Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

;38 LA LEYENDA DE ORO.
ni hallan modos de i-xplicailos ni nombrarlos: solo so
contenían unos con decir fueron inmensos i otros que inauditos
: otros, quft fueron dilatados por mucho tiempo , al
paso que crueles ó inhumanos : con que vienen á concluir
que padeció esta santísima virgen los martirios de
infinitos mártires ; y al lln, para llegar ú poseer de todos
las coronas, fué degollada : con que entrego su valeroso
espíritu y santísima alma en manos de su dulce esposo
Jesús, que la colocó en la silla de gloria que tan valerosamente
habia ganado. Siguióse Mercuria, señora anciana
y venerable por sus afios y su sangre , contra quien el
juez, corrido y vencido del valor de Ammonaria, no tuvo
fuerzas para ejecutar mas rigor, que mandarla degollar:
cuya sentencia se ejecutó pronta y rigurosamente.
Volvió luego en si el juez, y como corrido del poco rigor
que habia usado á su parecer con Mercuria , mandó traer
á Dionisia á su presencia , de la cárcel en que la tenia : y
viendo era matrona nobilísima , hermosísima y honestísima,
discurrió (instigado del demonio) el mayor modo de
atormentarla, que fué mandarla desnudar, y desnuda alarla
á un palo públicamente , donde de lodos fuese vista.
Clamaba la honestísima señora y decia : Segura esloy de
mi Dios : alormentadme cuanto quisiéredes 5 solo siento
que así deshonestamente descubráis mis miembros. Con
esto, por atormentarla mas, la pusieron en parle mas pública
y eminente, donde ninguno hubiese que no pudiese
verla ; y allí la azotaron cmelísimamente, y la arañaron
y despedazaron sus carnes con uñas de acero ; y cuando
mas arroyos de sangre corrían de su santísimo cuerpo,
decia : Ministros del demonio, ¿pensáis que me afrentáis
y atormentáis así? Pues os engañáis de verdad ; que antes
me tejéis la corona que espero de mi Señor Jesucristo.
Acabadas estas razones , comenzó á predicar y decir tan
altas cosas do las sagradas Escrituras, con tal eficacia,
energía y sabiduría divina, que animó y confortó á muchos
mártires, y convirtió inünitas almas á la fó de Jesucristo,
que predicaba, y por quien padecía alegre. Hallábase
allí presente un hijo único que tenia , niño de tierna
edad, llamado Mayórico , el cual estaba, como niño al ün,
delicado y tierno, temblando de miedo, así por ver lo que
su madre padecía , y los demás gloriosos mártires, como
por las amenazas que el impío juez le hacia , si no dejaba
desde luego la fé de Jesucristo : lo cual advertido de Dionisia
, su madre , le castigó tan justamente con solo un
mirar de ojos, y lo animó lanío al martirio, que excedió á
muchos de edad varonil y robusta en la constancia y fortaleza
que después mostró, bien á pesar del juez. Decíale
así la santa madre : Acuérdate, hijo mió, que somos bautizados
en la santa madre Iglesia, en el nombre de la santísima
Trinidad : no perdamos la vestidura de nuestra salud
: no sea, que cuando venga el Señor que nos convidó
á las celestiales bodas, nos halle sin la vestidura nupcial,
y diga: ¿ Cómo habéis entrado aquí vosotros que no tenéis
nupcial beslidura ? y luego diga á sus ministros ; Echadlos
en las tinieblas exteriores, donde solo hay llantos y rechinar
de dientes. Solo se ha de temer, hijo mió, aquella
pena que nunca se acaba; y desearse solo aquella vida
que es eterna.
