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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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488 LA LEYENDA DE ORO.<br />

consolar á los enfermos, y <strong>de</strong>spués se vino al colegio; y<br />

hallando que uno <strong>de</strong> sus hijos estaba muy malo, y casi<br />

<strong>de</strong>sahuciado y para morir, poniendo sobre él sus manos,<br />

y diciendo un evangelio, le dio enlcra salud. Abrazó á todos<br />

sus hijos con amor <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro y benignísimo padre;<br />

y ellos le abrazaron y reverenciaron como á padre santo y<br />

hombre venido <strong>de</strong>l cielo. Halló las cosas <strong>de</strong> la cristiandad<br />

en todas parles muy acreditadas, y que nuestra santa religión<br />

florecía en la India: y habiendo dispuesto las cosas,<br />

y dado la ór<strong>de</strong>n que le pareció, y concertado con el virey,<br />

que enviase á Diego l'ereyra por embajador <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong><br />

Portugal con un rico presente al rey <strong>de</strong> la Cbina, y que 61<br />

iriacomo compañero <strong>de</strong>l embajador, para po<strong>de</strong>r entrar con<br />

este color y tentar el vado, y ver la disposición que liabia<br />

en aquel reino tan rico, tan poblado, tan extendido, y lan<br />

ciego y sepultado en las tinieblas do la ignorancia é idolatría;<br />

nombró por superior <strong>de</strong> lodos los <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong><br />

la Ifulia al padre Gaspar llarcco, flamenco, y átilos <strong>de</strong> partir<br />

se echó a sus piós diciéndole, que el también estaba á<br />

su obediencia, llorando lodos los circunstantes su partida<br />

con tan copiosas y amargas lágrimas, como que adivinaban<br />

que no le hablan <strong>de</strong> ver mas.<br />

Salió <strong>de</strong> Goa á mediados <strong>de</strong> abril <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1 ;>i>2 en<br />

la nao <strong>de</strong> Diego Pereyra, que había hecho gran<strong>de</strong>s gastos<br />

para aquella jornada, é iba con gran voluntad á ella por<br />

servirá Dios y á su rey, y acompañar á san Francisco.<br />

Llevaba en su compañía al padre Baltasar Gago, y al hermano<br />

Pedro <strong>de</strong> Alcaceva, para enviarlos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Malaca al<br />

Japón á ayudar al padre Cosme <strong>de</strong> Torres. Para el viajo<br />

que hacia á China, solamente lomó por compañero un hermano<br />

que se <strong>de</strong>cia Alejo <strong>de</strong> Herrer, y un mozo natural <strong>de</strong><br />

la China, por nombre Antonio <strong>de</strong> Santa Fé, que se había<br />

criado en el colegio <strong>de</strong> San Pablo <strong>de</strong> Goa. Antes <strong>de</strong> llegar<br />

á Malaca tuvieron una recia tempestad, en que se daban<br />

ya por muertos: aplacóla nuestro Señor por las oraciones<br />

<strong>de</strong>l santo padre; y <strong>de</strong> allí a<strong>de</strong>lante tuvieron mucha serenidad<br />

y bonanza, hasta llegar á Malaca. Pero aquí tuvo<br />

san Francisco mas contrarios vientos y mas brava tormenta<br />

que en el mar: porque el gobernador <strong>de</strong> Malaca,<br />

por cierto disgusto antiguo que había tenido con Diego Pereyra<br />

(que como dijimos iba por embajador al rey <strong>de</strong> la<br />

China), pesándole mucho <strong>de</strong> la honra y <strong>de</strong>l provecho <strong>de</strong>l<br />

que tenia por enemigo, le estorbó aquella jornada con<br />

tanta fuerza y violencia, que lodos los medios que tomó<br />

san Francisco <strong>de</strong> sumisión, ruegos, promesas, amenazas y<br />

excomuniones [que como legado apostólico fulminó contra<br />

61), no fueron parte para sosegar y poner en razón el ánimo<br />

obstinado y mas duro que el acero <strong>de</strong>l gobernador: y<br />

así quedó en Malaca Diego Pereyra, y se corló el hilo y<br />

traza <strong>de</strong> la embajada que habían <strong>de</strong> hacer en la China. Mas<br />

san Francisco, aunque sintió mucho (como era razón) aquel<br />

impedimento <strong>de</strong> la predicación evangélica ; y <strong>de</strong> la facilidad<br />

con que pensaba entrar en la China, no <strong>de</strong>smayó;<br />

ímtes consolando á Diego Pereyra, y asegurándole que<br />

todo aquel daño que pa<strong>de</strong>cía, resultaría en mayor acrecentamiento<br />

<strong>de</strong> su honra y hacienda, y amenazando al<br />

gobernador con la ira <strong>de</strong> Dios y con el castigo que presto<br />

vendría sobre él, salió <strong>de</strong> Malaca, y en saliendo, sacudió el<br />

polvo <strong>de</strong> los tápalos, como Cristo nuestro Señor mandó á<br />

los discípulos lo hiciesen, cuando no fuesen bien recibidos<br />

en alguna ciudad. Lo que el santo anunció, se cumplió al<br />

pié <strong>de</strong> la letra: porque Diego Pereyra <strong>de</strong>spués fué muy<br />

