Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-
ni A 13. 39 dioses. Tuvo gran (lolor MauiÜio por ver al demonio lau señoreado de los corazones de los hombres, y adorado en "quel templo: y deseando sobremanera asolarle, y viendo que no tenia poder para hncerlo, se puso en oración, suplicando á Dios nuestro Señor, que le derribase y no dejase de él [liedi a sobre piedra. Al momento bajó fue^o del cielo que abrazó al templo y los ídolos que en él estaban, y los hizo ceniza. Ko este lugar fundó el santo una iglesia á Jesucrislo, Dios verdadero, que fué muy frecuentada con mucha piedad y devoción de todos aquellos pueblos, y él la gobernó doce años, obrando nuestro Señor muchos miingios por su siervo; porque con la señal de la cruz curó un hombre que tenia las manos secas de su nacimienlo, á una mujer endemoniada y ciega, y atada con cadenas, á un muchacho que estaba para morir, por haberle mordido una víbora, y á una mujer vieja y estéril le alcanzó hijos: y con estos y oíros milagros creció su fama, y él cobró •Tnimo para hacer con mayor esfuerzo guerra á los demo- "ios, quitándoles la adoración que la gente engañada les •l^ba. Allí, junto donde el santo vivia, habia un ídolo íamoso á quien el pueblo con extraña superstición acudia. Fué allá el sanio traspasado de dolor, y haciendo la señal de la cruz, luego cayó el ídolo y salieron los demonios de él, dejando en aquel lugar un olor pestilencial. También en este mismo lugar, habiendo primero quemado todas las estatuas de los demonios, edilíco otro monasterio, y libró á muchos de la tiranía de los mismos demonios que los infe&laban. basaban ciertos mercaderes una vez cerca de la casa (londe habitaba el santo, y Cnlre las otras mercaderías, llevaban por esclavosalgunosilaliancs, hombres y mujeres para vender en España. Uno de aquellos esclavos, viendo la iglesia, con grande ímpetu se arrojó á ella, suplicando con muchas lágrimas al santo confesor, que le ayudase y le librase d(? ¡iqael cauliverio. Kl, movido de compasión, comenzó á rogar al ducuo por el esclavo; mas el amo, no haciendo caso de los ruegos de Jlaurilio, mandó á sus criados que sacasen por fuerza al esclavo déla iglesia. Volvió el venerable sacerdote los ojos al cielo, puso las rodillas eu el suelo, derramó lágrimas al Señor por el cautivo, y súhitamenle le dió un mal tan repentino y vehemente al dueño, que allí espiró. Quedaron los demás atónitos y dcsl):,voridos, temiendo que la tierra no se abriese y los Iraj^80: mas el bienaventurado sucerdote, postrado en el stic- 1 Sl|[dicó á nuestro Señor que le restituyese la vida, y no ev;,n(ó hasta que el Señor se la dió, y el esclavo quedó COn.l¡l>ertad. ' san Martin á la ciudad de Auxerrc, que á la sazón * ^''ha sin pastor: y como conocía tan bien los méritos de ,ll>riIio5 su discípulo, procuró que le hiciesen obispo, y 'os desde el cielo dió signiflencion de ser aquella su vo- U|ílad; porque bajó una paloma estando él en la iglesia ^ se puso sobre su cabeza, y él viendo que aquella era la Vülunlad del Señor, bajó la cerviz á la carga y aceptó 'ulUellíi dignidad para servir mas al que se la daha. Estanco muy ocupado en ejercer su olicio de santo y vigilante l'i'stoi, le sucedió una cosa digna denotarse; para que los P' elados vean el cuidado que deben tener de his ovejas 'loe nios ios encomendó, y el escrúpulo y angustia con fiuc viven los santos obispos, cuando temen haber fallado 1111 cualquiera cosa por pequeña que sea, locante á la sade las almas. Estando un dia el santo pontiíice dicien - do misa, vino á él una mujer con un hijo suyo que eslaba para morir (y ella le habia alcanzado