Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 11). conveiilo, y una voz quiso malar á muchos de ellos, que estaban sacando nna gran piedra de un campo para sembrarle, haciendo caer sobre ellos un árbol antiguo y grande; mas el sanio, estando en su celda orando, tuvo revelación de lo que pretendía el enemigo; y viéndole que estaba el mismo demonio con la hacba en las manos corlando el árbol, bizo señal con la voz y con la mano á sus monges que lo dejasen todo y al punto se retirasen; y con esta providencia de su santo padre, los hijos no perecieron y el demonio quedó burlado. Pero lo que otra vez aconteció fué cosa memorable y digna de escribir, para que entendamos los secretos juicios de Dios, y los modos qnetoma para probar á sos siervos, y para coronarlos, dejando á unos mas largo tiempo en este destierro, para que trabajen mas; y llevando á otros al cielo mas pr esto, para coronarlos de gloria, según el consejo y beneplácito de su divina providencia. Estaba el santo un día en su cuida ya viejo y co decrépita edad, y considerando la multitud de sus monges que tenia á su cargo, y sus pocas fuerzas para gobernallos, y que ya su fin no podia lardar , temió que después de sus dias algunos de sus monges volverían atrás; y suplicó á nuestro Señor que los librase de aquel peligro, y que antes los sacase de esta vida en su santa gracia que permilir que ellos la perdiesen , dejándose engañar de las blanduras de la carne y astucia de Satanás; y que si para esto convenia que él viviese algún tiempo mas y trabajase, llevando aquella carga tan pesada, que se la aliviase é hit iese líjera, dándole fuerzas para poderla llevar. Vino la nocbe y la hora del sueíio: recogiéronse todos los monges en su dormilo- ,'101 y el santo padre les dio su bendición, y se echó so- ^'"e su cilicio en el suelo. Estando así, vió á un lado un ""gel resplaudecíenle con una vara en la mano, y al otro '•'do un demonio , como un monstruo disforme y borrible que echaba por los ojus centellas y llamas de fuego, y oyó ^"a larga disputa que tuvieron los dos ángeles, malo y bueno. El malo jactaba su poder, y el daño que había hecho al mundo, y el oficio que tenia de tentar y enlazar a todos, y mas ú los monges: y el santo ángel le repren- ^ por huber entrado en aquel lugar donde había tantos s,eryos de Dios y varones perfectos, y le declaraba cuán ,'es y flacas eran sus fuerzas, después que Jesucristo vj^81'0 Re('enlor se las había quitado, y dosarraádole por . " i ^e 'a santa cruz. Mandóle que no hiciese daño en ^ covnj1'*'1" ' Í'UC Cra ni0,'at'a ^c D'09 i n' se partiese de él día ¿- e! ^e,noilio lo quería hacer, viendo que no les po- ^^«ftemi's'no que se estuviese allí para que cuando 1)¡0S n. üs mongos que habían de morir por voluntad de espa,,, '"^sen sus almas con el horror y asombro de su '"ie'sc •1St

