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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 31. DiCimiIiRl?. 603<br />

Uom.i. Vendieron buena parte, y hallaron fjnien se las<br />

comprase y pagase bien, por saber que el emperador y la<br />

emperatriz los favorecían y amparaban; y ellos se <strong>de</strong>terminaron,<br />

para darse mejor á Dioson vida religiosa y perí'ecla,<br />

darle primero su hacienda, Y aunque í los principios<br />

tuvieron muchas diíicultadcs, y les parecía que aquel<br />

camino que habian lomado ora exirafio, áspero y fragoso<br />

y lleno <strong>de</strong> espinas y abrojos; pero presto los consoló el Señor,<br />

y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> aquella tentación y victoria se hallaron<br />

<strong>de</strong>sahogados y alegres, y juzgaron qife el camino era mas<br />

llano, ameno y apacible <strong>de</strong> loque al principio parcela,<br />

que con poco trabajo se podia andar. No se pue<strong>de</strong> en pocas<br />

palabras <strong>de</strong>cir la libertad y franqueza con que estos santos'<br />

casados repartieron sn hacienda á los monasterios, á los<br />

templos, á los sacerdotes y ministros <strong>de</strong> Dios, á los hospitales,<br />

obras pias, personas necesitadas <strong>de</strong> casi todas las<br />

provincias y naciones <strong>de</strong> toda la cristiandad; do manera<br />

que apenas quedó iglesia ó lugar pió que no gozase <strong>de</strong> la<br />

benignidad y misericordia <strong>de</strong> estos santos caballeros. Navegaron<br />

á Sicilia, don<strong>de</strong> estuvieron algunos dias, y <strong>de</strong> allí<br />

pasaron á Africa, y llegaron á una isla que habla sido saqueada<br />

<strong>de</strong> gente hárbara, cautivando á los hombres y mujeres,<br />

niños y ninas <strong>de</strong> ella. Gomo los bárbaros quisiesen<br />

sacar dineros dolos que tenían cautivos, prometieron darles<br />

libertad si los rescataban y se lo pagaban bien; y si<br />

nó, <strong>de</strong>struir ta isla y malar á todos los que tenían cautivos.<br />

Supieron oslo Melania y Piniano, y juzgando que Dios<br />

los había llamado á aquella isla para hacerle un notable<br />

servicio y librarla <strong>de</strong> tan extremada calamidad, rescataron<br />

á los cautivos, y diéronles mucha limosna y regalos para<br />

alivio <strong>de</strong> su trabajo, y los bárbaros se fueron sin haber<br />

hecho otro dafio-a la isla: <strong>de</strong> don<strong>de</strong> pasaron para África<br />

los santos casados y llegaron á Cartago, y <strong>de</strong> allí á Tagaste,<br />

que tenia por obispo á Alipio, discípulo <strong>de</strong> san Agustín.<br />

Aquí se <strong>de</strong>tuvieron y editicaron d#s monasterios, uno<br />

<strong>de</strong> hombres, en que vivían ochenta religiosos, y otro <strong>de</strong><br />

doncellas, que fueron ciento y treinta.<br />

En este monasterio estuvo Melania siete afios, viviendo<br />

como un ángel <strong>de</strong>l cielo. Al principio estaba lodo ef dia<br />

sin comer, hasta la puesla <strong>de</strong>l sol, y entonces comía muy<br />

poco y nunca bebía vino: <strong>de</strong>spués estaba dos y tros dias<br />

sin comer, y algunas veces siete dias continuos, y comía<br />

un poco <strong>de</strong> pan duro. Dábase mucho á la «ración y casi<br />

toda la noche velaba en ella; dos solas horas dormia echada<br />

sobre un saco tendido en el suelo. Escribía muy bien y<br />

con gran presteza, y ocupábase algunas horas <strong>de</strong>l dia en<br />

escribir y trasladar libros, para sustentar á los pobres con<br />

ei trabajo <strong>de</strong> sus manos: cosia para vestirlos, y á Jesucristo<br />

en ellos. Dáhase mucho á la lección <strong>de</strong> la sagrada EscrituraT<br />

y el Señor la regalaba y favorecía en ella. Sabia<br />

muy bien la lengua griega: era muy blanda y mansa, y<br />

muy agradable en su conversación, y por otra parle contraria<br />

y enemiga <strong>de</strong> herejes y <strong>de</strong> los que sembraban nuevas<br />

opiniones y contrarias á la doctrina común <strong>de</strong> la santa<br />

Iglesia. Encerróse en un aposentillo ó celdilla <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra,<br />

lan estrecha, que apenas podía caber en ella ni menearse<br />

<strong>de</strong> una parte á otra, sin querer salir <strong>de</strong> ella, ni ver ni oír<br />