de Dios siendo esléril, por las oraciones de san Maurilio), para que le diese el sacramento de la conlirmacion, y muriese (siendo Dios de ello servido) su hijo con mayor gracia del Señor. Detúvose mucho el santo prelado en el sacrosanlo sacrilicio, y en aquel espacio el muchacho acabó la vida. Cuando san Maurilió vió muerto al hijo, y las lágrimas y sollozos de la madre, y la causa por queselo habia traído; no se puede, creer fácilmente el dolor , que como clavo le traspasó las entrañas, temiendo que por culpa suya aquel muchacho fuese muerto sin el sacramento de la conlirmacion (que los santos temen que hay culpa suya donde no la hay), y fué tanto su sentimiento (pie no se podia consolar, y determinó darse á mayores ayunos, esperanzas y penitencias, para pagar con ellas aquella culpa que á su parecer habia cometido. Tara esto secretamente se salió de la ciudad, llevando consigo las llaves del sagrario de su iglesia, donde estaban muchas reliquias de santos, y cscrihiendo en una piedra que eslaba á la orilla del mar, el dia en que partía, entró en una nave, y habiendo navegado un rato, las llaves que llevaba en las manos se le cayeron en el mar. Entonces, con nuevo sentimiento y dolor, dijo: Hasta quees_ tas llaves vuelvan á mis manos, no volveré yo á mi casa n¡ á mi Iglesia. Llegó á la tierra, concerlósc con un caballero por hortelano para tener cuidado de su huerta, y con aquella humildad y trabajo alligir su cuerpo y borrar el pecado que tanto le congojaba. El clero y pueblo, y toda la ciudad de Auxerre, cuando se vió sin su pastor, quedó atónita y confusa, y mucho mas después que Dios desde el cielo con varias visiones los iba amoiieslando que buscasen su prelado; porque de otra suerte alguna gran calamidad vendría sobre ellos. Trataron de esto en su consistorio, y escogieron cuatro ciudadanos de los mas á propósito para esto, y proveyéndoles de todo lo necesario para el camino, les mandaron que no volviesen hasta hallarle. Siete años anduvieron en su busca, sin hallar rastro de él en parle alguna : y volviéndose ya sin esperanza, llegaron á un puerto de mar de la menor ISretaña, y hallaron escritas en aquella piedra que dijimos, estas palabras: «Por aquí pasó Maurilio, obispo de Auxerre.» Alegres con este solo indicio, se embarcaron para pasar á la otra parte del mar en busca de su prelado: mas navegando (¡ó bondad y poder de Dios!) un pez grande saltó del mar dentro de la nave; y abriéndole, hallaron dentro de él las llaves de las reliquias que se le habiau caidoal santo de las manos , y reconociéndolas, temieron que el mismo santo hubiese caído en el mar, y allí fuese ahogado. Trataron entre sí si volverían á su ciudad con solas las llaves ó qué harían: y estando en esta duda, luvieron una revelación del cielo, que les mandaba que siguiesen su derrota hasta hallar al mismo santo. Alentados con esta revelación, saltaron en tierra, y guiados del áu^el del Señor, llegaron á casa de aquel caballero, y vieron á Maurilio que llevaba verdura para servicio de su amo. Conociéronle y espantáronse, echáronse á sus piés, dijéronle quiénes eran y á qué habían venido, y suplicáronlo que se volviese con ellos, para bien y consueto de aquellas ovejas que Dios le habia encargado. Turbóse el santo con aquella novedad , y aunque le hacían gran fuerza los i liegos y Ingrimas de aquellos mensajeros, no se dejó vencer, antes se dijo, que él habia hecho juramento y voto
