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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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428 LA LEYENDA DE ORO. DIA 22,<br />

al conocimiento <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra luz, y que ambos preslo<br />

serian coronados <strong>de</strong> martirio; <strong>de</strong>jándole muy consolado en<br />

compañía <strong>de</strong> santa Cecilia, <strong>de</strong>sapareció <strong>de</strong> sus ojos. Luego<br />

vino Tiburcio: entró en el aposento don<strong>de</strong> su hermano y<br />

su cuñada estaban, y sintió una fragancia suavísima <strong>de</strong><br />

aquellas guirnaldas <strong>de</strong> rosas y florcsque el ángel les liabia<br />

fraido<strong>de</strong>l ciclo, aunqiK! no las veia. Admirado <strong>de</strong> tan grave<br />

novedad (porque no era tiempo <strong>de</strong> rosas ni azucenas),<br />

preguntó ta causa <strong>de</strong> aquel olor suavísimo, y mas <strong>de</strong>l cielo<br />

que <strong>de</strong> la tierra que alli había. I)c aquí lomaron ocasión<br />

mis dos santos esposos, para <strong>de</strong>clarará Tiburcio la merced<br />

tan señalada que <strong>de</strong> Dios babian recibido, y la vanidad<br />

<strong>de</strong> los dioses que la c¡cg(1 genlilidad adoraba, y la verdad<br />

<strong>de</strong> la leligion cristiana, y á persuadirle que la abrazase y<br />

se hk'iese cristiano: lo cual lodo le dijeron con lanía<br />

gracia y eficacia y espíritu <strong>de</strong>l cielo, que Tiburcio quedó<br />

convencido y rendido, y se echó á los pies <strong>de</strong> santa Cecilia,<br />

ofreciéndose obe<strong>de</strong>cerla en lodo; y por su consejo se<br />

fué con Valeriano, su hermano, al santo pontífice Urbano,<br />

<strong>de</strong>l cual recibió el agua <strong>de</strong>l sanio hau'.ismo, y muy gran<strong>de</strong>s<br />

gracias <strong>de</strong>l Sefior, y fué martirizado con su hermano<br />

Valeriano y Máximo, como lo dijimos en su vida á los 14<br />

<strong>de</strong> abril, y no lo repelimos aquí por tratar <strong>de</strong> lo que es<br />

propio <strong>de</strong> santa Cecilia; aunque el martirio <strong>de</strong> eslos hermanos<br />

é ilustres caballeros <strong>de</strong> Cristo, fué fruto <strong>de</strong> sus oraciones,<br />

y como un panal <strong>de</strong> miel que ella á guisa <strong>de</strong> abeja<br />

solícita y artificiosa fabricó, para presentarle á la mesa<br />

<strong>de</strong>l celestial Padre.<br />

Después que los dos sanios bermanos Valeriano y Tiburcio,<br />

fueron coronados <strong>de</strong>l martirio, como eran personas<br />

<strong>de</strong> lanía calidad y tan ricas, el prefecto Atmaquio que<br />

liabia dado la sentencia <strong>de</strong> muerlc contra ellos, codicioso<br />

<strong>de</strong> su mucha hacienda, mandó pren<strong>de</strong>rá la gloriosa virgen<br />

santa Cecilia, que enfendia haber sido la que habia engañado<br />

(como él pensaba) á su esposo y cuñado, y la que sabría<br />

dón<strong>de</strong> eslaban sus gran<strong>de</strong>s tesoros y riquezas. Traída<br />

<strong>de</strong>lante do sí, la preguntó ¿dón<strong>de</strong> estaban las riquezas <strong>de</strong><br />

Valeriano y Tiburcio? Y como la santa le respondiese<br />

que seguras eslaban y sin peligro, porque lodas hablan<br />

sido repartidas á los pobres; el prefecto en gran manera<br />

se turbó, y con gran rabia la dijo: Si no quieres ó Cecilia<br />

, que te quile aquí luego la vida, sacrifica á nuestros<br />

dioses; mas la virgen no hizo caso <strong>de</strong> las palabras<br />

ni <strong>de</strong> las amenazas <strong>de</strong>l prefecto. Finalmenle, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> haber pasado algunas razones entre los dos pretendiendo<br />

Almaquio persuadirla que adorase á los ídolos y<br />

obe<strong>de</strong>ciese á sus mandatos, y la santa ofreciéndose á lodos<br />

los tormentos y muertes, por no per<strong>de</strong>r á Jesucrislo; la<br />

mandó el prefecto llevar á un lemplo para que allí ó ofreciese<br />

sacrificio, ó se ejecutase en ella sentencia <strong>de</strong> muerte.<br />

Lleváronla los impíos minislros, y viéndola lan noble, tan<br />

rica, tan honesta y <strong>de</strong> lan extr emada belleza y en la flor<br />

