Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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leHguns griega y latina, y era tan docto en las divinas Escrituras,
y tenia lal facilidad en interpretarlas, que era un
milagro enlodo. Con estas virtudes llegó á merecer la
dignidad de sacerdote y ser predicador acérrimo de ta
fé, granjeando tanto la voluntad de Dios y do los hombres
qiR' hallándose en el entierro de su antecesor, inspiró Dios
¿inflamó las voluntades de todos, de suerte, que desde el
menor al mayor comenzaron á aclamarlti por digno sucesor
de Pedro; y llevado por fuerza en hombros de lodos,
fué colocado en su silla, siendo emperador León Isáurico
y su hijo Constantino Coprónimo, á quienes condenó y
anatematizó en un concilio general, que juntó de casi mil
obispos, por la perversa herejía en que habían incurrido
contra las santas imágenes, quitándoles del todo la veneración
tan debida de los fieles, y martirizado á irifmiios,
porque no seguían su diabólica secta, en que afirmaban
ser idolatría venerar y adorar las imágenes sanias, j Qué
error tan grande! Como si no supiesen los católicos que
las imágenes no se ponen en los templos, ni en otra parle,
para que las adoren parando en ellas, sino en lo representado
por ellas : ni se ponen para idolatrar, como hacian
los gentiles, sino para exhortar y provocar á devoción al
pueblo cristiano, y para levanhir los pensamientos al cielo,
adorando á Dios nuestro Señor en la memoria, que se despierta
por la imagen suya, y alabando á su inmensa bondad
por la ropreseulacion que hacen las imágenes de sus
santos: pues nadie ha de ser tan necio ni loco, que no vea
que la imagen de piedra, de madera ó pintada, ni es Dios
ni su Madre, ni el santo, ni á ella se debo la adoración en
cuanto tal, ni en sí, sino respecto de Dios ó de su Madre
santísima, ó del santo que representa la lal imagen.
Por esta misma razón, y en el mismo concilio, mandó
este santísimo ponlííice Gregorio renovar todas las imágenes
y piu'uras antiguas, y hacer olrajj muchas de nuevo,
muy ricas y devotas. Mucho tuvo en qué merecer el
santo Gregorio por causa de esta defensa de las santas
imágenes: pero al ün Dios lo libró de lodos sus enemigos.
Estuvo dos veces sitiado en Roma por el rey de los iongobardos
Luilprando, y siempre quedó bien con la ayuda
de Dios y de los príncipes cristianos que le favorecían. Sacó
á Roma, á Italia y á España del yugo de los perversos
y borejes empi'radores. Libre ya de las guerras y asedios
se dió lodo á sus santos ejercicios, ayunos y limosnas,
edificando nuevos templos y beriiio.si'áudolos con sagradas
imágenes. Ordenó y hermoseó el altar mayor de la iglesia
de San Pudro con muy ricas colunas de piedra ónix, y puso
sobre ellas una corona ó cubierto de vigas de piala, y
encima muy ricas y hermosas imágenes de nuestra Señora,
y de los santos apóstoles. Hizo también una capilla
muy rica en la misma iglesia, y puso en ella muchas reliquias
de santos, y dotóla para que cada dia se dijese en
ella una misa. Dióle á la misma iglesia muchos y muy
ricos vasos de oro y plata, y mandó labrar una imagen
denuestra Señora la siempre Virgen María, sin pecado concebida,
con su precioso Hijo en los brazos, de oro finísimo,
la cual dura hoy y se *ve en Santa María la Mayor.
Reparó la iglesia de San Grisógono y puso monges en ella,
y lo mismo hizo en otras muchas parles: dióles rentas y
posesiones con que se sustentasen, y regla que guardar.
Mandó que en la iglesia de San Pedro hubiese la frecuencia
y órden en celebrar los divinos oficios,, que hoy se observa
y entonces no habia.
DÍA m.
