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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DÍA 1 .<br />

respondió el pobre; Señor, la tengo baldada. Mostrad,<br />

hermano, lo veremos, dijo el sanio. Sacó el pobre la<br />

mano, tocóle Eloy con la suya, locóle también el brazo y<br />

un^ióselo con un poco <strong>de</strong> aceite para disimular liumil<strong>de</strong> el<br />

milagro que habia obrado ya el contacto <strong>de</strong> su santa mano,<br />

y que dijesen era virtud <strong>de</strong>l aceite, la que era solo virtud<br />

<strong>de</strong> su gran virtud. Con esto el pobre se fué sano y<br />

contento, y á voces publicaba el milngro por toda la corte.<br />

Cierto dia, como hubiese dado <strong>de</strong> limosna cuanto oro y<br />

plata tenia, y llegasen <strong>de</strong> nuevo otros pobres, sacó una<br />

pieza <strong>de</strong> oro que tenia ajena, para hacer <strong>de</strong> ella lo que su<br />

dueño le habia or<strong>de</strong>nado, y la repartió á los pobres : y comollegasen<br />

otros <strong>de</strong> nuevo, impensadamente volvió á mirar<br />

la bolsa y halló la misma pieza que acababa <strong>de</strong> repartir;<br />

y dando á Dios las gracias también la repartió con<br />

ellos.<br />

- Su gran caridad no se contentaba con estas conlinuas<br />

limosnas, sino es que solicitaba saber dón<strong>de</strong> habia esclavos<br />

y ios redimía, y daba libertad á diez, á veinte, y á<br />

cincuenta muchas veces, y algunas ciento <strong>de</strong> una vez: y<br />

si aconlecia faltarle el dinero para redimirlos, por ser muchos,<br />

daba cuanto tenia hasla <strong>de</strong>snudarse sus vestidos y<br />

<strong>de</strong>scalzarse, quedando con sola una pobre túnica que le<br />

cubria las carnes. Sluchas veces le sucedió esto, y el rey<br />

como le amaba y conocía su virtud, le enviaba <strong>de</strong> sus mismos<br />

vestidos, y le socorría con mucho oro y plata viendo<br />

cuan bien lo empleaba. Redimidos los camivos, les hacia<br />

una plática espiritual, exhortándolos ála virtud; y si eran<br />

cristianos, les <strong>de</strong>cia que si querían volverse á sus patrias<br />

les daría lo necesario para el viaje (como lo hacia); y si<br />

querían quedarse con él, nó como siervos sino como hermanos<br />

los tralaría: y así lo practicaba con muchos que<br />

con él se quedaban, con los cuales vivía religiosamente, y<br />

<strong>de</strong> muchos conseguía se hiciesen religiosos y muchos sacerdotes;<br />

y íinalmente á todos daba estado y acomodaba,<br />

dándoles cuanto habían menester. A los que no eran cristianos,<br />

procuraba reducir hasta que lo fuesen, como lo<br />

consiguió <strong>de</strong> muchos, que ya obligados <strong>de</strong> que los hubiese<br />

rescatado, y ya <strong>de</strong> su buen trato y conversación afable,<br />

venían á rendirse al yugo suave <strong>de</strong> la ley evangélica:<br />

con que su casa era un monasterio <strong>de</strong> pobres, y él á todos<br />

daba <strong>de</strong> comer y <strong>de</strong> beber sirviéndoles él mismo: y<br />

cuando acababan <strong>de</strong> comer, se sentaba con ellos en el lugar<br />

mas íntimo y comía alguna cosa <strong>de</strong> lo que á ellos les<br />

sobraba, tan escasamente, que mas era continuado ayuno<br />

su comer que natural refección : y porque muchas veces<br />

se entristecían los familiares <strong>de</strong> casa por ver que reparlin<br />

cuanto habia á los pobres y no solía quedar ni aun pan para<br />

él ni ellos; él los reprendía, diciendo tenían poca fé,<br />

sabiendo que Dios habia <strong>de</strong> cuidar <strong>de</strong> ellos.<br />

Sucedía pues así, que cuando menos juzgaban, entraban<br />

por la puerta caigas <strong>de</strong> pan y otros manjares, que<br />

principes y personas po<strong>de</strong>rosas y <strong>de</strong>votas enviaban, sabiendo<br />

cuán bien distribuía, y especialmente el rey que<br />

continuamente le socon ía. Murió Clotarioy heredó con el<br />

reino el amor que á Eloy tenia su hijo Dagoberto, el cual<br />

le estimaba tanto, que no salóle socorría con gran<strong>de</strong>s sumas<br />

<strong>de</strong> oro y plata, con que edilicó templos, monasterios<br />

y hospitales, sino es que también le hizo dueño <strong>de</strong> su voluntad<br />

; y así sucedía, que estando muchas veces ro<strong>de</strong>ado<br />

<strong>de</strong> príncipes, obispos y magnates, en viendo á Eloy,<br />

á lodos los <strong>de</strong>jaba para gozar á solas <strong>de</strong> su dulce conversa-<br />

