Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 3. los misterios de nuestra santa religión; y también venían al monasterio donde moraba bonzos y bonzas (que son sus religiosos y religiosas), y muchos caballeros y gente nable, proponiéndole tantas iludas, que le tenían casi toda la noche sin dejarle reposar. Y aunque gastó muchos (lias en esto, y los japones mostraban que les cuadraba y era conforme á razón lo que el santo.padre les enseñaba; ninguno se movía áser cristiano ( por ser cosa muy diferente parecemos bien lo bueno y ponerlo por obra), hasta que un dia, predicando en la plaza el hermano Juan Fernandi'z, compañero de san Francisco, un japón que liabia venido á oírle el sermón, y era mozo libre y desenvuelto, hizo burla de él, y para mayor oprobio le escupió en la cara. El hermano, sin turbarse, limpiándosela con e! lienzo, prosiguió su sermón con la misma serenidad y semblante que antes. Vió esto otro de los oyentes: y pareciéndolc que aquella paciencia y sufrimiento del hermano, era cosa mas divina que humana, y que no podía dejar de ser verdadera la ley que predicaba, pues le ensenaba y duba virtud para ser tan manso y llevar con tanta serenidad la injuria que se le habia hecho; vino luego á buscar á san Francisco, y le pidió que le hiciese cristiano; y fué el primero que esta vez recibió la fé en Amanguicbe : para que se vea, cuánta mas fuerza tienen los ejemplos de paciencia que las palabras. Tras esle se siguieron otros muchos, y entre ellos un mozo muy docto, ejercitado en todas las sectas del Japón, que recibió el bautismo y se llamó Lorenzo, y se determinó á entrar en la Compañía y consagrarse del lodo á Dios, y fué uno de los mayores ministros que su divina Majestad tomó para convertir á los japones, y amplificar su sania religión en aquel reino. Fué tanto el fruto que se hizo en Amanguicbe, que en espacio de un año se bautizaron tres mil personas, y entre ellas algunas doctas y de grande ingenio, que disputaban con los bonzos y los convencían desús errores. Crecieron tanto en la virtud y piedad aquellos cristianos, que en veinte y cinco años de torbellinos y tempestades, que después padecieron, faltándoles padres y maestros que los amparasen y enseñasen, ellos mismos se hicieron maestros entre sí, y conservaron la doctrina que de san Francisco habían recibido. Era ya tan grande la fama que por lodo el Japón se habia extendido de la santidad y excelencia de su persona, que el rey de Bongo, hombre prudentísimo y muy poderoso y eslimado, le envió á rogar que le viese, y el santo fué, acompañado de muchos portugueses que le quisieron honrar, asi por mostrar lo que le eslimaban, como por acreditar mas la doctrina que enseñaba y amplificar nuestra santa religión. Fué recibido del rey de Bongo con extraordinario aparato y benevolencia: disputó (leíanle de él y de toda su corte muchas veces con íos bonzos, que una vez vinieron á la disputa en número de tres mil, escogiendo á los mas sabios y famosos entro ellos para que hablasen, y todos quedaron convencidos, avergonzados y corridos, sin que ningimo supiese responder ó replicará lo que decía san Francisco; y el mismo rey y toda la "enle, admirada de la verdad que enseñaba, y de la eficacia y modestia con que la ensenaba, entendieron que aquella no era doclrir» humana sino venida de arriba. Mas estando san Francisco ocupado con el rey de ünngo,. en Amanetti che, donde habia quedado el padre Cosme de Torres para cultivar aquella viña, al mejor tiempo se armó un nublado, DICIEMBRE. 