Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DiA -22. , NOVIEMBRE. y viiTonso los ürtwnp en que ¡mies habla sido envuello el cuerpo de sania Cecilia, llenos de sangre; y hubo en Roma piande alegría: y h sanlidad del papa Clcmen'.e VIII (rpie enloiurs presidia en la silla apostólica) dijo misa de pontifical, y con gran solemnidad colocó de nuevo el cuerpo de sania Cecilia y de los otros mártires en la misma Iglesia. La vida de esta purísima virgen escribió Simeón Metafi aste, y refiérela Lipomano en su Y tomo, y Surio en el VI de las Vidas de los santos; y hacen mención de ellas los Martirologios romano, el de Beda, Usuardoy Adon, yel cardenal Baronioen sus anotaciones del Martirologio, yon el II lomo de sus Anales; y los notarios de la Iglesia romana {de los cuales los demás tomaron) escribieron su martirio. SAN COLOIBANO, ABAD Y CONFESOII.—Cuando comenzó á amanecer la luz del santo Evangelio en Hibernia, salió á hu para bien de muchos en la misma isla san Columbano, abad; y antes que naciese, tuvo su madre pronóstico de cuán gran varón habiadeser: porque estando preñada do Columbano, vió una noche que salia de su vientre un sol resplandeciente que alumbraba toda la tierra, y consultándolo ton personas santas y sabias, la respondieron, que el niíio que pariria seria una lumbrera al mundo; y así fué: porque nació Columbano, y pasados los primeros años de su nifiez, se dtó muy de veras á Jas arles libéralos, las cuales aprendió perfectamente con el raro ingenio y excelente memoria que tenia y con un infatigable estudio y cuidado. Era de lindo aspecto por extremo y muy agraciado, y con la flor de su juventud muy amable. Mas el íleiminio, temiendo la guerra que lehabia de hacer, tomó por inslrumenlo para derribaile á unas mozuelas lascivas, íjue se enamoraron de él desaliñadamente, y le pretendieron mancillar: pero el santo mozo, conociendo la flaqueza del corazón humano, y que no hay cosa tan segura ni lugar tan santo, donde no entre Ja sensualidad de nuestra carne (por ser enemigo domestico y arraigado en nues- Iras entrañas, y que siempre le trae el hombre consigo^, si Dios no le defiende; armóse con la oración, suplicando al Señor que le guardase: y para huir de las ocasiones de caer y perder la castidad, se determinó á salir de su patria y dejar á su misma madre, que Lecha arroyos de lágrimas, se echaba á sus piés, y tendida al umbral de su puerta le pedia que no se fuese, mostrándole los pechos que hahia mamado; pero Columbano, como era llamado y guiado de Dios, con los ojos serenos (como ensena san (Jerónimo que en semejantes ocasiones se deber hacer), pasó porencima de su madre,rogándola que se conformase con la voluntad de Dios: porqueélso lopagariacon retribución eterna. Había allí cerca nn varón santo, y cu las sagradas Escnluras muy ejercitado, que se llamaha Senil, y á éstese fué Columbano, y estuvo algún tiempo con él, y se oprovt'chó tanto en su compañía en todas las ciencias, que siendo aun mozo, escribió algunos libros graves y eruditos, y entre ellos una exposición de los salmos. Después para pasar mas adelnnleen la virtud se hizo monge, en el monnsterio de Ucnchor, donde era abad un santo varón llamado Comogetis. A este se entregó Columbario, para que le labrase é instruyese en la vida religiosa y perfecta y él se dió con lanío cuidado á ella que entre los otros monges era un vivo retrato de sanlidad y virtud. En este 429 monasterio estuvo muchos años con gran contento suyo, y edificación y fruto de Jos otros monges; mas eJ Señor, que Je queria poner como una hacha encendida sobre e! cande- Jero de su Iglesia, para que con su claridad aJumbrase á muchos Je inspiró que saliese de Irlanda: y habiéndoJo comunicado con su abad, se parlió con mucho sentimiento de lodo el convenio, con doce compañeros escogidos y varones adornados de religión y letras para Francia, adonde Jlegó y fué recibido muy benignamente del rey Sigiberlo. Recogiéronse san Columbano y sus doce compañeros en un desierto que Jes pareció á propósito, y se llamaba Vogaso, y vulgarmente Luxovio. En este lugar hicieron una capilla con nombre de San Pedro, y unas celdillas á manera de chozas para su habitación, en las cuales vivian, atendiendo de dia y de noche á la contemplación de las cosas del cielo, y olvidándose de las de Ja tierra con tan raro ejempJo y tan suave olor de Cristo, que muchos por Ja fama de su virlud, venian á eJlos y ponian sus personas y sus haciendas en sus manos, y Jes rogaban con mucha instancia que Jos admitiesen en su santa compañía. De esta manera comenzó el monasterio Juxoviense á florecer y crecer cada dia mas, y san Columbano á ser conocido y respetado de todos. No ayudaba poco para esto el ver que nuestro Señor le honraba y magnificaba con muclios milagros que por él hacia; aunque no le fallaron graves tenlaciones y borrascas, que bastaban para dar al través con el navio, sino estuviera firme y tan amarrado á la áncora de la esperanza y protección del Señor. Iba un dia solo por el monte, pensando y tratando consigo mismo algunos lugares de la sagrada Escritura: vínole un molesto pensamiento, cuál de las dos cosas escogerla, si estuviese en su mano, ó sufrir los agravios délos hombres, ó la crueldad de Jas fieras; y como este pensamiento Je fuese importuno, hizo Ja señal de Ja cruz sobre su frente y oró al Señor, y dijo: Mejor es sufrir la ferocidad de las bestias, donde no hay pecado, que Ja rabia de Jos hombres que persiguiendo á Jos otros pierden sus almas. Estando pensando y diciendo esto aparecieron de improviso doce Jobos que le cercaron y con sus bocas llegaron como á asir de sus ropas. No se turbó san Columbano con la visla de Jos lobos, ánles estuvo seguro y conslante coiriiando en la protección de Dios, y suplicándole queJe favoreciese en aquel trance. Dejáronle los lobos cerno espantados de su constancia: mas pasando adelante oyó muchas voces como de Jadrones que venian sobre él; pero tampoco se movió, entendiendo que no Je podia venir daño, sino permitiéndolo el Señor; aunque nunca supo el santo si aquellos lobos que había visto y las voces que había oido habían sido verdaderas veces, ó embustes y marañas de Satanás, que por aquel camino le queria espantar. No se conlenló san Columbano con haber edificado el monasterio luxoviense; mas viendo que eran muchos los nuevos soldados que Dios le enviaba para que militasen dc^bajo de su bandera, labró otro que por Jas muchas aguas que tenia llamó fontanas, y puso en él por superiores algunos religiosos de conocida y aprobada virtud. Solía el santo varón los domingos y algunos dias de fiestas mas solemnes retirarse en alguna soledad apartada de su monaglorio, para darse mas á la oración (que es cosa muy provechosa y usada de muchos santos recogerse á tiempos para vacar mas quietamente á Dios); masuna vez, entrando