48 LA LEYENDA DE ORO cor prelada de tres monaslerios do monjas; pero ella nunca lo cousintió, queriendo i ánles obedecer que mandar, y estar sujeta á su madre, mas que ser superiora de otrafchtim obtieioH y fob»i-)od TÜIKW imcSíih) Murió el rey su padre, y sucedióle Eduardo su hijo, de poca edad. Tuvo en sueños Edita,su hermana, una visión» en que la parecía que hahia perdido el ojo derecho ; y lueíío entendió que su hermano moria presto, como sucedió; porque yendo á ver otro hermano suyo de padre y no de madre, le mataron en ei camino. Quedó el reinosin k>-. gilimo heredero, y ios grandes de él pretendieron sacar del monasterio á Edita, y darle el celró y la corona de reina, y la hicieron gran fuerza ; mas ella estuvo tari iii-me y tan constante en su propósito, que nunca lo consinlió, diciendo, que ninguna cosa de esta vida la podria aparlar de los abrazos de su dulce esposo Jesucristo. Tenia costumbre esta santa virgen, en cualquiera paso que daba, y en cualquier lugar que estaba, hacer la señal de la cruz sobro sí. Hizo labrar una iglesia suntuosa en honra de san Dionisio, obispo y mártir, y convidó á san Dunslano, arzobispo, para que la consagrase. Vino el san. lo prelado , y vió que la virgen Edita, con el dedo pulgar de la mano derecha, muchas veces hacia la señal de la cruz en la frente. Pidióle la mano, y tomando el dedn pulgar con la suya, dijo : No permita Dios que este dedo se pudra : y dicho esto, se puso á decir misa solemne, y en ella comenzó á deshacerse en lágrimas ¡ y preguntado por el diácono que le servia la causa de aquel tan copioso llanlo, dió un gran suspiro y respondió: l'orque esta alma escogida de Dios, esta piedra preciosa, eslaestrella relurientc se oscurecerá y morirá de aqui á cuarenta y tres dias: y asi, murió el mismo dia que el santo prelado había dicho, siendo de edad de veinte y tres años, y en el de. Cristo de 984: y el mismo san Duustano la sepultó en la misma iglesia de San Dionisio, que ella había edificado, y junto á ell.i un hospital con bastante renta para el sustento de trece pobres. Pasados trece años despue» de su glorioso tránsito, apareció á san Dunstano, y le mandó que sacase su cuerpo de donde estaba, y le colocase en parta mas decente y honorílica: y díjole, que, para que entendiese que aquel no era sueno, sino vohmlad de Dios, ios miembros y parles de su cuerpo de que ella, siendo niña, habia usado con alguna liviandad, como los ojos, manos y píes, los hallaría podridos, y el resto de su cuerpo, culero y sin corrupcioii alguna; y que el dedo pulgar de la mano deredha, por virtud de la santa cruz, que haeia con él, tmnbien estaría entero, porque el Señor en las pai Us podridas de su cuerpo se quería mostrar justo Juez , y en las enteras. Padre piadoso. Con esta revelación y otras que Divo san Dunstano, fué á la iglesia de Wintonia, donde estaba el santo cuerpo de la virgen, y hallóle de la misma manera que ella le habia dicho; y á los 3 de noviembre le sacó de donde estaba, y le puso en un altar con gran devoción y reverencia. Estaba en Wintonia á la sazón el rey Canuto, é hizo burla de los (pie tenían por santa á Edita, y como á tal, le daban la honra y adoración que se debe á los santos, diciendo que no podía ser santa, IÍÍ que era hija de un rey que habia sido carnal y tirano. Kepremlíó al rey el ai zobíspo Dunstano , y alíi delante de él mandó abrir la caja donde estaba el cuerpo de la sania virgen : la cual levantó luego del sepulcro el medio cuerpo, con tal semblanle. DÍA lo. que parecía querer arremeter al rey. Fué tan grande el pavor y sobresalto que el rey tuvo, que, medio muerto, cayó en el suelo; y volviendo en si, pidió perdón á la santa virgen, y do allí adelante la honró mucho,y el Seflor la ilustró con otroS muchas milagros. Apareció á su madre treinta dias después de su muerte, muy alegre, y vestida de una celestial claridad, y dijola, que el demonio la habia querido acusar delante de su Esposo , pero que no habia podido, porque ella le habia quebrantado la cabeza, y triunfado de él por vii lud de la cruz del Señor. La vida de santa Edita escribió un grave autor: refiérela el P. Fr. Eorenzo Surio en su quinto tomo. Hace mención deellael Martirologio romano, á los 16 de selieoibro, y Rodolfo tu l'olichron, lib. vi, cap. 1; y Polídoro Virgilio en la Historia de ínglaterra, lib. vi. Floreció por los año.í del Señor de 980, como lo dice el cardenal Baronio. * SA\ EMILVS Y SAX Jcai:MÍAS MÁIITUIES.'—Naturales do Córdoba, estos santos y de ilustre linaje , se criaron y conservaron en la fé, cuando los moros que dominaban aquel país lo regaban con la sangre de los márlires. Solufsalian tanto en virtud como en letras, y Emilas era diácono, y seglar Jeremías. Sus ¿ouocimíentos en la lengua árabe sirvieron mucho para impugnar á los moros, cuya impugnación les valió la palma del martirio. Espontáneamente se presentaron los dos santos al gobernador, para reprenderle su crueldad, y manifestarle la falsedad de su Coran, amenazándoles con los castigos del cielo por sus blasfemias y maldades. Como Emilas, según se lia dicho, era diácono, este carácter hizo que llevara siempre la palabra, y sus discursos enfurecieron tanto á los moros, que U alaban de acabar con los cristianos y su generación. Fueron los santos colocados por algunos dias en una oscura cárcel, y por óllimo fueron degollados en 13 de setiembre del nfio 832. A pesar de estar sereno ei cielo el dia de su muerte, al punto que acabaron la vida, »e levantó una muy recia tempestad, que hacia temblar la ciudad en sus cimientos. ; n-. IAÍÍUÍ.[ itwi U .-\-