487 que la apedreó; porque el mismo rey de Amanguicbe fué despojado del reino por un vasallo suyo, y se mató con su» manos temiendo caer en las de su enemigo, y la nueva Iglesia del Señor padeció mucho,aunque con su gracia pasó presto aquella tempestad : porque el reino de Amanguicbe se dio á un hermano del rey de Bungo, que á suplicación de san Francisco y recomendación del rey, su hermano, amparó y favoreció á los cristianos, como lo hizo el mismo rey de Bungo en su reino y en los otros que después poseyó, dando casa propia en que morasen á los compañeros del santo, y licencia para que sus vasallos pudiesen hacerse críslíanos: y aunque el mismo rey no so bautizó luego, sino después de muchos años; pero cuando recibió el agua del bautismo, tomó el nombre de Francisco, por amor y memoria del sanio, que habia sido el primero que alumbijó su reino con la luz del cielo : el cual se determinó volver á la India: lo uno para enviar de allá mas obreros al Japón, que llevasen adelante lo que él habia comenzado: lo secundo, por haber entendido de los mismos bonzos, que su religión había tenido principio y manado como de su fuente, de la China, y que hasta que los chinos recibiesen la féde Cristo, ellos no la recíbirian; y así se determinó de ir él en persona á la China, para que rendida aquella fortaleza y como alcázar, mas fácilmente pudiese sujetar á los japones: lo tercero; porque como él era superior y cabeza de todos los de la Compañía que estaban derramados por tantas y tan diversas partes de la India, y san Ignacio le habia encomendado el cuidado y gobierno de ellos, quería verlos y ayudarlos, para dar buena cuenta á Dios y á su maestro de lo que estaba á su cargo. Con esta resolución se despidió del rey de Bungo y demás amigos: y dejando al P. Cosme de Torres el cuidado de las iglesias que habia edificado, y de toda aquella nueva cristiandad, se embarcó el mes de noviembre del año de 13.)!, llevando consigo dos japones, que él habia baulízado, y llamaban al uno Mateo y al otro Bernardo, que fué el primero qoe se convirtió en Cangoxima, de los cuales Maleo murió en la India, y Bernardo vino á Boma, y fué de la Compañía; y Lrnando á la India, acabó santamente su vida en el colegio de Co^n^ca^ ¡.K, obinoJ «idiüi fü'» fxr'iim! olSiiiwb oJi; Embarcóse en la nao de Duarte de Gama, que iba á Chicheo, y tuvo una brava y liorríble tempestad en aquella navegación; mas el Señor por las oraciones del santo salvó la nave, que se tenia por perdida, y el batel de ella, que con dos moros (otros dicen que habia quince personas en él) arrebatado de la furia délos vientos habia desaparecido, volvió (contra el parecer y esperanza de lodos los marineros) por sí mismo á la nave, como san Francisco lo habia profetizado: el cual fué visto en el batel de los mismos moros que andaban en él, y guiaba el barco y le llevaba á la nave, en la cual realmoníe en su propia persona eslaba san Francisco, á cuyos pies se postraron los moros, y se hicieron cristianos, movidos de tan grande y tan evídenío milagro. En Cbincheocntróenla nave de Diego Pcrcyra, grande y antiguo amigo suyo, y con prósperos vientos llegó á Malaca, donde fué recibido con increíble alegría y regocijo de toda la ciudad, que vino en procesión á ja iglesia de la Compañía, para hacer gi-acias á nuestro Señor, por haberles dejado ver otra vez al santo, el cual de allí, pasando por Cochin, y visitando á sus hermanos, llega á Goa ; y antes de entrar en casa se fué al hospital, para visitar y

