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DIA 18. SETIEMBRE 63<br />
va <strong>de</strong> Dios; porque, como él ilecia algunas veces predicando<br />
: Estos seglares tar<strong>de</strong> dan su consentimiento; y no<br />
dudan <strong>de</strong> embarazar lo que no tienen ánimo <strong>de</strong> imitar. En<br />
el noviciado, siendo novicio en el fervor, parecía antiguo<br />
en el aprovecliamiento, a<strong>de</strong>lantándose no solo á sus compañeros,<br />
mas aun á los que lenian muchos años <strong>de</strong> religión.<br />
Principalmente resplaiidccian en él una oración continua,<br />
un recogimiento y silencio tan gran<strong>de</strong>, que no hablaba<br />
si no erapregunladoruna profunda humildad con que<br />
se tenia por el menor <strong>de</strong> todos, y una obediencia tan resignada,<br />
que no tenia mas voluntad que la <strong>de</strong> sus superiores,<br />
y todo loque ellos querían, él prontamente lo ejecutaba.<br />
Acompañaba á estas y las <strong>de</strong>más virtu<strong>de</strong>s religiosas,<br />
con una gran<strong>de</strong> abstinencia y templanza en el comer; porque<br />
no solamente guardaba los ayunos <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n, sino<br />
Otros muchos dias por su <strong>de</strong>voción; <strong>de</strong> manera que <strong>de</strong> las<br />
tres partes <strong>de</strong>l afio, ayunaba las dos; y los dias que no<br />
ayunaba, reservaba la mayor parte <strong>de</strong> su comida para los<br />
pobres, juntando el ayuno con la misericordia, y haciendo<br />
<strong>de</strong> la abstinencia caridad, y quitándose el becado <strong>de</strong> la boca<br />
para darlo al pobre. Su sueño era <strong>de</strong> pocas horas, su<br />
cama ordinariamente un jergoncillo con dos manías, y en<br />
la cuaresma y adviento solas unas'tablas. De los cilicios y<br />
disciplinas se pue<strong>de</strong> conocer qué haria cuando religioso,<br />
por lo que hacia cuando niño, y por lo que diremos que<br />
hacia siendo <strong>de</strong> edad y arzobispo.<br />
Acabado el ailo <strong>de</strong>l novictado, hizo su profesión; mas<br />
aunque empezó á ser profeso, no acabó <strong>de</strong> ser novicio en<br />
el recogimiento, humildad y sujeción, no queriendo que le<br />
'•"ájese mayor libertad lo que le traia mayor obligación.<br />
Luego so or<strong>de</strong>nó <strong>de</strong> sacerdote por mandado <strong>de</strong> sus prelados,<br />
y celebró la primera misa en la fiesta <strong>de</strong>l Napimienlo<br />
<strong>de</strong> Crislo nuestro Señor, <strong>de</strong>l cual misterio fué <strong>de</strong>s<strong>de</strong> niño<br />
muy <strong>de</strong>voto. Dijo sus primeras misas con gran preparación<br />
y <strong>de</strong>voción, recibiendo <strong>de</strong>l Señor gran<strong>de</strong>s misericordias:<br />
y <strong>de</strong>spués toda la vida, cuando celebraba el sacrificio<br />
do la misa, al <strong>de</strong>cir: G/ort« ín exedm Deo, y <strong>de</strong>spués en<br />
el prefacio: Perincarmti Verbi mysierium, no podiacontener<br />
las lágrimas; y no pocas veces quedaba el cuerpo<br />
inmóvil, y el espíritu era arrebatado á Dios nuestro Señor.<br />
Algunas veces, al acabar la misa, fué visto su rostro resplan<strong>de</strong>ciente<br />
como el <strong>de</strong> Moisés, <strong>de</strong> manera quenopodian<br />
•nii arle á la cara. Antes <strong>de</strong> entrar en la religión, lenia<br />
costumbre <strong>de</strong> examinar cada día su conciencia; pero <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> ser religioso se lomaba mas eslrecha cuenta, y muc^o<br />
mas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> sacerdote, para ver si se aprovecha-<br />
^a y crecia con el nuevo manjar que recibía lodos los días;<br />
Y áeste propósito solía <strong>de</strong>cir: El sacerdote que diciendo<br />
'^isa cada día no se halla mejorado y mas medrado cada<br />
'I'3» no le va bien, mala señal es; porque en el camino <strong>de</strong>l<br />
^eñor, no ir a<strong>de</strong>lante es volver atrás. No enlraba en celda<br />
^otro, ni otro en la suya, y jamás le veían por el convento<br />
parlando ó perdiendo tiempo; todo lo gastaba en<br />
0|,acion ó en lección <strong>de</strong> libros <strong>de</strong>votos, ó en alguna obra<br />
^caridad. A sus superiores respetaba como á padres; á<br />
Sl,s iguales amaba como á hermanos, yálos enfermos serv,a<br />
como si viera en ellos á Cristo nuestro Señor. Cuando<br />
^bia que había alguna amargura entre algunos frailes,<br />
lue8o entraba como ángel <strong>de</strong> paz á componerlos: con lo<br />
cual era amado, estimado y venerado <strong>de</strong> lodos, como si<br />
tit'se un ángel <strong>de</strong>l ciek); porque verda<strong>de</strong>ramente en sus<br />
costumbres y vida lo parecía.<br />
