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DÍA 20.<br />
mvm<br />
<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> íiprcn<strong>de</strong>r, ni ser mneslro<strong>de</strong>l que liabia sido condiscípulo<br />
: y si no qneria darl« título <strong>de</strong> discípulo, le admitiese<br />
á lo menos con nombre <strong>de</strong> compañero. Quedóse<br />
con el santo mancebo, é imitaba en lo exterior su vida; pero<br />
sin per<strong>de</strong>r ocasión <strong>de</strong> pon<strong>de</strong>rar y encarecer tas dilicnlta<strong>de</strong>s<br />
y peligros <strong>de</strong> aquel asperísimo camino que habia<br />
lomadu. Dccia , que era «n género <strong>de</strong> crueldad contra si<br />
mismos afligir su juventud, no muy culpada, con tan gran<strong>de</strong><br />
penitencia; é impru<strong>de</strong>ncia gran<strong>de</strong> caminar dos mancebos<br />
sin guia, por camino tan dificultoso, en que se han<br />
perdido muchos ancianos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muebas canas y experiencia<br />
: que seria mas acertado volverse á la ciudad y<br />
tomar algún maestro experimentado, que los gobernase y<br />
encaminase en lavirtud, que nó hacerse maestros ánles<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> ser discípulos y pagarla soberbia con ia caida,<strong>de</strong> que<br />
por ventura, cuando quiesen, no se podrían levantar. Hicieron<br />
dudar algo estas razones á san Juan, como tenían<br />
tanta apariencia <strong>de</strong> piedad: recogióse á la oración á pedir<br />
•al Sefior luz; y con ella conoció que era el <strong>de</strong>monio el que<br />
le hablaba. Díjole: Vele <strong>de</strong> ahí. Satanás, y no pretendas<br />
engañarme; porque el Señor está conmigo: yá estas palabras<br />
<strong>de</strong>sapareció el fingido compañero y verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>monio,<br />
corrido y avergonzado do verse vencido <strong>de</strong>un mancebo<br />
<strong>de</strong> pocos años; y el santo quedó vencedor y mas advertido<br />
para semejantes engaños.<br />
Después <strong>de</strong> un año <strong>de</strong> retiro, le habló el Señor al corazón,<br />
y lo mandó que volviese á continuar sus estudios;<br />
porque le quería hacer; como á otro Abrahan, padre espiritual<br />
<strong>de</strong> una gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia. Con esto volvió el san.<br />
to á la casa <strong>de</strong> sus padres, y <strong>de</strong> ella á París, á continuar sus<br />
estudios. Pero el <strong>de</strong>monio, temeroso <strong>de</strong> la guerra que san<br />
Juan le liabia <strong>de</strong> hacer con las letrrs, le puso gran tedio y<br />
fastidio al estudio, y como ánles le babia procurado sacar<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, ahora le quería volver á él, representándole<br />
queservii ia mas á Dios entregándose <strong>de</strong>l lodo á la oración<br />
y penilenoia fuera <strong>de</strong> las ocasiones, que nó estudiando las<br />
ciencias entre laníos peligros <strong>de</strong> conciencia como traeconsigo<br />
una córle, una universidad y la compañía <strong>de</strong>losmancebos.<br />
Andando con este cuidado, entró un tíia en la iglesia<br />
<strong>de</strong>l convento <strong>de</strong> canónigos reglares <strong>de</strong> San Agustín,<br />
que hay en aquella ciudad y se llamaba San Víctor, y eslando<br />
en fervorosa oración <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> una <strong>de</strong>votísima<br />
¡mágen <strong>de</strong> Cristo crucificado, le habtó el santo crucifijo y<br />
le dijo tres veces con voz clar a é inteligible: Slu<strong>de</strong> snpieníífe,<br />
¡iU mí, et Iwiifica cor mewm; Estudia la sabiduría, hijo<br />
niio, y alegra mi corazón : y con estas palabras no solo<br />
' ccibió luz para conocer la voluntad <strong>de</strong> Dios: pero gracia<br />
para ponerla en ejecución, y ya no sentía tedio, sitio inclinación<br />
al estudio. Empezó en aquella celebérrima universidad<br />
con nuevo fervor á estudiar las ciencias, sin <strong>de</strong>jar<br />
el estudio <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s, y en pocos años que estuvo en<br />
ella, se aventajó en la sabiduría á sus iguales y en la santidad<br />
á su misma sabiduría. Continuaba la penitencia y<br />
aspereza como sí-estuviera en el <strong>de</strong>sierto, y se daba á la<br />
oración y contemplación como si habitara en el paraíso, y<br />
<strong>de</strong> ella sacaba luces su entendimiento para enten<strong>de</strong>r las<br />
verda<strong>de</strong>s que otros con prolijo estudio no podian alcanzar,<br />
y ardores su voluntad para ejercitarse en obras <strong>de</strong> caridad<br />
espiritual y corporal, socorriendo á los pobres, vísitandoá<br />
los enfermos do los hospitales, consolando a los presos en<br />
las cárceles,sirviéndolos con humildad, socorriendoloscon<br />
misericordia y exhortándolos á la virtud con zelo <strong>de</strong> lasal-<br />