488 LA LEYENDA DE ORO. consolar á los enfermos, y después se vino al colegio; y hallando que uno de sus hijos estaba muy malo, y casi desahuciado y para morir, poniendo sobre él sus manos, y diciendo un evangelio, le dio enlcra salud. Abrazó á todos sus hijos con amor de verdadero y benignísimo padre; y ellos le abrazaron y reverenciaron como á padre santo y hombre venido del cielo. Halló las cosas de la cristiandad en todas parles muy acreditadas, y que nuestra santa religión florecía en la India: y habiendo dispuesto las cosas, y dado la órden que le pareció, y concertado con el virey, que enviase á Diego l'ereyra por embajador del rey de Portugal con un rico presente al rey de la Cbina, y que 61 iriacomo compañero del embajador, para poder entrar con este color y tentar el vado, y ver la disposición que liabia en aquel reino tan rico, tan poblado, tan extendido, y lan ciego y sepultado en las tinieblas do la ignorancia é idolatría; nombró por superior de lodos los de la Compañía de la Ifulia al padre Gaspar llarcco, flamenco, y átilos de partir se echó a sus piós diciéndole, que el también estaba á su obediencia, llorando lodos los circunstantes su partida con tan copiosas y amargas lágrimas, como que adivinaban que no le hablan de ver mas. Salió de Goa á mediados de abril del año de 1 ;>i>2 en la nao de Diego Pereyra, que había hecho grandes gastos para aquella jornada, é iba con gran voluntad á ella por servirá Dios y á su rey, y acompañar á san Francisco. Llevaba en su compañía al padre Baltasar Gago, y al hermano Pedro de Alcaceva, para enviarlos desde Malaca al Japón á ayudar al padre Cosme de Torres. Para el viajo que hacia á China, solamente lomó por compañero un hermano que se decia Alejo de Herrer, y un mozo natural de la China, por nombre Antonio de Santa Fé, que se había criado en el colegio de San Pablo de Goa. Antes de llegar á Malaca tuvieron una recia tempestad, en que se daban ya por muertos: aplacóla nuestro Señor por las oraciones del santo padre; y de allí adelante tuvieron mucha serenidad y bonanza, hasta llegar á Malaca. Pero aquí tuvo san Francisco mas contrarios vientos y mas brava tormenta que en el mar: porque el gobernador de Malaca, por cierto disgusto antiguo que había tenido con Diego Pereyra (que como dijimos iba por embajador al rey de la China), pesándole mucho de la honra y del provecho del que tenia por enemigo, le estorbó aquella jornada con tanta fuerza y violencia, que lodos los medios que tomó san Francisco de sumisión, ruegos, promesas, amenazas y excomuniones [que como legado apostólico fulminó contra 61), no fueron parte para sosegar y poner en razón el ánimo obstinado y mas duro que el acero del gobernador: y así quedó en Malaca Diego Pereyra, y se corló el hilo y traza de la embajada que habían de hacer en la China. Mas san Francisco, aunque sintió mucho (como era razón) aquel impedimento de la predicación evangélica ; y de la facilidad con que pensaba entrar en la China, no desmayó; ímtes consolando á Diego Pereyra, y asegurándole que todo aquel daño que padecía, resultaría en mayor acrecentamiento de su honra y hacienda, y amenazando al gobernador con la ira de Dios y con el castigo que presto vendría sobre él, salió de Malaca, y en saliendo, sacudió el polvo de los tápalos, como Cristo nuestro Señor mandó á los discípulos lo hiciesen, cuando no fuesen bien recibidos en alguna ciudad. Lo que el santo anunció, se cumplió al pié de la letra: porque Diego Pereyra después fué muy DIA 3. honrado y acrecentado del rey de Portugal; y el gobernador de Malaca, por justo juicio del cíelo, dentro de pocos meses fué preso en Goa, y desde allí llevado á Portugal y confiscados todos sus bienes, murió en una cárcel pobre y miserablemente. Llegó san Francisco á la isla de Sauchoan, que está como treinta leguas de la China , con gran deseo do hallar algún camino para entrar en aquel reino que tiene la puerta tan cerrada para todos los extranjeros, que hay pena de muerte á cualquier extranjero que entrare en aquel reino si» licencia, y á cualquiera chino que le metiere; y guardan esta ley con gran rigor y no fallaban ejemplos frescos que se contaban. Después de haber tentado varias cosas sin frulo, finalmente se concertó con un mercader chino, que secretamente le llevase al puerto de Cantón, que es la primera ciudad de la China , y que ha- Jbiéndoletetmlo escondido en su casa tres ó ciialro días una noche le pusiese á las puertas de la ciudad \ le dejase allí á sus aventuras; y san Francisco le ofreció de darle como doscientos ducados de pimienta, que para esle efecto le habían dado los portugueses. Todo esto tenia grandes dificultades y peligros; mas el ánimo de san Francisco como ardia en vivas llamas de amor del Señor, en ninguna cosa reparaba ni hacia caso de lormenlos y muerte: porque ninguna cosa mas deseaba que dar la vida y mil vidas que tuviera en tan gloriosa empresa por su amor. Quedó sim Francisco muy alegre con el concierto viendo que se le descubría camino para lo que lanío deseaba : y porque no le fuese impedimento para su entrada tornó á enviar el hermano que había traído de la India (porque andaba muy falto de salud) con los navios de los portugueses que habían ya negociado, y se volvian á Malaca, y al mozo chino. Aigunoscreen que leenvió adelante para hallarsemas desembarazado y solo y poder entrar en la China con mayor secreto y seguridad del mercader. Pero el Señor se contentó de este deseo, y quiso mas remunerarle lostrabajos inmensos que hasta allí había padecido por su amor, que ponerle en ocasión de padecer otros mayores. Aceptó por entonces su voluntad y dede abrir puerta á la China, que éfttMWí tan cerrada, para hacerlo dvspiies de sus merecimientos y oraciones; y el sanio varón alcanzase muerto lo que no pudo siendo vivo: porque poco después que murió, se facilitó á los portugueses en Meaco y Canlon el trato con losehínos; y algunos padres de la Compañía, hijos de san Francisco, han entrado en aquel reino y viven en él con seguridad; y cada día esperamos que crecerá mas aquella cristiandad con tan buen intercesor como san Francisco Javier. Kl mercader chinono cumplió su palabra y Dios envió á su siervo una calentura: y aunque mejoró, nunca pudo convalecer bien de ella; antes recayó y entendió que el Señor le quería llevar para sí, y cumplirle otros deseos mas encendidos que poco antes le habia dado, de dejar el cuerpo mortal en la tierra é irse al cíelo á gozar de su bienaventurada vista cou los cuales los otros deseos de trabajar y padecer se ihan mitigando. Tuvo levelacion de su muerte, y estando en aquella isla en una choza ó enramada (pie se habia armado en lo alto de un monte, desamparado délos hombres, falto de todas las coSüs necesarias para la salud, pero muy acompañado del Señor y de los áíigeles, y lleno de dulzuras y consolaciones del cielo, por verse en tan extremada pobreza ¿osa que él tanto habia

