Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

540 LA LEYENDA DK ORO
liabia dado la imiei-le, y nó Ensebio tomádosela con sns
manos; y escribió jiintamonle otra epístola á su Iglesia de
Verceli, consolando á sns ovejas, y exhortándolas y animándolas
á morir por la fé católica, y contándoles loque
él padecía por ella, y entre otras les dice estas palabras.
«Los herejes me dicen muchas cosas y se jactan de su potencia;
pero yo les quise mostrar, que ni eran nada ni podrían
nada, entregándoles mi cuerpo como á sayones y
verdugos, callando; y algunos días que me maltrataron,
mostré el ánimo con que recibía sus injui ias, con no hablarles
palabra.» Y después Ies va dando cuenta de la carta
que escribió á l'alrófiio, en que le dice la cansa por que
no quería comer do lo que él le enviaba, y de la cmeldad
que con él habían usado los herejes ai rianos: y dice, que
eran mas crueles que los gentiles y paganos que persiguieron
á los santos mártires ; y asi fué tratado de ellos
§an Ensebio crudamente: porque habiendo tentado su constancia,
y queriendo persuadirle que se alilandase y consintiese
á su perfidia, y no pndiendo hacer mella en aquel
sagrado pecho, le arrastraron con grande impiedad de los
pies poruña escalera abajo: y tornando muchas veces á
preguntarle lo mismo, y él respondiendo lo que antes había
respondido; le arrastraron tantas veces (como dicesan
Máximo en un sermón), cuantas eran lasque negaba querer
consentir con ellos. Y (como escribe san rierónimo),
para atormentarle y hacerle padecer mas, de Scílopoli le
enviaron desterrado á Capadocia, y aun de allí se entiende,
le mudaron á la superior Tebaida de Egipto. Pero con la
muerte de Constancio quedó por entonces libre de los arríanos
y fué á Alejandría, donde san Atanasío (que había
sido restituido á su Iglesia) juntaba concilio, y de allí á
Atilíoquía, para componer las contiendas eclesiásticas que
en ella bahía; y porórdendel concilio celebrado en Alejandría,
y de Liberío papa, fué visitando las Iglesias del
Oriente, que con la tempestad de los arríanos estaban caídas
y arruinadas, para levantarlas y poner en ellas ministros
católicos, y resistir á los herejes: y acabando con
grande zelo y vigilancia este negocio, volvió el santo pontífice
á Italia, y en ella fué recibido como gloriosísimo confesor
y valerosísimo capitán de d isto, dejando los católicos
por su venida (como dice san Gerónimo) el lucro que
ímles traían. En Italia hizo el mismo oficio de sacerdote y
médico, como lo había hecho en Oriente, visitando y recreando
las Iglesias con increíble alegría y fruto de los
católicos, y pesar de los herejes í de los cuales llnalmente
(como se dice en su vida últimamente impresa, y lo trae el
cardenal Baronio). fué primero arrafitrado, después atormentado
con varios suplicios y apedreado, y teniendo la
cabeza y todo el cuerpo hecho pedazos, acabó gloriosamente
su carrera: y siendo ya casi de ochenta años, diósu
espíiitti al Señor, por cuya gloria habia peleado, y fué el
año de nuestra salud de 371, imperando Yalenliníano y
Valente, su hermano. Esto es lo que so dice en su vida,
y por esta causa muchos le llaman á boca llena mártir;
y este título le da el Martirologio romano (1 de agosto), y
los otros antiguos, y el epitafio escrito en su sepulcro, y
liltimamente el breviario de Clemente VIII. Verdad es que
san Ambrosio y otros santos no llaman á san Ensebio sino
oonfesor, y no hacen mención de este género de muerte
ipie aipií queda referido. San Gregorio Turonense refiere
algunos milagros de san Eusebio después de su muerte, y
parlícularmonte ensañará los endemoniados, y en apagar
DIA
H).
el fuego, ó estorbar que no se encendiese en casa del mismo
san Gregorio, por estar allí las reliquias de san Kusebio.
