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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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m fti D1CIK MBRi:. 509<br />

dai on muy contcnlos y vinieron en ello y dieron or<strong>de</strong>n<br />

que ninguno saliese <strong>de</strong> ]a iglesia, y se pusieron aquella<br />

noche en oración : la cual san Nicolás gastó (cotnosolia)<br />

en alabar y contemplar al Señor; y sin saber lo que quería<br />

hacer <strong>de</strong> él, se fué muy <strong>de</strong>scuidado luego á la mañana<br />

á la iglesia don<strong>de</strong> estaba guardando la puerta el obispo<br />

que había tenido la revelación : el cual, viendo á Nicolás<br />

se llegó á él, y le^ptegunló quién era y cómo se llamaba.<br />

Un pobre pecador soy , dijo él, que se llama Nicolás.<br />

Viendo el obispo ?u rostro y persona digna <strong>de</strong> (oda reverencia,<br />

y consi<strong>de</strong>rando sus humil<strong>de</strong>s palabras y que el<br />

nombre <strong>de</strong> Nicolás convenía con la revelación <strong>de</strong> Dios, tomó<br />

á Nicolás por la mano y llevóle á los oíros obispos; y<br />

ellos con gran gratulación y regocijo suyo y <strong>de</strong> lodo el<br />

pueblo le consagraron en obispo <strong>de</strong> Mira. Solo Nicolás lloraba<br />

y se afligía por verse tan honrado y puesto en aquella<br />

silla, <strong>de</strong> la cual él se tenia por indigno ; aunque no se<br />

¡drevia á repugnar por ver tan claras y evi<strong>de</strong>ntes señales<br />

<strong>de</strong> ser aquella la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

Con haber sido la vida <strong>de</strong> san Nicolás ánles tan perfecta<br />

y como un retrato <strong>de</strong>l cielo ; todavía <strong>de</strong>spués que so vió<br />

obispo, juzgó que <strong>de</strong>bia mejorarla y aventajarse tanto á<br />

todos sus subditos en la virtud , cuanto los excedía en la<br />

dignidad, y hablando consigo mismo <strong>de</strong>cía : Esta dignidad,<br />

Nicolás, olra vida pi<strong>de</strong> : hasla aquí has vivido para<br />

tí ; ahora has <strong>de</strong> vivir para otros ; si quieres que tus palabras<br />

persuadan á tus subditos , menester es que vayas<br />

<strong>de</strong>lanle <strong>de</strong> ellos con (us ejemplos, para que tus obras dén<br />

eficacia á tus palabras. Y así comenzó á eslrecbarse mas<br />

y á tratarse con mas aspereza: su vestido era mas <strong>de</strong>spreciado<br />

que ánles : su comida era una sola vez al día , y nó<br />

cosa <strong>de</strong> carne : hacia que le leyesen á la mesa alguna<br />

cosa <strong>de</strong> la Escritura sagrada : las noches pasaba en oración<br />

y meditación : dormía en el suelo y poco tiempo :<br />

Icvanlábase ántes <strong>de</strong>l alba, y llamaba á sus clérigos para<br />

cantar himnos y salmos en alabanza <strong>de</strong> Jesucristo : cuando<br />

salía el sol iba al templo' y asistía á los oíicios divinos;<br />

lodo lo <strong>de</strong>más <strong>de</strong>l día gastaba en negocios tocantes al<br />

oficio <strong>de</strong> santo pastor: puso enlodas las iglesias <strong>de</strong> su<br />

obispado recloros doctos y <strong>de</strong> buena vida, para que las<br />

rigiesen , y se informasen <strong>de</strong> todas las necesida<strong>de</strong>s corporales<br />

y espiriluales con extraordinario cuidado y diligencia<br />

: para las necesida<strong>de</strong>s corporales, lenia algunos<br />

ciudadanos ricos y po<strong>de</strong>rosos que le enviaban largas limosnas<br />

para que él las repartiese á los pobres : porque<br />

en su casa siempre hubo pobreza y nunca qué ven<strong>de</strong>r ó<br />

empeñar: hasta los libros tniia preslados , no queriendo<br />

cosa propia y anteponiendo la pobreza volimlaria á todas<br />

las riquezas <strong>de</strong>l mundo: paralas necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l alna<br />

íenía también p(M>onas celosas y pru<strong>de</strong>ntes que le avisaban<br />

<strong>de</strong> los pecados públicos, los cuales remediaba con<br />

la blandura ó severidad que convenía, ayudándose <strong>de</strong> la<br />

autoridad <strong>de</strong> los magistrados y jueces : y con ser él tan<br />

sabio, no liándose <strong>de</strong> sí tomó por conséjelos á dos aiSÍB~<br />

nes sanios varones llamados Pablo Rhodio y Teodoro Ascalotiíla,<br />

con quienes comunicaba todas sus obras : y no<br />

conlenlándosi! con esto, cada año el pritrier dia <strong>de</strong> seliembre<br />

congregaba sínodo y trataba <strong>de</strong> la reformación y<br />

buen gobierno <strong>de</strong> las iglesias <strong>de</strong> su distrito : y consi<strong>de</strong>rando<br />

que había <strong>de</strong> dar cuenta á Dios <strong>de</strong> todas las almas<br />

