Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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átgiiháj con la carne fresca, jugosa, con el color vivo, con
las vestiduras como nuevas, y mas como vivo que como
mticrto; el doctor Ambrosio Uibeyro, inqnisidor y vicario
general de Goa, por razón de su oticio, quiso averiguar
b verdad de é&íe milagro, y también |)or(|ue elvirey selo
encargó, y mandó al doctor Coime de Sarayva, su médico,
que él y el vicario viniesen por si mismos, y con sus
propias manos palpasen el santo cuerpo, y lo refiriesen
como estaba: yelloscon gran diligencia lo hicieron, y vieron
y locaron todas las parles del cuerpo santo, y lo tuvieron
por cosa milagrosa; y así lo lesliíicarcn y juraron.
Este milagro lan grande de la incorrupción y
entereza
del cuerpo de san Francisco fué muy sabido y cierto
en !a ciudad de Ooa, y de allí se extendió por toda la
India. Pero dcmi'is de esto milagro obró nuestro Señor
otros muchos por su intercesión dospues de su muerte:
porque dejando algunos que arriba quedan referidos;
cuando pasó el cuerpo del santo padre por Raticala, una
mujer de Antonio Rodríguez, factor del rey, (pie se llamaba
María Señ an, y estaba de muchos meses enferma, haciendo
oración delante de él, luego quedó sana. Tomó un
pedacilo del cíngulo que usaba el santo: púsole en un relicario
que traia al cuello; y con él sanó dos veces á un niflo
hijo suyo; la primera de una liebre quele habla durado
seis meses; y la otra de una apoplegía, y eufóá su mari-"
do de otra enfermedad, y á otros dos muchachos llagados,
y libro á una criada suya que se estaba muriendo
de dolores de parlo. Al tiempo que llegó el cuerpo á Goa,
estaba una señora, por nombre doña Juana Pereyra, mas
muerta que viva, de una enfermedad que por espacio de
tres meses la habia consumido: y sabiendo la procesión y
rccibimienlo quesele hacia, no pudiondoporsu flaqueza ir
á verle, se encomendó con viva fé al santo; y luego sintió
notable mejoría, y cobró entera salud y fuerzas. Muchos
dolientes de graves y varias enfermedades, con solo tocar
el santo cuerpo, ó la caja en que estaba, en los li es (lias
que en Goa le mostraron al pueblo, quedaron sanos.
lín la misma ciudad de Goa, oslando Antonio Rodríguez
tan malo de los ojos, que no podía ver ¡ poniendo
sobre ellos ta mano del santo difunto, luego cobró la vista.
Lo mismo sucedió á un sacerdote llamado Baltasar Diez,
que estando muy apretado de una recia esquinencia, y sin
poder tragar cosa, con solo tocar el cuerpo del santo, cobró
salud. Un cristiano de los recien cenvertidos hubo
ptM' gran tesoro la disciplina con que castigaba su cuerpo
san francisco ; y por medio de ella Dios nuestro Sefior dió
salud á muchos enfermos, y obró grandes maravillas. Algunas
mujeres que se tenian por muertas, por no poder
parir; con tocar solo algunos cabellos del santo, parieroH
y vivieron. En el Japón, muchos que eran atormentados
de los demonios, quedaron libres poniendo sobre su cabeza
un brevíai'io que habia sido de san Francisco: al
cual en toda la India tienen por su apóstol, patrón y amparo;
y los portugueses cuando navegan (especialmenle
cuando van á la isla de Sanchoan, donde murió), le invocan,
y se encomiendan á él. Y no solamente en la india,
sino en toda la cristiandad se ha cstendido la fama de la
santidad y la devoción con su santa persona, y por medio
de ella el Scílor ilustra á su siervo co» nuevos milagros;
porque en la ciudad Él Ebora, el padre León Ilenriquez,
redor de la Compañía de Jesús, y el padre Andrés Cabreda
de la misma Compañía, estando muy fatigados do
LA LEYENDA DE OUO. DÍA 3.
