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LA LEYENDA DE ORO.<br />
calilísimo é. ilustró y edificó la Iglesia <strong>de</strong>l Seíior con escribir<br />
adinirablemenle las vidas <strong>de</strong> muchos santos. Nació Mctafrasle<br />
en la ciudad nobilísima <strong>de</strong> Conslanlinopla, do<br />
ilustres y ricos padres, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> niño mostró gran<strong>de</strong> y<br />
agudo ingenio, y muy inclinado á todas las buenas letras<br />
y virtu<strong>de</strong>s. Siendo ya <strong>de</strong> edad, se dió al estudio <strong>de</strong> la rotórica<br />
y do filosofía, en que procuraban los sabios <strong>de</strong> su<br />
tiempo señalarse: y él fué tan eminente en la una y en la<br />
otra, que hizo gran ventaja á los <strong>de</strong>más, y con ser riquísimo<br />
<strong>de</strong> patrimonio y <strong>de</strong> sangre nobilísima, no se <strong>de</strong>jó<br />
llevar <strong>de</strong> los gustos y apetitos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados <strong>de</strong> la gente<br />
rica y noble, para no abrazarse con la virtud y ciencia,<br />
ni para usar mal <strong>de</strong> lo que habia aprendido; porque nidio<br />
cu las singularida<strong>de</strong>s y falsas sectas en que dieron algunos<br />
filósofos, ni quiso <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r causas injustas, ni ven<strong>de</strong>r<br />
su lengua para ganar honra en las audiencias y tribunales.<br />
Yivia, como filósofo, grave y mo<strong>de</strong>stamente, y servíase<br />
<strong>de</strong> su elocuencia en volver por la justicia, y amparnr á los<br />
que eran oprimidos y lemian per<strong>de</strong>rla: fué muy querido<br />
y estimado <strong>de</strong>l emperador por su gran bondad y pru<strong>de</strong>ncia,<br />
y servíase <strong>de</strong> iMelafraste en los negocios graves tocantes<br />
al imperio, tomando su consejo y <strong>de</strong> su persona en<br />
la administración <strong>de</strong> la justicia : y no por esto Melafrasle<br />
se <strong>de</strong>svanecía, ni la privanza <strong>de</strong>l emperador le hizo soberbio;<br />
antes con lodos era afable y amoroso, consolando á<br />
los afligidos y remediando á los necesitados, y dando favor<br />
á los que poco podían. Pero en lo que mas se señaló<br />
el santo varón, fué en escribir grave y elegantemente las<br />
vidas <strong>de</strong> los santos que ahora goza la santa Iglesia; porque<br />
<strong>de</strong>spués que cesaron las persecuciones <strong>de</strong> los tiranos<br />
gentiles, que tanto la afligieron, algunos autores, para<br />
edificarla, escribieron las batallas y victorias <strong>de</strong> nuestros<br />
gloriosos mártires; pero imperfectamenta, pues fallaron, ó<br />
en la verdad (por no haber hecho las diligencias necesarias<br />
para <strong>de</strong>cir lo cierto^, ó en el malo y tosco estilo con<br />
que escribieron; <strong>de</strong> manera, que las dichas vidas así escritas,<br />
mas causaban risa que <strong>de</strong>voción en los que las<br />
leían. Nuestro Simeón procuró remediar ese daño: y remedióle:<br />
porque, como persona que tenia privanza con<br />
el emperador, pudo saber la verdad, y juntar relaciones<br />
y memoriales <strong>de</strong> autores graves y fi<strong>de</strong>dignos, COIIÍO lo<br />
hizo, sin perdonar á costa ni trabajo, y con su retórica<br />
dulce y elegante esliU», escribió <strong>de</strong> tal manera, que <strong>de</strong>leita<br />
á los que leen sus obras, y los mueve á imitar las<br />
vidas <strong>de</strong> los sanios, que él escribe. Ocupándose el santo<br />
varón en estos loables ejercicios, siendo su vida sin<br />
reprensión adornada <strong>de</strong> (odas las virlu<strong>de</strong>s y resplan<strong>de</strong>ciendo<br />
especialmente en la castidad, trocó esta vida <strong>de</strong>l<br />
suelo por la <strong>de</strong>l cielo, y su cuerpo fué sepultado con gran<br />
pompa y majestad: y para muestra <strong>de</strong> la vida, que habia<br />
vivido, y cuan grata habia sido su alma al Sefior, su sopulcro<br />
por muchos (lias dió un olor suavísimo con gran<strong>de</strong><br />
admiración, <strong>de</strong> los que <strong>de</strong> él participaban. Su glorioso<br />
tránsito fué en 2'7 <strong>de</strong> noviembre: el año en que murió<br />
precisamente, no se sabe; mas en la Vida <strong>de</strong> san Alipio<br />
Cíonita dice el mismo Simeón Melafraste, que la escribió,<br />
qnefuésu maestro y que conversó con él mucho tiempo:<br />
el cual san Alipio Cionila vivió en tiempo <strong>de</strong>l emperador<br />
Ileraclio, que tuvo el imperio por los años <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong> 620.<br />
Su vida la trae Surio en el sexto tomo <strong>de</strong> las <strong>Vidas</strong> <strong>de</strong><br />
los santos.<br />