Oyendo tales razones el juez, y viendo la constancia de
hijo y madre, los mandó degollar, y lo mismo ejecutó con
santa Ammonaria, avergonzado ya, y temeroso no dejase
toda la ciudad la adoración de los dioses , y siguiese la fé
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de Jesucristo , si vivian mas estas santas , ó alguna d«
ellas : tantos eran los que converlian : con que las cuatro
valerosas compañeras se fuéron á ver á la gloria, donde
viven y reinan con Jesucristo , por cuya fé divina perdieron
gloriosamente la temporal vida, y hallaron la eterna.
Fué su martirio glorioso á los 12 de diciembre (dia en que
la Igle.-ia le celebra), por los años del Señor de 253, imperando
el dicho Decio. Escrihieron su vida y martirio
Bi'da; Usuardo; Adon; Dionisio obispo alejandrino; Ensebio,
Hisl., lib. vi, cap. 34 ; Pedro de Natalib., lib. 1, cap. 63;
Surio, tom. vi ; Vincencio, m Specul. Ilist., lib. xx, cap.
88; el Martirologio romano; y Baronio en sus anotaciones
y en el tom. n de sus Anales , año 253,
núm. 105.
* SAN SINESIO, MÁRTIR.—Vivia en tiempo del papa Sixto
y del emperador Aurelio , y fué ordenado lector por
aquél. Ocupábase en la conversión de los infieles , así
como fué acusado que era crisliano, por cuyo motivo sufrió
diversos tormentos , alcanzando por último la palma
del martirio.
Los SANTOS EPIMACO, ALEJANDRO T COMPAÜÍEROS , MÁRTI­
RES.—En el año 250 de la era de Cristo seguía furiosa
la persecución levantada por Dec io, y los magistrados infieles
andaban solícitos en busca de cristianos para inmolar.
San Epimaco , san Alejandro y sus compañeros permanecieron
sepultados por mncho tiempo en un lóbrego
calabozo ; sacáronlos de él para probar su fé con los mas
horribles tormentos, y por último consumieron sus cuerpos
entre las llamas á fuego lento.
SAN HERMÓGENES , SAN DONATO , Y OTROS VEINTE T nos
SANTOS MÁRTIRES.—Durante las persecuciones del 1U siglo
de la Iglesia ganaron la palma del martirio , siendo un
dechado de constancia en medio de crueles tormentos, en
Alejandría, año de 250.
SAN MAXENCIO, CONSTANCIO, CRECENCIO, JUSTINO T COMPA­
ÑEROS, MÁRTIRES —En tiempo de la bárbara persecución suscitada
por Diocleciano, padecieron lodos ellos un martirio
atroz. De ellos hace justa y debida conmemoración el Martirologio
romano cueste dia.
SAN FINÍAN Ó FINAN, ODISPO Y CONFESOR,—Nació en Leinster
de Irlanda ; los discípulos de san Patricio le instruyeron
en la fé de Cristo , y pasó después al pais de Gales
para hacer prosélitos en ella. Por los años de 520 volvióá
Irlanda, y partió para el Señor en 12 de diciembre de 552;
otros dicen que en 5(i í.
SAN COLUMBO , ABAD Y GONFESOR.—Natural de Leinster
en Irlanda, fué discípulo de san Finían. Fundó un monasterio
en Munstcr, y murió de una peste que infestó la Irlanda
en 548.
SAN CORMAC, CONFESOR.—Los calendarios mas antiguos
de Irlanda lo mencionan en este dia , y añaden que fué
abad de una santidad muy eminente.
SAN COLMAN , CONFESOR.—Los calendarios irlandeses
hacen mención de él en estedia, y también Colgam. Dícese
que fué abad de Glendaloch, y que murió en 659.
SANTA EADRURGA , ABADESA.—Los católicos de la Gran
Bretaña la tienen en mucha veneración. Murió por los
años de 751. Sus restos fueron trasladados á Cantorbery
en 1035, y depositados en la iglesia de San Gregorio.
SAN VALERY Ó VALERIO, ABAD.—Fué hijo de un caballero
de Auvernia, y cuando niño era pastor de ganados. Después
fué adelantando en el camino de la perfección, y ha-