430 LA LEYENDA DE ORO. DIA 22. muy adentro del desierto, h

DiA -22. , NOVIEMBRE.<br />

y viiTonso los ürtwnp en que ¡mies habla sido envuello el<br />

cuerpo <strong>de</strong> sania Cecilia, llenos <strong>de</strong> sangre; y hubo en Roma<br />

pian<strong>de</strong> alegría: y h sanlidad <strong>de</strong>l papa Clcmen'.e VIII<br />

(rpie enloiurs presidia en la silla apostólica) dijo misa <strong>de</strong><br />

pontifical, y con gran solemnidad colocó <strong>de</strong> nuevo el cuerpo<br />

<strong>de</strong> sania Cecilia y <strong>de</strong> los otros mártires en la misma<br />

Iglesia.<br />

La vida <strong>de</strong> esta purísima virgen escribió Simeón Metafi<br />

aste, y refiérela Lipomano en su Y tomo, y Surio en el<br />

VI <strong>de</strong> las <strong>Vidas</strong> <strong>de</strong> los santos; y hacen mención <strong>de</strong> ellas los<br />

Martirologios romano, el <strong>de</strong> Beda, Usuardoy Adon, yel<br />

car<strong>de</strong>nal Baronioen sus anotaciones <strong>de</strong>l Martirologio, yon<br />

el II lomo <strong>de</strong> sus Anales; y los notarios <strong>de</strong> la Iglesia romana<br />

{<strong>de</strong> los cuales los <strong>de</strong>más tomaron) escribieron su martirio.<br />