40 LA LEYENDA DE ORO. ile no volver á su Igiosia hasta que Dios le restituyese las llaves deias rLliquias de ella que se 1c haj)ian caído en el mar. Entonces ellos se las mostraron , y le dieron cuenta del pez que había sallado en la nave , y como las halnnn hallado en sus entrafias. Luego se divulgó la fama de esle hecho y llegó á oidos del rey : y todos comenzaron á reverenciar, como á sanlísimo pi ciado , al que ántes tenian por vil hortelano. Pero Maurilio , aunque importunado de los suyos y animado de los mihigros que había visto, se inclinó á volver á su iglesia , no quizo hacerlo , hasta haberlo primero consultado con Dios nuestro Señor, y pedirle su guia y favor. rúsose una noche en oración, y estando ya cansado, se adormeció y vió un ángel que le decía : bevántale Maurilio y haz lo que desean esos puehlos; porque por lus oraciones Dios ha guardado lus ovejas y te restituirá el muchacho que tú tanto has llorado y por quién has salido de tu Iglesia. Con esta revelación del cielo el santo obispo la mañana siguiente, acompañado de innumeraljle pueblo, se embarcó, y acabada su navegación se desembarcó y fué recibido de sus feligreses con increíble liesta y regocijo. Entré en la ciudad, y muy confiado de lo que el Señor le habla prometido, se fué á la sepultura del muchacho muerto, y echado en el suelo, suplicó al Señor le resucilase; y al mismo tiempo el santo obispo se levantó de la oración y el mozo del sepulcro. Diólc el sacramento de la coníirmaciou: llamóle llénalo, como dos veces nacido: dedicóle á la Iglesia y enseñóle;^ el Señor le adornó de tantas virtudes que mereció suceder en el obispado á san Maurilio, y resplandeciendo con muchos milagros ser digno discípulo de tal maestro. No es maravilla que este sanio prelado haya sido tan esclarecido, ni que el Señor baya obrado por él tantas y tan grandes maravillas, porque su vida fue. sanlisima y milagrosa. Desde que comenzó á ser obispo, siempre se vistió vilmente; su comida casi no era comida por ser tan poca : en la cuaresma de li es en tres días no comia sino un poco de pan seco con sal y agua libia; y en loda la cuaresma nunca salía de casa por estar mas atento en la contemplación de Dios y distraerse menos viendo las.cosas humanas. Y tratando su cuerpo con lanío rigor y aspereza, llegó á la edaá de noventa años, entero, robusto y con tuerzas, con el rostro colorado, sin dolor de cabeza ni de estómago, sin faltarle la vista ni los dientes, ni tener los otros achaques y miserias de viejos. Conoció que se llegaba el liempo de su descanso, y mandó hacer una bóveda l»ara su entierro: cayó malo, y á los siete días de su enfermedad, y á los Ireinta años después que le consagraron obispo, diósu espíritu al Señor, á líí de seliembre, con gran gozo suyo, alegría de los ángeles y llanto de lodo su pueblo, que le lloró como á padre, maestro y pastor, y único refugio ds todos sus traba jos. Enterráronle con gran concurso y devoción, y el Señor le ilustró con nuevos milagros; porque dos ciegos de su nacimiento cobraron vista, y un paralítico de treinta años, besándolas andas, en que iba su sagrado cuerpo, luego cobró salud. La vida de san Maurilio escribió Fortunato, y la trae el P. Er. Lorenzo Surjo en su quinto tomo. Hacen mención de él los Martirologios, romano, de Usuardo y Adon, á los 13 de seliembre; y Pedro Cíuníacense, lib. XMI, cap. 20; Antón., parle 2, tlt. 10, cap. 13. Floreció siendo emperadores Teodosio y Honorio su hijo, como lo dice el cardenal Haronio en sus anofaeionesá 1.1 de setiembre. SAN LIGORIO, MÁRTIU.