<strong>de</strong> su edad, movidos con una falsa compasión, la rogaban<br />

que nose echaseá per<strong>de</strong>r, ni se privase <strong>de</strong> loscontentos<strong>de</strong><br />

esta vida por una vana superslicion y locura; ánles sacrificando<br />

á los dioses, gozase <strong>de</strong> su hermosura, nobleza y riquezas,<br />

y <strong>de</strong> lodos los otros bienes <strong>de</strong> esla vida. Masía<br />

sania que tenia su corazón en el cielo, limpios los ojos para<br />

vér como son y no como parecen las cosas <strong>de</strong>l suelo y<br />

las <strong>de</strong>l cielo; volviéndose á ellos, dijo: No penséis, hermanos,<br />

que el morir por Cristo será daño para mí, sino <strong>de</strong><br />

inestimable ganancia, porque confio en mi Sefior, y tengo<br />

por cierto que con eSfa vida frágil y caduca alcanzaré olí a<br />

bienaventurada y perdurable. ¿No os parece que es bien<br />

<strong>de</strong>jar una cosa vil, por ganar olí a preciosa y <strong>de</strong> infinito<br />

valor? ¿Dejar al lodo por el oro, la enfermedad por la salud,<br />

la muerte por la vida y lo transitorio por lo eterno?<br />

¿I'or qué no queréis que yoeulregue mi cuerpo á loslormenlnsque<br />

lan presto pasan, y á la misma mueiie; pues<br />

por ella tengo <strong>de</strong> entrar en el palacio <strong>de</strong> mi dulce Esposo,<br />

lan rico, y lleno <strong>de</strong> tan gran<strong>de</strong>s bienes y <strong>de</strong> una felicidad<br />

que nunca se acaba? Fueron las palabras <strong>de</strong> la santa virgen<br />

tan eficaces, y <strong>de</strong> lal manera penetraron las corazones<br />

<strong>de</strong> los que las oyeron, que movidos y enternecidos con el<br />

espíritu <strong>de</strong>l Señor, comenzaron á <strong>de</strong>cir todos á gritos, que<br />

creían que Jesucristo era verda<strong>de</strong>ro Dios; y santa Cecilia<br />

los llevó á su casa, y haciendo llamar secretamente al<br />

glorioso pontífice Urbano, fueron por él instruidos en las<br />

cosas <strong>de</strong> la fé, y bautizados con otros muchos en número<br />

<strong>de</strong> cuatrocientas personas y entre ellas fué Gordiano, varon<br />

principalísimo y <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> anloridad. Cuando Almaquio<br />

supo lo que habia pasado, embravecióse sobremanera<br />

: y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber tentado á la santa virgen, y procurádola<br />

ablandar y reducirá la adoración <strong>de</strong>sús dioses;<br />

vislo que lodo era en vano, la mandó encerrar en un baño<br />

seco <strong>de</strong> la misma casa <strong>de</strong> ssnla Cecilia, y poner fuego <strong>de</strong>bajo<br />

para que allí respirando aquel aire caliente y encendido,<br />

se ahogase: mas el Señoría guardó lodo un día y<br />

una noche, sin recibir <strong>de</strong>trimento alguno ni salir <strong>de</strong> suros-<br />

Irouna gola <strong>de</strong> sudor; ánles parecía estar en un lugar <strong>de</strong><br />

mucho refrigerio y <strong>de</strong>leite: lo cual sabido por Almaquio,<br />

mandó qué allí le corlasen la cabeza. Hirióla fres veces el<br />

verdugo y no se la pudo corlar; y los que presentes eslaban<br />

cogieron la sangre que la santa <strong>de</strong>rramaba <strong>de</strong> su herida<br />

con esponjas y lienzos, para guardarla por reliquias.<br />

Vivió tres días la santa virgen <strong>de</strong> esla manera é iban á visitarla<br />

muchos siervos <strong>de</strong>l Señor; y ella los consolaba con<br />

palabras dulcísimas.<br />

Entre los otros que vinieron fué uno san Urbano papa;<br />

y ella le dijo que habia pedido á nueslro Señor que la alargase<br />

la vida tres dias para entregarle su hacienda, y rogarle<br />

que la repartiese á los pobres, y consagrase aquella<br />

su casa en iglesia. Pasados los tres dias estando la gloriosa<br />

virgen en oración, voló su bendita alma resplan<strong>de</strong>ciente<br />

á su Esposo, á los 22 <strong>de</strong> noviembre, en que la Iglesia<br />

católica celebra su fiesla; y fué el año <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong> 2^2,<br />

imperando Alejandro Severo. Sepultó su santo cuerpo el<br />

papa Urbano en el cementerio <strong>de</strong> Calixto, y consagró sus<br />

casas en iglesias: y <strong>de</strong>spués el papa Pascual (por una revelación<br />

que tuvo <strong>de</strong> la misma virgen) halló su cuerpo<br />

envuelto en telas <strong>de</strong> oro, bañadas <strong>de</strong> su misma sangre, y<br />

le tomó y trasladó con los cuerpos <strong>de</strong> Tiburcio y Valeriano,<br />

y <strong>de</strong>l sanio papa Urbano, á la misma iglesia, que está<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Roma, y hoy se llama Santa Cecilia,<br />

como lo escribe Anastasio, bibliotecario, en la Vida<br />

<strong>de</strong>l papa Pascual, que está en la librería vaticana, flizoesta<br />

traslación, dice Sigiberlo, el año <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 821: pero<br />

el año <strong>de</strong> 1U99 cavando por ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong>lcar<strong>de</strong>nal Sfrondafo,<br />

titular <strong>de</strong> Santa Cecilia, y sobrino <strong>de</strong> Gregorio XIV, se<br />

halló <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l aliar mayor, el cuerpo <strong>de</strong> esla preciosa<br />

virgen y mártir, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una caja <strong>de</strong> ciprés, lan entera<br />

y luslrosa como si se acabara <strong>de</strong> hacer. Estaba el sagrado<br />

cuerpo envuelto con un velo <strong>de</strong> oro; y junto á él se hallaron<br />

los otros santos que arriba dijimos, cada uno <strong>de</strong> por sí

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