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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 20, NOVIEMBRE. 4H<br />

que, infanle <strong>de</strong> Fianci.i, bijo <strong>de</strong> Luis Craso, que <strong>de</strong>spués<br />

fué arzobispo <strong>de</strong> Khcims.<br />

Habla aprovechado mucho Enritpiecon la enseñanza <strong>de</strong><br />

san Bt'rnardo, y los dos primos tenian entre sí una santa<br />

emulación, procurando cada uno a<strong>de</strong>lantarse al otro en la<br />

virtud y ce<strong>de</strong>rle en todo lo <strong>de</strong>más. Mientras estaba Félix<br />

en el monasterio, pa<strong>de</strong>cieron su madre y su tio Teobaldo<br />

gran<strong>de</strong>s trabajos : y aunque eran tan propios suyos y le<br />

llegaban al corazón; él los llevaba con admirable paciencia<br />

y conformidad, pidiendo á Dios continuamente el remedio<br />

<strong>de</strong> ellos. Hizo ofrecer un dia el sacrificio <strong>de</strong> la misa en el<br />

altar <strong>de</strong> la Virgen por su madre y tio: y estando él oyéndola<br />

con sollozos y lágrimas, se ie apareció la Reina <strong>de</strong> los<br />

ángeles con su Hijo en los brazos, y enjugándole con su<br />

mano las lágrimas, le prometió su favor, y aseguró que<br />

presto cesarla la tormenta que afligía á su madre y tio, y<br />

suce<strong>de</strong>ría la serenidad <strong>de</strong>seada.<br />

No cabian los ejemplos <strong>de</strong> Félix en el monasterio, ni tenia<br />

solo las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> monge entre los monges; ejercitaba<br />

también las <strong>de</strong> caballero y las <strong>de</strong> príncipe, <strong>de</strong> quien por<br />

lo que participa <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za divina, es propiedad el<br />

hacer bien y favorecer á los miserables. Yendo un dia con<br />

san Bernardo y Teobaldo por una calle <strong>de</strong> Chartres, encontraron<br />

un hombre facineroso, á quien llevaban á ajusticiar<br />

por sus <strong>de</strong>lilos. Compa<strong>de</strong>cióse el santo mancebo, y<br />

rogó á su tio con mucha instancia que le perdonase. Nególo<br />

Teobaldo, diciendo: que acpiel hombre habla cometido<br />

gravísimos <strong>de</strong>litos, y (pie perdonarle á él era castigar á<br />

toda la república; y era crueldad con muchos, la que parecía<br />

misericordia con uno. Dijo entonces Félix: Yo no sé<br />

qué <strong>de</strong>litos ba cometido este hombre, ni lo que él ha sido<br />

hasta ahora: lo que sé es que sí le dais la vida, ha <strong>de</strong> ser<br />

gran siervo <strong>de</strong> Dios. El suceso mostró que estas palabras<br />

eran profecía; porque perdonando Teobaldo al <strong>de</strong>lincuente,<br />

tomó el báliiio <strong>de</strong> mongo en el monasterio'do Claraval,<br />

y en él vivió y murió santísimamente. Encontró Félix<br />

cerca <strong>de</strong>l monasterio á un pobre <strong>de</strong>snudo que le pidió limosna<br />

; y retirándose á un lugar secreto, se quitó la camisa<br />

y se la dió al pobre. Aquella misma noche entrando<br />

en su celda para acostarse, halló á su cabecera la misma<br />

camisa que habia dado ai pobre; pero muy mejorada, porque<br />

<strong>de</strong>spedía <strong>de</strong> sí un olor suavísimo y una fragancia <strong>de</strong>l<br />

cielo.<br />

Enfermó la madre <strong>de</strong> san Félix: y aunque él suplicaba<br />

instantemente al Sefior que la diese salud, le fué respondido<br />

que á su madre convenia morir, para trocar los trabajos<br />

<strong>de</strong> esta vida por la gloria <strong>de</strong> la otra; y áél que munese,<br />

para entregarse mas libremente á Dios, en quien<br />

hallaría padre y madre y todas las cosas. Muerta Leonor, se<br />

llevó el rey á Félix á su palacio i y aunque él guslaba mas<br />

<strong>de</strong> la soledad que <strong>de</strong> la córte, y <strong>de</strong>l monasterio que <strong>de</strong>l<br />

palacio, nopodia <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer á un rey que mandaba<br />

con amor <strong>de</strong> pariente; y el santo iba con ménos dificultad,<br />

por saber que disponía el rey ir á la conquista do ¡a<br />

Tierra Santa, y <strong>de</strong>seaba él tomar la cruz y servir á Dios en<br />

una empresa, en que se unia tan bien lo caballero con lo<br />

cristiano. Mientras se disponía esta expedición, se ocujViba<br />

en la córfeen los ejercicios convenientes á su calidad.<br />

sin olvidar los <strong>de</strong> la virtud, m armas, jr.stas, torneos y<br />

ejercicios semejantes, para bahiliiarse con esto medio á<br />

las veras déla guerra. Corriendo Félix lanzas con el rey,<br />

un mancebo ménos diestro ó mas <strong>de</strong>sgraciado cayóairo-<br />

Jado <strong>de</strong>l caballo, que era <strong>de</strong>masiado brioso, y <strong>de</strong>l golpe<br />

