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mv 10. DIClEiMBRE. 47<br />
Daniel, qi\c cslaba hecho á seguir la virtud y abídnoncia<br />
do vino y regaladas comidas (aiiii(|ue lan niño), como<br />
(¡iiien se haliia criado entre los religiosos recahilas, ó hijos<br />
<strong>de</strong> los profetas, <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong>l gran zelador <strong>de</strong> la honra<br />
<strong>de</strong> Dios, Elias, cuyo hábito vestian, y cuyo instituto seguian<br />
en lodo, guardando perpetua virginidad: <strong>de</strong> estos,<br />
pues, hahian aprendido Daniel y sus tres compañeros los<br />
santos niños, las virtu<strong>de</strong>s gran<strong>de</strong>s, en (jue toda su vida se<br />
ejercitaron; como son, ayunos, penitencia y oración, á que<br />
se juntaban tres veces cada dia; y porque guardaron perpetua<br />
virginidad, cumpliendo con su insliluto y religión<br />
eliana, dijeron muchos eran eunucos, dándoles ese Ululo<br />
por vírgenes. Pues como el santísimo Daniel fuese algo<br />
mayor <strong>de</strong> edad que los o'.ros (res niños, sus parientes, los<br />
llamó aparte y dijo: que él estaba resuelto á no <strong>de</strong>jar la<br />
vida religiosa y abstinente, en que estaba criado, y que si<br />
ellos querían hacerlo también así, pues sabían era vida<br />
sania, que verían qué medio habían <strong>de</strong> tener para observarla,<br />
y que sin duda Dios se les daría.<br />
Hallólos prontos á su voluntad: porque ellos tenían la<br />
misma; y así lodos cualro se fueron á Asfenez, y le dijeron<br />
: Nosotros tenemos propósito <strong>de</strong> ayunar y vivir según<br />
nuestra regla religiosa, comiendo solo pan y yerbas, y<br />
bebiendo solo agua ; y así le pedimos, no permitas faltemos<br />
en un punto á nuestro propósito. Era Daniel tan gracioso<br />
en el hablar,que a'raia á sí las volunta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aquellos<br />
á quienes hablaba; y así le dijo su príncipe cariñoso: Yo,<br />
niño, bien quisiera darte gusto; pero temo la indignación<br />
<strong>de</strong>l rey, que si ve vuestros rostros pálidos y macilentos<br />
por la falta <strong>de</strong>l sustento y regalo, me quitará la vida, juzgando<br />
tener yo la culpa. Hagamos una cosa (dijo Daniel):<br />
déjanos ayunar diez dias á pan y agua; y pasados estos,<br />
si vieres estamos mas flacos y <strong>de</strong>scoloridos que los otros<br />
que comen regaladameire, liaremos lu gusto; y si no fuere<br />
así, tu harás el niii'slro. Sea así, dijo Asfenez : y como<br />
p isados diez dias los viese mas hermosos y colorados que<br />
los oíros, los <strong>de</strong>jó proseguir en su vida abslincule, dándoles<br />
solo pan y agua, y algunas yerbas. Con esto aprovecharon<br />
tanto on la virtud y letras, que no se hallaba quien<br />
supiese tanto como ellos : por lo cual, cumplido el tiempo<br />
<strong>de</strong> su crianza, el rey los tuvo consigo, y hacia grandísima<br />
estimación. Añadió Dios ciencia á su ciencia, y saber á su<br />
saber, dándoseles infusa en todas ciencias y artes, mejorando<br />
á Daniel en inteligencias <strong>de</strong> sueños y visiones.<br />
Por este IRMO¡IO ísegunel común sentir) sucedió que<br />
dos malditos viejos, jueces <strong>de</strong> aquel año éntrelos hebreos<br />
que vivían en Babilonia, siendo malos y viciosos, y habiendo<br />
engañado á muchas mujeres, diciendo (para aprovecharse<br />
<strong>de</strong> ellas), que nacería <strong>de</strong> ellas el Mesías que esperaban<br />
; hallando oportunidad, quisieron gozar déla hermosura<br />
<strong>de</strong> una honestísima señora llamada Susana, mujer<br />
<strong>de</strong> Joaquin, hombre principal y rico entre los hebreos : y<br />
viendo que ella no quiso consentir en sus torpezas, hallándola<br />
sola y bañándose en un jardín, don<strong>de</strong> ellos sehabian<br />
escondido falsamente, la acusaron <strong>de</strong> adulterio y senlenciaron<br />
á que fuese apedread»: y sacándola á yisla <strong>de</strong> todo<br />
el pueblo, el niño Daniel se puso en su <strong>de</strong>feusa ; <strong>de</strong> (pie el<br />
pueblo se holgó mucho; porque todos <strong>de</strong>seaban se librase<br />
aquella señora <strong>de</strong> üm afrentosa muerte: y así, aunque era<br />
tan niño, le liicieron juoz por disposición divina. Volvieron<br />
al juzgado con Susana, don<strong>de</strong> sentado Daniel en su íjüia dü<br />
juez, y que cada uno <strong>de</strong> por sí viniese á <strong>de</strong>cir su diclio.<br />
Vino el primero, y díjole el santo niño: Viejo en malda<strong>de</strong>s,<br />
pues dices haber visto á Susana cometer adulterio en el<br />
jardín; di, ¿<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> qué árbol? Debajo <strong>de</strong> un lentisco,<br />