SAN COLOIBANO, ABAD Y CONFESOII.—Cuando comenzó á<br />

amanecer la luz <strong>de</strong>l santo Evangelio en Hibernia, salió á<br />

hu para bien <strong>de</strong> muchos en la misma isla san Columbano,<br />

abad; y antes que naciese, tuvo su madre pronóstico <strong>de</strong><br />

cuán gran varón habia<strong>de</strong>ser: porque estando preñada do<br />

Columbano, vió una noche que salia <strong>de</strong> su vientre un sol<br />

resplan<strong>de</strong>ciente que alumbraba toda la tierra, y consultándolo<br />

ton personas santas y sabias, la respondieron, que<br />

el niíio que pariria seria una lumbrera al mundo; y así<br />

fué: porque nació Columbano, y pasados los primeros<br />

años <strong>de</strong> su nifiez, se dtó muy <strong>de</strong> veras á Jas arles libéralos,<br />

las cuales aprendió perfectamente con el raro ingenio<br />

y excelente memoria que tenia y con un infatigable estudio<br />

y cuidado. Era <strong>de</strong> lindo aspecto por extremo y muy agraciado,<br />

y con la flor <strong>de</strong> su juventud muy amable. Mas el<br />

íleiminio, temiendo la guerra que lehabia <strong>de</strong> hacer, tomó<br />

por inslrumenlo para <strong>de</strong>rribaile á unas mozuelas lascivas,<br />

íjue se enamoraron <strong>de</strong> él <strong>de</strong>saliñadamente, y le pretendieron<br />

mancillar: pero el santo mozo, conociendo la flaqueza<br />

<strong>de</strong>l corazón humano, y que no hay cosa tan segura<br />

ni lugar tan santo, don<strong>de</strong> no entre Ja sensualidad <strong>de</strong> nuestra<br />

carne (por ser enemigo domestico y arraigado en nues-<br />

Iras entrañas, y que siempre le trae el hombre consigo^,<br />

si Dios no le <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>; armóse con la oración, suplicando al<br />

Señor que le guardase: y para huir <strong>de</strong> las ocasiones <strong>de</strong><br />

caer y per<strong>de</strong>r la castidad, se <strong>de</strong>terminó á salir <strong>de</strong> su patria<br />

y <strong>de</strong>jar á su misma madre, que Lecha arroyos <strong>de</strong> lágrimas,<br />

se echaba á sus piés, y tendida al umbral <strong>de</strong> su<br />

puerta le pedia que no se fuese, mostrándole los pechos<br />

que hahia mamado; pero Columbano, como era llamado y<br />

guiado <strong>de</strong> Dios, con los ojos serenos (como ensena san (Jerónimo<br />

que en semejantes ocasiones se <strong>de</strong>ber hacer), pasó<br />

porencima <strong>de</strong> su madre,rogándola que se conformase con<br />

la voluntad <strong>de</strong> Dios: porqueélso lopagariacon retribución<br />

eterna.<br />

Había allí cerca nn varón santo, y cu las sagradas Escnluras<br />

muy ejercitado, que se llamaha Senil, y á éstese<br />

fué Columbano, y estuvo algún tiempo con él, y se oprovt'chó<br />

tanto en su compañía en todas las ciencias, que<br />

siendo aun mozo, escribió algunos libros graves y eruditos,<br />

y entre ellos una exposición <strong>de</strong> los salmos. Después<br />

para pasar mas a<strong>de</strong>lnnleen la virtud se hizo monge, en el<br />

monnsterio <strong>de</strong> Ucnchor, don<strong>de</strong> era abad un santo varón<br />

llamado Comogetis. A este se entregó Columbario, para<br />

que le labrase é instruyese en la vida religiosa y perfecta<br />

y él se dió con lanío cuidado á ella que entre los otros<br />

monges era un vivo retrato <strong>de</strong> sanlidad y virtud. En este<br />

429<br />

monasterio estuvo muchos años con gran contento suyo, y<br />

edificación y fruto <strong>de</strong> Jos otros monges; mas eJ Señor, que<br />

Je queria poner como una hacha encendida sobre e! can<strong>de</strong>-<br />

Jero <strong>de</strong> su Iglesia, para que con su claridad aJumbrase á<br />

muchos Je inspiró que saliese <strong>de</strong> Irlanda: y habiéndoJo<br />

comunicado con su abad, se parlió con mucho sentimiento<br />

<strong>de</strong> lodo el convenio, con doce compañeros escogidos y varones<br />

adornados <strong>de</strong> religión y letras para Francia, adon<strong>de</strong><br />