La vida <strong>de</strong> san Simeón Melafrasle escribió Pselo, varón<br />
DIA 27.<br />
elocuente y erndilo éntrelos griegos, <strong>de</strong>l cual so ha sacado<br />
lo que aquí queda referido. El car<strong>de</strong>nal Baronío en el x lomo<br />
<strong>de</strong> sus Anales, pag. 189, dice, que Pselo fué maestro<br />
<strong>de</strong> León, filósofo, el cual floreció en Oriento en tiempo<br />
<strong>de</strong>l emperador Miguel, 111 <strong>de</strong> este nombre, por los años<br />
<strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 859, y que el mismo Pselo, en la oración que<br />
hace en alabanza <strong>de</strong> Melafrasle, da á enlen<strong>de</strong>r que poco<br />
ánles habia muerto, y que algunos <strong>de</strong> los presentes habían<br />
conocido otros (pie se habían hallado en su muerte.<br />
Ilacen <strong>de</strong> él honorífica mención Teodoro Balsamen, patriarca<br />
<strong>de</strong> Anlioquía, que lo alaba sumamente, por haber<br />
escrilo con lauto acierto y elocuencia las viclorírs<br />
y triunfos <strong>de</strong> los márlires; y otro Teodoro, llamado<br />
Podromo, pone á Melafrasle eu el mimero do los gr¡¡n<strong>de</strong>s<br />
autores griegos, que con sus escrílos adornaron la<br />
sania Iglesia; y Nicéforo Calixto en el lib. xiv <strong>de</strong> su historia,<br />
cap. líi; Gonadio, patriarca constantinopolilano, y<br />
Corinlo, rotórico griego, lo alaban mucho: y lo que eá<br />
mas, el concilio florentino, que es nnívorsal y ecuménico,<br />
y se celebró en tiempo do Eugenio IV, en la séplima sesión<br />
cita á Simeón Melafrasle, para probar que el Espíiihi<br />
santo proce<strong>de</strong> <strong>de</strong>l Padre y <strong>de</strong>l Hijo; y lo llama autor ce'ebérrimo<br />
; y los griegos celebran su memoria y lo tionon<br />
en el catálogo <strong>de</strong> los santos.<br />
SANTIAGO IMTEBCISO, MÁRTIR.—Eué Santiago, máilir,<br />
llamado el Inlerciso, persa <strong>de</strong> nación, <strong>de</strong> padres ilustres,<br />
cristianos y ricos. Nació en la ciudad <strong>de</strong> Elape, y Uno<br />
gran lugar con el rey <strong>de</strong> Persia éntrelos otros hombres<br />
principales,y ministros y criados suyos. Llamábase el rey<br />
is<strong>de</strong>gardis, y era muy dado al culto <strong>de</strong> sus falsos diosos<br />
y muy gran<strong>de</strong> enemigo <strong>de</strong> cristianos. Movido <strong>de</strong>l celo <strong>de</strong><br />
su religión y <strong>de</strong>l odio que tenia á la nuestra, y <strong>de</strong> lo mucho<br />
que amaba á Diego, lo dió una tan brava balería para<br />
que <strong>de</strong>jase la adoración <strong>de</strong> Jesucrislo y se conformase con<br />
él, que Diego se rindió y sujetóála voluntad <strong>de</strong>l rey, negando<br />
á Cristo y adorando las eslaluas hechas por manos<br />
<strong>de</strong> los hombres. Supieron esta laslimosa caída <strong>de</strong> Diego,<br />
su madre y su mujer, que eran señoras muy cristianas y<br />
siervas <strong>de</strong> Dios: y <strong>de</strong>shaciéndose en lágrimas con gran<br />
sentimiento le escribieron una cai ta en que lo <strong>de</strong>cían eslas<br />
palabras: «l'or obe<strong>de</strong>cer al hombro mortal, has <strong>de</strong>jado á<br />
Dios inmortal y al que es verda<strong>de</strong>ra vida. Por agradar al<br />
que es un poco <strong>de</strong> polvo y podredumbre, has <strong>de</strong>jado e[<br />
olor sempiterno y suavísimo. Pues así es, queremos que<br />
sepas, que <strong>de</strong> aquí a<strong>de</strong>lante nos pue<strong>de</strong>s tener por extrañas<br />
y que en ninguna manera haremos vida contigo.»<br />
Leyó esta carta el que había apostatado <strong>de</strong> nuestra santa fé,<br />
y locóle Dios el corazón y comenzó á llorar amargamente<br />
y á <strong>de</strong>cir: Si mi madre y mi mujer no me quieren conocer<br />
por suyo; ¿qué hará Üios á quien tan gravemente he<br />
ofendido? Compungióse y angustióse <strong>de</strong> manera, que<br />
<strong>de</strong>lerminó volver (como buen soldado) á la batalla, y pelear<br />
y vencer al enemigo, <strong>de</strong> quien habia sido vencido.<br />
Supo esto el rey, mandóle llamar y quiso saber si era<br />
cierto lo que habian dicho: y hallando que era verdad, lomó<br />
gran<strong>de</strong>s medios <strong>de</strong> blanduras y <strong>de</strong> espanto para persuadirle<br />
<strong>de</strong>jase la falsa superstición (que él llamaba) <strong>de</strong> los<br />
nazarenos, y le diese aquel contento y ocasión para honrarle<br />
y enriquecerle mas, como <strong>de</strong>seaba, y nó para <strong>de</strong>struirle<br />
y quitarle la vida á puros tormentos. Todo lo que<br />
dijo el rey salió en vano; porque el Señor habia armado<br />
<strong>de</strong> su espíritu á su soldado, y quena que batallase y darle