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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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lem-nal, se sienlc futigado con duros azoles: mas cslos tales,<br />

coiifonne á la palabra <strong>de</strong>l Señor, por la paciencia dan<br />

fruto; porque recibiendo con humildad los azotes, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> ser azotados son consolados y sublimados á un lugar <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>scanso: y así se estruja la aceituna, para que se baga el<br />

aceite: así en la era con la trilla se aparta <strong>de</strong> la paja el grano,<br />

y se recoge puro y limpio en las trojes. Por tanto el<br />

que <strong>de</strong> veras y perfectamenie <strong>de</strong>sea vencer los vicios, procure<br />

sufrir con humildad los azotes que para purgarle Dios<br />

leenvia, para que tanto mas limpio venga al juez, cuanto<br />

el orin <strong>de</strong> sus culpas se purificó mas en el fuego <strong>de</strong> la tribulación.<br />

DICIEMBRE.<br />

En el portal que va á la iglesia <strong>de</strong> San Clemente, hubo<br />

un pobre hombre que se llamaba Sérvnlo, que yo conocí y<br />

ntudtlffii <strong>de</strong> los que aquí están : era pobre <strong>de</strong> hacienda y<br />

rico <strong>de</strong> merecimientos, y consumido con una larga enfermedad<br />

; porque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus primeros años hasta el lin <strong>de</strong> su<br />

vida, estuvo paralítico echado en una camilla. No hay<br />

para qué <strong>de</strong>cir que no se podia levantar <strong>de</strong> la cama; pues<br />

aun no podia estar sentado en ella, ni llegar la mano á la<br />

boca, ni volverse <strong>de</strong> un lado á otro. Tenia una madre y un<br />

hermano qne le asistían y ayudaban, por cuyas manos<br />

daba á los pobres todo lo que á él le daban <strong>de</strong> limosna.<br />

No sabia letras, y hacia comprar libros <strong>de</strong> la sagrada Escritura,<br />

y rogaba á los religiosos que se los leyesen continuamente;<br />

y así, aunque era hombre sin letras, vino á<br />

sabir <strong>de</strong> la sagrada Escritura lo que bastaba, y á su persana<br />

y estado convenia. Procuraba en el dolor bacer gracias<br />

siempre al Sefior, y <strong>de</strong> dia y noche cantarle himnos<br />

y alabanzas. Vino el tiempo en que Dios quería remunerar<br />

su paciencia, y el mal que estaba <strong>de</strong>rramado por los<br />

miembros <strong>de</strong>l cuerpo, recogióse al corazón: y entendiendo<br />

él que se acercaba la hora <strong>de</strong> su muerte, rogó á los peregrinos,<br />

qne estaban en el hospital, que se levantasen y<br />

cantasen con él algunos salmos, esperando la dichosa hora<br />

<strong>de</strong>l glorioso tránsito. Al tiempo que él mismo, estando á<br />

la muerte, cantaba con los otros, los <strong>de</strong>tuvo, y con una<br />

gran voz los dijo: C dlad : ¿ nó ois las voces que resuenan<br />

on el cielo? Y estando el alma atenta á lo que había oido,<br />

suelta <strong>de</strong> aquel cuerpo tan quebrantado y consumido,<br />

voló al cielo, y al momento se llenó aquel lugar <strong>de</strong> una<br />

suavísinia fragancia, que sintieron todos los que allí estaban,<br />

y por ella entendieron que habia sido recibida en<br />

el cielo, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> Sérvulo habia oido aquellas voces y<br />

dulce consonancia. Uno <strong>de</strong> nuestros monges, que aun es<br />

vivo, estuvo presente, y con lágrimas suele afirmar loque<br />

allí vió, y dice que siempre sintió él y los otros qne allí<br />

estaban, aquel olor suavísimo, hasta que le acabaron <strong>de</strong><br />

enterrar. Este es el lin <strong>de</strong> aquel que en vida tuvo tanta paciencia<br />

para sufrir los azotes <strong>de</strong> Dios : y la buena tierra<br />

que había sido rompida con el arado <strong>de</strong> la tribulación, dió<br />

fruto y copiosa cosecha, que fué cogida en el granero <strong>de</strong>l<br />

Señor. Pero yo os ruego, hermanos carísimos (aña<strong>de</strong> san<br />

Gregorio), que penséis, ¿cómo nos podremos excusar en<br />

el dia riguroso <strong>de</strong>l juicio, habiendo recibido hacienda y<br />

manos para trabajar y cumplir los mandamientos <strong>de</strong> Dios,<br />

y no lo haciendo; viendo que un hombre sin manos, tan<br />

<strong>de</strong> veras se empleó en su servicio? ¿No nos repren<strong>de</strong>rá<br />

entonces el Señor con el ejemplo <strong>de</strong> sus apóstoles, que<br />

con su predicación convirtieron tantas almas, y las llevaron<br />

eonsigo al cielo ? ¿ No nos pondrá <strong>de</strong>lante á los valerosos<br />

mártires que con su sangre compraron la corona <strong>de</strong> la<br />

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gloría; sino á este pobre Sérvulo, que aunque tuvo atados<br />

los brazos con la enfermedad, no los tuvo atados para<br />

obrar bien y cumplir la ley <strong>de</strong> Dios? Todo esto es <strong>de</strong> san<br />

