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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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m 17. 55<br />

li>l y llenarla <strong>de</strong> pez y plomo <strong>de</strong>rrelido, y ardiendo ocliar<br />

?i la santa en ella para tpuí allí se cociese: mas lavirlud <strong>de</strong>l<br />

Omnipotenle la guardó y estuvo li es dias en aquella olla<br />

alabando á Dios, como si estuviese en una cama muy blanda<br />

y regalada. Sacáronla <strong>de</strong>spués á la vergüenza por la<br />

ciudad cargada <strong>de</strong> hierro y plomo; y pasando por la puer-<br />

'!> di la casa ile un hombre principal que se llamaba (le-<br />

•niniano, don<strong>de</strong> habla gran número <strong>de</strong> ídolos, una paloma<br />

blanca mas que la nieve, bajó <strong>de</strong>l ciclo y se puso sobre<br />

la cabeza <strong>de</strong> rreminiano, el cual movido <strong>de</strong> loque vela<br />

>' alumbrado <strong>de</strong> la luz <strong>de</strong>l ciclo, se -echó á los piés <strong>de</strong> la<br />

do llegado á los oidos <strong>de</strong>l emperador Dio<strong>de</strong>oiano, éste llamó<br />

á su presencia á los que lo habian obrado y á los que<br />

lo habian recibido. Abundio, Abundancio, Marciano y Juan,<br />

se presentaron pues, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l emperador, confesaron<br />

todos el milagro, y la divina virtud que Jesucristo comunicaba<br />

ásus siervos, la falsedad é impostura <strong>de</strong> los dioses<br />

<strong>de</strong>l imperio, y la ceguera <strong>de</strong> los que se obstinaban en no<br />

ver la luz en los hechos tan públicos que ocurrian l'urioso<br />

Diocieciano con el razonamiento <strong>de</strong> los santos, mandó que<br />

los cuatro fuesen ¡nmediatamenie conducidos á un sitio<br />

apartado diez millas <strong>de</strong> Roma, y allí los <strong>de</strong>gollaron.<br />

«anta y le pidió el bautismo, y le recibió por mano <strong>de</strong> un <strong>Los</strong> SANTOS ROGELIO Y SEUVODEO, MÁBIIBES.—Eran españoles<br />

•beénM^ llamado Protasio, á quien avisó un ángel, que<br />

í'iése á la cárcel á bautizarle. Üiocleciano mandó enli eg;ir<br />

á Lucía y á (rcminiano, á un juez cruelísimo para que los<br />

y vivían en la ciudad <strong>de</strong> Córdoba en tiempo <strong>de</strong> la<br />

dominación <strong>de</strong> los moros. A pesar <strong>de</strong> las severas probibicioiifts<br />

<strong>de</strong> estos dominadores, los dos sanios predicaban la<br />

atonncnlase y acabase: mas al tiempo que los atormenla- doctrina <strong>de</strong> Jesucristo por los sitios mas públicos, y <strong>de</strong>testabán<br />

H*n y molían á palos, cayó el aposento don<strong>de</strong> estaba el<br />

juez y 1c mató. Tomó la mano otro juez llamado Abofrasio,<br />

y buscó nuevos tormentos para atormentarlos (como<br />

Ki los pasados no baslaran;: y convirtiéronse setenta y<br />

cinco personas por ver las maravillas que Dios obraba por<br />

sus santos, y lodos setenta y cinco recibieron la corona <strong>de</strong>l<br />

martirio. Mas el juez no se fué alabando; porque pasando<br />

á caballo por una puenle, cayó en el rio y se ahogó, y no<br />

pudo ser hallado su cuerpo. Finalmente, la bienaventurada<br />

santa Lucia y san Geminiano, fueron pasados á cuchillo<br />

pin1 mandado <strong>de</strong> Megalio, varón consular, á los 1G <strong>de</strong> seliembre,<br />

por los años <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> liiYi. Sus cuerpos tomó<br />

una santa mujer llamada Máxima, y Ies dio sepultura con<br />

6**0 revei'CMcia y iiietlad.<br />

SAN NINIANO, OBISPO Y CONFESOB.—Este santo que era<br />

bijo<strong>de</strong> un prím-ipe<strong>de</strong> los bretones que habitaba en los condados<br />

<strong>de</strong>Cumberland y <strong>de</strong>Galloway, ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su infancia<br />

dió muestras <strong>de</strong> que babia nacido para la virtud, pues<br />

que lodos sus afanes eran amar á su Dios. Dejó siendo<br />

muy jóven su palria, y se dirigió á Roma <strong>de</strong>dicado al estudio<br />

y á la práctica <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s, y fueron tantos sus<br />

Pi ogresos en uno y otro, que fué or<strong>de</strong>nado <strong>de</strong> sacerdote,<br />

y luego cousagrado obispo <strong>de</strong> su pais. Dirigióse á su palria<br />

revestido <strong>de</strong> este carácter, y empezó su ministerio<br />

J^a tanto celo y fruto, que muy en breve aquel país idó-<br />

en todas ocasiones la falsedad <strong>de</strong> Mahoma. Al lin<br />

Ies pusieron presos; pero en la cárcel como en las calles<br />

no cesaban <strong>de</strong> enseñar y predicar, por cuyo motivo un dia<br />

les cortaron las manos y los piés; pero los esforzados héroes<br />

<strong>de</strong> la religión continuaban todavía publicando las excelencias<br />

