Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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ron áella, y don'amanJo muchas lágriums tomaron el
cuerpo del sanio arzobispo, y le pusieron en unas ondas
y con lienzos cogían ]a sangre que liabia salido de 61: ungíanse
con ella los ojos; y guardábanla y reverenciábanla
como una preciosa reli(¡uia. Desnudáronle y hallaron á
raíz de las carnes del sanio mártir un áspero cilicio que
llegaba desde el cuello hasta las rodillas, y muy apretado
y tan lleno de piojos , que parecía otro género de marlirio
el haberlos podido sufrir. Aquí se doblaron las lágrimas
de lodos los que estaban presentes, y conocieron mas
la santidad de su prelado. Sepultáronle vestido de pontifical
en una bóveda junio al altar de san Juan Bautista y de
san Agustín , el que envió san Gregorio, papa , á Inglaterra.
Luego comenzó aquel reino á alborotarse, y á ser
castigado de la mano del muy Alto, con tan grandes y
civi'es sediciones y discordias, entre el rey y su hijo,
que no habia hombre con bombre, ni quien se escapase de
¡agliej incendio, que parecía lo habia todo de abrasar. Y
para mayor gloria del santo y testilicacicn de cuan grata"
le había sido aquella constancia con que había muerto
por la libertad de su Iglesia , comenzó el Seíior á hacer
grandes milagros por su intercesión ; y de todas las parles
del reino cencuman á su sepulcro , pidiendo mercedes
á Dios por sus merecimientos, y volvían á sus casas contentos
por haberlas alcanzado para sus almas y para sus
cuerpos.
Mas el rey Enrique , cuando súpola muerlcdel santo,
tuvo gran pesar, entendiendo (coma érala verdad) que
todos le habían de echar la cnlpa y darle p n- autor de
eMr: porque, aunque su intención no fué hacer matar á
santo Tomás, pero sus palabras fueron ocasión para que
1c matasen. Envió los embnjadoivs al papa Alejandro III,
excusándose y suplicándole que mandase hacer información
de lodo lo que habia pasado en aquel caso. El papa
envió dos legados que recibieron la información y declaración,
que aunque su voluntad no habia sido la que sus
criados habían ejecutado; peroqne habia tenido gran culpa
en la muerte del santo, por el mal tratamiento que le
habia hethff, y por las palabi as que habia dicho contra él;
v le absolvieron y pusieron su penitencia, la cual él cumplió
con grande devoción y humildad- porque le fué sígnilicado
del cíelo, qneno tendría paz ni quietud en su reino,
basta que se humillase al santo y le pidiese perdón y alcanzase
misericordia del Señor por su intercesión, y así
vino á Cantorberi, y desde la iglesia de San Dunslano fué
descalzo hasla la iglesia mayor, donde estaba el cuerpo de
santo Tomás. Llegó á la puerta : se postró é hizo oración;
y entrando en la iglesia, regó con muchas lágrimas el lugar
donde fué n.ui-rlo el santo ponliíice; y habiendo dicho
la confesión á los piés del obispo, con gran temblor y reverencia
se acercó á su sepulcro, deshaciéndose en lágrimas
y haciendo derramar muchas á los circunstantes. Allí
desnudó sus espaldas, y fué azotado cinco veces de los
obispos, y después de losmonges, que eran mas de ochenla,
dándole cada uno tres golpes con la disciplina sobre las
espaldas. De este manera fué absuelto solemnemente,-estando
en el suelo descalzo, y oró toda aquella noche con
gran sentimiento, ternura y devoción : qne es raro ejemplo,
y m ucho para notar y para imitar de los reyes católicos
y verdaderos hijos de la santa Iglesia, cuando por
haber ellos caído en algún delito grave, ella como madre
los tas'iga; y naeíli c Seíior por esta humildad y penilcn-
LA LEYÉNDA DE ORO. DÍA 29.
cía favoreció al rey Enrique maravillosamente; porque el
mismo dia que hizo esto, alcanzó una victoria muy señalada
de sus enemigos, y prendió al rey de Escocia, y tuvo
otros muy prósperos sucesos, y siempre quedó tan devoto
al santo, que enriqueció con dones su sepulcro y la iglesia
donde estaba su sagrado cuerpo.
La muerte de santo Tomás fué á los 23 de diciembre del
afio 1170, como lo dice el cardenal Baronio, ó el de 1111,
como lo afirma el Breviario reformado de la santidad d«
Clemente YMÍ,y fué á los cincuenta y tres afios de su edad.
Canonizóle y púsole en el catálogo de los santos mártires
Alejandro III, mandando que en toda la Iglesia universal se
celebrase su fiesta el día de su martirio, y con mucha razón,
porque demás de haber sido forlísimo defensor de
la Iglesia , y glorioso mártir do Cristo, ha sido muy
esclarecido con innumerables milagros, y mucho ma»
con sus heroicas virtudes, de las cuales Pedro B!esense,
escritor grave y del mismo tiempo do sanio
Tomás, dice estas palabras : « Era Tomás pregonero
de la palabra divina , trómpela del Evangelio, amigo
del Esposo, pilar del clero , ojo del ciego, lengua del
mudo, pié del cojo, sal déla tierra, ornamento de SB
patria, ministro del Altísimo , vicario de Cristo, y Cristo
del Scfíor. Toda su conversación fué escuela de honestidad,
regla de buenas costumbres y ejemplo de salud. Era
en su juicio, recto ; en la disposición de las cesas, industrioso;
en el mandar, discreto; en sus palabras, modesto ;
en sus consejos, circunspecto; estrecho en la comida ; en
el dar, liberal; y en la ira, señor de sí; en la carne, ángel;
en las injurias, manso; en las cosas prósperas, temeroso;
en las adversas, seguro; en las limosnas, maniroto,
todo misericordioso. Era gloria de los religiosos, delicias
del pueblo, espanto de los principes y dios de Faraón.»
Eslo es de Pedro B'esense. Mas habiendo sido santo
Tomás el que habernos dicho, y florecido y sido reverenciado
de toda la Iglesia católica casi cuatrocientos
afios; permitió nuestro Señor que fuese otra vez martirizado
para sordos veces mártir, una en vida y otra después
de muerto; porque el desventurado Enrique YIII, rey
de Inglaterra, después que como un raro monslruo infernal
se hizo cabeza espiritual de ella, concibió tan exlrafío
odio á la sede apostólica (porque no le daba la mano en
sus torpes y ciegos amores y locuras), que demás de baber
puesto las manos sacrilegas en los tesoros de Dios,
que estaban en el templo de Sanio Tomás y eran muy
grandes; con una infernal y diabólica rabia le mandó citar
y parecer delante de sí, y le condenó como á traidor,
y le mandó borrar del catálogo de los santos: y en la»
cói tes estableció so pena de muerte, que ninguno celebrase
su dia ni se encomendase á él, ni lo llamase santo, ni
tuviese libro ni calendario en que no estuviese borrado su
nombre: y mandó quemar sus reliquias y derramarlas al
viento: y le persiguió como si hubiera sido algún hombre
herejeé infame, nó por otra causa, sino porque habia
muerto por la libertad de la Iglesia, cuya suprema cabeza
es el papa, á quien él tanlo aborrecía y no quería reconocer,
por hacerse él antipapa y cabeza prodigiosa de la
Iglesia de Inglaterra, ó por mejor decir, un anticrislo contra
Cristo y su vicario; mostrándose en esto mas impío y
bárbaro que el misino rey Knrique II, que fué ocasión
de su muerte; purs aquel reconoció sa culpa, y este
oli o nó.