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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DÍA 22/<br />

N0Y1E<br />

Dios, pora proveer h los que con lanía pobreza y necesidad<br />

le servian en aquella soledad. Esle hombre lenia una<br />

mujer consumida <strong>de</strong> nn año entero <strong>de</strong> calenturas y sin esperanzas<br />

<strong>de</strong> vida: hizo por ella oración el sauto, y luego<br />

el Señor le (lió enlera salud.<br />

En nueve dias no había comido ni el santo ni sus mon<strong>de</strong>s,<br />

sino unas yerbas que nacían en el campo: reveló<br />

Diosa un abad, que enviase lo necesario á Columbano<br />

para su sustento y <strong>de</strong> sus monges ; y él lo hizo abundantemente<br />

: y no sabiendo los que lo llevaban el lugar en<br />

que estaba puntualmente, los caballos, guiados <strong>de</strong> los ángelrs,<br />

se fuérou <strong>de</strong>rechos al convento <strong>de</strong> Golumbano, y<br />

él con sus mongos alabó al Sefior.<br />

Otra vez, teniendo necesidad, las trojes que estaban vacías<br />

se hallaron llenas <strong>de</strong> trigo: y otra, sesenla hombres<br />

que estaban trabajando para sembrar la tierra, comieron<br />

<strong>de</strong> dos panes que solos tenían, y bebieron <strong>de</strong> un poco <strong>de</strong><br />

cerveíti, y se hartaron, por haber echado su bendición Columbano<br />

y rogado al Señor que io miillíplicase; y <strong>de</strong> les<br />

panes cogieron dos espuertas, y <strong>de</strong> la cerveza quedó dos<br />

veces tanlo mas <strong>de</strong> lo que ántes había : y en este género<br />

y en la singular provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Sefior en proveer á las<br />

necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sus siervos, tuvo muchas y gran<strong>de</strong>s experiencias<br />

Columbano, y particulares favores <strong>de</strong>l Sefior,<br />

mostrándole con las obras el paternal cuidado que tiene<br />

<strong>de</strong> los que <strong>de</strong> veras le sirven y tienen puesta toda su coníianza<br />

en ó!.<br />

Una vez mandó á uno <strong>de</strong> sus monges que fuese á pescar<br />

á un rio, y le trajese los peces que cogiese: fué el<br />

inonge: y pareciéndole que habría mas pescado en otro<br />

río, <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ir al que Golumbano le había mandado : fué á<br />

él: echó sus re<strong>de</strong>s, y trabajó todo el día, y con ver á los<br />

ojos un número innumerable <strong>de</strong> peces <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sí, tío<br />

cogió ninguno: y volviendo al convenio, dijo al abad que<br />

había perdido el liempo, y iornaha con las manos vacías.<br />

El abad le reprendió porque no había ido al rio que él le<br />

bahía mandado, diciendo que por su <strong>de</strong>sobediencia Dios le<br />

habia castigado: mandóle ir al otro rio, y en llegando á<br />

c!, prendió tantos peces, que apenas los podía traer, que<br />

es ejemplo raro para enseñarnos la simplicidad y punina-<br />

Hdad que el Señor pi<strong>de</strong> á los religiosos en la obediencia.<br />

También es ejemplo en la obediencia que el religioso <strong>de</strong>be<br />

a su superior, otro milagro que le sucedió. Estaban muchos<br />

<strong>de</strong> sus monges muy enfermos, y el santo recogido<br />

en su peña, tuvo revelación <strong>de</strong> ello: fuese al monasterio<br />

<strong>de</strong> Luxovio, y mandó á todos los enfermos que se levantasen<br />

y fuesen á las eras á trillar: muchos fueron y algunos<br />

se quedaron; mas todos los que fueron por virtud <strong>de</strong><br />

ia santa obediencia sanaron, y los que por su flaqueza y<br />

falla <strong>de</strong> obediencia <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> ir, se quedaron con sus<br />

enfermeda<strong>de</strong>s: las cuales seles arraigaron <strong>de</strong> manera,<br />

que les duraron mas <strong>de</strong> un aíio, y conocieron su culpa é<br />

bioteroii penitencia.<br />

Otra vez, al liempo <strong>de</strong> la siega, estando H santo con<br />

sus monges bien ocupado en ella, y lloviendo una agua<br />

muy recia al re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los segadores, sobre ellos no cayó<br />

gola, ántes tuvieron sol y serenidad, que les duró lodo<br />

él liempo (pie fué menester hastn poner bis mieses en<br />

cobro.<br />

Hurtóle una vez un cuervo una manopla <strong>de</strong> <strong>de</strong>diles con<br />

que el santo trabajaba: entendiólo Golumbano, dijo que<br />

no daría <strong>de</strong> comer á los pollos <strong>de</strong>l cuervo basta que le res-<br />