que eslaban á su cargo, y temiendo su flaqueza y pocas<br />

fuerzas para tan gran poso , le suplicaba muchas veces<br />

con lágrimas, que lo librase <strong>de</strong> lan gran peligro ; mas<br />

oslando en esta angustia y congoja, oyó una voz <strong>de</strong>l cielo<br />

que le dijo : No lemas, Nicolás , que tratando tú mis negocios<br />

fiolmente, yo sea <strong>de</strong>sagra<strong>de</strong>cido y te <strong>de</strong>samparo; y<br />

con osla voz se consoló y sosegó.<br />

Bien fué menester que san Nicolás fuese obispo y pastor<br />

para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el rebaño <strong>de</strong>l Señor, que en su tiempo<br />

fué muy fatigado y perseguido <strong>de</strong> los lobos carniceros:<br />

porque siendo emperador Diocleciano y Maximiano, cruelísimos<br />

enemigos <strong>de</strong> Jesucristo y <strong>de</strong> su religión (aunque<br />

olios dicen que fué en tiempo <strong>de</strong>l emperador Licinio), se<br />

levantó una bravísima tempestad contra la Iglesia y llegó<br />

á la ciudad <strong>de</strong> Mira, y muchos cristianos pa<strong>de</strong>cieron; y<br />

muchos mas se anegaran en aquel naufragio si san Nicolás<br />

como buen prelado no tuviera el gobernalle y sustentara<br />

con su santidad, valor y pru<strong>de</strong>ncia, la nave <strong>de</strong> la república<br />

<strong>de</strong> tantas y tan bravas ondas combatida ; porque como<br />

valeroso capitán salió al encuentro <strong>de</strong> los enemigos, animando<br />

á los flacos, consolando á los afligidos, c inflamando<br />

á lodos al martirio, <strong>de</strong>teniendo á muchos que no cayesen<br />

y levantando á los caidos, y dando con sus palabras<br />

ejemplo y esfuerzo á todos para que <strong>de</strong>rramasen alegrementesu<br />

sangre por Dios. Fué preso el santo prelado,<br />

quisiéronle matar, y no se atrevieron por el gran respeto<br />

y reverencia que todos le tenían. Deslerráronle, y su <strong>de</strong>stierro<br />

fué consuelo para muchos <strong>de</strong>sterrados, y para sí <strong>de</strong><br />

un celesliid júbilo y alegría ; pero sucedió presto el siglo<br />

doiado <strong>de</strong>l emperador Conslanfíno, que mandó soltar y<br />

dar libertad á lodos los cristianos que eslaban presos por<br />

la fé <strong>de</strong> Crislo, y arruinar y asolar los templos <strong>de</strong> los ídolos.<br />

Con eslos edictos volvió san Nicolás á su Iglesia, y anduvo<br />

por los pueblos <strong>de</strong> su obispado, <strong>de</strong>rribando los templos<br />

profanos <strong>de</strong> los falsos dioses, y enlro olios uno famosísimo<br />

que había en la ciudad <strong>de</strong> Mira, <strong>de</strong>dicado á la diosa<br />

Diana, y <strong>de</strong> tal manera que no <strong>de</strong>jó piedra sobre piedra.<br />

Cuando lo <strong>de</strong>rribaban fueron oídos por el aire horribles<br />

aullidos do los <strong>de</strong>monios que clamaban y se quejaban <strong>de</strong><br />

ser echados do sn antigua morada. Con esto comenzó á<br />

lloi ecer mas la religión católica y á caer la idolatría por la<br />

vigilancia <strong>de</strong> oslo santo prelado, el cual no solamente fué<br />

valeroso caudillo <strong>de</strong> Dios contra los gentiles, sino lam!)ien<br />

contra los herejes, convirliendo muchos á nuestra santa<br />

fe caiólica: y hallándose él en el concilio niceno entre los<br />

trescientos y diez y ocho obispos, que allí se juntaron para<br />

con<strong>de</strong>nar la herejía <strong>de</strong> Arrio, resplan<strong>de</strong>ció entre lodos con<br />

tiin gran<strong>de</strong> claridad y opinión <strong>de</strong> santidad, que parecía un<br />

sol enlro las estrellas.<br />

No se pue<strong>de</strong> en pocas palabras escribir los innumerables<br />

y grandísimos milagros que este santo varón hizo en<br />

vida "y en muerte. Algunos pocos referiré yo aquí <strong>de</strong> los<br />

mas raros y mas nolables. Envió el Señor una carestía<br />

cruelísima á la provincia <strong>de</strong> Licia y toda la genio perecía<br />

<strong>de</strong> hambre. No tenia otros graneros ni trojes para remediarla<br />

el santo varón, sino la oración y conüanza en Dios.<br />

En esta sazón, un merca<strong>de</strong>r habia cargado una nave <strong>de</strong><br />

Higo en Sicilia para ven<strong>de</strong>rla en España. Estando para<br />

partir <strong>de</strong>l puerto, una noche en sueños lo apareció san Nicolás,<br />

y le dijo que llevase aquel trigo á la ciudad do<br />

Mira en Licia, porque lo ven<strong>de</strong>ría muy bien y se hacia<br />

rico, y como en señal le puso tres piezas <strong>de</strong> oro en la misma<br />

mano. Desperió el merca<strong>de</strong>r, y visto el oro y el aposento<br />

cerrado, entendió que aquella visión era <strong>de</strong> Dios.

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