TOMO III.<br />

DICIEMBRE. 473<br />

cion y trato amable. Infinitos fueron y raros sus milagros;<br />

porque con solo mandarlo se levantaban sanos ybuenos<br />

los tullidos, veían los ciegos, oían los sordos, sanaban los<br />

leprosos, lanzaba los <strong>de</strong>monios y espíritus inmundos <strong>de</strong> los<br />

cuerpos <strong>de</strong> los míseros que atormentaban y curaba <strong>de</strong> todas<br />

enfermeda<strong>de</strong>s; pero era tanta su humildad, que á los<br />

que sanaba <strong>de</strong>cia: De verdad os digo, que si no dais las<br />

gracias á Dios y á san Dionisio (ú otros santos que solia<br />

nombrar), que es quien os ha curado, volvereis á pa<strong>de</strong>cer<br />

la misma enfermedad <strong>de</strong> que vais sanos. Hacíales<br />

esta exhortación con esta amenaza, para evitar c! que no<br />

publicasen que él habia hecho el milagro,sino esel santo á<br />

quien él le atribuía; y con esto huía la vanagloria. ¿Cuántas<br />

veces multiplicó el pan para los pobres? ¿Cuántas el<br />

vino y otros manjares? Fuera nunca acabar si comenzáramos<br />

á referir la suma casi infinita <strong>de</strong> sus milagros: eontentarémonos<br />

con poner algunos por abreviar.<br />

Ardía la ciudad <strong>de</strong> París, hecha por todas parles un volcan,<br />

sin que hubiese remedio humano á tanto incendio:<br />

llegaban ya las voraces llamas á la iglesia <strong>de</strong> San Marcial,<br />

fábrica maravillosa <strong>de</strong> Eloy; y él con el senümienlo do<br />

que el fuego consumiese aquel <strong>de</strong>voto y magnífico templo,<br />

que él con tanto csludio y amor habia fabricado á honra y<br />

gloria <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> su santo y siervo Marcial, sacando un<br />

suspiro <strong>de</strong> lo íntimo <strong>de</strong> su corazón dijo en alta voz: ¡O bendito<br />

san Marcial! ¿Por qué no socorres tu casa? Pues sabe<br />

que sí la <strong>de</strong>jas quemar, y cual pue<strong>de</strong>s no la libras y <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>s,<br />

que no tienes que esperar <strong>de</strong> Eloy que vuelva á<br />

etl i lien ríe otra. ¡Caso maravilloso! Apenas acabó estas palabras<br />

, cuando el fuego <strong>de</strong>sapareció, no solo <strong>de</strong>l templo,<br />

sino es <strong>de</strong> todo aquel barrio: con que libró el templo, el<br />

monasterio que junto á él había edificado, y á todos los<br />

vecino.^, <strong>de</strong> tan voraz incendio. Otra vez sucedió que robaron<br />

la plata y oro y <strong>de</strong>más ornamentos y vasos preciosos<br />

que habia consagrado al templo <strong>de</strong> Santa Columba, fábrica<br />

también suya: diéronlc la triste nueva ; pero él, aunque<br />

lo sintió gran<strong>de</strong>mente, no se dió por enlcndído, sino<br />

que se fué á la misma iglesia, y puesto en oración humil<strong>de</strong><br />

dijo: Oye, santa Columba, lo que digo : bien sabe mi<br />

Re<strong>de</strong>ntor flsocristo, que si no vuelves luego los ornamentos<br />

y arreos que han robado á esta iglesia sin que falle<br />

cosa alguna, que tengo <strong>de</strong> traer zarzas, espinas y abrojos,<br />

y sembrar dé ellas la puerta <strong>de</strong> este templo, cubriéndola<br />

<strong>de</strong> suerte que nadie pueda jamás entrar aquí á venerarle<br />

ni tener <strong>de</strong> tí memoria. Dichas estas razones con su sencillez<br />

santa, se fué á su casa, y apenas amaneció el siguiente<br />

dia, cuando fué á verle el sacristán <strong>de</strong> la dicha<br />

iglesia, gozosísimo, refiriendo como al abrir las puertas<br />

aquella mañana y entrar en la Iglesia, había hallado todo<br />

cuanto habían robado la noche antes, que lo habían vuelto<br />

á restituir aquella noche misma sin que faltase un alfiler.<br />

Con este imperio inocente y sencillo hablaba y obraba tantos<br />

prodigios.<br />

Muerto Acario, obispo noviomense, fué electo Eloy milagrosamente:<br />

con que, aunque su humildad huía el cargo<br />

y honor, hubo <strong>de</strong> sujetarse á la disposición divina y guslo<br />

<strong>de</strong>l rey aceptando la carga. Puesto ya sobre el can<strong>de</strong>lero<br />

<strong>de</strong> la Iglesia, comenzó á lucir mas y mas cada dia con<br />

ejemplos raros <strong>de</strong> virtud, humildad y caridad, apacentando<br />

sus ovejas como pastor celestial, con espiritual y corporal<br />

alimento. Predicaba continúamelo, y para que mas<br />

provecho hiciese la divina palabra, ejecutaba primero co«<br />

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