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DIA 3.<br />
tic las carnes, que se cubrieron los nudos, y las llagas se<br />
«liomlaron, y los dolores crecieron <strong>de</strong> manera, que el santo<br />
no pudo pasar a<strong>de</strong>lante y se rindió, y <strong>de</strong>scubrió á los<br />
compañeros que le era forzoso quedarse y la causa <strong>de</strong> su<br />
mal. Lleváronle con gran dificultad al primer pueblo que<br />
hallaron mas cercano: llamaron á un cirujano: <strong>de</strong>scubriéronse<br />
las llagas, y viéronselelos cor<strong>de</strong>les tan hondos y tan<br />
abrazados con las carnes, que el cirujano {maravillándose,<br />
mucho <strong>de</strong>arjiiel género <strong>de</strong> penitencia) claramenle dijo que<br />
era negocio sin remedio; porque aquellos cor<strong>de</strong>les no se<br />
podían arrancar sin hacer muchas y gran<strong>de</strong>s heridas en la<br />
carne. Sinlieron mucho todos los compañeros el mal <strong>de</strong><br />
san Francisco, y éHenia mas pena <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong> ellos, que<br />
<strong>de</strong>sús propios dolores, por ver que ni los compañeros le<br />
querían <strong>de</strong>jar, ni él podia pasar a<strong>de</strong>lante con ellos. Fallando<br />
los remedios humanos, acudieron á los divinos: pusiéronse<br />
todos aquella noche en oración, suplicando á nuestro<br />
Señor con gran<strong>de</strong> instancia y confianza, que pusiese su<br />
mano y diese remedio á tan gran<strong>de</strong> mal. Oyólos el Señor<br />
(que siempre oye á sus siervos), y á la mañana se hallaron<br />
los cor<strong>de</strong>les hechos pedazos fuera <strong>de</strong> las carnes, las llagas<br />
sanas, y el santo con tan buenas fuerzas, que pudo seguir<br />
su camino, haciendo todos incesables gracias al Obrador<br />
<strong>de</strong> tan gran<strong>de</strong>s maravillas : y con mucho contento y gozo<br />
acabaron su jornada, y llegaron á Venecia á los 8 <strong>de</strong> enero<br />
<strong>de</strong>l año do 1531, don<strong>de</strong> hallaron á san Ignacio, y <strong>de</strong> él<br />
fueron recibidos con el consuelo espiritual que se pue<strong>de</strong><br />
pensar.<br />
Aquí en Venecia se repartieron los diez compañeros en<br />
dos hospitales, para servir á los pobres y ejercitar su humildad<br />
y cai idad, entretanto que llegaba el liempo <strong>de</strong> navegar<br />
á Jerusalen. Cupo á san Francisco el hospiíal délos<br />
incurables, y él aeudia á los enfermos con exlremado fervor<br />
y espíritu; hacíales las camas, barríales los aposentos^<br />
y ocupábase en los otros servicios mas bajos y viles : y<br />
porque hahia muchos enfermos <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s contagiosas<br />
y con llagas asquerosas, acudia siempre al que estaba<br />
con mayor necesidad. Entre los oíros hahia uno, que<br />
por la podre que manaba <strong>de</strong> él y por el mal olor que <strong>de</strong><br />
todo su cuerpo <strong>de</strong>spedía, le causaba gran<strong>de</strong> horror y sentia<br />
gran repugnancia en servirle, mas él, para vencerse y<br />
alcanzar perfecta victoria <strong>de</strong>- sí mismo, mirándole como<br />
si fuera la misma persona <strong>de</strong> Jesucristo nuestro Ue<strong>de</strong>nlor,<br />
á quien él servia en el pobre, una y dos veces con maravilloso<br />
fervor le lamió las llagas y le chupóla materia que<br />
<strong>de</strong> ellas corría; y con tan señalada victoria nuestro Señor<br />
ie infundió <strong>de</strong>spués una gracia singular, que ningunas<br />
llagas, por podridas y asquerosas que fuesen, le daban<br />
asco; antes le causaban <strong>de</strong>voción y suavidad, tanto pue<strong>de</strong><br />
un acto fervoroso obrado con gran caridad para rendir al<br />
soberbio gigante, y al rendido <strong>de</strong>sbaratar y poner en huida<br />
ol campo <strong>de</strong> los enemigos.<br />
Do Venecia partió para Roma nuestro Francisco con los<br />
otros padres que habian venido <strong>de</strong> París, á pedir la bendición<br />
<strong>de</strong> su santidad para ir á Jerusalen. Era tiempo <strong>de</strong><br />
cuaresma y muy lluvioso: iban á pié, pidiendo limosna y<br />
ayunando lodos los dias, y comiendo solo lo que les daban<br />
por amor<strong>de</strong> Dios. Entre todos siempre se señaló san Francisco<br />
en el amor <strong>de</strong> la pobreza, y alegría y esfuerzo en<br />
el pa<strong>de</strong>cer. En Roma disputó <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la santidad <strong>de</strong>l<br />
papa Paulo IÍI, que á la sazón era vicario <strong>de</strong> Cristo en la<br />
tierra, y con su bendición y una buena limosna que les<br />