calenturas, encomendándose al sanio., alcanzaron entera
salud : y en í'ar.s una mujer ya desahuciada, y casi espirando
de dolores de parlo, parió una criatura sana y l;uehar,
y ella vivió. Y por concluir lo que loca á los mi'ügros
que Dios nuestro Sefior ha hecho después de su muerte por
él, (MI elcaslillo de Javier y casa de san Francisco, hay un
crucifijo de talla muy anüguo de mucha devoción: el cual
viviendo el santo, sudó muchas veces al tiempo que él en
la ludia tenia algim grande y extraordinario trabajo; y el
año en que murió, sudó todos los viernes de aquel año con
grande admiración de los que lo vieron y supieron, l'or
estos y otros innumerables milagros, juntos con la santidad
de su apostólica vida, le canonizó el papa Gregorio
XV, año de 1622 á 12 de marzo ; y después de canonizado,
ha conlimiado en hacer nuestro Señor por su siervo
mihigros muy prodigiosos, como lo fué el que obró
con el padre Marcelo Mastrille, al cual estando ja agonizando
por la herida de un pesado martillo, que cayendo de
muy alto le magulló la cabeza ; mientras le decían los religiosos
de casa la recomendación del alma, se le apareció
elsanlo: preguntóle si quería salud: luego le dictó
una fórmula de voto, en que se obligaba á ir á las
ludias, repiiíeiido el padre Marcelo lo que el santo iba
diciendo , y mandándole que pidiese á Dios el marlirio
que el mismo santo habia deseado. Acabada la fórmula,
le dijo el santo con semblante muy afable, que
ya estaba sano. ¡ Cosa milagrosa ! Que aquella misma noche
que sucedió esto, se levantó ei padre Marcelo bueno y
s;mo déla cama: quitóse las vendas y paños de la cabeza,
la eüal hallaron sin rastro ni señal alguna de
la herida, ni de sus accidenles : el cabello que le habian
arrasado para la cura , siihitamenle había crecido,
y ya estaba del mismo modo y forma que todo lo demás,
ni habia una mínima cicatriz en lodo aquel espacio. Kscribió
aquella misma noche lodo lo que le había pasado con
el santo, que fué largo coloquio, A la mañana dijo misa en
la iglesia , oyéndola innumerable gente que concurrió 6
esto con la fama de tan raro milagro : el cual sucedtó en
la ciudad de Ñápeles, el año 1 «!!;>. Parlió luego á las lu ­
dias el pudre Marcelo en cumjilimiento de su voto , y en
breve tiempo dió en el Japón su vida por Jesucristo con un
glorioso martirio , como largamente se dice en su vida-,
donde (aiulm-n se declaian otras circmislaucias muy notables
del milagro referido.-'- otwhb r.í»'^ v.Um»mh.
La muerte de este grande apóstol del Oriente fué (como
dijimos) en la isla de Sanchoan cerca de la Clima , á
los I de diciembre del año del Señor de 1 , siendo él
de cincuenta y cinco, y habiendo gastado en la India'diez
afios y casi siete meses. Fué muy llorado de lodos ¡os
cristianos de la India, por haber perdido lan grande padre
y maestro i pero el (pie mas la sintió , fué el serenísimo
rey del'orlugal don Juan III: porque demás que amaba
tiernamente al santo, como á persona que él había enviado
á la India , reverenciábale como á santo : parecíale que
era el mayor presidio y amparo que tenia en la India ; y
que fallando aquella columna tan (irme se habia mucho de
enflaquecer. Mas sabiendo las heroicas y esclarecidas virtudes
de este santo padre, y los muchos y grandes milagros
que el Señor obraba por él, determinó suplicar á la
santidad del papa que le canonizase y pusiese en el catálogo
de los santos: y para poderlo hacer con mayor fundamento,
escribió una carta despachada á los 28 tic mar-