Con estas y semejantes ocupaciones era Gregorio amado
de Dios y de ios hombres: y cuando nuestro Señor fué
servido llevársele para sí, envióle una enfermedad, de que
vino a morir y descansar en el Señor, á 28 de noviembre
(dia en que la Iglesia le celebra), en el año del Señor de
74!, habiendo regido santísimamente la nave de san Pedro
diez años, ocho meses y veinte y cinco dias. Hizo tres
veces órdenes, ordenando ochenta obispos, veinte y cuatro
presbíteros y tres diáconos. Fué sepultado en la iglesia che
San Pedro, y vacó ¡a silla nueve dias. Escribieron su vida
Boda; Usuardo; Adon; lllescas en la Historia pontifical;
Platina; Pedro de Nalalibus in Calhnl. sanct., lib. x,
cap. 118 ; el Marliroiogio romano; y Baronio en sus anotaciones
y en el tomo ix de sus Anales^ año Til, número
í), ele.
* SAN RUFO, MÁRTIR.— Cuando imperaba Diocleciano
vivia este santo en Roma, de cuya ciudad era natural.
San Crisógono lo convirtió á la religión de Jesucristo con
toda su familia; y fué tanto lo que quedaron lodos convencidos
do la tiivinidad de la religión, que no dudaron
sacrificar sus vidas por Jesucristo. Fué su muerte el
año 303.
S\x SOSTIÍNES, MÁRTIR.— Fué de Coi iufo, y era príncipe
do la sinagoga cuando san Pablo empezó á predicar el
Evangelio en la misma ciudad. En el cap. 18 de los Hechos
de los apóstoles leemos que fué golpeado por los judíos
delante del tribunal, en presencia del procónsul Gaiibn.
El mismo apóstol san Pablo en su primera carta á los corintios
le llama'su hermano. El Marliroiogio romano dice,
que habiendo sido apedreado, eonsasró COfi un esclarecido
martirio las primicias de su fé. Créese que murió por los
años de üí de Jesucristo.
LOS SANTOS PAPlxMANO Y MANSUETO,
OBISPOS Y MÁRTIRKS,
Y LOS SANTOS VALERIANO, URBANO, CllESCENTE, EUSTAQUIO,
CRESCONH, CllESCENGlANO, FÉLIX, ORTOLANO Y Fl.ORENCIANO,
OBISPOS Y CONFESORES.— Los dos primeros, en tiempo de la
persecución de los vándalos, por órden de Genserico, rey
arriano, fueron quemados por todo el cuerpo con planchas
de hierro encendidas, y así consumaron su glorioso martirio
en defensa de las verdades católicas, el año 4i2, en
Africa. Al mismo tiempo fueron desterrados y perseguidos
los demás santos obispos de que hacemos memoria,
también en distintas ciudades de África y por los miamos
motivos que los dos primeros sufrieron el martirio.
SAN E-ÍTÉRA.N I;L JOVEN, SAN BVSILIO,SAN PEDRO, SAN Ax-
DUÉS Y OTROS TRESCIENTOS TREINTA Y NUEVE MONGES MÁRTI­
RES.—San Estéban es uno de los mas ilustres mártires que
derramaron su sangre por la fé en la persecución de los
iconoclastas. Habia nacido en Constantinopla el año 711,
y fué consagrado á Dios desde el seno de su madre. Sus
padres, que eran ricos y virluosos, le dieron una educación
esmerada, y él la hizo fructificar por medio de su inclinación
natural á la piedad. Cuando León el Isauro declaró su
persecución contra la Iglesia, Esteban entró monge en un
monasterio cerca de Calcedonia, en el cual se distinguirt
por sus esclarecidas virtudes. Poco después hizo un viaje á
Conslanlinopla, vendió cuanto tenia y distribuyó aü produelo
á los pobres. A la edad de treinta años fué unánimemente
elegido abad de su monasterio, donde empleó su
pluma y su zelo en la defensa del culto do las santas imágenes.
El emperador Canslantino Coprónimo, viendo que
aquellos monges se ocupaban con tanta eficacia en contra-