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vacíen <strong>de</strong> sus almas; ytínalmente para toda la universidad<br />
era un espejo <strong>de</strong> santidad, en quien se miraban todos; los<br />
malos con vergüenza y confusión <strong>de</strong> no seguirle, y los<br />
buenos con aliento y <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> imitarle. Era lanía la fama<br />
<strong>de</strong> su ciencia, que los doctores <strong>de</strong> aquella universidad le<br />
ofrecieron espenláneamenteel grado <strong>de</strong> doctor; pero el que<br />
en los ojos <strong>de</strong> lodos era gran<strong>de</strong>, en los suyos solos era pequeño;<br />
y así rehusó esta honra con invencible conslancia.<br />
basta que estando un día en oración fervorosa, seleapareció<br />
el príncipe <strong>de</strong> los apóstoles san Pedro, y le dijo, que<br />
lomase el grado que los doctores le ofrecían, porque era<br />
la voluntad <strong>de</strong>l Señor. Con esto recibió la borla <strong>de</strong> doctor<br />
<strong>de</strong> teología con increíble aplauso <strong>de</strong> toda la escuela; y <strong>de</strong>spués<br />
le obligaron á que leyese una cátedra <strong>de</strong> teología,<br />
como lo hizo, sacando excelentes discípulos, <strong>de</strong> los cuales<br />
algunos siguieron <strong>de</strong>spués su santo instituto. Recibiólos<br />
sagrados ór<strong>de</strong>nes á persuasión <strong>de</strong> Odón <strong>de</strong> Sobaco, obispo<br />
<strong>de</strong> París, canónigo reglar <strong>de</strong> San Agustín, varón <strong>de</strong> igual<br />
doclrina y santidad, que le dijo era esta la voluntad <strong>de</strong><br />
Dios; y confirmólo el Señor con una maravilla y favor singular:<br />
porque estando elsanlo <strong>de</strong> rodillas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>lobispo<br />
para recibir el sacerdocio; al ponerle las manos sobre<br />
la cabeza, y <strong>de</strong>cir: Acct/jc5pírtíum sancíwm, bajó sobre la<br />
cabeza <strong>de</strong> san Juan, como anliguamenle sobre los apóstoles,<br />
un fuego <strong>de</strong>l cielo que al principio se esparció por su<br />
rostro, y <strong>de</strong>spués se formó un globo y luego una columna<br />
ardiente, queeslnvo gran<strong>de</strong> rato sobre su cabeza, con admiración<br />
y pasmo <strong>de</strong> todos los presentes, que discurrían<br />
variamente sobre la significación <strong>de</strong> este prodigio, entendiendo<br />
los mas pru<strong>de</strong>ntes que Juan habia<strong>de</strong> ser un nuevo<br />
apóstol que alumbrase á muchos con la luz <strong>de</strong> su doclrina,<br />
y una columna firme <strong>de</strong> la santa Iglesia; mas no discurrían<br />
entonces lo que <strong>de</strong>spués hizo <strong>de</strong>scubrir el suceso que Dios<br />
obró con esta maravilla, que aquella luz que cercaba el<br />
rostro <strong>de</strong> san Juan eran sus hijos, que formándose como<br />
en. un globo <strong>de</strong> un nuevo ór<strong>de</strong>n, habían <strong>de</strong> ser una columna<br />
<strong>de</strong> luz semejante á la que sacó los israelitas <strong>de</strong>l cautiverio<br />
<strong>de</strong> los egipcios, para sacar á los cristianos <strong>de</strong>l cautiverio<br />
<strong>de</strong> los sarracenos. Celebró la primera misa en la<br />
capilla <strong>de</strong>l obispo <strong>de</strong> París, hallándose presente el mismo<br />
obispo,- el rector <strong>de</strong> la universidad y el venerable Roberto,<br />
abad <strong>de</strong> San Víctor, y Juan, abad dcSanla Genoveva,<br />
y muchos doctores <strong>de</strong> la universidad: y cuando el nuevo<br />
sacerdote llegó á levanlar la hostia, se apareció en el aire<br />
sobre el altar un ángel <strong>de</strong> Dios, vestido <strong>de</strong> blanco, con una<br />
cruz en el pecho <strong>de</strong> doscoioriís, carmesí y celeste, cruzados<br />
los brazos en forma <strong>de</strong> cruz, y puestas las manos sobre<br />
dos cautivos, uno cristiano á la mano <strong>de</strong>recha, y otro<br />
moro á la mano izquierda, como si quisiera trocar uno por<br />
otro. Admiraron lodos visión tan maravillosa, y no enlendianloque<br />
significaba: solamente san Juan, arrebatado<br />
en un éxtasi por espacio <strong>de</strong> una hora,entendió que Dios I«<br />
queria lomar por instrumento para fundar una nueva ór<strong>de</strong>n,<br />
que tuviese por instituto redimir cautivos. Acabada la<br />
misa, el obispo y aba<strong>de</strong>s le instaron que les <strong>de</strong>cláraselo<br />
que el Señor le habia enseñado en aquella visión; y aunque<br />
él quisiera callarlo por su humildad, la obediencia y<br />
la necesidad <strong>de</strong> tomar consejo le obligaron á manifestar lo<br />
que había entendido, A todos pareció que <strong>de</strong>bía partirse á<br />
Roma, y dar cuenla al sumo pontífice, que á la sazón era<br />
Celestino III, y pedirle que diese facultad para fundar ia<br />
uíieva religión; y el obispo y aba<strong>de</strong>s le dieron cartas para