DICIEMBRE. J AJ 479<br />
dió para su viaje, volvió con sus compañeros á Venecia,<br />
don<strong>de</strong> esle año <strong>de</strong> dia <strong>de</strong> san Juan Bautista, se or<strong>de</strong>nó<br />
<strong>de</strong> misa con los otros compañeros, que no eran sacerdotes,<br />
haciendo todos voto <strong>de</strong> castidad y pobreza voluntaria<br />
en manos <strong>de</strong>l arzobispo romano, nuncio <strong>de</strong> su santidad.<br />
De allí se repartieron por diversos lugares <strong>de</strong> la señoría<br />
<strong>de</strong> Venecia, para aparejarse (entretanto que se cumplía<br />
el tiempo señalado para la jornada <strong>de</strong> Jerusalen) á <strong>de</strong>cir<br />
su primera misa con mayor pureza y <strong>de</strong>voción: y los padres<br />
Francisco y Salmerón se recogieron en un pueblo<br />
poqum) y apartado cuatro leguas <strong>de</strong> Padua, que se llamaba<br />
Moncelsi, en una pobre y <strong>de</strong>sabrigada choza, abierta<br />
al vienlo y con muy poco reparo para el calor y frío, lluvia<br />
y vientos, y por esto muy á gusto <strong>de</strong>l fervoroso espíritu<br />
<strong>de</strong> san Francisco. Aquí estuvo cuarenta dias: su cama<br />
era un poco <strong>de</strong> paja sobre la tierra: su comida los pedazos<br />
<strong>de</strong> pan que allegaba <strong>de</strong> puerta en puerta: las disciplinas<br />
eran cotidianas: el cilicio continuo: la oración perpetua;<br />
gastando el dia y la mayor parte <strong>de</strong> la noebe en la lección,<br />
meditación y contemplación <strong>de</strong> las cosas divinas, que era<br />
lo que principalmente buscaba en aquel lugar.<br />
Celebró su primera misa en Vincencia, don<strong>de</strong> san Ignacio<br />
estaba, y celebróla con tantas lágrimas <strong>de</strong> alegría espiritual,<br />
que todos los que se hallaron presentes, con solo<br />
verle, <strong>de</strong>rramaron muchas : y <strong>de</strong> allí a<strong>de</strong>lante por lodo<br />
el tiempo <strong>de</strong> su vida do tal manera se aparejaba para <strong>de</strong>cir<br />
misa, como si fuera la primera. Aquí en Víncenciacayó<br />
malo gravemente con otro compañero : lleváronlos al hospital<br />
: y por la pobreza <strong>de</strong> aquella casa fué necesario<br />
que los dos durmiesen en una misma cama, gozándose <strong>de</strong><br />
pagar este tributo á la santa pobreza. Mas en este <strong>de</strong>samparo<br />
y <strong>de</strong>sabrigo el Señor consoló á nuestro Francisco, visitándole<br />
por medio <strong>de</strong>l gran doctor <strong>de</strong> la Iglesia san Gerónimo,<br />
<strong>de</strong> quién él era <strong>de</strong>votísimo. Aparecióle el santo<br />
doctor en una figura gloriosa y venerable, y llegando á la<br />
cama, le habló con palabras muy suaves y do amigo muy<br />
familiar , entre las cuales le dijo : Mayores tempesta<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> trabajos te esperan en Bolonia, don<strong>de</strong> pasarás este invierno<br />
: y <strong>de</strong> tus compañeros , unos irán á Roma , otros á<br />
Padua , oíros á Ferrara y oíros á Sena ; y como el santo<br />
lo dijo , así se cumplió : porque aquella era la traza y ór<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong> Dios, que iba encaminando nuestros padres, y repartiéndolos<br />
por los lugares en que quería le sirviesen, ya<br />
que por la guerra , que habia etitre el Gran Turco y los<br />
venecianos, no podian pasar á Jerusalen. Así habiendo<br />
cumplido con la obligación <strong>de</strong> su voto, se reparlieron por<br />
eslos lugares que habernos dichn : y ó san Francisco le<br />
cupo ir con el padre Bobadilla á Bolonia. Allí aquel invierno,<br />
por los gran<strong>de</strong>s fríos , suma pobreza , y falta <strong>de</strong><br />
toda comodidad y continuación <strong>de</strong> trabajos, le dieron unas<br />
cuartanas y perdió las fuerzas y calor, <strong>de</strong> manera que<br />
mas parecía un cuerpo muerto, que hombre vivo.<br />
Pero como el santo vivía <strong>de</strong>l amor y espíritu <strong>de</strong>l Señor,<br />
el mismo Señor sustentaba la flaqueza <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> san<br />
Francisco con su gracia , y esforzaba sn corazón ; porque<br />
como si estuviera muy sano , gastaba el tiempo en predicar<br />
en las plazas á todo el pueblo, en enseñar la doctrina<br />
cristiana á los niños, en visitar los hospitales y las cárceles,<br />
en oír las confesiones <strong>de</strong> muchos, que con amargura<br />
lloraban sus pecados, y se venían á confesarse con é!.<br />
Respondía á los que venían á pedirle consejo y <strong>de</strong>seaban<br />
saber el camino para agradar á Dios; y por estos medios