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DIA G.<br />
admiración. El papa se lo envió á mandar, y los sanios<br />
obe<strong>de</strong>cieron, y el oso quedó lilw e <strong>de</strong> aqnelid sujeción.<br />
Volvió san üumberlo con sus compañeros: y yéndose<br />
san Amando con san Nicasio al lerriiorio Helborlense, él se<br />
fué á la provincia <strong>de</strong> Hamanio, en los eslados<strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s.<br />
Después lavo <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> volver olra vez solo á Roma : y<br />
estando orando en ia iglesia <strong>de</strong> San Pedro, vino un ángel<br />
<strong>de</strong>l cielo, y viéndolo todos los que estaban presentes, llegó<br />
á él y le imprimió la señal <strong>de</strong> la cruz en la cabeza.<br />
Cumplió esta segunda vez (como lo habia hecbo la primera)<br />
el santo con su <strong>de</strong>voción en aquella santa ciudad, y<br />
tornando á su patria, quiso irá ver á san Amando, su antiguo<br />
compañero y amigo ; pero antes que llegase á verle,<br />
tuvo revelación san Amando <strong>de</strong> que Humberto le iba á ver,<br />
y que notase bien la ciuz que llevaba en la cabeza. Salió<br />
luego el bienaventurado obispo á recibir al buespéd que le<br />
venia á buscar, y vió la cruz sobre su cabeza tan resplan<strong>de</strong>ciente<br />
y con tan admirable claridad, que quedó alónilo<br />
y se echó ásuspiés para hacerle reverencia.<br />
Acabadas sus peregrinaciones, se diósan Humberto á<br />
aprovechar á los otros, y fundar monasterios para que<br />
muchos siervos <strong>de</strong> Dios le sirviesen en ellos con mayor<br />
pureza y perfección, y el mismo santo trabajaba por sus<br />
manos, para que los religiosos tuviesen cómoda habitación<br />
: y nuestro Señor, para mostrar que le era grato y<br />
acepto aquel servicio, or<strong>de</strong>nó que un dia que estaba trabajando<br />
con gran<strong>de</strong> ahinco y fervor en el campo, arrojase<br />
al manto para estar mas <strong>de</strong>sembarazado, Al mismo punto<br />
ciertos cazadores corrían un ciervo por el monte, y<br />
llevábanle tan alcanzado y acosado <strong>de</strong> los perros, que no<br />
pudiendo ya escaparse <strong>de</strong> ellos, dió un salto y entróse en<br />
el campo <strong>de</strong> san Humberto y guarecióse <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su<br />
manto. En estando allí quedó seguro; porque los perros<br />
no pudieron llegar adon<strong>de</strong> el ciervo estaba, por mas que<br />
los cazadores los azoraban : los cuales entendiendo que<br />
•no era cosa humana, sino virtud <strong>de</strong>l cielo y merecimientos<br />
<strong>de</strong>l santo, se echaron á sus pies, y uno <strong>de</strong> ellos, que<br />
era muy rico, le ofreció todo su píitrimonio ; pero él no<br />
le quiso aceptar, sino solo una heredad para sustento <strong>de</strong><br />
sus religiosos.<br />
Con esto creció la fama <strong>de</strong> la santidad <strong>de</strong> Humberto, y<br />
santa Al<strong>de</strong>munda le vino á ver á su monaslcrio, y yendo<br />
por el campo una vez con él, tuvo la santa una tan gran<br />
sed, que <strong>de</strong>sfallecía; y san Humberto, orando al Señor<br />
y suplicándole que socorriese á la santa virgen en aquella<br />
extrema necesidad, luego brotó una fuente <strong>de</strong> agua muy<br />
clara y dulce, la cual se conservó muchos años <strong>de</strong> alií<br />
a<strong>de</strong>lante.<br />
Vino el tiempo dichoso para san Humberto, en que el<br />
Señor queria librarle <strong>de</strong> este valle <strong>de</strong> lágrimas, y llevarle<br />
á aquella bienaventurada patria y corte celestial, y teniendo<br />
revelación <strong>de</strong> esta merced, que Dios le queria haf-er,<br />
envió á rogar á la santa aba<strong>de</strong>sa Al<strong>de</strong>gunda, que le<br />
enviase la mortaja cosida <strong>de</strong> su mano, en que le hablan<br />
<strong>de</strong> enterrar; pero antes que llegase este recado á la santa<br />
virgen, ya ella con luz <strong>de</strong>l cielo habia sabido lo que el<br />
Señor queria hacer <strong>de</strong> san Humberto, y luego le envió<br />
los vestidos con que le habían <strong>de</strong> enterrar; y en acabándolos<br />
<strong>de</strong> recibir, dió el santo su espíritu al Señor, y<br />
fué con ellos sepultado con mucha honra y llanto <strong>de</strong> sus<br />
discípulos en el oratorio que el mismo santo habia edilicado.<br />
Pasados ciento cincuenta y tres años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su<br />
DICIEMBRE. 513<br />
muerte, el abad Rodino, por divina revelación, trasladó<br />
su cuerpo, que estaba tan entero y fresco como si hubiera<br />
