Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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to, y dio orden que fuese llevado á Francia (como el mismo
san Germán lo habla mandado), y tomó la cogulla y
ol cilicio del sanio, y le guardó y estimó como un precioso
y riquísimo tesoro, todos losdias de su vida.
Mas en lo que san Pedro principalmente se ocupaba,
era en desarraigar los vicios de su pueblo y los malos usos
que todavía quedaban de la gentilidad, especialmenlc el
primer dia de enero y del ano, solian hacer muchos juegos
y fiestas delante de un ídolo; y san Pedro con sus sermones
y continuas exhortaciones procuró que se desterrase de
la ciudad aquel uso sacrilego y profano.
Habiendo, pues, sido diez años obispo de Ravena, y estando
en Imola, su patria ; entendiendo que Dios nuestro
Señor le llamaba para sí, se fué al templo de San Casiano,
mártir, y postrado delante de su sagrado cuerpo, ofrecióle
muchos dones, y le suplicó que le favoreciese en aquel
trance y presentase su alma delante del acatamiento del
Señor: y habiendo exhortado a los de Ravena que le hablan
acompañado, que no se apartasen jamás de los mandamientos
de Dios, y que eligiesen por sucesor suyo y
pastor persona digna de tan alto grado, acabó el curso de
su peregrinación, y falleció á los 2 de diciembre, pollos
años del Señor de í40. Fué sepultado en la misma
iglesia, junto al altar de san Casiano, mártir; aunque la
Iglesia de Ravena tiene un brazo suyo ricamente adornado,
y le reverencia con suma veneración. Dejó san Pedro
entre oirás obras, muchas homilías y sermones muy elegiintes
y graves.
Su vida escribió Gerónimo Rubio, historiador délas cosas
de Ravena, y está en el vn lomo del padre Mosandro,
añadido á seis tomos de Fr. Lorenzo Surio. Hacen mención
de él el Martirologio romano á los dos de diciembre,
y Constancio en la vida de san Germán, obispo antisiodorense,
y Pedro Damián en el sermón de san Barbaciano,
y César Baronio en sus anotaciones.
SANTA BIBIANA, VÍUGEN \ MÁUTIR.—La bienaventurada
y gloriosa virgen santa Bibiana fué natural de Roma y
nobilísima, hija de Flaviano, prefecto (que otros llaman
Fausto ó Faviauo), y de Dafrosa, los cuales fueron cristianos
y mártires de Jesucristo. Desde nina se ejercitó
santa Bibiana en obras loables y virtuosas.
Fué presa en tiempo del emperador Juliano, apóstata,
por el prefecto llamado Fausto, á quien se cometió su
causa. Procuró él persuadirá Bibiana que adorase los ídolos,
amenazándola con grandes tormentos si no lo hacia:
pero ella supo decirle tales cosas, que despertaron el corazón
de Fausto y le abrieron los ojos para ver la divina
luz, con la cual reconoció su engaño, y se convirtió á la
fé de Cristo, y por ella derramó su sangre y alcanzó la corona
del marlirio. Muy contenta y regocijada quedó santa
Bibiana, por haber ganado para su esposo Jesucristo á
Fausto: y llevada delante de otro juez y ministro de
Juliano, estando muy constante y ürme en la confesión
de la fé, y de no adobar á ios falsos dioses de los gentiles,
el juez inicuo la mandó azotar y quebrantar sus
carnes con plomadas, tan fuertemente, que en aquel tormenlo
dió su purísima alma á Dios, por los años de Cristo
de '¿62,, imperando Juliano Apóstata. El cuerpo de la santa
virgen estuvo dos dias sin ser enterrado; y después un
sacerdote, llamado Juan, le enterró junto al sepulcro de su
santa madre y de su hermana Demetria, á los dos de diciembre,
en que la Iglesia celebra su fiesta. Hoy dia hay
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en Roma cerca del palacio Liciano, una iglesia antigua de
Santa Bibiana, que edificó san Simplicio papa, donde está
su sagrado cuerpo. De santa Bibiana hacen mención los
Martirologios romano, el de Beda, üsuardo y Adon, Pedro
de Nalalibus, y el cardenal Baronio en las anotaciones del
Martirologio y en el iv lomo de sus Anales.