—Era griego, y el amor de Dios hizo que ya desde su juventud renunciara el mundo para sepultarse en un desierto, donde permaneció muchos años ignorado de los hombres. Unos gentiles que iban á caza le encontraron, y creyendo fuese un ladrón le preguntaron quién era, y él les contestó que ei-acristiano, pero gran pecador. Al oír el nombre de crislíano, aquellos genliles sacaron sus espadas y allí mismo le degollaron. Su cuerpo fué trasladado á Venecía, pero nada se sabia de su nombre y martirio, basta que el mismo santo se apareció á un niño y le dijo se llamaba Ligorio, y que hnbia muerto en 13 desetíembre ; y como sus reliquias se conservaban en la iglesia de San Lorenzo, los mongos establecieron su fiesta en este día. • SAN ASUDO , PiiRSBÍTKno Y Atún. — Fué oriundo de Roma , y nació de nobilísimos padres y muy cristianos, que habían hecho voto de consagrar su hijo á Dios. Efec- Ihamentc , tenia Amado muy pocos años, cuando fué confiado á un monaslerio de religiosos ejemplares • que debían formarle en la ciencia y en la piedad. Bien pronío el joven discípulo aventajó á lodos en santidad y buenos ejemplos. Tomó el hábito en el mismo monasterio , en el cual vivió Ireinta años , retirándose luego á una soledad inhabitada para entregarse mas libremente en los ejercicios de la contemplación. Fué muy tentado por el espíritu infernal, al que venció siempre á fuerza de invocaciones y penitencia, y lo echó muchas veces del cuerpo de los poseídos. Sus milagros le asociaron una porción de personas piadosas, que querían vivir en su compañía , de modo qm aquella soledad se coiivirlíóen una especie de. laura donde vivían en eeldas separadas muchísimos monges. Entonces fué, cuando recibió Amado las órdenes sagradas, aumentándose con este motivo con fervor y compunción. Faltando agua en aquellos desierlos, la hizo s.'dír el santo de una roca , golpe/indola cual otro Moisés: obró otros muchos porlentos que seria prolijo referir, y murió como había vivido, el día líl de seliembre del año 62Ü, cu su monasterio de Remiremonl, en Francia. # S\N VBNEUIO , CONFESOR. «* Floreció en el siglo VH. viviendo penitente y solitario en la isla de. Tiro in;iyor, llamada l'almaria , en el mar Mediterráneo. Fué oriundo de una familia muy distinguida de balín , y dejó el mundo después de haber distribuido á los pobres cuanto poseía. Ordenado de sacerdote, fué modelo de eclesiásticos, trabajó sin descanso en los pueblos comarcanos de su mansión , y después de una vida tan santa , murió tranquilamente en el Señor, en su propia celdita. SAN FEIII-E , MÁUTIR. — Fué padre de la gloriosa santa Eugenia, y natural de Alejandría, Era gobernador ó prefecto del Egipto cuando conoció la religión cristiana. Habiendo recibido el bautismo, reiumcíó su deslino, y se disliníiuió tanto en todas las viiiudes evangélicas, que poco después mereció ser consagrado obispo. Su conducta llena de zelo y caridad , excitó el furor del gobernador Terencio que le había sucedido , y por su órden , un dia que estaba el santo en fervorosa oración , fué degollado, y alcanzó la diadema del martirio. Su muerte sucedió en Alejandría bajo el reinado del emperador Galicno , en el siglo Ili. Los SANTOS MACROBIO Y JLEUN , MARIIIIKS. — Eran gne-
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ile no volver á su Igiosia hasta que Dios le restituyese las<br />
llaves <strong>de</strong>ias rLliquias <strong>de</strong> ella que se 1c haj)ian caído en el<br />
mar. Entonces ellos se las mostraron , y le dieron cuenta<br />
<strong>de</strong>l pez que había sallado en la nave , y como las halnnn<br />
hallado en sus entrafias. Luego se divulgó la fama <strong>de</strong> esle<br />
hecho y llegó á oidos <strong>de</strong>l rey : y todos comenzaron á reverenciar,<br />
como á sanlísimo pi ciado , al que ántes tenian<br />
por vil hortelano. Pero Maurilio , aunque importunado <strong>de</strong><br />