TOMO III.<br />
Mamlároulc los superiores leer teología en su convento<br />
á los frailes; y él explicó al maestro <strong>de</strong> las sentencias según<br />
la mente <strong>de</strong>l Doctor angélico, á cuyadoclrina fué siempre<br />
muy aficionado, por ser este Salomón <strong>de</strong> la teología<br />
como un sol clarísimo, con cuyas luces se acierta siempre<br />
la verdad. Con la ocupación <strong>de</strong> la cátedra juntaba losejercicios<strong>de</strong><br />
la oración y caridad ; á todo esto le añadieron los<br />
superiores la carga <strong>de</strong> predicar, porque conocieron que<br />
Dios nuestro Señor le había dado lalento, no solo <strong>de</strong> maestro,<br />
sino también <strong>de</strong> predicador, y quisieron que no sepultase<br />
su talento, sino que lograse con él las almas; pues<br />
para eso se le había dado aquel Señor, que reparte como<br />
quiere los talentos á sus siervos. Empezó á predicar en su<br />
convento con tanto espíritu y celo, que luego se extendió<br />
su fama por la universidad, y le oyeron con tanla admiración<br />
y espanto, como sí vieran en elpúlpítoá Pablo resucitado,<br />
ó algún ángel hubiera venido <strong>de</strong>l cielo á predicarles.<br />
Llam ibanle algunos Elias, <strong>de</strong> quien dice la Escritura,-«que<br />
su doctrina era fuego, y sus palabras como una<br />
hacha encendida:» y no hablaba con este encarecimiento<br />
solamente la gente vulgar, si hay <strong>de</strong> esta en las universida<strong>de</strong>s,<br />
pero los hombres mas sabios y los varones religiosos<br />
se admiraban mas, y todos iban á oírlo cuando predicaba,<br />
<strong>de</strong>jando ellos su sermón cuando le tenían. Las palabras<br />
<strong>de</strong>l divino predicador eran como un cuchillo <strong>de</strong> dos<br />
filos, que atravesaba el alma y corazón <strong>de</strong> cuantos le oian:<br />
y así era el fruto increíble, los pecadores que se convertían<br />
irinuincrables; y po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir, que ninguno le oía<br />
que no saliese mudado <strong>de</strong> su sermón. Eos monasterios <strong>de</strong><br />
la ciudad <strong>de</strong> Salamanca se poblaron <strong>de</strong> religiosos, y aun<br />
dice don Juan <strong>de</strong> Muñatones, <strong>de</strong> la ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong> San Agustín,<br />
y obispo <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Segorbe, que se hallaba á esta<br />
sazón en la ciudad <strong>de</strong> Salamanca, «que quien mírase entonces<br />
á Salamanca no le parecería ciudad <strong>de</strong> seglares,<br />
sino un gran<strong>de</strong> monasterio <strong>de</strong> religiosos.»<br />
Pero no es mucho que hiciese tanto fruto en sus oyentes,<br />
y tan gran<strong>de</strong> mudanza en aquella ciudad; porque no<br />
se predicaba á sí mismo, sino á Jesucristo crucificado; no<br />
ponía el estudio en la hermosura <strong>de</strong> las palabras, sino en<br />
las vivas razones: no buscaba conceptos sutiles que le<br />
ganasen aplausos, sino razones penetrantes que hiriesen<br />
los corazones; y sobre todo acompañaba su predicación<br />
con el ejemplo <strong>de</strong> vida, y acreditaba lo que predicaba<br />
con lo que obraba; siendo sus obras el alma <strong>de</strong> sus<br />
palabras, y viendo los oyentes en el predicador, obrado<br />
el sermón que habían oído. Preguntáronle algunos amigos<br />
suyos qué libros estudiaba, y cuáles eran mas convenientes<br />
para un predicador; y respondió, que <strong>de</strong> todos los<br />
libros católicos que aprueba nuestra madre la Iglesia, se<br />
podia aprovechar el predicador, como tuviese tres cosas:<br />
santidad <strong>de</strong> vida, humildad <strong>de</strong> oración y verda<strong>de</strong>ro zelo y<br />
<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> la salvación <strong>de</strong> las almas: porque la buena vida<br />
acredita la buena doctrina: la humil<strong>de</strong> oración alumbra el<br />
propio entendimiento y encien<strong>de</strong> la voluntad, pnra que<br />
alumbre y encienda á los <strong>de</strong>más; y el zelo y <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> la<br />
salvación <strong>de</strong> las almas da fuerza á las palabras y eficacia<br />
á las razones, para que hieran los corazones mas endurecidos;<br />
pero buena doctrina, sin buena vida, pier<strong>de</strong> su autoridad<br />
; y estudio sin oración y zelo llena el onlendimiento<br />
<strong>de</strong> agudos conceptos, mas <strong>de</strong>ja seca la voluntad, y<br />
el pecho <strong>de</strong>l predicador frió; y <strong>de</strong> pecho frió, repetía muchas<br />
veces, ¿ cómo pue<strong>de</strong>n salir palabras ardientes? .<br />
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