respondió el viejo. Tú has mentido cu daño <strong>de</strong> tu cabeza, y<br />
el castigo le vendrá <strong>de</strong> lo alto, dijo Daniel. Mandó traer el<br />
segando, y díjole: Casta <strong>de</strong> Cauaan lasciva, dime, ¿<strong>de</strong>bajo<br />
<strong>de</strong> (piéárbol viste á los dos que estaban juntos? Debajo<br />
<strong>de</strong> un carrasco, dijo el mal viejo. También tú has<br />
mentido (dijo el niño); y el ángel <strong>de</strong>l Señor le quitará la<br />
vida. Con esto siendo convencidos <strong>de</strong>l falso testimonio á<br />
vista <strong>de</strong> lodo el pueblo, fué dada por libre la santísima Susana<br />
con regocijo universal d& lodos, y sentenciados á<br />
apedrear los dos malditos viejos, y la fama <strong>de</strong>l niño Daniel<br />
se aumentó en gran manera <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este dia.<br />
Tuvo el rey Nabucodonosor un sueño que le puso en<br />
gran<strong>de</strong> admiración : mas <strong>de</strong>spertando, aunque le quedó<br />
el asombro, el sueño se fué <strong>de</strong> su memoria. Mandó el rey<br />
juntar á los sabios cal<strong>de</strong>os, y pidióles le dijesen lo que había<br />
soñado, y su <strong>de</strong>claración. Ellos le respondieron, quo<br />
si les <strong>de</strong>cia el sueño, se le <strong>de</strong>clararian , pero que no dicicndole,<br />
pedia cosa que ningún hombre en la tierra podia<br />
satisfacer, y solo Dios podia saber lo que pedia. Viendo<br />
el rey que ninguno le <strong>de</strong>cia lo que habia sonado, con<strong>de</strong>nó<br />
á muerte á lodos los sabios. Danid, que sabia que él y sus<br />
tres compañeros también enlrobarv en la sentencia <strong>de</strong><br />
muerte, y que los buscaban para ejecutarla, habló con<br />
Arioch, capitán <strong>de</strong>l rey, á quien se habia dado cargo <strong>de</strong> la<br />
muerte <strong>de</strong> los sabios, <strong>de</strong> quien alcanzó (pie entrase con él<br />
al rey, para pedirle le diese tiempo, cu que pudiese alcanzar<br />
<strong>de</strong> Dios el sueño y su <strong>de</strong>claración; y señalado el plazo<br />
<strong>de</strong> la noche siguiente, Daniel y los tres niños se pusieron<br />
en oración, y por ella oyéndoles Dios, di» n&licia á Daniel<br />
<strong>de</strong>l sueño <strong>de</strong>l rey y <strong>de</strong> lo que significaba: por lo cual él y<br />
sus compañeros le dieron gracias. La mañana siguiente<br />
fué Daniel con Arioch á la presencia <strong>de</strong>l rey, y le dijo: Eo<br />
que tú, ó rey, soñaste, ninguno <strong>de</strong> los mortales pue<strong>de</strong> saberlo<br />
sino Dios, á quien todas las cosas son patentes; y<br />
así á ti quiso su divina Majestad <strong>de</strong>clararlas al tiempo que<br />
estabas contigo mismo pensando lo que suce<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> tí y<br />
<strong>de</strong> tu estado: y á mí me lo reveló para que lo dijese. Es,<br />
pues, este el sueño. Tú, ó rey, viste una como estatua<br />
gran<strong>de</strong>, cuya vista era terrible. Tenia la cabeza <strong>de</strong> oro,<br />
por quien se signilica tu gran<strong>de</strong>za y la <strong>de</strong> otros reyes <strong>de</strong><br />
Asii ia: su pecho y brazos eran <strong>de</strong> plata; y <strong>de</strong>nota el reino<br />
<strong>de</strong> ios persas y uiedos, que seguirá al <strong>de</strong> losasirios, y que<br />
será menor (pie 61 en nobleza: el vienlro era <strong>de</strong> cobre; y<br />
<strong>de</strong>nota el reino <strong>de</strong> los griegos, qiw en tercer lugar suce<strong>de</strong>rá<br />
: las piernas tenia <strong>de</strong> hierro y los pies parte <strong>de</strong> hierro<br />
Y parte <strong>de</strong> barro: y daba á enten<strong>de</strong>r el reino <strong>de</strong> los romanns,<br />
que ha <strong>de</strong> venir en. el cuarto lugar, y con esfuerzo<br />
y ánimo <strong>de</strong> sus capitanes sujetará á las otras gentes: y<br />
así como el hierro y barro no pue<strong>de</strong>n bien ururse; así habrá<br />
guerras entre los romanos unos con otros, <strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />
vendrán á per<strong>de</strong>rse. Asimismo, ó rey» viste una piedra<br />
que ca\ó <strong>de</strong> un moiile sin manos que la tirasen, la cual<br />
hirió en los pies á la estatua, y la <strong>de</strong>rribó» y se convirtió<br />
toda en polvo, y la piedra creció y se hizo un monte gran<strong>de</strong>,<br />
(pie ocupó toda la tierra; esto <strong>de</strong>nota el reino <strong>de</strong>l<br />
Mesías, que durará para siempre.<br />
Salislizo al rey el sueño y su <strong>de</strong>claración: adoró á Dios<br />
<strong>de</strong>l cielo, y honró al profeta Daniel, dándole cargos honovíficos<br />
en su reino, haciéndole príncipe y gobernador da