Gregorio en la hom. 13 sobro los Evangelios. De san Sérvulo<br />

hacen mención los Martirologios romano, <strong>de</strong> Beda,<br />

Usuardo y Adon. Obró nuestro Señor por él muchos milagros,<br />

y en la iglesia <strong>de</strong> San Clemente <strong>de</strong> Roma se pintó<br />

su vida, como lo dice el car<strong>de</strong>nal Baronio en las anotaciones<br />

<strong>de</strong>l Martirologio á los 23 <strong>de</strong> diciembre.<br />

* SANTA VICTORIA, VÍUGEM Y MÁRTIR.—Era esta santa natural<br />

<strong>de</strong> Tívoli, y durante la cruel persecución que contra<br />

la Iglesia movió el emperador Decio, sufrió el niarlirio<br />

junto á Roma. Su nombre es muy conforme á la victoria<br />

qne alcanzó <strong>de</strong>l tirano, por su valor y constancia en conservar<br />

la preciosa joya <strong>de</strong> la virginidad, y triunfar dotodos<br />

los halagos con que pretendieron hacerle abjurar el<br />

crislianismo. Murió <strong>de</strong>gollada en el año 250.<br />

LA CONMEMORACIÓN DE VEINTE SANTOS, MÁRTIRES.—Durante<br />

la persecución <strong>de</strong> Diocleciano, todos ellos fueron martirizados<br />

atrozmente en Nicomedía.<br />

<strong>Los</strong> SANTOS MIGDONIO, MARDONIO Y ANTIMO, MÁRTIRES.—<br />

En Nicomedía, durante la misma persecución <strong>de</strong> Diocleciano,<br />

hácia 306, el primero fué entregado á las llamas, el<br />

segundo murió arrojado en una profunda zanja y el tercero<br />

apedreado, dió su espíritu al Señor.<br />

LA COMEMOUACION DE LOS DIEZ SANTOS, MAHTIRUS DE CRE­<br />

TA.—Fueron atormentados y <strong>de</strong>gollados dnranlela persecución<br />

<strong>de</strong> DJCÍO. Sus nombres están anotados en el Martirologio<br />

romano. Llamábanse TEÓDÜLO, SATURNINO, ECPORO,<br />

GEI.ASIO, EUMCIANO, ZETIGO, CLEOMENES, AGATOPIO, BASÍM-<br />

DES Y EVARISTO. Sucedió su martirio en 250.<br />

DIA 24.<br />

SAN GREGORIO, PUESUÍTBRO Y MÁRTIR.—En la ciudad <strong>de</strong><br />

Espolelo", parte <strong>de</strong> Italia en la Umbría, vivía en continuos<br />

ayunos, oraciones y penitencias, el bendito sacerdote <strong>de</strong><br />

Jesucristo, Gregorio, haciendo tantos milagros, sanando<br />

enfermos, limpiando leprosos, curando en<strong>de</strong>moniados,<br />

dando vista á ciegos, oido á sordos y volviendo á Dios<br />

ínfmilos corazones <strong>de</strong> paganos, que tenia por suyos el <strong>de</strong>monio,<br />

<strong>de</strong>rribando sus ídolos y templos, en que era glorificado<br />

Jesucristo, que ta fama <strong>de</strong> tantas maravillas, no<br />

pudiendo ya ocultarse, llegó á Roma á los oídos <strong>de</strong> los<br />

crueles Diocleciano y Maximiano, emperadores, los cuales<br />

enviaron á Espoleto un ministro <strong>de</strong> Satanás y suyo llamado<br />

Placeo. Entró en la ciudad, y puesto en su tribunal, <strong>de</strong><br />

don<strong>de</strong> prometió favores inmensos á los idólatras, hizo llamar<br />

á Gregorio, conlra quien iba, y dijo: ¿Erestú Gregorio<br />

el <strong>de</strong> Espoleto? Yo soy, respondió el santo. ¿Eres tú<br />

(replicó Elacco) el rebel<strong>de</strong> á los dioses, y menospreciador<br />

<strong>de</strong> los príncipes? El santo respondió : Si quieres saber<br />

la verdad, yo jamás me aparté <strong>de</strong> mi Dios y Sefior<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi niñez. Replicó Placeo : ¿ Quién es este tu Dios?<br />

Uespondió Gregorio: El que hizo al hombre á su imágen y<br />

semejanza. Dios fuerte. Dios inmortal, que da á cada uno<br />

el premio ó castigo según sus obras. Pocas razones (dijo<br />

Placeo): <strong>de</strong>jemos <strong>de</strong> argumentos, y trata solo <strong>de</strong> hacer lo<br />

qne mando. Sé muy bien lo que mandas (dijo Gregorio<br />

]; pero también hago loque <strong>de</strong>bo. Pues una <strong>de</strong> dos (dijo<br />

Placeo); ó morir, ó sicrificar á Júpiter, Minciva y <strong>de</strong>más<br />

diosos inmortales, con que conseguirás gran<strong>de</strong>s merce<strong>de</strong>s

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