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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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m<br />

\e y gravemonle alogre, y lodas sus acciones oüan á santidad.<br />

Maravillosa era la suavidad <strong>de</strong> su roslro, la dulzura<br />

<strong>de</strong> su trato y afabilidad <strong>de</strong> su conversación; pero su santidad<br />

era lan cono^'da y eslimada, que no disminuía nada<br />

<strong>de</strong> la reverencia y respeto que á lan alia persona se <strong>de</strong>bia,<br />

y los que mas le trataban le tenían en mayor veneración,<br />

y algunos se echaban á sus pies, y cuando le habli.ban no<br />

se querían cnbi ir <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él por mas que se les rogase<br />

é importunase; porque les parecía que no hablaban con<br />

un hombre común y mortal, sino ton un hombre divino,<br />

por quien les hablaba Dios.<br />

A ta cumbre y perfección <strong>de</strong> esta caridad y amor <strong>de</strong>l<br />

Señor, subía san Francisco Javier favorecido y llevado <strong>de</strong><br />

su gracia por medio <strong>de</strong> la mortificación y victoria <strong>de</strong> sí<br />

mismo y <strong>de</strong> la oración, que son las dos alas con que el alma<br />

pura y <strong>de</strong>sembarazada vuela á Dios. La mortificación<br />

(pie tuvo esle santo varón, y el fervor con que procuró alcanzar<br />

perfecta victoria <strong>de</strong> sí mismo, se echa <strong>de</strong> ver en<br />

las dos cosas que entre otras muchas hizo y nosotros arriba<br />

habernos contado: launa, <strong>de</strong> los cor<strong>de</strong>les nudosos con<br />

que se ató, y <strong>de</strong> los dolores que pa<strong>de</strong>ció para vencer y<br />

inorlilicar la lijereza y gusto que habia tenido <strong>de</strong> correr<br />

y sallar; y la otra, la fuerza y ardor <strong>de</strong> espíritu con que<br />

lamió las llagas <strong>de</strong>l pobre enfermo en Venecia y le chupó<br />

la podre que do ellas corria, para triunfar <strong>de</strong> sí y vencer<br />

el orror, asco y repugnancia que <strong>de</strong> curar aquel pobre<br />

sentia. Todo el resto <strong>de</strong> su vida fué una perpetua mortificación<br />

en la comida y bebida, en el vestido pobre y roto,<br />

en los ayunos, disciplinas, cilicios y peniteuciaá, como en<br />

lo que basta aquí habernos referido se pue<strong>de</strong> ver. Su comida<br />

comunmente era la que pedía y le daban <strong>de</strong> limosna:<br />

apenas comía carne ni bebia vino, sino cuando le convidaban<br />

y comia con algún amigo, que entonces se acomodaba<br />

ú los otros para ganarlos mas fácílmcnle para Dios: el cual<br />

1c dió una victoria tan perfecta <strong>de</strong> su carne (que es el enemigo<br />

mas peligroso y doméslicoque tenemos), que guardó<br />

perpetuamente su virginidad sin corrupción, con una<br />

entereza lan extraña y con un aborreciiniento á cualquiera<br />

pensamiento feo y torpe, tan gran<strong>de</strong>, que una vez durmiendo,<br />

por haber tenido en sueños una representación<br />

carnal, <strong>de</strong>spertó echando mucha copia <strong>de</strong> sangre por las<br />

narices, <strong>de</strong>spavorido y sobresaltado y como fuera <strong>de</strong> si,<br />

por el horror <strong>de</strong> aquella representación y por la fuerza<br />

que se hizo en <strong>de</strong>secharla.<br />

Mas ¿qué lengua podrá explicar la oración tan continua,<br />

lan fervorosa y tan regalada en esle gran siervo <strong>de</strong>l Señor,<br />

y las merce<strong>de</strong>s y favores que él le hizo y le comunicó<br />

en la oración? Porque estando todo el dia ocupado en negocios<br />

ó en caminos y peligrosas navegaciones, y siendo<br />

<strong>de</strong> suyo tan benigno y tan afable con lodos, es cosa que<br />

•.•spanta ver que en cualquiera lugar y en cualquiera cosa<br />

ijue hiciese, siempre estaba en sí y con Dios, como si fuera<br />

un ermitaño y viviera en un risco apartado y olvidado<br />

<strong>de</strong> todas las cosas <strong>de</strong>l mundo: y annquc todas las cosas<br />

que trataba leservian <strong>de</strong>libro y como <strong>de</strong> espejo que le<br />

presentaban á Dios; todavía tenia sus tiempos <strong>de</strong>terminados<br />

para la oración: y cuando las ocupaciones eran tantas<br />

(pie no podia aten<strong>de</strong>rá ellas, ó por servir á los enfermos ó<br />

por predicar á los gentiles, ó por obra <strong>de</strong> caridad, quitaba<br />

