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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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496 LA LEYENDA DE ORO<br />

ellos, y también á una esclava, y juntamcnlo al niño y se<br />

llamó Francisco. Esto se <strong>de</strong>clara por menor en los procesos<br />

<strong>de</strong> Cochin y <strong>de</strong> Lisboa: y puesto caso que estos milagros<br />

sean tan notables, para mí no lo son menos algunos <strong>de</strong> los<br />

que se signen.<br />

Cuando el santo pí»só á la China, tuvo amistad con «n<br />

merca<strong>de</strong>r, el cual volvió á la India, y solió la rienda á sus<br />

gustos y apetitos: aparecióle san Francisco (no sé si en vida<br />

estando muy léjos <strong>de</strong> él, ó si ya muerto), y con un rostro<br />

terrible le avisó que Dios presto le castigaría; y el<br />

hombre <strong>de</strong>spavorido respondió, que tenia razón: y el<br />

santo le dijo: Ycómo que lo Henos merecido habiendo cometido<br />

el tal pecado: nombrándole el pecado que ora tan<br />

secreto, que solo Dios y el merca<strong>de</strong>r lo sabian. Compungióse<br />

: lloró su <strong>de</strong>sventura: confesó sn pecado, y por consejo<br />

<strong>de</strong>l santo tomó el hábito <strong>de</strong> san Francisco.<br />

Estando en un pueblo que se llamaha Semorro, mas allá<br />

<strong>de</strong> Malaca, y andando á la ribera <strong>de</strong> un rio caudaloso, que<br />

pasa cerca <strong>de</strong> él, los gentiles le comenzaron á perseguir y<br />

tirarle saetas y piedras ¡ él se retiró, y huyendo topó una<br />

muy gran<strong>de</strong> viga que estaba á la orilla <strong>de</strong>l rio que no le<br />

<strong>de</strong>jaba pasar: tomóla con la mano y apartóla con facilidad,<br />

siendo tan pesada, que muchos hombres juntos no la<br />

pudieron mover. Quedaron atónitos los gentiles; y conociendo<br />

que no era cosa humana, <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> seguirle.<br />

Llegó en Coroman<strong>de</strong>l al santo un pobre que habia dado<br />

al través y perdida toda su hacienda en el mar i pidióle<br />

limosna: y aunque el santo era pobre y no tenia qué darle,<br />

movido <strong>de</strong> compasión, echó la mano á la faltriquera y<br />

sacóla vacía: puso los ojos en el cielo y dijo al pobre, que<br />

confiase en Dios, que era po<strong>de</strong>roso para remediarle: volvió<br />

á poner la mano á la faltriq-jera y sacóla llena <strong>de</strong><br />

unas manedas <strong>de</strong> oro que ellos llaman fanaos, y diólas al<br />

pobre.<br />

Cuando navegaba, rcparlia á los pobres <strong>de</strong> la nave lodo<br />

lo que áél le hablan dado para su matalotaje, y pedia limosna<br />

para su comida. Una vez habiendo dado lodo el<br />

aceite, llegó un pobre (pie le pidió un poco, y el santo varon<br />

mandó á sn compañero que se lo diese. El compañero<br />

dijo, que no habia quedado gola ; mas volviendo á mirar<br />

el vaso por ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong> san Francisco, le halló lleno, y satisfizo<br />

al pobre.<br />

Hall» un dia á un mnebacbo enfermo y lleno <strong>de</strong>. llagas:<br />

lomóle sobre sus hombros, y d(jóle: Dios te dé salud.<br />

Apenas habia dicho dos ó tres veces estas palabras, cuando<br />

el Seflor se la dió enteramente; y el santo volvió al hijo<br />

sano y recio á su madre.<br />

En el mar que va á la China, cerca <strong>de</strong> Sancboan, solía<br />

correr muchas veces un viento furioso y <strong>de</strong>sapo<strong>de</strong>rado<br />

(que llaman tifón), con el cual las naves pa<strong>de</strong>cían miserablemente<br />

naufragios; mas <strong>de</strong>spués que san Francisco di;o<br />

misa en aquella isla <strong>de</strong> Sanchoan y la purgó y santificó con<br />

los misterios <strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>nción, aquel mar está mas<br />

