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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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Lre la ccida en que estaba el santo padre, y toda la linndió.<br />

Asustados todos, creyendo habría muerto al santo<br />

provincial, acudieron seglares y religiosos para <strong>de</strong>seulerrarle.<br />

Apartadas las ruinas, le hallaron alegre y sereno<br />

en un rinconcillo, sin lesión ninguna. IVegnnlárorrle cómo<br />

había sido aquello. Respondió, que la <strong>de</strong> la capa blanca (así<br />

llamaba á nuestra Seíiora ) milagrosamenle le hahia librado<br />

da aquel riesgo. En Guadalcazar tuvo una gran<strong>de</strong> ent'ennedad,<br />

y los médicos aseguraban que se moriría; pero<br />

el santo dijo: Malo estoy y mucho pa<strong>de</strong>ceré; pero no<br />

moriré <strong>de</strong> esta; porque aun no está acabada <strong>de</strong> labrar la<br />

piedra: y asi fué. Durante esta enfermedad, para aplicar-<br />

• c ciertos remedios, le hubo <strong>de</strong> quitar el enfermero una<br />

ca<strong>de</strong>nilla <strong>de</strong> hierro <strong>de</strong> agudas punías que (raía tan a.-iil.i á<br />

las carnes, que por algunas parles no se veía. Quedóse con<br />

ella él enferinero : y aplicándola <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> algunos aíios<br />

á un enfermo <strong>de</strong>sahuciado, con una mortal modorra y calen!<br />

ura, al punto estuvo sano y bueno, que al día siguiente<br />

fué al convento á dar gracias á Dios por el benelicío.<br />

Habiéndose dispuesto el fundar convenio <strong>de</strong> monjas en<br />

Madrid, se encargó la ejecución y el acompañar las luiidadoras<br />

al santo padre. Kn el camino, pasando par vado el<br />

rio Guadiana, se vieron las monjas en gran peligro por<br />

llevar gran<strong>de</strong> corriente; mas el santo provincial, siguiéndolas<br />

con su jumentillo, la pasó tan sin él, que vieron algunas<br />

<strong>de</strong> las monjas que iba senlado sobre las aguas, y<br />

con nueva maravilla le vieron <strong>de</strong>spués salir lodo enjuto.<br />

Kn la última jornada, para entrar en la corle sin registro<br />

y sin concurso, salieron <strong>de</strong> Gelafe puesto el sol: con (pie<br />

les cogió la noche en medio <strong>de</strong> la jornada : pero á vírgenes<br />

tan pru<strong>de</strong>ntes y á padre tan ceñido, el cíelo les envió<br />

lámparas, cercando el carro y lodo el acompañamiento con<br />

un resplandor tan celestial, (pie <strong>de</strong>jando lo <strong>de</strong>más <strong>de</strong>l<br />

campo en su oscuridad, lesdarilicó el carril hasta entrarlos<br />

en la villa.<br />

Vuelto el santo á la provincia, fundó otro convento <strong>de</strong><br />

b ailes en la Mancha Real; y al año siguiente, por expresa<br />

revelación <strong>de</strong> Dios, fundó el do Caravaca : y yendo á<br />

fiifidar otro en Bujalance, libró dos inujeres poseídas <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>monio ; y diciendo un día misa, le regaló el Señor mostrándosele<br />

cercado do un globo <strong>de</strong> luz que lodo lo ro<strong>de</strong>aha<br />

y <strong>de</strong>jaba iluminado. Llegando <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la misa á la reja<br />

pura hacer una plúlica á las monjas, todavía seconlinuaba<br />

el resplandor tan á lo sensible , que entrando los<br />

rajos por la reja, ¡os participaron las religiosas. Con estas<br />

luces profelicas conoció las linieblas que pa<strong>de</strong>cia en su<br />

celda una religiosa llamada Bárbara <strong>de</strong>l Espíritu Sanio:<br />

bízola llamar, y la dijo : ¿Cómo no me dice , hija, lo que<br />

pa<strong>de</strong>ce ? Pues ya que ella lo calla, yo se lo quiero <strong>de</strong>cir:<br />

y dicíéndüle punto por punió lodo lo que en su interior<br />

pa<strong>de</strong>cia, la consoló , y aseguró que presto eslaria en paz.<br />

Yió también en espíritu que las monjas <strong>de</strong> otro convento<br />

estaban divididas en la aprobación <strong>de</strong> una novicia, y las<br />

esrribíó que le quilasen el hábito, sin embargo que era<br />

sobrina <strong>de</strong> un ebitpo.<br />

Como el santo padre era como aquel árbol que vió san<br />

Juan, que lodo el año daba frutos, y sus hojas eran para<br />

salud <strong>de</strong> las gentes, continuó también por este liempo sus<br />

milagros y maravillas en benelicío <strong>de</strong> las almas y <strong>de</strong> los<br />

cuerpos. Hallábase una religiosa con tan mortal acci<strong>de</strong>nto,<br />

