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casas, y fumlóiiii monasterio en Jcrasulen, y su entró en<br />
ól con cinaienta doncellas <strong>de</strong>dicacJas al Señor, y en él estuvo<br />
veinte y cinco anos, como lo dice san Paulino, que le<br />
hospedó en Ñola en su casa, y lo pudo saber <strong>de</strong> ella misma,<br />
aiinf[iic Paladio en su Historia Lausiaca dice que fueron<br />
veinte y siete anos. En este monasterio vivió con tan<br />
rara santidad <strong>de</strong> vida, y edificación y aprovechamiento do<br />
los que la trataban, que la tenían y llamaban otra santa<br />
Tecla, y así la llamaba san Gerónimo. Do Jerusalen volvió<br />
á Roma, don<strong>de</strong> fué recibida con gran<strong>de</strong> fiesta y aplauso,<br />
.saliéndola á recibir hasta la ciudad <strong>de</strong> Ñapóles, sus hijos,<br />
<strong>de</strong>udos, conocidos y amigos, «argados ellos <strong>de</strong> oro y sedas,<br />
honrando la vileza y pobreza <strong>de</strong> los andrajos <strong>de</strong> Meíania,<br />
como lo dice san Paulino. Después por instinto divino,<br />
y «)mo huyendo <strong>de</strong> la calamidad y ruina que poro<br />
<strong>de</strong>spués sebi-evino álloma, cuando fué cercada y tomada<br />
<strong>de</strong> Alarico, rey <strong>de</strong> los godos, se partió otra vez para África<br />
con su hijo Urbano, y con Albina, su nuera, 3Iekmia, su<br />
nieta, y Piniauo, su yerno, y allí murió su hijo, y ella con<br />
maravillosa paciencia y paz <strong>de</strong> su alma sufrió su muerte;<br />
y <strong>de</strong> allí tornó á Jerusalen, y á los cuarenta dias <strong>de</strong>spués<br />
que llegó, acabó su peregrinación y dió su espíritu<br />
al Sefior.<br />
Esta es una breve suma <strong>de</strong> la vida y muerte <strong>de</strong> Melania,<br />
Ja mayor, cuya vida no escribimos aquí, porque aunque<br />
fué señora tan principal y tan esclarecida y tan llena <strong>de</strong><br />
buenas obras como aquí quedan referidas; pero <strong>de</strong>sdorólas<br />
mucho por haber caido en los errores <strong>de</strong> Orígenes, no<br />
•tarilo por so culpa (que como mujer no es maravilla que se<br />
<strong>de</strong>jase engañar) como por la <strong>de</strong> liulino, que la acompaílaba,<br />
y <strong>de</strong> Dídimo , el Ciego , que estaba cu Alejandría, y era<br />
tenido por oráculo <strong>de</strong> sabiduría. Estos y Paladio, que<br />
¡escribe su vida, la engañaron, y <strong>de</strong> hija muy querida y<br />
<strong>de</strong>vota qwe antes habia sido <strong>de</strong> san Gerónimo, la hicieron<br />
contraria y enemiga suya; porque san Gerónimo en Jerasalcn,<br />
y su hija <strong>de</strong>votísima santa Marcela en Roma, se<br />
opusieron á los errores <strong>de</strong> Orígene-, y <strong>de</strong>shicieron con la<br />
luz <strong>de</strong> la verdad las tinieblas con que Ilufmo la pretendió<br />
oscurecer. Verdad es que se tiene por cierto que es!a Melania<br />
volvió en sí y conoció su engaño, y se reconcilió con<br />
san Gerónimo; porípie san Agustín y san Paulino la alaban<br />
mucho. Dejando, pues, á esta Melania, la mayor, vengamos<br />
á tratar <strong>de</strong> ta menor ó mas moza, su nieta, que fué<br />
imijer santísima y está en el catálogo <strong>de</strong> los santos, y como<br />
<strong>de</strong> tal el Martirologio romano h;ice mención <strong>de</strong> ella el<br />
postrero día <strong>de</strong> diciembre. Su vida, pues, fué <strong>de</strong> esta<br />
manera.<br />
Des<strong>de</strong> su infancia fué muy temerosa <strong>de</strong> Dios y muy<br />
inclinada á consagrarle su virginidad, y pidió instantemente<br />
á sus padres que no la casasen , <strong>de</strong>clarándoles su<br />
propósito y <strong>de</strong>seo. Mas como ellos eran ilustres y tan ricos,<br />
y no tenían otros hijos mas que á olla por here<strong>de</strong>ra;<br />
para la conservación y sucesión <strong>de</strong> su casa, siendo <strong>de</strong> edad<br />
<strong>de</strong> catorce años, la hicieron casar por fuerza con un caballero<br />
muy principal, igual suyo, <strong>de</strong> diez y siete años, que<br />
se llamaba Piniano. Como aquel matrimonio habia sido<br />
contra su gusto, y ella era tan amiga <strong>de</strong> la castidad, quiso<br />
persuadir á su marido que viviesen en continencia, <strong>de</strong>jándole<br />
en pago toda su hacienda, con tal que él la <strong>de</strong>jase<br />
en su libertad. No vino en ello Piniano; antes le rogó que<br />
pues Dios los habia juntado, aguardasen que les diese<br />
fruto <strong>de</strong> bendición; porque <strong>de</strong>spués teniendo here<strong>de</strong>ros<br />
LA LEYENDA DE ORO. DIA 31<br />
podrían hacer mas fácilmonle lo que ella tanto <strong>de</strong>seaba.<br />