quedó allí luego muerto. Sintieron todos la <strong>de</strong>sgracia, y<br />

Félix mas que todos, que arrojándose <strong>de</strong> su caballo, y<br />

examinando si habia quedado alguna vida al que lodos<br />

lloraban muerto; hallándole difunto, le tomó déla mano<br />

y te dijo: Levántale en nombre <strong>de</strong> la santísima Trinidad:<br />

y como si con esta palabra le infuníliera el espíritu <strong>de</strong> vida<br />

que inspiró Dios al principio <strong>de</strong>l mundo en el primer hombre,<br />

el mancebo volvió á la vida ; y todos se admiraron,<br />

aun mas que<strong>de</strong> ver resucitar á un muerto, <strong>de</strong> ver á un<br />

mancebo noble, cortesano y palaciego, que le resucitaba; y<br />

con haber libertado Félix <strong>de</strong>l cautiverio <strong>de</strong> la muerte á<br />

este mancebo en nombre <strong>de</strong> la sanlísima Trinidad, dió<br />

Félix principio á los muchos que habia <strong>de</strong> rescatar <strong>de</strong>l cauliverio<br />

<strong>de</strong> los infieles y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios, <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l alto y<br />

soberano nombre <strong>de</strong> la sanlísima Trinidad. Habiéndose juntado<br />

un lucido ejército <strong>de</strong> lo mas noble y valeroso <strong>de</strong> Francia<br />

para la .guerra sagrada, acompañó Félix al rey, y en<br />

el ejército fué ejemplo <strong>de</strong> soldados, como lo habia sido en<br />

la corle <strong>de</strong> cortesanos, y las buenas costumbres que habia<br />

aprendido entre los monges <strong>de</strong> Clarava!, las conservó entre<br />

los soldados: no embarazaba sus ejercicios <strong>de</strong>votos el<br />

ruido <strong>de</strong> las armas; no se contentaba por peaiteucia : con<br />

las fatigas y riesgos do la miheia : resplan<strong>de</strong>cia mas su<br />

mo<strong>de</strong>stia entre la libertad <strong>de</strong> los militares, J la misericordia<br />

que siempre le habia acompañado no le <strong>de</strong>samparó;<br />

ánles se alistó con él, al verle seguir las ban<strong>de</strong>ras. En las<br />

ocasiones que se ofrecieron, peleó con gran valor, ayudándose<br />

aquí la fortaleza <strong>de</strong> su viriud, <strong>de</strong> la generosidad<br />

<strong>de</strong> su sangre; pero ni se <strong>de</strong>svanecía con los sucesos prósperos,<br />

ni secaia <strong>de</strong> ánimo con los adversos; ánles sucediendo<br />

por oculto juicio <strong>de</strong> Dios infelizmente á los ensílanos<br />

aquella jornada, Félix se volvió á Parts con la misma<br />

paz, como si volviera victorioso mas rico <strong>de</strong> merecimientos<br />

que <strong>de</strong> trofeos, y con mas viclorias <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios<br />

que <strong>de</strong> bw lurcos.<br />

En París prosiguió san Félix en los ejercicios <strong>de</strong> caballero<br />

y <strong>de</strong>soldado; pero Dios disponia sacarle <strong>de</strong> la corta<br />

para el <strong>de</strong>sierto y <strong>de</strong> la milicia secular para la espiritual,<br />

y quería que no tratase mas <strong>de</strong> vencer á sus enemigos,<br />

sino á sí mismo. Para cortar <strong>de</strong> lodo punto la esperanza<br />

próxima que le daban á la corona <strong>de</strong> Francia la ley sálica<br />

y el <strong>de</strong>udo estrecho que lenia con el rey, quiso or<strong>de</strong>narse<br />

primeo <strong>de</strong> sacerdote, y luego retirarse: y ahora se víó<br />

cumplida la visión <strong>de</strong> su madre al traerle en el vientre,<br />

pues trocó la corona <strong>de</strong> las flores <strong>de</strong> lis que podía esperar,<br />

por la cruz <strong>de</strong> Jesucrislo. Habiéndose or<strong>de</strong>nado y dicho su<br />

primera misa, escogió el yermo déla montanaBro<strong>de</strong>lia en<br />

el territorio Mel<strong>de</strong>nse, célebre por haber sido habitada <strong>de</strong><br />

san Flacrio, hijo <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Escocía, que la prefirió al reino<br />

<strong>de</strong> su padre, y vivió en ella muchos años con gran fama<br />

<strong>de</strong> santidad. Cuando quiso <strong>de</strong>jar el mundo, hasta el nombre<br />

<strong>de</strong>jó, para no conservar nada <strong>de</strong>l mundo, y llamóse<br />

Félix, cuando <strong>de</strong>jaba lo que los hombres llenen por felicidad.<br />

Mudó con el nombre el hábito; vistióse <strong>de</strong>l traje <strong>de</strong> pobre,<br />

cuando en su aprecio empezó áser rico: salióse <strong>de</strong> lu<br />

córle ocultamente, y caminó á la monlafia Bro<strong>de</strong>lia, <strong>de</strong>sconocido,<br />

sin criados, sin acompafiamienío; solamente parecía<br />

que le seguían al principio muy <strong>de</strong> cerc'a y <strong>de</strong>spués<br />

mas léjos, las honras, regalos y <strong>de</strong>licias <strong>de</strong> la córte y <strong>de</strong>l<br />

palacio, ya llamándole para que volviese, ya quejándosa

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