espirado aquel mismo dia, y con un olor suavísimo,<br />
y las mismas sábanas en que estaba envuelto, estaban<br />
sin alguna corrupción, y las yerbas que se habían echado<br />
en su sepulcro cuando le enterraron, frescas y ver<strong>de</strong>s<br />
como si las hubieran acabado <strong>de</strong> coger.<br />
La vida <strong>de</strong> san Humberto (rae el P. Fr. Lorenzo Surio<br />
en su quinto tomo, y dice, que el dia <strong>de</strong> su glorioso Iránsilo<br />
fué á los <strong>de</strong> marzo, dia <strong>de</strong> la Anunciación <strong>de</strong> la<br />
saci alisima Virgen, y el <strong>de</strong> su elevación á los 6 <strong>de</strong> setiembre,<br />
y que en este dia le hacia fiesta la Iglesia do<br />
Cambray. Hace <strong>de</strong> él mención el doctor Juan Molano en<br />
las Adiciones á Usuardo, y en el Indice <strong>de</strong> los santos do<br />
Flan<strong>de</strong>s, don<strong>de</strong> dice que san Humberto fué obispo; aunque<br />
no se sabe <strong>de</strong> qué Iglesia: porque fué consagrado<br />
sin título, como otros se consagraban para predicar con<br />
mas autoridad el Evangelio entre los gentiles, y que vivió<br />
en tiempo <strong>de</strong> Cliil<strong>de</strong>rico, rey <strong>de</strong> Francia. Pero adviértase<br />
que ha habido otro Humbei to, obispo <strong>de</strong> Tungre<br />
ó <strong>de</strong> Lieja, que sucedió á san Lamberlo, obispo <strong>de</strong> Lieja<br />
y mártir, <strong>de</strong>l cual hace mención el Martirologio romano,<br />
y Molano en el Catálogo <strong>de</strong> los santos <strong>de</strong> los estados do<br />
Flan<strong>de</strong>s, y fué hijo <strong>de</strong> Bertrando, duque <strong>de</strong> Aquilania:<br />
y siendo aun gentil, y estando en la diócesis <strong>de</strong> Tungro<br />
cantando, le apareció Cristo nuestro Señor entre los<br />
cuernos <strong>de</strong> un ciervo, y le mandó ir á san Lamberlo,<br />
<strong>de</strong> quien fué enseñado y bautizado, y fué á Roma, y consagrado<br />
<strong>de</strong> Sergio, papa, por obispo <strong>de</strong> Lieja, en lugar <strong>de</strong><br />
san Lamberto, el año 698, y convirtió á la fé <strong>de</strong> Cristo á<br />
muchos paganos, y cargado <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s y merecimientos,<br />
reposó en el Señor el año <strong>de</strong> T30.<br />
SA\ PEDRO PASCUAL, OBISPO Y MÁRTIR. —En la nobilísima<br />
ciudad <strong>de</strong> Valencia nació el bienaventurado mártir<br />
san Pedro Pascual , á tiempo que estaba ocupada <strong>de</strong> los<br />
moros aquella ciudad y mucha parte <strong>de</strong> España , <strong>de</strong> padres<br />
mozárabes, nobles y buenos cristianos. Hospedaban<br />
en su casa á san Pedro Nolasco, siempre que venia á Valencia<br />
á hacer alguna re<strong>de</strong>nción; y viéndolos el santo<br />
<strong>de</strong>sconsolados por no tener sucesión, les alcanzó con sus<br />
oraciones este hijo, y les avisó <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong> santidad á<br />
que habia <strong>de</strong> llegar. En el bautismo le llamaron Pedro,<br />
por respeto á san Pedro Nolasco, á cuyas oraciones le <strong>de</strong>bían<br />
. Como eran sus padres virtuosos, criaron á su hijo<br />
en toda virdud, y en el amor y temor santo <strong>de</strong>l Señor;<br />
y el niño mostró tanta inclinación á lo bueno, y zelo tan<br />
superior á sus años, que cuando apenas sabia hablar, se<br />
hacia ya predicador, y juntando los niños <strong>de</strong> los pobres<br />
cautivos y otros mozárabes, les enseñaba las oraciones<br />
que sus padres le enseñaban á él. Estaba fresca en Valencia<br />
la memoria <strong>de</strong> algunos religiosos <strong>de</strong> nuestra Señora<br />
<strong>de</strong> la Merced, á los cuales habían quitado la vida<br />
los moros en odio <strong>de</strong> la fé : y oyendo <strong>de</strong>cir el santo niño<br />
á sus padres como les habían atado las manos, y lievádolos<br />
arrastrando por las calles, y quiládolos la vida,<br />
haciéndolos mártires <strong>de</strong> Cristo; con <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> imitar lo<br />
que oía, aun antes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>rlo enten<strong>de</strong>r, llamaba á algunos<br />
niños hijos <strong>de</strong> los moros, y retirándose con ellos á<br />
solas, hacia que le prendiesen y atasen las manos, y le<br />
llevasen arrastrando. Oyeron un dia los <strong>de</strong> su casa la algazara<br />
que traían los morillos: y entrando don<strong>de</strong> estaban,<br />
queriendo castigarlos porque maltrataban al santo niño,<br />
TOMO<br />
III.<br />
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