DIA 11).<br />

conveiilo, y una voz quiso malar á muchos <strong>de</strong> ellos, que<br />

estaban sacando nna gran piedra <strong>de</strong> un campo para sembrarle,<br />

haciendo caer sobre ellos un árbol antiguo y<br />

gran<strong>de</strong>; mas el sanio, estando en su celda orando, tuvo<br />

revelación <strong>de</strong> lo que pretendía el enemigo; y viéndole<br />

que estaba el mismo <strong>de</strong>monio con la hacba en las manos<br />

corlando el árbol, bizo señal con la voz y con la mano á<br />

sus monges que lo <strong>de</strong>jasen todo y al punto se retirasen; y<br />

con esta provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su santo padre, los hijos no perecieron<br />

y el <strong>de</strong>monio quedó burlado. Pero lo que otra vez<br />

aconteció fué cosa memorable y digna <strong>de</strong> escribir, para<br />

que entendamos los secretos juicios <strong>de</strong> Dios, y los modos<br />

qnetoma para probar á sos siervos, y para coronarlos,<br />

<strong>de</strong>jando á unos mas largo tiempo en este <strong>de</strong>stierro, para<br />

que trabajen mas; y llevando á otros al cielo mas pr esto,<br />

para coronarlos <strong>de</strong> gloria, según el consejo y beneplácito<br />

<strong>de</strong> su divina provi<strong>de</strong>ncia. Estaba el santo un día en su<br />

cuida ya viejo y co <strong>de</strong>crépita edad, y consi<strong>de</strong>rando la<br />

multitud <strong>de</strong> sus monges que tenia á su cargo, y sus pocas<br />

fuerzas para gobernallos, y que ya su fin no podia lardar<br />

, temió que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> sus dias algunos <strong>de</strong> sus monges<br />

volverían atrás; y suplicó á nuestro Señor que los<br />

librase <strong>de</strong> aquel peligro, y que antes los sacase <strong>de</strong> esta<br />

vida en su santa gracia que permilir que ellos la perdiesen<br />

, <strong>de</strong>jándose engañar <strong>de</strong> las blanduras <strong>de</strong> la carne y<br />

astucia <strong>de</strong> Satanás; y que si para esto convenia que él<br />

viviese algún tiempo mas y trabajase, llevando aquella<br />

carga tan pesada, que se la aliviase é hit iese líjera, dándole<br />

fuerzas para po<strong>de</strong>rla llevar. Vino la nocbe y la hora<br />

<strong>de</strong>l sueíio: recogiéronse todos los monges en su dormilo-<br />

,'101 y el santo padre les dio su bendición, y se echó so-<br />

^'"e su cilicio en el suelo. Estando así, vió á un lado un<br />

""gel resplau<strong>de</strong>cíenle con una vara en la mano, y al otro<br />

'•'do un <strong>de</strong>monio , como un monstruo disforme y borrible<br />

que echaba por los ojus centellas y llamas <strong>de</strong> fuego, y oyó<br />

^"a larga disputa que tuvieron los dos ángeles, malo y<br />

bueno. El malo jactaba su po<strong>de</strong>r, y el daño que había<br />

hecho al mundo, y el oficio que tenia <strong>de</strong> tentar y enlazar<br />

a todos, y mas ú los monges: y el santo ángel le repren-<br />

^ por huber entrado en aquel lugar don<strong>de</strong> había tantos<br />

s,eryos <strong>de</strong> Dios y varones perfectos, y le <strong>de</strong>claraba cuán<br />

,'es y flacas eran sus fuerzas, <strong>de</strong>spués que Jesucristo<br />

vj^81'0 Re('enlor se las había quitado, y dosarraádole por<br />

. " i ^e 'a santa cruz. Mandóle que no hiciese daño en<br />

^ covnj1'*'1" ' Í'UC Cra ni0,'at'a ^c D'09 i n' se partiese <strong>de</strong> él<br />

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