Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

502 LA LEYENDA DE ORO
bre, atlo 1003. Hacen mención do santo Domingo de Silos
algunos breviarios anliguos de Espafia, y autores de
santorales, y en Toledo hay un insigne monasterio de
monjas de la órden de San Bernardo, con advocación de
santo Domingo de Silos, que hoy se llama Santo Domingo
el Antiguo.
* SANTO DOMINGO, OBISPO Y CONFESOR.—Segun nos dice
Terrario, fué este santo nalnral de Italia, y se cree seria
obispo de Brescia, pues murió en este punto en los primeros
a"ftos del séptimo siglo. En Brescia se hace conmemoración
de él, y también lo nombra el Martirologio romano.
LOS SANTOS ELGKSIO Y MACARIO, MÁUTIIVKS.—LOS dos ÍUCron
presbíteros, y murieron en 361 en la Arabia, por haber
tenido valor para echar á Juliano el Apóstala en cara
sus maldades. Los menciona el Martirologio romano.
Los SANTOS AMMON, ZENON, TOLOMEO, INGBIWO Y TEÓFI­
LO, MÁRTIRES.—Estando un confesor en el potro en tiempo
de la persecución de Decio en Alejandría, ya vacilaba en
la fé, cuando aquellos santos, que eran soldados, le animaron
á ser constante. Súpolo el juez, y los hizo niatiirizar,
como á cristianos que confesaron ser. Murieron
en 251.
Los SANTOS LIBERATO Y BÁTULO.—Sufrieron martirio en
Roma. Conservó su nombre c¡ Martirologio de san Gerónimo,
que sirvió para formar el romano.
SAN FILOGONIO, OBISPO T CONFESOII.—Recibió educación
para el foro, mas prefirió consagrarse á la Iglesia. I'or
muerte de san Vital fué elegido obispo de Anlioquia. Murió
en el año de 322. San Crisóstomo hizo de él un merecido
panegírico.
SAN PABLO DE LATBO, EIIMITASO.—Desde jóven abandonó
el fausto de la riqueza, y abrazó la vida eremítica para
mayor gloria de Dios. Murió en 916.
SAN JULIO, MÁUTUI.—Fué martirizado por los gentiles
en Gelduba de Tracia, durante la persecución de Dioclcciano.
DIA 21.
SANTO TOMÁS Ó TOMÉ, API'STOL.—Fué santo Tomás de nación
galileo, y pobre pescador, y uno de los doce apóstoles,
que Dios nuestro Señor escogió para predicadores de
su Evangelio, y conquistadores del mundo: y parece que
entre los ot ros apóstoles fué uno de los mas aventajados;
pues la santa Iglesia en el canon déla misa, y en las letanías
le pone luego después de san Juan y en el quinto
lugar. Loque hallamos de este glorioso apóstol en el sagrado
Evangelio, es primeramente, que cuando Cristo
nuestro Sefior quiso volver áJudea para resucitar á Lázaro,
diciéndole los otros discípulos que no fuese, y que se
acordase que poco antes los judíos le habían querido
apedrear; solo santo Tomás con grande animóle dijo:
Vamos nosotros también y muramos con él; que es señal
del grande amor que tenia á su divino Maestro; pues
quería dar la vida por él, y de su gran constancia y
fortaleza: porque aquellas palabras no son de hctebi e
que lemia, sino de hombre que amaba; nó de quien ponia
espanto, siso ánimo á los demás: ni de quien creia
poco, sino de quien confiaba mucho. Después de esto,
en la noche de la cena, habiendo el Sefior ordenado do
sacerdotes yeomulgado á los apóstoles, y haciéndoles sobre
cena aquel dulcísimo y amorosísimo sermón, entre
DIA 21.
otras razones les dijo que iba á aparejarles lugar, y que
sabían e! camino por donde iba. Arjuí santo Tomás, mostrandoel
deseo que tenia de saber y aprovechar, dijo : Señor,
no sabemos adonde vas; ¿cómo es posible que sepamos
el camino? Y cen ocasión de esta pregunta respondió
el Señor una sentencia maravillosa y suavísima, y de gran
consolación para todos los fieles: Yo (dice) soy el camino,
la verdad y la vida: poique (como dice san Cirilo] Cristo
es camino, enseñándonoslo que habernos de hacer: es
verdad, que con ln luz de la fé nos alumbra; y es vida,
que nos santifica: y (como dice san León, papa) es camino
de santa conversación, verdad de doctrina divina, y vida
de bienaventuranza sempiterna: y ¡como dice san líernardo)
es camino en el ejemplo, verdad en la promesa, y
vida en el premio : es camino de los que comienzan, verdad
de los que aprovecban, y vida de los perfectos: y (como
dice san Agtistin) segun la humana naturaleza es camino,
y segun la divina es verdad y vida. Demás de esto,
el mismo dia de la resurrección de Cristo, estando los
otros apóstoles juntos en el cenáculo, se les apareció el
Señor y les mostró sus llagas, dándoles á entender que él
era el mismo que ántes hahia tratado y conversado c»n
ellos, y que ya habrá resucitado. No se halló á esta vista
santo Tomás, porque estaba ausento: la causa no se sabe:
pero cuando volvió y supo de los apóstoles como Cristo
nuestro Señor se les había aparecido vivo, triunfante y
glorioso, y con las señales de las llagas que en la cruz Imbia
padecido, resplandecientes y hermosas; Tomás dijo
aquellas palabras que escribe el evangelista san Juan: «Si
yo no viere con mis ojos en sus manos las llagas de los
clavos, y entrare estos mis dedos en ellas, y si no pusiere
mi mano en su costado, no creeré que es él, ni que ha
resucitado»: las cuales palabras, dado que algunos santos
doctores, por excusar á santo Tomás, las han querido interpretar
blandamente, como san Ambrosio, que dice, que
dudó Tomás, nó de la resurrección de Cristo, sino de la
manera con que habia resucitado: y san Agustín, que dice,
que no dijo estas palabras Tomás porque él dudase, sino
por quitar de los otros cualquiera duda é incredulidad; y
que eran palabras de quien preguntaba, y nó de quien
negaba; y san Cirilo Alejandrino, y san Gaudencio y Metafraste,
que por varios caminos las excusan : pero no hay
pai aqué buscar estas interpretaciones y excusas, sino confesar
llanamente que Tomás dudó, y fué incrédulo, como
Cristo nuestro Redentor le dijo: Noli esse incredulus, sed
fidelis: No quieras ser incrédulo, sino fiel: y permitió el
Sefior que cayese, para que no cayésemos nosotros, y que
al principio no creyese, y tocase con sus manos las llagas,
para confirmar nuestra fé y sanar la infidelidad de muchos:
y así san Gregorio: «¿Pensáis (dice) que fué acaso que
Tomás, escogido discípulo de Cristo, faltase, cuando él vino
á los apóstoles? ¿Y que después viniendo, oyese: oyendo,
dudase: dudando, palpase, y palpando, creyese? No se
hizo oslo acaso, sino por dispensacicn divina. Porque la
soberana clemencia del Señor trazó las cosas de manera,
que dudando el discípulo, tocase en su Maestro las llagas
de la carne, para sanar en nosotros las llagas de la infidelidad:
porque mas nos aprovechó para despertar nuestra
fé la infidelidad de Tomás, que la fé de los otros discípulos
: porque cobrando él la fé por tocar las llagas, nuestros
corazones se establecen en la misma fé, y desechan todas
las dudas que nos pueden inquietar.» Esto es de san Gre-