<strong>de</strong>l Evangelio. Después <strong>de</strong> algunos dias los sacaron<br />

<strong>de</strong> la prisión, y conduciéndolos á la plaza pública,<br />

allí los <strong>de</strong>gollaron, muriendo en el mes <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong>l<br />

año 8:52. San Eulogio, en su libro u De sandis. cap. líí,<br />

habla <strong>de</strong> Rogelio y Servo<strong>de</strong>o como <strong>de</strong> dosesforzndos campeones,<br />

que en el foro y en la cárcel supieron <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su<br />

fé y acreditar dignamente su valor.<br />

S\NTA SKÍUSTIANA, MÁRTIU.—Fué <strong>de</strong> Ileraclea, en Tracia,<br />

y se convirtió á ti religión católica por la predicación y<br />

milagros <strong>de</strong>l apóstol san Pablo, <strong>de</strong>l cual fué <strong>de</strong>spués b<strong>de</strong>lisima<br />

discíp ila. Continuó en lo sucesivo practicando todas<br />

las virtu<strong>de</strong>s evangélicas, y siendo mo<strong>de</strong>lo perfecto <strong>de</strong>ci isti<br />

anos, basta que en tiempo <strong>de</strong>l emperador Domiciano,<br />

siendo gobernador Él Tracia un tal Sergio, la prendieron,<br />

la hicieron sufrir varios y crueles tormentos, y por fin le<br />

corlaron la cabeza en su misma palria, el año 92 do<br />

Jesucristo. Su cuerpo, recogido por los fieles, fué guardado<br />

con gran veneración en la ciudad <strong>de</strong> Ileraclea, y el<br />

Señor dispensó por su inlereesion gran<strong>de</strong>s iiiilagros.<br />

SANTA EDITA,'VÍROEN,—Está en el dia <strong>de</strong> ayer.<br />

^'"a vino en conocimiento <strong>de</strong>l Evangelio. Y uo solo esto,<br />

'^"o que cambió el corazón <strong>de</strong> Tndovaldo, rey <strong>de</strong> los picy<br />

odilieó una basílica cristiana en Goíloway. Esta<br />

los,<br />

'Mes'a fué <strong>de</strong>dicada á San Martin, y Niniano lijó allí su rebiei"11'<br />

EL DULCE NOMBRE DE MARÍA.—Entre todos los nombres<br />

con que la Escritura sagrada y los sanios Padres nombran<br />

^0 Sti ''in'1^ SH cc^0 ^ 8,1 Pa's' 88te(BdM tam-<br />

á la Madre <strong>de</strong> Dios, para signiücar sus excelencias y pre-<br />

l*0'" los otros, pues ilustró en la religión las provin- rogalivas, el nombre propio es el <strong>de</strong> María, y juntamente<br />

cía '"'^ulas por los pictos meridionales, y fué el apóstol<br />

el mas principal; porque está lleno <strong>de</strong> misterios, y siendo<br />

«íeloe /'Umbríos y <strong>de</strong> otros distantes lugares. Volvió el<br />

uno solo, significa en compendio todas las gran<strong>de</strong>zas <strong>de</strong><br />

y n.su Pa'si y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber obrado multitud <strong>de</strong><br />

María, que se representan por los olios nombres y epilelos.<br />

í digi0Sj murió saniamente el dia 16 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong>l<br />

.uio i;{2.<br />

Por lo cual, aunque <strong>de</strong>cia Pilágoras, que se hallará<br />

muy rico <strong>de</strong> pru<strong>de</strong>ncia en la vejez, quien no gastare el<br />

SANTOS ABUNDIO, ABUNDANCIO, MABCIANO Y JUVN, tiempo en disputar <strong>de</strong> los nombres, y los filósofos <strong>de</strong>sprecian<br />

las cuestiones <strong>de</strong> nombre como inútiles; la excelen­<br />

no l^T—E' P1 'Inei"0 cra presbítero y el segundo diácopv<br />

^ ' ^b'sia <strong>de</strong> Roma, y se ocupaban en predicar el<br />

(- aiigelm á los habitantes déla capital <strong>de</strong>l mundo; en<br />

¥0 mmistcno obraron muchísimos milagros é immmees<br />

conversiones. Un dia fueron llamados á la casa <strong>de</strong><br />

" a Marciano ciudadano principal; cuvo hijo que se<br />

' n:.ba Juan, había muerto. Vistaíl lassúplicas y lafé <strong>de</strong>l<br />

cia y santidad <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> María, nos convida y aun<br />

obliga á tratar <strong>de</strong> él; porque este dulcísimo nombre pronunciado,<br />

consagra los labios: escuebado, recrea los oidos:<br />

pen-ado, alegra el corazón; y ni se pue<strong>de</strong> escribir<br />

<strong>de</strong> él sin provecho, ni hablar sin frulo, ni discurrir sin ganancia:<br />

y como dice san Bernardino <strong>de</strong> Sena: «Ya que no<br />

M e, los santos resneilaron al hijo, y cau.ó tanta admi- po<strong>de</strong>mos a!r:bnr á María como merece, <strong>de</strong>bemos ensalzar<br />

'«conentoda la cuidad aqnel patente milagro, que habien­<br />

su nombre cuanto nos fuere posible.»

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