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los misterios <strong>de</strong> nuestra santa religión; y también venían<br />

al monasterio don<strong>de</strong> moraba bonzos y bonzas (que son<br />

sus religiosos y religiosas), y muchos caballeros y gente<br />

nable, proponiéndole tantas iludas, que le tenían casi toda<br />

la noche sin <strong>de</strong>jarle reposar. Y aunque gastó muchos (lias<br />

en esto, y los japones mostraban que les cuadraba y era<br />

conforme á razón lo que el santo.padre les enseñaba; ninguno<br />

se movía áser cristiano ( por ser cosa muy diferente<br />

parecemos bien lo bueno y ponerlo por obra), hasta que<br />

un dia, predicando en la plaza el hermano Juan Fernandi'z,<br />

compañero <strong>de</strong> san Francisco, un japón que liabia venido<br />

á oírle el sermón, y era mozo libre y <strong>de</strong>senvuelto,<br />

hizo burla <strong>de</strong> él, y para mayor oprobio le escupió en la<br />

cara. El hermano, sin turbarse, limpiándosela con e! lienzo,<br />

prosiguió su sermón con la misma serenidad y semblante<br />

que antes. Vió esto otro <strong>de</strong> los oyentes: y pareciéndolc<br />

que aquella paciencia y sufrimiento <strong>de</strong>l hermano, era<br />

cosa mas divina que humana, y que no podía <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser<br />

verda<strong>de</strong>ra la ley que predicaba, pues le ensenaba y duba<br />

virtud para ser tan manso y llevar con tanta serenidad la<br />

injuria que se le habia hecho; vino luego á buscar á san<br />

Francisco, y le pidió que le hiciese cristiano; y fué el primero<br />

que esta vez recibió la fé en Amanguicbe : para que<br />

se vea, cuánta mas fuerza tienen los ejemplos <strong>de</strong> paciencia<br />

que las palabras. Tras esle se siguieron otros muchos,<br />

y entre ellos un mozo muy docto, ejercitado en todas las<br />

sectas <strong>de</strong>l Japón, que recibió el bautismo y se llamó Lorenzo,<br />