Dióies Dios una hija, y Melania luego la consagró al mismo<br />
Señor que se la habia dado: porque ya que ella no<br />
habia podido guardar la flor <strong>de</strong> su virginidad, <strong>de</strong>seaba quo<br />
su hija la guardase, sin que el mundo tuviese parle en<br />
ella. Tuvo <strong>de</strong>spués otro hijo, el cual en acabando <strong>de</strong> nacer<br />
y ser bautizado-voló al cielo, y la madre <strong>de</strong>l sobreparto<br />
quedó muy maltratada y en peligro <strong>de</strong> la vida. Sintiólo<br />
Piniano á la medida <strong>de</strong>l amor que tenia á su mujer, que<br />
era grandísimo, y prometió é hizo juramento á Dios <strong>de</strong><br />
guardar castidad y vivir en continencia con su mujer si el<br />
Señor le daba vida y salud ; y solo esto bastó para quo<br />
luego Melania se hallase mejor, por la alegría gran<strong>de</strong> que<br />
recibió su espíritu cuando supo lo que su marido habia<br />
prometido; y confirmáronse mas en su buen propósito estos<br />
santos casados, cuando la hija que tenían, here<strong>de</strong>ra <strong>de</strong><br />
tantas riquezas y bienes, en breve se les murió, quitándoles<br />
Dios aquel impedimento, para que mas libremente le<br />
entregasen sus personas y su hacienda, repartiéndola en<br />
su servicio y en bencíicio <strong>de</strong> los pobres. Era Piniano á la<br />
sazón <strong>de</strong> veinte y cuatro años, y Melania <strong>de</strong> veinte: y con<br />
ser tan mozos y edad tan florida, en que hierve la sangre<br />
y está tan sujeta á tentaciones <strong>de</strong> la carne y <strong>de</strong> peleas, y<br />
ser caballeros tan ricos y po<strong>de</strong>rosos, y criados con tanto<br />
regalo y abundancia, y cercados por todas parles <strong>de</strong> ocasiones,<br />
se <strong>de</strong>terminaron dar <strong>de</strong> mano á los gustos, entretenimientos<br />
y vanida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l siglo, y tomar sobre sí el yugo<br />
suave <strong>de</strong>l Señor, y anhelar á la perfección, mediante su<br />
divina gracia y favor. Al principio tuvieron gran dilicultad,<br />
porque muchos les iban á la mano y se lo estorbaban;<br />
mas el Señor que los guiaba y se quería servir <strong>de</strong> ellos,<br />
jes quitó presto los impedimentos, y quedaron <strong>de</strong>sembarazados<br />
y señores <strong>de</strong> sí. Y porque el bullicio y tráfago do<br />
Roma no era á su gusto, ni á propósito délo que ellos pretendían<br />
(q-ue era sosifego y quietud) se salieron <strong>de</strong> la ciudad,<br />
á unas casas <strong>de</strong> campo suyas, y <strong>de</strong> allí visitaban á los enfermos,<br />
recibían á los peregrinos, tibi aban <strong>de</strong> las cárceles<br />
á los que estaban presos por <strong>de</strong>udas, socorrian á tos menores,<br />
y eran refugio y amparo <strong>de</strong> todos los afligidos que<br />
acudían á ellos; y para po<strong>de</strong>r hacer esto, vendieren parto<br />
<strong>de</strong> sus posesiones y tierras. Mas el <strong>de</strong>monio, para inquietarlos<br />
y apartarlos <strong>de</strong> sus santos intentos, movió á un hermano<br />
<strong>de</strong> Piniano ¡que se llamaba Severo) para que molestase<br />
y persiguiese á su hermano, quitándole los heredamientos<br />
y ricas posesiones que tenia, y buscando falsos<br />
testigos y algunos <strong>de</strong> los mismos criados <strong>de</strong> Piniano, que<br />
jurasen que aquellos bienes eran suyos, y nó <strong>de</strong> su hermano.<br />
Pero no pudo la malicia y agravio <strong>de</strong> Severo hacer<br />
mella en el cristiano pecho <strong>de</strong> Piniano; poi que no se turbó<br />
ni perdió su paz, ni <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> hacer lo que hacia y llevar<br />
a<strong>de</strong>lante lo comenzado, remitiendo aquel negocio á<br />
Dios, y confiado que como Padre <strong>de</strong> los pobres volvería<br />
por aquella hacienda, pues él para ellos la quería. Así lo<br />
hizo nuestro Señor por medio <strong>de</strong> la emperatriz, la cual,<br />
movida <strong>de</strong> la fama <strong>de</strong> la santidad <strong>de</strong> Melania, la <strong>de</strong>seó ver<br />
y mandó llamar, y entendiendo la vejación y mal término<br />
<strong>de</strong> Severo, la amparó en sus bienes y le mandó castigar á<br />
él; aunque por ruegos <strong>de</strong> la misma santa Melania le perdonaron.<br />
Tenian estos señores gran<strong>de</strong>s y copiosas riquezas,<br />
no solamente en Roma y en toda Italia, sino también<br />
en Sicilia, en España y en Inglaterra, y eran tantas, que<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l emperador no habia personas mas ricas en