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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 24.<br />

lüilialia que tenia algunas doclrinaslan apretadas, qiw la<br />

iiabian <strong>de</strong> causar nuevos escrúpulos y turbarla nías la conciencia.<br />

Como la religiosa conocía la letra , gozaba <strong>de</strong> su<br />

libertad; aunque extrañó lo opuesto <strong>de</strong> su tloclnna. Volvió<br />

el santo á su convento: conoció el embeleco <strong>de</strong> Satanás : pidió<br />

el billete; y aunque conoció serla letra muy semejante<br />

á la suya, nó sus proposiciones : con que <strong>de</strong>sengañó á la<br />

religiosa : y \ien(lo la aflicción <strong>de</strong> aquella alma y astucias<br />

<strong>de</strong> su enemigo, valiéndose do los exorcismos <strong>de</strong> la<br />

Iglesia, y armas <strong>de</strong> sn po<strong>de</strong>rosa y encetidkla oración, con -<br />

juró al <strong>de</strong>monio y le venció, <strong>de</strong>jando libre <strong>de</strong> su infeslaciou<br />

á la paciente.<br />

De mayores circunstancias fué otro caso;'porque son innnmerablcs<br />

las arles que el <strong>de</strong>monio tiene para engañar<br />

las almas. En otro convento recibió el hábito cierta doncella,<br />

que siendo <strong>de</strong> edad <strong>de</strong> seis años, se le apareció el <strong>de</strong>monio<br />

en figura corporal, y ella, agradada <strong>de</strong> su aparente<br />

hermosura , le entregó todo su afecto. Era <strong>de</strong> su natural<br />

aguda y muy salada en sus dichos. Valiéndose el <strong>de</strong>monio<br />

<strong>de</strong> su inclinación la ofreció hacerla mas docta y mas discreta<br />

(¡ue los varones mas sabios; y así lo cumplió, sacándola<br />

por condición que le habia <strong>de</strong> hacer una cédula firmada<br />

con su sangre, <strong>de</strong> que no habia <strong>de</strong> reconocer á otro<br />

que á el por esposo. En lodo vino la <strong>de</strong>sdichada, lan aficionada<br />

y perdida , que ya aborrecia á Dios. Creciendo en<br />

edad , por secretos juicios <strong>de</strong> Dios-entró en el convento,<br />

don<strong>de</strong> la recibieron con gusto. Hablaba todas las lenguas:<br />

sabia todas las artes; y en la teología discurria tan sútilmente,<br />

quelenian su ciencia por'infusa. Por ser estas cosas<br />

tan extraordinarias, entraron en sospecha los prelados<br />

<strong>de</strong>su religión: y sabiendo la santidad y sabiduría <strong>de</strong>l cielo<br />

<strong>de</strong>l santo padre Fr. Juan <strong>de</strong> la Cruz, le rogaron la examinase;<br />

y aunque por su humildad se excusó mucho , las<br />

gran<strong>de</strong>s instancias le rindieron. Fué al convento: y saliendo<br />

la religiosa al locutorio, luego que se vió en su presencia<br />

¡ no solo la bachillera calló y la sabia enmu<strong>de</strong>ció,<br />

sino que comenzó á temblar y sudar por ver se habia conocido<br />

su enredo. Con luz superior reconoció el santo padre<br />

la causa <strong>de</strong> aquella enfermedad, y la <strong>de</strong>claró á sus<br />

prelados diciendo como estaba engañada <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio, y<br />

era menester conjurarla muchas veces; porque era ya antigua<br />

la posesión.<br />

Despidióse con esto; mas los prelados <strong>de</strong> la religiosa,<br />

dándole todas sus veces, le suplicaron que pues había <strong>de</strong>scubierto<br />

la enfermedad, aplicase los remedios. IIízolo por<br />

el bien <strong>de</strong> aquella alma ; y al segundo conjuro ohligó al<br />

<strong>de</strong>monio á que <strong>de</strong>clarase todo su maleficio. Confesó lodo lo<br />

que queda dicho, y que allí estaba Lucifer, en cuya ayuda<br />

hablan ya acudido tres legiones; mas asistido el santo<br />

<strong>de</strong> las <strong>de</strong>l cielo, prosiguió mas fervoroso sus diligencias.<br />

El efecto fué, que viendo la paciente que ya sabia toda su<br />

perdición, se la confesó mas <strong>de</strong>spacio y muy por menudo.<br />

Enlonces tomó la mano el siervo <strong>de</strong> Dios, y tales cosas la<br />

dijo <strong>de</strong> la misericordia <strong>de</strong> Dios, que empezó como á <strong>de</strong>spertar<br />

y <strong>de</strong>sear su remedio. Bramaba Lucifer enfurecido<br />

contra el <strong>de</strong>scalzo, y no pudiendo volverse contra él, porque<br />

letemia, se disfrazó lomando su hábito y figura; y llamando<br />

al locutorio á la religiosa , como <strong>de</strong>sdiciéndose <strong>de</strong><br />

lo que antes la habia dicho, tanto la exageró la gravedad<br />

<strong>de</strong> sus culpas, la imposibilidad <strong>de</strong>l perdón y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>monio, para hacerla cumplir la cédula que le habia dado,<br />

que la pobre se <strong>de</strong>shacía en lágrimas, y asi se entra-<br />

TOMO III.<br />

¡NOVIEMBRE. U<br />

Ul<br />

ha por las puertas <strong>de</strong> ta <strong>de</strong>sesperación. No se le encubrió<br />

