Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

432 LA LEYENDA DE ORO.
de cierta enfermedad. Después Clotario en una batalla
prendió á Sigiberlo, hijo de Teodorico, y otros cinco hermanos
suyos, los cuales todos murieron á sus manos; y
Brunequilde su bisabuela, que habia sido la levadura de
las discordias del reino, y la que por su ambición habia incitado
al rey Teodorico contra san Columbano y otros santos
varones, y por su causa los habia maltratado y perseguido
también fué presa; y en pago de tantas maldades y
de la mucha sangre real que por mandar ella se habia derramado,
subida en un camello, fué sacada ála vergüenza
alada por los cabellos á la cola de un ft-roz y desapoderado
caballo, y fué arrastrada y hecha pedazos con grande
alegría y regocijo de todo el pueblo, del cual sobre manera
era aborrecida: para que entendamos la venganza que
Dios toma de las injurias que se hacen ásus siervos, y que,
aunque aguarda con paciencia, al fin casliga con rigi r.
Algunos historiadores délas cosas de Francia, como Paulo
Emilio y l'apirio Masonio, quieren excusar á Bi unequikle,
por ver que san Gregorio, papa, en algunas epíslolas la
alaba, y porque edificó algunos templos, monasterios y
hospitales, é hizo oirás obras de piedad; pero bien puede
ser que á los principios fuese y se mostrase cristiana y
piadosa princesa, y que después con la ambición y apelilo
de mandar se hubiese pervertido y sido la que los historiadores
dicen.
La vida de san Columbano escribió Jonás, abad, que
vivió en su lienipo: tráela el P. Fr. Lorenzo Surio en su vi
lomo y en la tercera Jarle de las obras de Beda se halla.
Hacen mención de él los Martirologios romano, el de
Usuardo y Adon, y Sigisberto «n C/imn., año de ;iíl8;
san Anión, p. 2, til. 3, cap. 6, §. 11; y el cardenal
Baronio en sus anotaciones, á 21 de noviembre, y en el
lomo VIII de sus Anales, donde dice que murió el año
de 61o.
* SAN MAUUO, MÁRTIR.—Era africano de nación y hombre
dado en el cumplimiento de sus deberes y muy cristiano.
Con el objeto de fomentar mas su piedad, hizo un
viaje á Boma para visitar el sepulcro de los santos apóstoles.
Esto fué cuando imperaba Numeriano. Acusado de
que era cristiano anle elgobernador Galesino, estelo hizo
prender, y como no quisiese adorar á los ídolos, lo mandó
degollar eUño 284.
SAN FILEMON y SANTA APIA, MÁRTIRES.—Filemon era un
ciudadano rico de Coloses en Frigia, y se cree que fué
convertido á la religión por Epafras, discípulo del apósiol
san Pablo. En poco tiempo hizo admirables progresos en
la virtud, y su casa llegó á ser como una iglesia, ó el lugar
donde se reunían los fieles para orar y ofrecer el santo
sacrificio. Onésimo, su esclavo, le robó algunos tesoros y
huyó á Boma, donde á la sazón se hallaba san Pablo prisionero.
El caritativo apóstol procuró hablar al esclavo, le
hizo conocer su falla, le instruyó en las verdades eternas.
Je administró el bautismo, y lo envió convertido y trasformado
á su señor Filemon, al cual escribió al misino tiempo
una carta de recomendación, que es un modelo inimilable
de elocuente persuasión, de caridad y de ternura y que
ia Iglesia conserva entre sus libros canónicos. Filemon estaba
casado, y su mujer Apia, digna de él por sus virtudes,
y llamada por el mismo san Pablo su muy amada
hermana, érala admiración de lodos aquellos cristianos
por su fé, su piedad y la solicitud con que se empleaba en
el socorro de los pobres. Los griegos cuentan otras parti-
DIA 23.
cularidades de la vida de estos dos santos esposos, que
carecen de fundamento y solo sa tiene como probable, que
murieron márlires en la misma ciudad de Coloses á manos
del populacho, que los asesinó en medio de una conmoción
popular excitada contra los cristianos. El iMarlii ologio
romano dice, que en tiempo del emperador ¡S'tron,
habiéndolos gentiles levantado un lumullo en la Iglesia en
la tiesta de Diana, fueron los dos santos presos y azotados
por ói den del gobernador Aslocles, y que después los sepultaron
en un hoyo hasta la cintura, y los apedrearon
hasta que murieron.
Los SANTOS MARCOS V ESTÉVAN, MÁRTIRES.—Derramaron
su sangre en defensa del Evangelio en la ciudad de Aulioquía
el ;;íio 303, según el P. Pagi, y el 305, según él
cardenal Baronio. El Martirologio romano dice que murieron
durante la persecución de Diocleciano.
SAN PUAMMACIO, OBISPO Y CONFESOR.—Floreció en el siglo
V y murió en el año i'JO. Fué obispo de Antun, distinguiéndose
por su infatigable celo en hacer desaparecer
de su diócesis las reliquias que quedaban de la idolali ía.
Padeció inuchos trabajos por la fé y obró grandes milagros,
algunos de los cuales nos ha conservado Usuardo cu
las anotaciones al Slarlirologio.
SANTA TIGRIDIA, ABADESA.—Fué hija de los condes de
Castilla don Sancho y doña Urraca, que la hicieron criar
en el temor de Dios. Cuando fué ya mayor de edad y vieron
que todo su deseo era vivir retirada del mundo, los
condes edificaron un monasterio á cuatro leguas de Bi i-
biesca el año 1011, nombraron abadesa de él á su hij;i
Tigridia. Desempeñó aquel cargo muy cumplidamente, dejando
en todas partes buen olor de virtudes, de modo
que ya en vida le dieron el título de santa. (Florez,
tomo XKVII.)
DÍA 23.
SAN CLEMENTE, PAPA Y MÁRTIR.—San Clemonle papa y
mártir, fué romano y nobilísimo, y deudo muy cercano
del emperador Domiciano: su padre se llamó Faustino. Nació
en la región ó barrio del monte Celio, que es donde
ahora está la iglesia de San Estévan Uotuudo y de san Juan
de Lelran. Fué san Clemente discípulo del apóstol S: n Pablo,
y ayudóle en la predicación, como lo téstifioa el mismo
apóstol en laepístola que escribió á los lilipenses cuando
dice: «Yo y Clemente y los demás compañeros que
trabajan conmigo en el Evangelio, y están sus nombres
escritos en el libro de la vida.» Después se hizo discípulo
del príncipe de los apóstoles san Pedro, y por sus grandes
prendas de santidad, letras y prudencia, el mismo apóstol
le instituyó sucesor suyo en su cátedra pontifical y vicario
de Cristo en la tierra ; pero fué tanta su humildad, que
muerto san Pedro con tan glorioso martirio no quiso sentarse
en aquella silla, por tenerse por indigno de ella y
parecerle que no convenia abrir la puerta con aquel ejemplo,
para que aquella suprema dignidad y las olí as de la
Iglesia se dejasen como por herencia y nó por merecimientos;
y así dió su lugar san Clemente, primero á Lino y
después á Cielo, que sucedieron en el sumo pontificado
inmediatamente á san Pedro; y muerto Cielo, tomó el gobierno
de la Iglesia, y fué el cuarlo sumo pontífice de ella.
De él dice san Bernardo estas palabras: «Era san Clemente
de noble linaje: tenia grandes posesiones y rique-