á nadie, sino era por una vcnlanilla: y s¡ alguna vez venía<br />

á verla su madre Albina y la hallaba orando ocupada<br />

con Dios, no la interrumpía hasta que había acabado. Pasados<br />

los siete años se embarcaron para Alejandría, don<strong>de</strong><br />

á la sazón era patriarca el gran Cirilo, <strong>de</strong>l cual fueron regalados;<br />

y <strong>de</strong> Alejandría pasaron á Jerusalen, para adorar<br />

aquellos santos lugares consagrados con la vida y pasión<br />

<strong>de</strong> Cristo nuestro Re<strong>de</strong>ntor. Y habiendo cumplido al^<br />

gnnos dias con su <strong>de</strong>voción, <strong>de</strong>jando á la madre (por estar<br />

muy vieja) en aquella santa ciudad, para que en el monte<br />

Olívete le aparejase una casilla don<strong>de</strong> se pudiese recoger;<br />

partió Melania con Piniano, su marido, para Egipto, y <strong>de</strong>spués<br />

al <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> Nitria, asf-por repartir su limosna á los<br />

monasterios <strong>de</strong> monges que allí había, como por visitarlos<br />

y encen<strong>de</strong>rse mas en el amor <strong>de</strong>l Señor y <strong>de</strong> toda perfección<br />

con los ejemplos <strong>de</strong> aquellos santos varones, que<br />

resplan<strong>de</strong>cían por aquellos <strong>de</strong>siertos como las estrellas en<br />

el íirmamento. Llegaron á una choza <strong>de</strong> un santo mouge,<br />

llamado Efestion, pobre y <strong>de</strong>snuda <strong>de</strong> toda comodidad, y<br />

queriendo darle alguna limosna , el santo monge no la<br />

quiso recibir, diciendo que no la babia menester: y como<br />

no pudiesen persuadirle que la accptase> púsola Melania<br />

secretamente en una espuerta, que allí estaba con un poco<br />

<strong>de</strong> sal (que era lodo su ajuar, y encomendándose en sus<br />

oraciones, so <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong>l monge, el cual hallando en la<br />

espuerta el dinero, le lomó y corrió á gran priesa tras<br />

ellos, y dándoles voces les dijo que tomasen su dinero,<br />

porque él no sabía en qué emplearle: y díciéndole que si<br />

él no lo había menester, le diese á oíros que tenían noce"<br />

sidad, respondió él que por allí no pasaba nadie; y así que<br />

tomasen su dinero: y no queriendo ellos recibirle, le arrojó<br />

en el río y se volvió á su celda : y <strong>de</strong> esta manera<br />

hallaron otros muchos que no qtserian aceptar el dinero<br />

que les daban, y huian <strong>de</strong>l oro como <strong>de</strong> una venenosa<br />

serpiente. Acabada esta santa peregrinación, se volvieron<br />

por Alejandría á Jerusalen,- don<strong>de</strong> Melania halló aparejada<br />

su casilla en el monte Olívele, y se encerró cn'ella, con<br />

<strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> no ver ni hablar con nadie, sino era con<br />

su madre y con el que ántos habia sido su marido , y ya<br />

era su hermano en Crislo, y otra prima suya que ella habia<br />

criado, los cuales la venían á ver <strong>de</strong> cinco en cinco dias ;<br />

y eu esta manera <strong>de</strong> vida estuvo catorce años. Murió su<br />

madre, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberla enterrado y cumplido con el<br />

oficio divino <strong>de</strong> piedad, se entró en otra casilla, que no<br />

tenia luz, don<strong>de</strong> estuvo otro año ayunando y llorando, y<br />

gozando los regalos que Dios duba á su benditísima alma.<br />

Derramóse por toda aquella comarca la fama <strong>de</strong> esta santa<br />

y sierva <strong>de</strong>! Señor, y concurrió á ella gran número <strong>de</strong> doncellas<br />

y <strong>de</strong> oirás mujeres: y para recogerlas y guiarlas,<br />

mejor á Dios, hizo ediliear un monasterio, en que se encerraron<br />

noventa vírgenes y algunas otras mujeres que<br />

habian vivido licenciosamente; y ella se encerró con ellas,<br />

aunque por su humildad no quiso ser superiora, sino que<br />

otra lo fuese, y ella moza y como criada <strong>de</strong> todas. Verdad<br />

es que en el ayuno, en la peniteucia, en la oración y mortificación<br />

<strong>de</strong>sús padres, en el silencio, mo<strong>de</strong>stia, paciencia,<br />

mansedumbre, y principalmente en la candad y servicio<br />

y ayuda <strong>de</strong> las <strong>de</strong>más, ella era la primera y la guia,<br />

maestra y capitana <strong>de</strong> todas, y con obras y con palabras<br />

¡es enseñaba la obediencia que <strong>de</strong>bían guardar con su prelada<br />

: y para esto les contaba un ejemplo <strong>de</strong> los que habia.<br />

oído ó visto <strong>de</strong> los santos monges. Decia, pues, que habiendo<br />

venido un mancebo á un santo viejo ermitaño y rogad<br />

o le que le admitiese en su compañía; el viejo antes <strong>de</strong><br />

admitirle, dijo que diese <strong>de</strong> bofetadas y coces á una eslatua<br />

que estaba allí cerca. Hízolo el mozo; mandóle segunda<br />

vez que <strong>de</strong> nuevo le diese golpes y le dijese muchas y

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