<strong>de</strong> las horas <strong>de</strong>l sueño breve que solía dar á su cansado<br />

cuerpo para darlas á la oración, queriendo que fallase antes<br />

al cuerpo el necesario reposo, que al alma su sustento<br />

LA LKYEiX<br />

DA DE ORO. DÍA 3.<br />

y entretenimiento con Dios. No pocas veces pasó todas las<br />

noihes orando y contemplando sin cerrarlos ojos; y el<br />

poco tiempo que dormía mas oraba que dormía ; porque<br />

durmiendo muchas veces gomia, y con un amoroso suspiro<br />

<strong>de</strong>cia á voces: ¡Buen ieána mió! O amor <strong>de</strong> mi alma!<br />

¡O Criador miol ¡O mi Señor! y otras semejantes: y <strong>de</strong>spiies<br />

[)i eguntado, por qué durmiendo clamaíla, respondía<br />

el santo, que él no sabia ni se acordaba <strong>de</strong> tal cosa. Era<br />

san Francisco <strong>de</strong>votísimo <strong>de</strong> la sacratísima pasión <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor, y meditaba muy á menudo los divinos misterios<br />

que en ella senos representan, y <strong>de</strong>cia, que eran firmes<br />

testimonios y seguras prendas <strong>de</strong>l amor que el Señor nos<br />

tiene y vivos ejemplos que nosotros <strong>de</strong>bemos imitar. Aparejábase<br />

antes <strong>de</strong> la oración con sumo cuidado : rezaba el<br />

oficio divino con particular atención y <strong>de</strong>voción; y ántes<br />

<strong>de</strong> comenzarle <strong>de</strong>cia el himno: Veni, Creator Spirüus: y<br />

aunque por andar tan ocupado en cosas <strong>de</strong> tanta caridad<br />

y servicio <strong>de</strong> Dios, pudiera rezar el breviario <strong>de</strong> tres lecciones<br />

(que <strong>de</strong>spués la santidad <strong>de</strong> Pió Y prohibió) <strong>de</strong>l<br />

car<strong>de</strong>nal don I'ranci-TO Quiñones, por ser mas breve y<br />

tuvo licencia para ello; nunca quiso sino rezar por el breviario<br />

común, que usa la Iglesia romana, por conformarse<br />

mascón ella. Tuvo muy particular <strong>de</strong>voción á la santísima<br />

Trinidad y á Cristo nuestro Salvador, á su purísima Madre<br />

la virgen María; y así en la hora <strong>de</strong> sn muerte encomendó<br />

particularmente su alma á los que en su vida tantas veces<br />

se la habia encomendado. Hacia muy á menudo oración al<br />

arcángel san Miguel y á su ángel <strong>de</strong> Guarda, y á los <strong>de</strong>más<br />

ánírcles que son gobernadores <strong>de</strong> las provincias y<br />

presi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los reinos en que él estaba.<br />

Su oración, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser continua, era ardiente y fervorosa,<br />

y muchas veces se trasportaba y arrobaba en ella.<br />

Fué visto <strong>de</strong> noche en Goa, paseándose en la huerta como<br />

fuera <strong>de</strong> sí, y a! cabo <strong>de</strong> rato alzir con las manos <strong>de</strong>l pecho<br />

la ropa que traia (por el gran fuego que sentía en él),<br />

y repetir muchas veces : Satcsl, Domine, sai est: Basta,<br />

Señor, basta, basta. Señor. Cuando fué <strong>de</strong> Amanguiche<br />

á Meaco, iba lan encendido y puesto el corai.on en<br />

Dios, que no sentia las heridas que las piedras, palos y<br />

espinas hacían á sus piés, corriendo tras los caballos <strong>de</strong>scalzo.<br />

Estando en Goa, dió ór<strong>de</strong>n una vez á un compañero<br />

suyo, que le avísase á la una <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, porqne quería<br />

ir á hablar al gobernador. El compañero fuéá la hora señalada,<br />

y hallóle puesto en oración, lan embebecido y arrebatado,<br />

que le <strong>de</strong>jó hasta las cuatro. Tornó á él: y hallándole<br />

<strong>de</strong> la misma manera, le asió <strong>de</strong> la ropa para hacerle<br />

volver en sí. Entonces le dijo san Francisco: ¿Es ya la<br />

una?Noson sinolas cuatro, respondió el compañero. Pues<br />

vamos, dijo el sanio. Salió <strong>de</strong> casa: anduvo las calles tan<br />

suspenso y puesto en Dios, que no acertó á ir á casa <strong>de</strong>l<br />

gobernador; y volviendo ya <strong>de</strong> noche á la suya, dijo al<br />

compañero: otro día habrá para el gobernador, que este<br />

Dios lo ha querido para sí.<br />

Y aunque cualquier lugar (como dijimos arriba) le servia<br />

<strong>de</strong> oratorio; pero siempre que podia se recogía á la<br />

iglesia á hacer oración <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l santísimo Sacramento,<br />

por tener en ella á su Dios realmente presente, y sabe<br />

que por este respeto oye mas benignamente las plegarias<br />

que se te ofrecen en la iglesia, y por ser un lugar propio<br />

<strong>de</strong> oración, y por la consagración y bendición <strong>de</strong> la santa<br />

Iglesia católica, con que está <strong>de</strong>dicada al culto <strong>de</strong>l Señor;

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