los suyos y animado <strong>de</strong> los mihigros que había visto, se<br />
inclinó á volver á su iglesia , no quizo hacerlo , hasta haberlo<br />
primero consultado con Dios nuestro Señor, y pedirle<br />
su guia y favor.<br />
rúsose una noche en oración, y estando ya cansado, se<br />
adormeció y vió un ángel que le <strong>de</strong>cía : bevántale Maurilio<br />
y haz lo que <strong>de</strong>sean esos puehlos; porque por lus oraciones<br />
Dios ha guardado lus ovejas y te restituirá el muchacho<br />
que tú tanto has llorado y por quién has salido <strong>de</strong> tu<br />
Iglesia. Con esta revelación <strong>de</strong>l cielo el santo obispo la<br />
mañana siguiente, acompañado <strong>de</strong> innumeraljle pueblo, se<br />
embarcó, y acabada su navegación se <strong>de</strong>sembarcó y fué<br />
recibido <strong>de</strong> sus feligreses con increíble liesta y regocijo.<br />
Entré en la ciudad, y muy confiado <strong>de</strong> lo que el Señor le<br />
habla prometido, se fué á la sepultura <strong>de</strong>l muchacho muerto,<br />
y echado en el suelo, suplicó al Señor le resucilase; y<br />
al mismo tiempo el santo obispo se levantó <strong>de</strong> la oración y<br />
el mozo <strong>de</strong>l sepulcro. Diólc el sacramento <strong>de</strong> la coníirmaciou:<br />
llamóle llénalo, como dos veces nacido: <strong>de</strong>dicóle á<br />
la Iglesia y enseñóle;^ el Señor le adornó <strong>de</strong> tantas virtu<strong>de</strong>s<br />
que mereció suce<strong>de</strong>r en el obispado á san Maurilio, y<br />
resplan<strong>de</strong>ciendo con muchos milagros ser digno discípulo<br />
<strong>de</strong> tal maestro.<br />
No es maravilla que este sanio prelado haya sido tan<br />
esclarecido, ni que el Señor baya obrado por él tantas y<br />
tan gran<strong>de</strong>s maravillas, porque su vida fue. sanlisima y milagrosa.<br />
Des<strong>de</strong> que comenzó á ser obispo, siempre se vistió<br />
vilmente; su comida casi no era comida por ser tan poca<br />
: en la cuaresma <strong>de</strong> li es en tres días no comia sino un<br />
poco <strong>de</strong> pan seco con sal y agua libia; y en loda la cuaresma<br />
nunca salía <strong>de</strong> casa por estar mas atento en la contemplación<br />
<strong>de</strong> Dios y distraerse menos viendo las.cosas humanas.<br />
Y tratando su cuerpo con lanío rigor y aspereza,<br />
llegó á la edaá <strong>de</strong> noventa años, entero, robusto y con<br />
tuerzas, con el rostro colorado, sin dolor <strong>de</strong> cabeza ni <strong>de</strong><br />
estómago, sin faltarle la vista ni los dientes, ni tener los<br />
otros achaques y miserias <strong>de</strong> viejos. Conoció que se llegaba<br />
el liempo <strong>de</strong> su <strong>de</strong>scanso, y mandó hacer una bóveda<br />
l»ara su entierro: cayó malo, y á los siete días <strong>de</strong> su enfermedad,<br />
y á los Ireinta años <strong>de</strong>spués que le consagraron<br />
obispo, diósu espíritu al Señor, á líí <strong>de</strong> seliembre, con<br />
gran gozo suyo, alegría <strong>de</strong> los ángeles y llanto <strong>de</strong> lodo su<br />
pueblo, que le lloró como á padre, maestro y pastor, y<br />
único refugio ds todos sus traba jos. Enterráronle con gran<br />
concurso y <strong>de</strong>voción, y el Señor le ilustró con nuevos milagros;<br />
porque dos ciegos <strong>de</strong> su nacimiento cobraron vista,<br />
y un paralítico <strong>de</strong> treinta años, besándolas andas, en que<br />
iba su sagrado cuerpo, luego cobró salud.<br />