a! santo padre lo que estaba pasando: acudió diligente para<br />

probarle cara á cara á Luzbel, como era padre <strong>de</strong> la<br />

mentira y <strong>de</strong>l fingimionlo: pidió á la lomera le llamase á<br />

la religiosa: respondió que no podía ser; porque estaba en<br />

el locutorio con el P. Fr. Juan <strong>de</strong> la Cruz. ¿ Cómo pue<strong>de</strong><br />

ser eso (replicó el padre), si yo soy Fr. Juan <strong>de</strong> la Cruz,<br />

y nó el que allí está? Asustada la tornera, le dijo que lo<br />

fuese á ver, fué allá, y al punto que lo vióse <strong>de</strong>svaneció<br />

el <strong>de</strong>monio y halló la monja casi <strong>de</strong>sesperada. Habiéndola<br />

restaurado y animado, pon<strong>de</strong>rándola la flaqueza <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio,<br />

pues huía <strong>de</strong> un pobre fraile <strong>de</strong>scalzo, empezó á<br />

conjurar los <strong>de</strong>monios en presencia <strong>de</strong> muchas monjas que<br />

ya habían acudido al locutorio: y tanta fué su eficacia y la<br />

gracia <strong>de</strong> Dios que en él obraba, que no solo obligó á los<br />

<strong>de</strong>monios á confesar que su príncipe los habia enviado<br />

para hacer <strong>de</strong>sesperar aquella alma, sino que también á<br />

que saliesen <strong>de</strong> su cuerpo y volviesen la cédula. Todo<br />

lo cumplieron á su pesar, y á vista <strong>de</strong> todos arrojaron la<br />

cédula que luego quemó el santo padre. Quedó con eslo la<br />

religiosa libre en el cuerpo y en el alma; y sus prelados<br />

tan agra<strong>de</strong>cidos y admirados <strong>de</strong>l sanio padre, que le aclamaron<br />

por segundo Basilio.<br />

No solo le quitó al <strong>de</strong>monio estas presas, sino oirás muchas:<br />

entre las cuales fué una dama principal que cor^su<br />

hermosura y donaire hacia mucho daño en el pueblo. No<br />

bastando otros medios que-intentaron sus <strong>de</strong>udos, la persuadieron<br />

que se confesase con el <strong>de</strong>scalzo carmelila : y<br />

aunque lo resistió mucho, al fin se redujo á hacerlo, llecíbióla<br />

el confesor con mucha caridad, y <strong>de</strong> tal manera trocó<br />

su alma, que vestida <strong>de</strong> grosera jerga, <strong>de</strong>vota, penilente y<br />

retirada, borró las livianda<strong>de</strong>s pasadas. Otra, que con voto<br />

habia consagrado á Dios su castidad, <strong>de</strong> suerte la mancillaba,<br />

que con sus livianda<strong>de</strong>s era público tropiezo y escándalo.<br />

Acertó por su buena suerte á comimiear al santo padre, y<br />

con la eficacia <strong>de</strong> sus Pincendidas exhortaciones la <strong>de</strong>jó tan<br />

compungida, que apartándose déla ocasión, lavó con sus<br />

lágrimas el sacrilegio [asado. Sintiólo tanto el cómplice,<br />

que buscando al santo, le dió tantos palos, que lo <strong>de</strong>rribó<br />

en el suelo, <strong>de</strong>jándolo muy maltratado. Sentido el <strong>de</strong>monio<br />

<strong>de</strong> tantas ánimas como le sacaba <strong>de</strong> las Uñas el <strong>de</strong>scalzo,<br />

le armó un lazo para cogerle la suya. Encendió en el<br />

corazón <strong>de</strong> una hermosa y honesta doncella un gran<strong>de</strong> fuego<br />

<strong>de</strong> lujuria, y tanto lo atizó y lo sopló, que sin po<strong>de</strong>rse<br />

valer la cuitada, so salió á <strong>de</strong>shora <strong>de</strong> su casa y se arrojó<br />

al aposento <strong>de</strong>l siervo <strong>de</strong> Dios. Díjole la pasión que la traía;<br />

reconociendo el santo ser obra <strong>de</strong> Satanás y violencia<br />

diabólica, pasando <strong>de</strong>su mo<strong>de</strong>stia á su eficacia, <strong>de</strong> tal manera<br />

la afeó el arrojo <strong>de</strong> su liviandad, y tal golpe <strong>de</strong> razones<br />

y consi<strong>de</strong>raciones la arrojó , que la <strong>de</strong>sató en un maído<br />

lágrimas; y corrida y enmendada , volvió á su casa<br />

muy diferente <strong>de</strong> lo que habia salido <strong>de</strong> ella. No saliéndolo<br />

bien este lance, intentaron otros sus enemigos, y por sí<br />

mismos le hacían continua guerra y le atormentaban con<br />

fieros golpes y visiones horribles; pero <strong>de</strong> lodos le sacaba<br />

el Señor con victoria, y él le correspondía con profunda<br />

humildad y con nuevos <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer mas por su<br />

amor.<br />

Cumplióselos su Majestad largamente, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

trabajado cinco años en la cultura <strong>de</strong>l dicho convento<br />

<strong>de</strong> la Encarnación; porque en otra parte le tenia prevenida<br />

tan larga tela <strong>de</strong> persecuciones, penalida<strong>de</strong>s y trabajos,<br />

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