutió á pedir al emperador que los<br />

perdonase; y á pocas razones que le dijo, alcanzó e! perdon<br />

que <strong>de</strong>seaba. Admiráronse los gran<strong>de</strong>s y señores <strong>de</strong><br />

esto, y ei emperador les dijo: No os espantéis <strong>de</strong> que haya<br />

concedido á Fr. Tomás, lo que he negado á (autos l porque<br />

los <strong>de</strong>ucás i negan ; pero Fr. Toui'is manda, y yo no acierto<br />

á nesaiie nada, conociendo que viene enviado <strong>de</strong>l cielo,<br />

como minisfro <strong>de</strong>.la caridad y misericordia. Mas no sé maravillará<br />

<strong>de</strong> esto, quien consi<strong>de</strong>rare la opinión que todos<br />

tenían <strong>de</strong> su santidad, la cual era tanta, que al pasar pollas<br />

calles sallan á verle á las puertas y ventanas, y se arrodillaban<br />

muchas personas para reverenciarle, como sí<br />

fuera un sanio <strong>de</strong>l cielo, qne por privilegio ó dispensación<br />

viviera en la tierra. Esta opinión le ganaron en todas las<br />

partes don<strong>de</strong> estuvo, fuera <strong>de</strong>sús gran<strong>de</strong>s virtu<strong>de</strong>s, algunos<br />

milagros (pie Dios obraba por sus merecimientos.<br />

Como sus religiosos veian su gran<strong>de</strong> santidad y pru<strong>de</strong>ncia,<br />

le ocuparon, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que entró en la ór<strong>de</strong>n, en el<br />

gobierno. Dos veces fué prior <strong>de</strong> Salamanca; y la primera<br />

dos años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> profeso i cosa rara y nunca vista en<br />

su religión, y que prueba la rara santidad do aquel, con<br />

quien justamente se dispensaron sus perpetuos estilos. Fué<br />

también prior dos veces <strong>de</strong>l convenio <strong>de</strong> Burgos, muchas<br />

<strong>de</strong>l convento <strong>de</strong> Yalladolid, y dos veces provincial, una<br />

<strong>de</strong> la provincia do Andalucía y otra vez <strong>de</strong> la <strong>de</strong> Castilla,<br />

habiendo sido antes visitador <strong>de</strong> las dos provincias, cuando<br />

estaban juntas, y por su parecer y consejo so dividieron.<br />

Siempre entró en los gobiernos contra su voluntad y<br />

por pura obediencia <strong>de</strong> sus prelados, que lo cargaban la<br />

conciencia si lo resistia: y entrando á gobernar por esta<br />

puerta <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Uios, era un gobernador según<br />

el gusto <strong>de</strong> Dios, zeíosísimo <strong>de</strong> su gloria, y cuidadosísimo<br />

<strong>de</strong> la observancia <strong>de</strong> su religión. Fué enemigo <strong>de</strong> toda<br />

novedad, y jamás quiso en los conventos mandar cosa <strong>de</strong><br />

nuevo, sino que se observasen lais leyes <strong>de</strong> sus mayores,<br />

y las buenas cestumbres <strong>de</strong> la ór<strong>de</strong>n. Deseaba qne lo§'<br />

frailes hiciesen mas caso <strong>de</strong> lo interior que <strong>de</strong> lo exterror:

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