Jlegó y fué recibido muy benignamente <strong>de</strong>l rey Sigiberlo.<br />

Recogiéronse san Columbano y sus doce compañeros en un<br />

<strong>de</strong>sierto que Jes pareció á propósito, y se llamaba Vogaso,<br />

y vulgarmente Luxovio. En este lugar hicieron una capilla<br />

con nombre <strong>de</strong> San Pedro, y unas celdillas á manera <strong>de</strong><br />

chozas para su habitación, en las cuales vivian, atendiendo<br />

<strong>de</strong> dia y <strong>de</strong> noche á la contemplación <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong>l<br />

cielo, y olvidándose <strong>de</strong> las <strong>de</strong> Ja tierra con tan raro ejempJo<br />

y tan suave olor <strong>de</strong> Cristo, que muchos por Ja fama <strong>de</strong><br />

su virlud, venian á eJlos y ponian sus personas y sus haciendas<br />

en sus manos, y Jes rogaban con mucha instancia<br />

que Jos admitiesen en su santa compañía. De esta manera<br />

comenzó el monasterio Juxoviense á florecer y crecer cada<br />

dia mas, y san Columbano á ser conocido y respetado <strong>de</strong><br />

todos. No ayudaba poco para esto el ver que nuestro Señor<br />

le honraba y magnificaba con muclios milagros que por<br />

él hacia; aunque no le fallaron graves tenlaciones y borrascas,<br />

que bastaban para dar al través con el navio, sino<br />

estuviera firme y tan amarrado á la áncora <strong>de</strong> la esperanza<br />

y protección <strong>de</strong>l Señor.<br />

Iba un dia solo por el monte, pensando y tratando consigo<br />

mismo algunos lugares <strong>de</strong> la sagrada Escritura: vínole<br />

un molesto pensamiento, cuál <strong>de</strong> las dos cosas escogerla,<br />

si estuviese en su mano, ó sufrir los agravios délos<br />

hombres, ó la crueldad <strong>de</strong> Jas fieras; y como este pensamiento<br />

Je fuese importuno, hizo Ja señal <strong>de</strong> Ja cruz sobre<br />

su frente y oró al Señor, y dijo: Mejor es sufrir la ferocidad<br />

<strong>de</strong> las bestias, don<strong>de</strong> no hay pecado, que Ja rabia <strong>de</strong><br />

Jos hombres que persiguiendo á Jos otros pier<strong>de</strong>n sus almas.<br />

Estando pensando y diciendo esto aparecieron <strong>de</strong><br />

improviso doce Jobos que le cercaron y con sus bocas llegaron<br />

como á asir <strong>de</strong> sus ropas. No se turbó san Columbano<br />

con la visla <strong>de</strong> Jos lobos, ánles estuvo seguro y conslante<br />

coiriiando en la protección <strong>de</strong> Dios, y suplicándole queJe<br />

favoreciese en aquel trance. Dejáronle los lobos cerno espantados<br />

<strong>de</strong> su constancia: mas pasando a<strong>de</strong>lante oyó<br />

muchas voces como <strong>de</strong> Jadrones que venian sobre él; pero<br />

tampoco se movió, entendiendo que no Je podia venir<br />

daño, sino permitiéndolo el Señor; aunque nunca supo el<br />

santo si aquellos lobos que había visto y las voces que había<br />

oido habían sido verda<strong>de</strong>ras veces, ó embustes y marañas<br />

<strong>de</strong> Satanás, que por aquel camino le queria espantar.<br />

No se conlenló san Columbano con haber edificado el<br />

monasterio luxoviense; mas viendo que eran muchos los<br />

nuevos soldados que Dios le enviaba para que militasen dc^bajo<br />

<strong>de</strong> su ban<strong>de</strong>ra, labró otro que por Jas muchas aguas<br />

que tenia llamó fontanas, y puso en él por superiores algunos<br />

religiosos <strong>de</strong> conocida y aprobada virtud. Solía el<br />

santo varón los domingos y algunos dias <strong>de</strong> fiestas mas solemnes<br />

retirarse en alguna soledad apartada <strong>de</strong> su monaglorio,<br />

para darse mas á la oración (que es cosa muy provechosa<br />

y usada <strong>de</strong> muchos santos recogerse á tiempos<br />

para vacar mas quietamente á Dios); masuna vez, entrando

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