* LOS SANTOS ECSEBIO , PRESBÍTERO, MARCELO, DIÁCONO,
HIPÓLITO, MÁXIMO, ADIIÍAS, PAULINA, NEÓN, MARÍA, MARTINA
Y AURELIA, MÁRTIRES.—Sufrieron estos santos el martirio
en Roma, cuando imperaba Valeriano, tolerando los mayores
tormentos, de órden del juez Secundiano.
SAN PONCÍANO Y SUS COMPAÑEROS , MÁRTIRES.—También
fueron degollados en Roma, por negarse á adorar á los
ídolos, Baronio dice que san Ponciano se convirtió á la fé
de Jesucristo, por haberle curado milagrosamente san Ensebio
una parálisis que tenia de mucho tiempo. Su martirio
sucedió, según el mismo autor, el año 259.
Los SANTOS SEVERO, SEGLUO, GENARO Y VICTORINO, MÁR­
TIRES.—Dieron su sangre por la fé de Jesucristo en África,
marlirizados por los arríanos, el año 450.
SAN CROMACIO, OBISPO Y CONFESOR.—Este ilustre prelado
de la Iglesia de Aquileya fué uno de los mas célebres
pastores del rebaño de Jesucristo durante el siglo IV. San
(iminimole alaba por su santidad de vida y su eximia
erudición; san Juan Crisóstomo le dirigió una carta, que es
la 135, en que ensalza su mérito y su zelo, y san Ambrosio
habla también de él en varios parajes de sus obras. Fué
el padre, el maestro, el consolador y el sosten de todas sus
ovejas, obró muchos milagros, ganó muebisimas almas
para Jesucristo, y murió en paz el año 390, según Baronio.
San Juan Crisóstomo dice , que el sonido clarísimo de
la penetrante trompeta de Cromacio, después de haber rcsuuado
por lodo el Occidente, llegó hasta los oidos de los
orientales, y les advirtió de importantes verdades para la
religión.
SAN LOPE, OBISPO Y CONFESOR.—Floreció en el siglo VI y
•fué obispo de Verona. Galesino dice que gobernó aquella
Iglesia con eminente santidad, y que fué de admirable
piedad y esclarecido en doctrina.
SAN NONO, OBISPO Y CONFESOR.—Asiático de nación y
educado en la religión cristiana, dió desde muy niño indicios
de su futura santidad. Prevenida su alma con abundantes
gracias celestiales, entró en el estado eclesiástico,
y fué elegido obispo de Edesa. Como lodo su afán era la
conversión de los infieles y el arrepentimiento de los pecadores,
hallándose un dia predicando en una plaza de
Antioquía, dondehabia ido para asistirá un concilio, descubrió
enlre su auditorio á la célebre santa Pelagia, y dirigiéndole
la palabra directamente, la convirtió á Dios, y
después de haberla instruido, la bautizó. San Nono fué
posteriormente trasladado al obispado de Ileliópolis, donde
murió milagrosamente en el SeHor, el ano 451.
SAN SILVANO, OBISPO Y CONFESOR.—Floreció en la Iglesia
de Tróada, en Frigia, haciéndose memorable por sus muchos
milagros. Murió el año 40G, según Sozomeno, y en
su sepulcro continuó el cielo dispensando á sus devotos
favores especiales.
SAN EVÍSIO, OBISPO Y CONFESOK.— Fué el XXX obispo de
la Iglesia de Rrescia en Italia, y enseñó mucho tiempo por
si mismo la religión al clero y al pueblo, en las escuelas y
en los pulpitos. Siendo de edad muy avanzada, y no pudiendo
contener por esto la vivacidad de su zelo, se con-