y se <strong>de</strong>terminó á entrar en la Compañía y consagrarse<br />

<strong>de</strong>l lodo á Dios, y fué uno <strong>de</strong> los mayores ministros<br />

que su divina Majestad tomó para convertir á los japones,<br />

y amplificar su sania religión en aquel reino. Fué<br />

tanto el fruto que se hizo en Amanguicbe, que en espacio<br />

<strong>de</strong> un año se bautizaron tres mil personas, y entre ellas algunas<br />

doctas y <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> ingenio, que disputaban con los<br />

bonzos y los convencían <strong>de</strong>sús errores. Crecieron tanto en<br />

la virtud y piedad aquellos cristianos, que en veinte y cinco<br />

años <strong>de</strong> torbellinos y tempesta<strong>de</strong>s, que <strong>de</strong>spués pa<strong>de</strong>cieron,<br />

faltándoles padres y maestros que los amparasen<br />

y enseñasen, ellos mismos se hicieron maestros entre sí,<br />

y conservaron la doctrina que <strong>de</strong> san Francisco habían<br />

recibido.<br />

Era ya tan gran<strong>de</strong> la fama que por lodo el Japón se habia<br />

extendido <strong>de</strong> la santidad y excelencia <strong>de</strong> su persona,<br />

que el rey <strong>de</strong> Bongo, hombre pru<strong>de</strong>ntísimo y muy po<strong>de</strong>roso<br />

y eslimado, le envió á rogar que le viese, y el santo<br />

fué, acompañado <strong>de</strong> muchos portugueses que le quisieron<br />

honrar, asi por mostrar lo que le eslimaban, como por<br />

acreditar mas la doctrina que enseñaba y amplificar nuestra<br />

santa religión. Fué recibido <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Bongo con<br />

extraordinario aparato y benevolencia: disputó (leíanle<br />

<strong>de</strong> él y <strong>de</strong> toda su corte muchas veces con íos bonzos, que<br />

una vez vinieron á la disputa en número <strong>de</strong> tres mil, escogiendo<br />

á los mas sabios y famosos entro ellos para que<br />

hablasen, y todos quedaron convencidos, avergonzados y<br />

corridos, sin que ningimo supiese respon<strong>de</strong>r ó replicará<br />

lo que <strong>de</strong>cía san Francisco; y el mismo rey y toda la "enle,<br />

admirada <strong>de</strong> la verdad que enseñaba, y <strong>de</strong> la eficacia<br />

y mo<strong>de</strong>stia con que la ensenaba, entendieron que aquella<br />

no era doclrir» humana sino venida <strong>de</strong> arriba. Mas estando<br />

san Francisco ocupado con el rey <strong>de</strong> ünngo,. en Amanetti<br />

che, don<strong>de</strong> habia quedado el padre Cosme <strong>de</strong> Torres para<br />

cultivar aquella viña, al mejor tiempo se armó un nublado,<br />

DICIEMBRE. 487<br />

que la apedreó; porque el mismo rey <strong>de</strong> Amanguicbe fué<br />

<strong>de</strong>spojado <strong>de</strong>l reino por un vasallo suyo, y se mató con su»<br />

manos temiendo caer en las <strong>de</strong> su enemigo, y la nueva<br />

Iglesia <strong>de</strong>l Señor pa<strong>de</strong>ció mucho,aunque con su gracia pasó<br />

presto aquella tempestad : porque el reino <strong>de</strong> Amanguicbe<br />

se dio á un hermano <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Bungo, que á suplicación<br />

<strong>de</strong> san Francisco y recomendación <strong>de</strong>l rey, su hermano,<br />

amparó y favoreció á los cristianos, como lo hizo el mismo<br />

rey <strong>de</strong> Bungo en su reino y en los otros que <strong>de</strong>spués poseyó,<br />

dando casa propia en que morasen á los compañeros<br />

<strong>de</strong>l santo, y licencia para que sus vasallos pudiesen hacerse<br />

críslíanos: y aunque el mismo rey no so bautizó<br />

luego, sino <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muchos años; pero cuando recibió<br />

el agua <strong>de</strong>l bautismo, tomó el nombre <strong>de</strong> Francisco, por<br />