«osegado y tranquilo, y ios tifones corren ménos veces y<br />

con ménos furia y fuerza: tanto ha podido la oración <strong>de</strong>l<br />

•santo padre y la virtud <strong>de</strong> la santa misa.<br />

Kntre otras maravillas <strong>de</strong> san Francisco Javier, lo fué<br />

»nuy gran<strong>de</strong> el don <strong>de</strong> lenguas que tuvo. Habia en las tierras<br />

que anduvo mas <strong>de</strong> cien lenguas diferentes, y treinta i<br />

lie ellas muy distintas. No obstante esto, á cualquiera provincia<br />

que llegaba, no soío cnlendia lo que <strong>de</strong>cian los<br />

naturales; mas luego hablaba con ellos su propio lenguaje;<br />

DIA 3.<br />

cosa que espantó y admiró mucho aquella gente: y con<br />

razón por cierto: porque en el espacio <strong>de</strong> diez anos que<br />

doraron sus peregrinaciones con continuas <strong>de</strong>scomodida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> caminos, confesaban todos ser gran milagro el saber<br />

tantas y tan varias lenguas.<br />

Demás <strong>de</strong> esto, algunas veces predicando á muchedumbre<br />

fle per.'onas, así como eran diferentes en hábitos y<br />

costumbres, también lo eran en las lenguas; y todavía lo<br />

entendía cada uno <strong>de</strong> ellos, como si hablara en su lengua,<br />

Esto causó gran<strong>de</strong> admiración en la Fesqnería, Amboíno,<br />

Malaca y en el Japón, y por solo ello sin esperar mas milagro,<br />

se convit líeion muchísimos. Al don <strong>de</strong> lenguas bien<br />

se pue<strong>de</strong> juntar otro no ménos maravilloso en el santo, por<br />

el cual ordinariamente en el Japón, con solo una respuesta<br />

fácil daba satisfacción á diversas preguntas, que á un mismo<br />

tiempo se le hadan en materias muy varias: y así como<br />

con el don <strong>de</strong> lenguas, hablando un lenguaje solo lo<br />

entendían muchas personas extranjeras, teniéndole entro<br />

sí muy diferente cada uno en el suyo propio; así por el<br />

otro don con un concepto solo ó palabra que <strong>de</strong>cía, era<br />

entendido <strong>de</strong> diversos hombres que le habian propuesto<br />

varias cuestíomís, dando á cada uno respuesta muy á propósito:<br />

y como aquel efecto <strong>de</strong> hablar en la forma dicha<br />

se llama don <strong>de</strong> lenguas; este otro á mí parecer se pu«dc<br />

llamar don <strong>de</strong> conceptos y pensamientos.<br />

Nunca acabaríamos si quisiésemos contar uno á uno todos<br />

los milagros (pie el Seiíor ha obrado por este santo en<br />

su vida; <strong>de</strong>jémoslos <strong>de</strong>más y vengamos á los que ha<br />

obrado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte, que no son ménos maravillosos<br />

que los que hizo en vida: y para po<strong>de</strong>rlos mejor<br />

referir, volvamos á su bienaventurada muerte y digamos<br />

lo que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ella sucedió.<br />

Luego que se supo en la nao <strong>de</strong> Diego Pereyra, en que<br />

había ido san Francisco, y todavía estaba en el puerto <strong>de</strong><br />

Sanchoan, su glorioso tránsito, corrieron los que oslaban<br />

en ella á la choza en (pie habia espirado, para verle y reverenciarle.<br />

Halláronle tendido en su pobre camilla con<br />

una nueva hermosura <strong>de</strong> rostro, gracia y viveza <strong>de</strong> facciones,<br />

y con un semblante y compostura, que mas parecía<br />

hombre vivo que reposaba, que ya difunto; y llenos <strong>de</strong><br />

espanto y <strong>de</strong>voción, igualmente le reverenciaban como<br />

vivo y le lloraban como muerto.<br />

Halláronle al cuello un relicario <strong>de</strong> robre; <strong>de</strong>ntro estaban<br />

tres papeles distintos: el <strong>de</strong>l medio tenía un pedacilo<br />

<strong>de</strong> un hueso <strong>de</strong>l glorioso apóstol santo Tomé, á quien tenia<br />

por singular patrón y <strong>de</strong>chado, y particularmente se encoaiendaba<br />

: el otro era una firma <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> san Ignacio,<br />

su padre y maestro, que mostraba la opinión que tenia <strong>de</strong><br />

su santidad y la gran confianza en sus merecimientos: el<br />

tercer papel eran los votos <strong>de</strong> su profesión, escritos <strong>de</strong> su<br />

propia mano, para acordarse siempre <strong>de</strong> lo que habia prometido<br />

á Dios, y procurar cumplirlo perfectamente. Kstas<br />

fueron las riquezas, este el precioso tesoro con que murió<br />

este nuevo apóstol <strong>de</strong> la India, y las armas con que iba<br />

armado contra todos los encuentros y máquinas <strong>de</strong> Satanás<br />

y todo el infierno.<br />

Tomaron su sagrado cuerpo los portugueses con la mayor<br />

reverencia y solemnidad que pudieron, y revestido <strong>de</strong><br />

sus ornamentos sacerdotales, lo enterraron en un aland<br />

en un lugar apartado, con intento <strong>de</strong> llevarle á Malaca<br />

cuando la nave se partiese: y para po<strong>de</strong>rlo hacer mas fácilmente,<br />

echaron buena cantidad <strong>de</strong> cal viva en el ataúd,

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