MWBí<br />

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tiluyese su manopla; y súbitamente apareció el cuervo<br />

trayendo en el pico la manopla, la cual puso á los piés<br />

<strong>de</strong>l sanio y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los otros monges que allí estaban,<br />

aguardando quietamente el castigo <strong>de</strong> su alrevimienlo;<br />

mas el santo le mandó que se fnése y así lo hizo.<br />

Grecíó el rio Bovio una vez mucho,,y el molino <strong>de</strong>l convento<br />

estaba en peligro que no se le llevase el rio con su<br />

corriente : mandó san Golumbano á un diácono suyo, que<br />

se llamaba Sinoaldo, que (ornase su báculo, y hedíala<br />

serial <strong>de</strong> la cruz, mandase al rio <strong>de</strong> su parte que <strong>de</strong>jase<br />

aquel camino y echase por otra parle. Sinoaldo lo mandó,<br />

y el rio obe<strong>de</strong>ció: y el Sefior fué glorificado, á quien obe<strong>de</strong>cen<br />

todas las crialuras.<br />

lisiando el refitolero sacando cerveza <strong>de</strong> la cueva para<br />

la comida <strong>de</strong>l convento, y quitada la canilla <strong>de</strong> la cuba<br />

hinchendo el vaso, fué llamado <strong>de</strong> otro fraile en nombre<br />

<strong>de</strong> san Columbano: el refitolero, para acudir puntualmenle<br />

á la obediencia, corrió luego, y con la priesa olvidóse <strong>de</strong><br />

cen'ar la canilla: volvió <strong>de</strong>spués á la cueva con la canilla<br />

en la mano, creyendo que toda la cerveza se habría salido<br />

; y halló la cuba entera y que no se habia salido gola:<br />

para ensenarnos nuestro Señor, cuan grata le es la obediencia<br />

y la pronlilud con que e! religioso acu<strong>de</strong> á ella.<br />

Yendo una vez por el monte solo, vió un ciervo que los<br />

lobos habían muerto, y sobre él un oso que le chupaba la<br />

sangre y habia comenzado á comer <strong>de</strong> sus carnes. Mandóle<br />

el sanio al oso que no tocase al pellejo <strong>de</strong>l ciervo,<br />

porque era bueno para zapatos ; y el oso, olvidado <strong>de</strong> su<br />

naturaleza, bajó la cabeza y obe<strong>de</strong>ció. Después mandó Columbano<br />

á sus monges recoger el ciervo: y aunque mucívas<br />

aves <strong>de</strong> rapiña le vieron y volaban hacía él, ninguna<br />

le osó tocar. Estaba uno <strong>de</strong> sus monges (que también se<br />

llamaba Columbano) para morir: y pidiendo al Señor que<br />

le sacase <strong>de</strong> esta vida, vió cabe sí un varón vestido <strong>de</strong> clarísima<br />

luz, que le dijo, que no le podía librar <strong>de</strong>! cuerpo,<br />

porque Columbano., su padre, con sus oraciones v lágrimás<br />

lo impedía. Avisó el monge á Colmnlvmo <strong>de</strong> io que habia<br />

visto, quejándose mucho <strong>de</strong> que su caridad le era daííosa:<br />

y el santo, entendiendo el caso, hizo oración con sus monges,<br />

y dándole el viático y su bendición, le <strong>de</strong>jó volar al<br />

cielo; porque era nisy sanio, tanto que las íieras y las<br />

aves lé obe<strong>de</strong>cían.<br />

Pero pongamos fin á los milagros <strong>de</strong> san Golunabano,<br />

porque fueron muchos y notables; y para acabar, digamos<br />

solamente como Dios cumplió su profecía acerca do<br />

la muerte <strong>de</strong>l rey Teodorico y <strong>de</strong> todos sus hijos, que<br />

fué el que le persiguió y le echó do su reino, como<br />

queda referido. Después que el santo amonestó al rey y<br />

le reprendió severamente <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>shonestida<strong>de</strong>s y torpezas,<br />

sin provecho^ y no quiso aceptar los regalos que<br />

el mismo rey le enviaba para su comida, ántes los mismos<br />

vasos en que iba se hicieron pedazos, ni tampoco quiso<br />

echar su bendición á los hijos <strong>de</strong>l rey, diciendo que eran<br />

hijos <strong>de</strong> maldición y do pecado; alumbrado con espíritu<br />

<strong>de</strong>l cielo, dijo que el rey Teodorico y todos sus hijos <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> li es años morirían mala muerte, y el rey Clolario<br />

vendría á ser rey y señor <strong>de</strong> lodo Jo que ei rey Teodorico<br />

poseia. Todo se cumplió como el santo lo dijo ; porque en<br />

aquel espacio <strong>de</strong> tiempo Teodorico, estando en Metz <strong>de</strong> Lorena,<br />

murió abrasado <strong>de</strong> un rayo, como escribe Jonás en<br />

la vida do san Columbano; aunque otros dicen que murió<br />

con yerbas que le dió Brunequildc, su abuela; y ou-os

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