DIA 3.<br />

honrado y acrecentado <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Portugal; y el gobernador<br />

<strong>de</strong> Malaca, por justo juicio <strong>de</strong>l cíelo, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> pocos<br />

meses fué preso en Goa, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí llevado á Portugal y<br />

confiscados todos sus bienes, murió en una cárcel pobre<br />

y miserablemente.<br />

Llegó san Francisco á la isla <strong>de</strong> Sauchoan, que está<br />

como treinta leguas <strong>de</strong> la China , con gran <strong>de</strong>seo do<br />

hallar algún camino para entrar en aquel reino que<br />

tiene la puerta tan cerrada para todos los extranjeros,<br />

que hay pena <strong>de</strong> muerte á cualquier extranjero que entrare<br />

en aquel reino si» licencia, y á cualquiera chino que le<br />

metiere; y guardan esta ley con gran rigor y no fallaban<br />

ejemplos frescos que se contaban. Después <strong>de</strong> haber tentado<br />

varias cosas sin frulo, finalmente se concertó con un<br />

merca<strong>de</strong>r chino, que secretamente le llevase al puerto <strong>de</strong><br />

Cantón, que es la primera ciudad <strong>de</strong> la China , y que ha-<br />

Jbiéndoletetmlo escondido en su casa tres ó ciialro días una<br />

noche le pusiese á las puertas <strong>de</strong> la ciudad \ le <strong>de</strong>jase allí<br />

á sus aventuras; y san Francisco le ofreció <strong>de</strong> darle como<br />

doscientos ducados <strong>de</strong> pimienta, que para esle efecto le<br />

habían dado los portugueses. Todo esto tenia gran<strong>de</strong>s dificulta<strong>de</strong>s<br />

y peligros; mas el ánimo <strong>de</strong> san Francisco como<br />

ardia en vivas llamas <strong>de</strong> amor <strong>de</strong>l Señor, en ninguna cosa<br />

reparaba ni hacia caso <strong>de</strong> lormenlos y muerte: porque<br />

ninguna cosa mas <strong>de</strong>seaba que dar la vida y mil vidas que<br />

tuviera en tan gloriosa empresa por su amor. Quedó sim<br />

Francisco muy alegre con el concierto viendo que se le<br />

<strong>de</strong>scubría camino para lo que lanío <strong>de</strong>seaba : y porque no<br />

le fuese impedimento para su entrada tornó á enviar el<br />

hermano que había traído <strong>de</strong> la India (porque andaba muy<br />

falto <strong>de</strong> salud) con los navios <strong>de</strong> los portugueses que habían<br />

ya negociado, y se volvian á Malaca, y al mozo chino.<br />

Aigunoscreen que leenvió a<strong>de</strong>lante para hallarsemas<br />

<strong>de</strong>sembarazado y solo y po<strong>de</strong>r entrar en la China con mayor<br />

secreto y seguridad <strong>de</strong>l merca<strong>de</strong>r. Pero el Señor se<br />

contentó <strong>de</strong> este <strong>de</strong>seo, y quiso mas remunerarle lostrabajos<br />

inmensos que hasta allí había pa<strong>de</strong>cido por su amor,<br />

que ponerle en ocasión <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer otros mayores. Aceptó<br />

por entonces su voluntad y <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> abrir puerta á la China,<br />

que éfttMWí tan cerrada, para hacerlo dvspiies <strong>de</strong> sus<br />

merecimientos y oraciones; y el sanio varón alcanzase<br />

muerto lo que no pudo siendo vivo: porque poco <strong>de</strong>spués<br />

que murió, se facilitó á los portugueses en Meaco y Canlon<br />

el trato con losehínos; y algunos padres <strong>de</strong> la Compañía,<br />

hijos <strong>de</strong> san Francisco, han entrado en aquel reino y viven<br />

en él con seguridad; y cada día esperamos que crecerá<br />

mas aquella cristiandad con tan buen intercesor como san<br />

Francisco Javier.<br />

Kl merca<strong>de</strong>r chinono cumplió su palabra y Dios envió á<br />

su siervo una calentura: y aunque mejoró, nunca pudo<br />

convalecer bien <strong>de</strong> ella; antes recayó y entendió que el<br />

Señor le quería llevar para sí, y cumplirle otros <strong>de</strong>seos<br />

mas encendidos que poco antes le habia dado, <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar el<br />

cuerpo mortal en la tierra é irse al cíelo á gozar <strong>de</strong> su bienaventurada<br />

vista cou los cuales los otros <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> trabajar<br />

y pa<strong>de</strong>cer se ihan mitigando. Tuvo levelacion <strong>de</strong> su<br />

muerte, y estando en aquella isla en una choza ó enramada<br />

(pie se habia armado en lo alto <strong>de</strong> un monte, <strong>de</strong>samparado<br />

délos hombres, falto <strong>de</strong> todas las coSüs necesarias<br />

para la salud, pero muy acompañado <strong>de</strong>l Señor y <strong>de</strong> los<br />

áíigeles, y lleno <strong>de</strong> dulzuras y consolaciones <strong>de</strong>l cielo, por<br />

verse en tan extremada pobreza ¿osa que él tanto habia

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