Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DÍA %m
liar sus mii-as, mimJó al inoiiask'iio una compafiía de
fíoldatlos, con órtlo¡i de degollar a los mongas, de destruir
'as imágenes que en él habia y de pegarle fuego. La órdéa
fué puntiialmenle cumplida, y el santo abad Esteban
fué arrebatado de su mansión, cruelmente mallratado y
llevado á Gonstanlinopla, donde sub ió algunos iulerrogalorios,
y después lo melieron en una cárcvl, en la que estuvo
dos artos. Al cabo de este tiempo los herejes lo sacaron
de allí para arraslrarlo por todas las calles de la ciudad,
en cuyo martirio espiró, el año 161.
SANTIAGO, CONFESOR,— Natural de la Marca de Ancona,
de padres algo acomodados, descubrió desde niño gran
disposición para la virtud. Después de haber hecho sus
estudios con aprovechamiento, se fué á Fiorencia, donde
ob'.uvo un cargo respetable. Poco después, disgustado de
'os peligros del mundo, abrazó el estado religioso en la
orden de San Francisco. En el convenio de la Porciúncnla
pasó cuarenta años entregado á todos los rigores de la penitencia
y á los mas puros fervores de la oración. El sacrificio
de la misa excitaba toda su ternura, y los pobres
eran el objeto de su mas constante solicitud. Fué admirable
en pureza y humildad, y estuvo dolado de esa elocuencia
dulce y persuasiva que arrastra los corazones á la virtud.
Por esto sus sermones obraron tantas conversiones.
Rehusó el arzobispado de Milán, y murió santamente en
un convenio cerca de ¡Nápoles el día 28 de noviembre del
afio ti79 áios noventa de su edad.
SAN CONANCÍO, OHISPO Y CONFÜSÜÍI.—Floreció en tiempo
de san Isidoro, pues fueron juntos al concilio 1Y de Toledo.
Conancio a.-isiió también al VI. como obispo de Patencia.
Fue varón respe!;ib!e por su gravedad y modestia, y
mas que (odo por las grandes virtudes pastorales en (pie
resplandeció, con edilicacion de sus ovejas y de todo el
reino, (jobernó la iglesia de Palencia desde el año (¡0!)
basta el (>;)!), en qne minió. Sobresalió en todos los cslndios
eclesiásticos, y principalinenfe en la elocuencia sagrada.
DIA 29.
SAN SATUIININO V SAN SISINIO , MÁUTIUES.—Viéndolos
empei adores Diocleciano y Maximiano que no podian con
tormentos y muertes agotar á los ciislianos, y que la
sangre que de ellos derramaban era como una semilla que
daba ciento por uno ; hallaron otra manera para afligir á
los crisiianos con un prolijo y penoso marlirio, condenándolos
á sacar y llevar piedra y arena, y lodo lo que era
menester para los editi( ios públicos. Y puesto caso que
los hombres nobles y los soldados, según sus leves no
podían ser condenados á oficios tan bajos y viles; ioduvia
para mayor menosprecio é ignominia de la religión crisliara
, sin tener respeto á nobleza, dignidad ó grado alguno,
condenaban á lodos los crisiianos indiferentemnile
á Irabajar en eslas obras públicas, sirviéndose de ellos
como de esclavos. Entre estos que así fueron condenados
en Roma para trabajar en las Termas que Maximiano labró
en honra del emperador Diocleciano (por haberle hecho
su igual en el imperio), fué uno Salurnino, varón
sanl.o y de anciana edad : el cual (no pmltemlo por sus
muchos años y pocas fuerzas llevar la carga pesad a que
los sobrestantes de aquel edificio tan suntuoso querian)
era ayudado de los oíros cristianos, particularmente de
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Sisinio, diácono: el cual con su gran caridad y fervor dtí
espíritu, sobre la carga suja propia lomaba la de san
Salurnino , y llevaba la una y la otra sobre sus hombros,
con gran esfuerzo y alegría cantando salmos é himnos al
Señor. Quedaron espantados los ministros del emperador
de la carida 1 de Sisinio, y del contenió que mostraba en
aquel penoso trabajo. Dieron parle de ello á un tribuno
llamado Espurio, y él lo comunicó con el emperador Maximiano,
el cual mandó traer delante de sí á Saturnino
y Sisinio, y después que en vano los tentó y amenazó, y
procuró reducirá que sacrificasen á sus dioses, los entregó
á un prefecto llamado Laudino , para que sacrificasen
ó muriesen á sus manos. El prefecto los echó en la
cárcel donde estuvieron algunos dias, y convirtieron á
la fé de Cristo á muchos gentiles que venian á ellos. De allí
á treinta y dos dias, el prefecto los mandó traer delante
de sí, cargados de cadenas , y los piés descalzos, y bailándolos
constantes y determinados á morir mil muertes,
antes que negar á Jesucristo, hizo traer un ídolo para que
lo adorasen ; y poniéndoseles delante, san Salurnino levantó
la voz y dijo: Confunda el Señor á los dioses de los
gentiles. A esla voz cayó el ídolo desmenuzado en tierra,
y dos soldados llamados Papias y Mauro comenzaron á
dar voces y decir que Jesucristo á quien adoraban Salurnino
y Sisinio, era el Dios verdadero. Mandó el prefecto
pom r en el ecúleo á los dos sanios, y levanlados en alto
herirlos con azoks cruelísimos y desgarrar sus cuerpos
con escorpiones; y ellos con gran regocijo cantaban: Gloria
sea á li, Señor Jcsnci islo, porque nos has hecho parliciüiu'ios
de los trabajos de tus siervos. Como esto vieron
los soldados Papias y Mauro, que se babian convertido
cuando el ídolo cayó en tierra, ganosos de la corona
del martirio , y llenos de una santa ira contra los verdugos
, les dijeron en alta voz : ¿ Es posible que el demonio
eslé tan apoderado de vosotros que os haga ser tan crueles
con estos siervos de Dios? Oyólo el prefecto Laudicio,
y enojado contra ellos, mandóles dar muchos golpes con
piedras en las bocas , y llevar á la cárcel, y después fueron
marlirizados. Mandó traer hachas encendidas y pegar
á los costados de Saturnino y Sisinio; y visto que todo
esto no bastaba, ánles que estaban en aquel tormento con
mucria paz alabando al Señor, los mandó llevar á degollar
dos millas de Roma, en la vía Nomentana. Sus cuerpos
recogió un varón rico, poderoso y muy devoto , llamado
Trasso (que gastaba su hacienda en susUrilar y socorrer
á los cristianos que trabajaban en aquellas Termas), el
cual los sepultó en una heredad suya á los 29 dias del
mes de noviembre ; y en el mismo hace conmemoración
de san Salurnino la Iglesia católica. Fué el marlirio de
estos dos sanios el año de 303 , imperando Diocleciano y
Maximiano, cinco años después que se comenzó el soberbio
edificio de las Termas. Hacen mención de ellos los
Marlirologios romano, el de Reda, Usnardo y Adon; y
ios Arlos de Marcelo, papa , y Raronio en las anolaciones
del Mnrlirologio romano , y en el n tomo de sus Anales.
* SAN SATÜKNINO, OBISPO Y MÁRTIR.—Este santo es conocido
por san Sernin éntrelos franceses. El papa san Fabián
le envió desde Roma á predicar el Evangelio á las
Gallas el año 245. Fué consagrado obispo por el mismo
papa , lijando después su silla en Tolosa que era enlonces
colonia romana. Los enemigos de la religión cristiana le
prendieron en 250 , sufrió muchos tonnenlos, y atáronle