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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 19.<br />

SAN GACLOO Ó GANDIOX, OBISPO VCONFESOU,— Yino <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Roma á París á mediados <strong>de</strong>l siglo III, y predicó la fé<br />

principal en Tours<strong>de</strong> Francia, don<strong>de</strong> fijó su silla episcopal.<br />

Con celo infatigable y ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> peligros, vivió así<br />

por espacio <strong>de</strong> cincuenta aflos. Fué iíonrado con milagros.<br />

SAN YINEBALDO, ABAD Y CONFESOR.—Hijo <strong>de</strong> un rey sajón,<br />

erigió un monasterio é hizo en él vida penitente. En el<br />

aíío<strong>de</strong> 7G0 murió practicando las mas altas virtu<strong>de</strong>s propias<br />

<strong>de</strong> un cristiano.<br />

DIA 19.<br />

SANTA FAUSTA, VÍRGEN V MÁRTIB.—Fausta fué natural <strong>de</strong><br />

Cizico, ciudad insigne <strong>de</strong> una isla <strong>de</strong>l mismo nombre eo<br />

Propónli<strong>de</strong>, é hija <strong>de</strong> padres nobles, ricos y cristianos, los<br />

cuales la criaron en toda virtud y religión cristiana. De<br />

trece años quedó huérfana, muy rica, muy hermosa; pero<br />

mucho mas virtuosa: lauto que solo se ocupaba y ejercitaba<br />

en limosnas, ayunos, oración y meditación <strong>de</strong> las divinas<br />

Escrituras. Pero como la luz no pue<strong>de</strong> estar escondida,<br />

«i la ciudad que está en la cima <strong>de</strong>l monte, presto<br />

llegaron nuevas <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Fausta al emperador<br />

Maximiano, el cual <strong>de</strong>spachó al punto á Cizico á<br />

un sacerdote <strong>de</strong> sus dioses, privado suyo, y el primero<br />

<strong>de</strong> su palacio, llamado Evelasio, con ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong> que si podía<br />

reducir á la sania doncella á la adoración <strong>de</strong> sus dioses,<br />

la hiciese honores gran<strong>de</strong>s, si nó la quitase la vida.<br />

Apenas llegó Evelasio á Cizico, cuando hizo venir á su<br />

presencia á Fausta, y le dijo, que sacrificase á los dioses.<br />

Respondióla santa virgen: Yo 110 sacriíico á estos dioses<br />

que son sordos, ciegos y sin sentido alguno. Yo tengo á<br />

mi padre y esposo Jesucristo en el cielo, y no puedo <strong>de</strong>jarle;<br />

porque te advierto, que aunque soy pequeña en la<br />

edad, mi corazón es gran<strong>de</strong> para con Dios. Con esto Evelasio<br />

la-mandó raer la cabeza, y <strong>de</strong>snuda atar en un palo<br />

y azotar cruelmente, lodo lo cual quedó ejecutado. Peto<br />

la santa nifia, en medio <strong>de</strong>l cruel y riguroso tormento, levantó<br />

los ojos al cielo: hizo oración á su dulcísimo esposo<br />

Jesús; y apenas la acabó, cuando vino <strong>de</strong>l cielo un furioso<br />

relámpago, tal, que muchos <strong>de</strong> <strong>de</strong>spavoridos y asustados<br />

murieron.<br />

Temió Evelasio: y llamando á Fausta dijo: Mujer, díme,<br />

¿quién eres? ¿Eres acaso encantadora, que tales prodigios<br />

obras? Lo que sé <strong>de</strong>cirte es (dijo la santa) , que no<br />

siento tus tormentos. Mandó Evelasio hacer una caja ó<br />

ataúd, y poner <strong>de</strong>ntro á la santa virgen y clavarla muy<br />

bien, y <strong>de</strong>spués que la aserrasen por medio. Así lo hicieron<br />

los crueles verdugos; y estando ya (a isados y molidos,<br />

dijeron á Evelasio : Señor, ¿qué haremos con esta<br />

mujer? Nosotros ya estamos medio muertos y ella está viva:<br />

mas ha <strong>de</strong> ocho horas que trabajamos en bal<strong>de</strong>- seis<br />

sierras hemos mudado y ninguna corla en ella: hemos<br />

puesto fuego á la «aja y no le loca, antes ella se eslá <strong>de</strong>ntro<br />

cantando alegre y suavemente: dinos pues, ¿qué harémos?<br />

Entonces Evelasio se volvió á la santa y dijo: Mujer,<br />

yo esloy pasmado: ochenta afios tengo, y jamás he<br />

visto prodigios tales como los que obras; y así le conjuro<br />

por el Diosen quien crees, me digas la vcixlad y no me<br />

engañes: ¿qué es esto? La,virlud divina (respondió Fausta),<br />

que siempre obra maravillas, la oual conocerás presto,<br />

s¡ quieres admitir la verdad que yo conücso. Dimc<br />

DICIEMBRE. 559<br />

(dijo Evelasio) la verdad clara y distintamente, que te<br />

ofrezco oirle <strong>de</strong> buena gana y con toda atención. Viendo<br />

la santa vírgen la buena disposición que tenia el corazón<br />

<strong>de</strong> Evelasio, comenzó á predicarle, y tanto supo <strong>de</strong>cirle y<br />