amor y memoria <strong>de</strong>l sanio, que habia sido el primero que<br />

alumbijó su reino con la luz <strong>de</strong>l cielo : el cual se <strong>de</strong>terminó<br />

volver á la India: lo uno para enviar <strong>de</strong> allá mas obreros<br />

al Japón, que llevasen a<strong>de</strong>lante lo que él habia comenzado:<br />

lo secundo, por haber entendido <strong>de</strong> los mismos bonzos, que<br />

su religión había tenido principio y manado como <strong>de</strong> su<br />

fuente, <strong>de</strong> la China, y que hasta que los chinos recibiesen<br />

la fé<strong>de</strong> Cristo, ellos no la recíbirian; y así se <strong>de</strong>terminó <strong>de</strong><br />

ir él en persona á la China, para que rendida aquella fortaleza<br />

y como alcázar, mas fácilmente pudiese sujetar á<br />

los japones: lo tercero; porque como él era superior y cabeza<br />

<strong>de</strong> todos los <strong>de</strong> la Compañía que estaban <strong>de</strong>rramados<br />

por tantas y tan diversas partes <strong>de</strong> la India, y san Ignacio<br />

le habia encomendado el cuidado y gobierno <strong>de</strong> ellos, quería<br />

verlos y ayudarlos, para dar buena cuenta á Dios y á<br />

su maestro <strong>de</strong> lo que estaba á su cargo. Con esta resolución<br />

se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Bungo y <strong>de</strong>más amigos: y <strong>de</strong>jando<br />

al P. Cosme <strong>de</strong> Torres el cuidado <strong>de</strong> las iglesias que habia<br />

edificado, y <strong>de</strong> toda aquella nueva cristiandad, se embarcó<br />

el mes <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 13.)!, llevando consigo<br />

dos japones, que él habia baulízado, y llamaban al uno<br />

Mateo y al otro Bernardo, que fué el primero qoe se convirtió<br />

en Cangoxima, <strong>de</strong> los cuales Maleo murió en la India,<br />

y Bernardo vino á Boma, y fué <strong>de</strong> la Compañía; y Lrnando<br />

á la India, acabó santamente su vida en el colegio <strong>de</strong><br />

Co^n^ca^ ¡.K, obinoJ «idiüi fü'» fxr'iim! olSiiiwb oJi;<br />

Embarcóse en la nao <strong>de</strong> Duarte <strong>de</strong> Gama, que iba á<br />

Chicheo, y tuvo una brava y liorríble tempestad en aquella<br />

navegación; mas el Señor por las oraciones <strong>de</strong>l santo salvó<br />

la nave, que se tenia por perdida, y el batel <strong>de</strong> ella, que<br />

con dos moros (otros dicen que habia quince personas en<br />

él) arrebatado <strong>de</strong> la furia délos vientos habia <strong>de</strong>saparecido,<br />

volvió (contra el parecer y esperanza <strong>de</strong> lodos los marineros)<br />

por sí mismo á la nave, como san Francisco lo habia<br />

profetizado: el cual fué visto en el batel <strong>de</strong> los mismos<br />

moros que andaban en él, y guiaba el barco y le llevaba á<br />

la nave, en la cual realmoníe en su propia persona eslaba<br />

san Francisco, á cuyos pies se postraron los moros, y se<br />

hicieron cristianos, movidos <strong>de</strong> tan gran<strong>de</strong> y tan eví<strong>de</strong>nío<br />

milagro.<br />

En Cbincheocntróenla nave <strong>de</strong> Diego Pcrcyra, gran<strong>de</strong><br />

y antiguo amigo suyo, y con prósperos vientos llegó á<br />

Malaca, don<strong>de</strong> fué recibido con increíble alegría y regocijo<br />

<strong>de</strong> toda la ciudad, que vino en procesión á ja iglesia <strong>de</strong> la<br />

Compañía, para hacer gi-acias á nuestro Señor, por haberles<br />

<strong>de</strong>jado ver otra vez al santo, el cual <strong>de</strong> allí, pasando<br />

por Cochin, y visitando á sus hermanos, llega á Goa ; y<br />

antes <strong>de</strong> entrar en casa se fué al hospital, para visitar y

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