Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

472 LA LEYENDA DE ORO. DIA 1
gros. Su sabiduría contribuyó también á su celebridad, la
cual empleó siempre en promover los intereses de la religión.
Murió en 532, y sepultado en la tierra, dice el Martirologio
romano,atesljgua con muchos milagros quesu alma
vive en el cielo.
SANTA. JUSTINA, VÍRGEN T MÁRTIR.—Los mas antiguos
Martirologios de la Iglesia romana traen el nombre de esta
santa; pero en ninguno de ellos consta circunstancia alguna
de su vida , ni del año y sitio de su muerte.
SAN TCGAI. , OBISPO v CONFESOR. —¡Sació en la Gran Bretaña,
y habiendo después pasado á la Annórica , fundó el
monasterio conocido después con el nombre de San-Pabu.
El año ií32 fué elegido obispo de la diócesis de Trequier,
que entonces se erigió. Por su celoso atrajo el santo la persecución
de lo?malvados,y después de muchos sinsabores,
tolerados con una paciencia admirable, murió por los
años de U53.
SAN CONSTANCIO, CONFKSOU.— Ilustre confesor de las
verdades católicas contra las herejías de su tiempo , fué
Constancio uno de los firmes baluartes de la Iglesia romana.
Resistió con generoso vigor los esfuerzos de los pelagianos,
de quienes sufrió muchos trabajos, que fueron como
en testimonio de su gran fé, y le alcanzaron los eternos
gozos. Baronio cree que murió en Roma el año 418
ó 420.
Los SANTOS SAPOR, ISAAC, MAHANES, ABRAHAN T SIMEÓN,
MÁmir.Ks.— Los dos primeros eran obispos de Persia, y
los tres restantes cristianos muy fervorosos de la misma
región. El rey Sapor II los hizo prender porque no quisieron
adorar al sol , y después de atormentarlos con una
barbaridad que excedió casi á la de los primeros tiranos,
fueron degollados por su órden el año 339.
SANZOSIMO, CONFESOR.—Floreció en Palestina durante el
reinado de! emperador Justino I. Señalóse en santidad y
milagros, y enel don de profecía;fué sumanenle reverenciado
do toda la Iglesia y de la misma córle do Constantinopla,
y murió en la paz de Dios, el año 52'5.
DICIEMBRE.
DIA 1
SAN EI.OT, OBISPO T CONFESOR.—En la Galia ulterior, primero
Aquilania, cerca de la ciudad de Lemovice, hay una
villa llamada Catalacc, y en ella nació Eloy, de nobles padres,llamadosEuquer¡oyTerrigia.Terrig¡a,pues,sumadre,
cuando le tenia en el vientre, vió en un sueño una águila
muy hermosa que volaba sobre el lecho en que dormía, y
que lallamó por tres veces,haciéndoleunasiugular promesa.
Despertó á la voz deláguilaasombrada,ypúsoseáconsiderar
qué signiticaria sueno tan raro; pero como no pudiese
darle interpretación alguna, perdió el susto, y no
cuidó mas del sueño. A pocos dias tuvo los dolores de parlo
tan vehementes, que estuvo en grande riesgo su vida.
Viendo el peligro en que estaba, llamaron á un religioso
sacerdote que la asistiese y ayudase á bien morir, corno
juzgaban lo habla menester: pero el santo sacerdote la dijo
con espíritu profético : No lemais, señora; que pariréis
felizmente un hijo que será santo y será llamado gran sacerdote
de Cristo en la Iglesia. Nació, pues, Eloy, y sanó
su madre. Fué criado con loda virtud y religión , como hijo
de tan católicos y nobles padres. Aprendió las letras que
debia en su tierna edad, y tenia tal ingenio y capacidad
para cuanto emprendía, que su padre le dió por maestro á
Abdon, excelente platero y aurílice, en cuyo arte salió tan
diestro, que de parecer del maestro mismo le envió su padre
á París córtc del rey de Francia, de quien era su vasallo.
Era su conversación tan honesta y agradable á todos,
que en poco tiempo se granjeó en la corte muchas
buenas amistades: entre otras ganó la voluntad del tesorero
del rey Clotario (que á la sazón reinaba en Francia), llamado
Bobbon.
Deseaba mucho Clotario hacer un trono real ó silla de
oro y piedras preciosas, que dijese con su real magnificencia
y fuese ingeniosa en la traza; pero no hallaba maestro
á su gusto. Entonces Bobbon, su tesorero, le dijo: Si
vuestra real majestad quiere ser servido á gusto, yo tengo
en mi cuarto un mancebo artílicc y platero ingenioso, y
sé que hará la silla de la manera que la desea vuestra real
majestad. Entonces el rey alegre le dio una gran cantidad
de oro, y él se la entregó á Eloy para que hiciese la silla
que el rey deseaba. La obra fué de tanto primor, que era
maravilla el verla, y lo mas prodigioso que tuvo, fué q\m
del mismo oro y piedras de que debia hacer solo una,
hizo dos sillas en todo ¡guales y conformes. Acabadas, llevóle
al rey la una guardando la otra. El rey quedó satisfecho
y gozosísimo por haber hallado (\n'wn hiciese aquel
trono ó silla real del modo que él la deseaba, y sobre satisfacerle
muy bien, le dió mil gozosos agradecimientos y
admitió á su amistad con gran cariño y afabilidad. Despidióse
Eloy agradecido y humilde, y fué á su casa, y tomando
la otra silla se la llevó y presentó al rey. Aquí fué
donde Clotario (punió de nuevo maravillado de ver un mozo
en lo mas florido de su juventud tan lie!, que siendo
señor y dueño de aquel oro y piedras preciosas se lo vol -
via. Preguntóle, cómo era posible que del mismo oro y
piedras que él le habia dado, hubiese hecho dos sillas tan
iguales y conformes, cuando cada una lo habia menester
todo. Con la gracia de Dios todo se puede, respondió Eloy
humilde. Entonces el rey le abrazó y le juzgó por el hombre
de mas fidelidad que tenia en el reino, y comenzó á
encargarle cuidados y negocios de mucha cuenta; y Eloy
á tener gran fama en la córle.
Era tan caritativo y amador de los pobres de Jesucristo,
que les daba cuanto podia y tenia, hasta quedarse
desnudo; y era de todos tan amado y conocido por padre
de pobres, que si alguno preguntaba por Eloy ó su casa,
ninguno habia en la córte que no le dijese: Id á la casa
que hallárades toda cercada de pobres; que aquella es:
allí le hallareis. Ciertodia, dando limosna á unos pobres,
uno de ellos tenia baldado un brazo, de suerte que no podia
usar de él ni moverle: al tomar la limosna, como sacase
la mano sana y Eloy le dijese la tomasecon la otra mano