tan bien instruirle en las cosas <strong>de</strong> la santa fé católica, que<br />

le <strong>de</strong>jó <strong>de</strong>l lodo reducido, y obrando en él la virtud<br />

y gracia <strong>de</strong>l Espíritu Santo, mandó prontamente quitar<br />

á Fausta <strong>de</strong>l tormento y darle libertad , y cuando la<br />

vió sana y buena, quedó en gran<strong>de</strong> manera alegre y gozosísimo.<br />

Un criado <strong>de</strong> Evelasio se partió á dar cuenta al emperador<br />

<strong>de</strong> como se habia hecho cristiano. El emperador lo<br />

sintió mucho, y llamando á Maximino, su prefecto, hombre<br />

inhumanísimo y cruelísimo, le envió á Cizico, el cual<br />

(habiendo jurado primero al emperador que jamás creería<br />

en Cristo) se partió, y llegando á la ciudad, hizo llamar á<br />

Evelasio y le dijo: Yen acá, cabeza <strong>de</strong> malda<strong>de</strong>s, ¿cómo<br />

te has atrevido á negar á los inmortales dioses y seguir a<br />

los cristianos locos? Yo te juro (respondió Evelasio), quo<br />

si tú oyes á Fausta, presto conocerás al Dios vivo y serás<br />

dichoso y bienaventurado. Encendióse en ira Maximino, y<br />

mandó <strong>de</strong>snudar á Evelasio y colgarlo en el ecúleo y azotarlo<br />

cruelmente. El sanio Evelasio, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ser cruel<br />

y rigurosamente azotado por mucho tiempo, levantó los<br />

ojos al cielo, hizo humil<strong>de</strong> oración á Dios, acordándose <strong>de</strong><br />

las muchas maravillas que su divina Majestad habia usado<br />

con. su esposa Fausta, y al instante quedó libre do<br />

aquel cruel tormento y sano. Visto por el tirano Maximino,<br />

mandó que le pusiesen hachas encendidas á<br />

los costados. Uiciéronlo así los verdugos: y el santo pidió<br />

á Fausla orase por él; y ella, compa<strong>de</strong>cida, hizo<br />

oración á su esposo Jesús, con que quedó libre <strong>de</strong> aquel<br />

fuego.<br />

Maximino entonces dijo á Fausta: Díme, mujer perversa,<br />

¿cómo te atreviste á mudar el ánimo <strong>de</strong> un venerable<br />

sacerdote, para que negando á los dioses se hiciese<br />

cristiano? La santísima niña respondió: Espero en la gran<br />

bondad y misericordia <strong>de</strong> mi Dios, que tú también has <strong>de</strong><br />

ser, como Evelasio, hijo <strong>de</strong> la verdad. No juzgues, ó Fausla<br />

.{dijo el prefecto), que seré yo tan necio y loco como<br />

éste. Con estola hizo alar y colgar <strong>de</strong>l ecúleo, y clavarle<br />

unos clavos en los piés, pero por virtud divina la sania<br />

virgen no sentia tormento alguno: con que cantaba gozosa<br />

dulces himnos á su divino Esposo. Desesperado Maximino<br />

la mandó echar alas fieras. Vino una fmiosa leona, y puesta<br />

á sus piés la adoró : luego salieron otras muchas fieras<br />

<strong>de</strong> diversas especies; y todas se postraron á sus piés, y Ja<br />

adoraron y acariciaron. Viendo el prefecto tales y tan estupendas<br />

maravillas, quedó pasmado y rabioso mas que<br />

las fieras: así fiero, bárbaro y cruel, la hizo traer <strong>de</strong>snuda<br />

y arrastrar por las plazas y calles. Viéndose públicamente<br />

<strong>de</strong>snuda la santa vírgen, dijo en su corazón á su esposo<br />

Jesús: Cubre,Señor, esta obra tuya; y bajóalinstante una<br />

nube <strong>de</strong>l cielo y la cubrió toda.<br />

Desesperado Maximino, no sabía cómo alormenlarla:<br />

lo cual visto por un criado suyo llamado Eusebio, le dijo:<br />

Señor, si me das licencia, yo la atormentaré <strong>de</strong> nuevo y<br />

á tu satisfacción. YTo le la doy (dijo el prefecto): y el criado<br />

hizo que un herrero trajese diversos clavos, y unos Ies<br />

hizo clavar en la cabeza, otros en las sienes, otros en los<br />

ojos, oíros en los oídos, otros en los pechos, otros en<br />

los brazos y otros en las piernas, hasta <strong>de</strong>jarla leda

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