que or<strong>de</strong>nó el médico la sacramentasen muy apriesa.<br />

Elamaion al sanio padre para que lo hiciese; pero dícién-<br />

LA LEYENDA DE ORO. DÍA 24.<br />

dolé un evangelií), y poniéndole sus manos en la cabeza^<br />

esluvo sana y al otro dia se levanló. Llevando las monjas<br />

para fundar en Málaga , dió María <strong>de</strong> Cristo lan peligrosa<br />

caída <strong>de</strong> la cabalgadura, que todos creyeron era muerta.<br />

Esluvo un rato sin sentido , <strong>de</strong>rramando mucha sangre <strong>de</strong><br />

la cabeza | llegó el santo, y limpiándole la herida con su<br />

pañuelo, sin otro beneficio, se levanló sana y prosiguió su<br />

via je. Yendo olra vez <strong>de</strong> camino con su compañero el hei -<br />

mano Fr. Martin , y un hermano donado , llamado l'edro<br />

<strong>de</strong> Santa .María, dió este lan mala caída, que por muchas<br />

partes se rompió la canilla <strong>de</strong> una pierna. Lastimados los<br />

compañeros, y tratando <strong>de</strong> la cura , hallaren la canilla<br />

hecha á pedazos y que sonaba como una caña muy cascada.<br />

Teníale la pierna el hermano Fr. Martin ; y siendo<br />

el médico el santo provincial , no le aplicó mas remedio<br />

que un poco <strong>de</strong> su saliva, y alando la pierna con el pañuelo,<br />

le suhieron sobre el jumcnlillo. Llegados á una venia<br />

dijo el santo : Aguar<strong>de</strong>, hermano, y le apearemos para que<br />

no .«e laslíme. Itespondió : ¿Qué es lastimar, padre nuestro?<br />

Va no me duele la pierna ; y lenlándoia vió que estaba<br />

sana. Salló en tierra, y se halló tan sano y sólido como<br />

ánles <strong>de</strong> la caída. Por milagrosa calificaban los dos<br />

hermanos la cura : pero el sanio padre, para <strong>de</strong>slumbrarlos,<br />

les dijo : Callen ahí; ¿qué saben ellos <strong>de</strong> milagros?<br />

Mas viendo que no bastaba , les mandó con obediencia el<br />

silencio. Rematemos con olro caso <strong>de</strong> mayores circunslancias.<br />

Caminando en olra ocasión con el hermano Pedro<br />

<strong>de</strong> la Madre <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> líaeza á Jaén, hubo <strong>de</strong> pasar<br />

un río : llegó al vado , y venia lan lleno , que los arrieros<br />

no se atrevieron á va<strong>de</strong>arle. Quiso también el sanio<br />

provincial quedarse con ellos; pero alumbrado <strong>de</strong>l Señor,<br />

dijo al compañero se qued; se ; y él con el jumentillo so<br />

entró por el rio. A poco trecho tropezó eljumenlo, y viendo<br />

su peligro el santo padre , llamó á la santísima Virgen,<br />

que acudiendo luego á socorrerle, le asió <strong>de</strong> las puntas<br />

<strong>de</strong> la capa, y llevó sobro las aguas hasta <strong>de</strong>jarlo en la orilla,<br />

con gran<strong>de</strong> admiración <strong>de</strong> los que lo miraban. Salió<br />

¡ambien la cabalgadura : y volviendo á subir, á lodo correr<br />

no paró hasta la venia que llaman <strong>de</strong> Doña María:<br />

halló en ella un pasajeio mal herido con tres puñaladas<br />

que el bijo <strong>de</strong>l huésped le había dado : admiró el sanio<br />

padre la benignidad <strong>de</strong>l Señor con aquella alma , y mas<br />

cuando llegándole á consolar, supo (pie era religioso profeso<br />

do cierta ur<strong>de</strong>n, que andaba apóstala. Confesólo y<br />

dispúsolo por espacio <strong>de</strong> dos horas; y al fin <strong>de</strong> ellas arrepentido<br />

y reconocido á Dios, espiró con gran<strong>de</strong> y muy<br />

singular consuelo <strong>de</strong>l santo confesor , consi<strong>de</strong>rando cuántos<br />

milagros obró nuestro Señor por la salvación <strong>de</strong> aquella<br />

alma.<br />

Mucho <strong>de</strong>seaba el sanio padre verse <strong>de</strong>scargado <strong>de</strong> oficios,<br />

por el gran<strong>de</strong> amor que tenia á la soledad y reliro, y<br />

<strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> tratar á solas con Dios ; pero aun no se lo permelía.su<br />

Majestad. Habiendo concluido la ocupación <strong>de</strong><br />

vicario provincial, le hicieron segunda vez prior <strong>de</strong>l convento<br />

<strong>de</strong> Granada ; y aunque con muchas lágrimas lo renunció,<br />

no quiso el capítulo adquirir sus ruegos. Rindióse<br />

á la carga el humil<strong>de</strong> padre , y prosiguiendo su gobierno<br />

con el acostumbrado ejemplo y crecido fruto <strong>de</strong> las almas,<br />

sclenoló por este tiempo que sus hábitos y remiendos<br />

<strong>de</strong>spedían un olor celestial y peregrino. Llegó ocasión en<br />

que á gran<strong>de</strong>s instancias se hubo <strong>de</strong> rendir á mudar hábito,<br />

y el que <strong>de</strong>jó se los vistió olro religioso, eslimándolo

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