El nnrlirologío romano pone el diado «umuerleal 1."
de agosto, y en el mismo dia lineen mención de él los otros
Martirologios, de Beda, Usuardo y Adon; aunque el breviario
reformado de la santidad de Clemente VIII manda
hacer conmemoración de él, á los tS de diciembre, y por
esto nosotros le ponemos aquí.
* Los SANTOS IUEXEO, ANTOMO, TEODORO, SATURMXO,
Vícfoii Y OTROS DIEZ Y SIETE, MÁRTIIIES.—Sufrieron el martirio
en Boma en los anos 262, en la persecución de Valeriano,
y de elb s hace conmen o rcícn la Iglesia en e_-!e dia.
Los SANTOS FAUSTINO, LICIO, CÁNDIDO, CELIANO, M\iír,o>
JANUAHIO T FOKTUNATO, MUITIRES.—Sufrieron por la fé de
Cristo en Africa , y el Martirologio romano los menciona
en este dia.
Sky VALERIANO, ORISPO Y CONFESOR.— Siendo ya esto
santo de mas de ochenta años de ednd, sobrevino la persecución
vandálica, mandando Gensfrico. Mandóse al anciano
(pie presentase los vasos sagrados; y negándose á hacerlo,
se le expelió de la ciudad, se mnndó que nadie le
abriese, y permaneció casi desnudo por mucho tiempo en
las calles, sujeto á la inlemperíe. Murió mártir en algnn
modo, confesando y defendiendo las verdades católicas.
Segnn BáfontOi, murió en ioG.
SAN MAXIMINO, CONFESOR, Y SANTA CRISTIANA, VIROEV.—
De ambos hace mención el Martirologio romano en este
dia. Santa Cristiana, por sus muchos milagros, obrados en
'iempo de Constantino, atrajo á la verdad muchas almas
infieles. Maximino murió en .'520.
SAN FLOREVCIO ó FLVNN, Aiun.— Los irlandeses hacen
conmemoración de él en este dia. Menciónale también
san Colgan.
SAN ELEUTERIO, MÁRTIR.— Su madre fué bautizada por
el apóstol san Pablo, y educó cristianamente á Elenterio.
Este, durante la persecución de Adriano, fué atormentado,
metido en un horno, y al fin degollado (Galesinio).
DIA 10.
Los SANTOS ANANÍAS, AZARÍAS Y MISSAEL, MÁRTIRES, Y SAN
DANIEL, PROFETA.— Habiendo el rey de los asirlos Nabncodonosor
sojuzgado y vencido á la ciudad santa de Jerasalen,
y lomado de ella una grande y poderosísima presa,
con los ricos y preciosos vasos del sacro templo, éinímitos
cautivos; triunfante y vanaglorioso se volvió á su ciudad
de Babilonia, y estando en ella, eligió de los mas nobles
hebreos los niños que le parecieron mas hermosos y dispuestos,
para que bien instruidos en las letras, disciplina
y lengua caldea, sirviesen á su persona y mesa. Éftlré estos
púsolos ojos y afición (por mas gentiles y hermosos) en
Daniel, Ananías, Azarías y Missael. Eran estos cuatro hermoses
niños tan nobles, que siendo parientes rnuy cercanos
de los rejes Sjdecías, Ezequías y Josías, lo* ilustraba
la real sangre de David, de quien descendían. Hizo el bárbaro
rey que les mudasen los nombres, llamando á Daniel,
üallasar; á Ananías, Sydrach ; á Missael, Missach ; y
á Azarías, Abdenago. Dió asimismo órden á Asfcnez,ó Aschanes,
príncipe, ó prepósito de los eunucos, para que á
estos niños los regalasen y diesen de comer de su real
mesa, y de beber del mismo vino que él bebía, y (según
nlmmosWpie los hiciese también eunucos. El santísimo