La vida <strong>de</strong> san Maurilio escribió Fortunato, y la trae<br />
el P. Er. Lorenzo Surjo en su quinto tomo. Hacen mención<br />
<strong>de</strong> él los Martirologios, romano, <strong>de</strong> Usuardo y Adon,<br />
á los 13 <strong>de</strong> seliembre; y Pedro Cíuníacense, lib. XMI,<br />
cap. 20; Antón., parle 2, tlt. 10, cap. 13. Floreció<br />
siendo emperadores Teodosio y Honorio su hijo, como lo<br />
dice el car<strong>de</strong>nal Haronio en sus anofaeionesá 1.1 <strong>de</strong> setiembre.<br />
SAN LIGORIO, MÁRTIU.—Era griego, y el amor <strong>de</strong> Dios<br />
hizo que ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su juventud renunciara el mundo para<br />
sepultarse en un <strong>de</strong>sierto, don<strong>de</strong> permaneció muchos años<br />
ignorado <strong>de</strong> los hombres. Unos gentiles que iban á caza<br />
le encontraron, y creyendo fuese un ladrón le preguntaron<br />
quién era, y él les contestó que ei-acristiano, pero<br />
gran pecador. Al oír el nombre <strong>de</strong> crislíano, aquellos genliles<br />
sacaron sus espadas y allí mismo le <strong>de</strong>gollaron. Su<br />
cuerpo fué trasladado á Venecía, pero nada se sabia <strong>de</strong><br />
su nombre y martirio, basta que el mismo santo se apareció<br />
á un niño y le dijo se llamaba Ligorio, y que hnbia<br />
muerto en 13 <strong>de</strong>setíembre ; y como sus reliquias se<br />
conservaban en la iglesia <strong>de</strong> San Lorenzo, los mongos establecieron<br />
su fiesta en este día.<br />
• SAN ASUDO , PiiRSBÍTKno Y Atún. — Fué oriundo <strong>de</strong><br />
Roma , y nació <strong>de</strong> nobilísimos padres y muy cristianos,<br />
que habían hecho voto <strong>de</strong> consagrar su hijo á Dios. Efec-<br />
Ihamentc , tenia Amado muy pocos años, cuando fué confiado<br />
á un monaslerio <strong>de</strong> religiosos ejemplares • que <strong>de</strong>bían<br />
formarle en la ciencia y en la piedad. Bien pronío el<br />
joven discípulo aventajó á lodos en santidad y buenos<br />
ejemplos. Tomó el hábito en el mismo monasterio , en el<br />
cual vivió Ireinta años , retirándose luego á una soledad<br />
inhabitada para entregarse mas libremente en los ejercicios<br />
<strong>de</strong> la contemplación. Fué muy tentado por el espíritu<br />
infernal, al que venció siempre á fuerza <strong>de</strong> invocaciones<br />
y penitencia, y lo echó muchas veces <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> los<br />
poseídos. Sus milagros le asociaron una porción <strong>de</strong> personas<br />
piadosas, que querían vivir en su compañía , <strong>de</strong><br />
modo qm aquella soledad se coiivirlíóen una especie <strong>de</strong>.<br />
laura don<strong>de</strong> vivían en eeldas separadas muchísimos<br />
monges. Entonces fué, cuando recibió Amado las ór<strong>de</strong>nes<br />
sagradas, aumentándose con este motivo con fervor y<br />
compunción. Faltando agua en aquellos <strong>de</strong>sierlos, la hizo<br />
s.'dír el santo <strong>de</strong> una roca , golpe/indola cual otro Moisés:<br />
obró otros muchos porlentos que seria prolijo referir, y<br />
murió como había vivido, el día líl <strong>de</strong> seliembre <strong>de</strong>l<br />
año 62Ü, cu su monasterio <strong>de</strong> Remiremonl, en Francia. #<br />
S\N VBNEUIO , CONFESOR. «* Floreció en el siglo VH. viviendo<br />
penitente y solitario en la isla <strong>de</strong>. Tiro in;iyor, llamada<br />
l'almaria , en el mar Mediterráneo. Fué oriundo <strong>de</strong><br />
una familia muy distinguida <strong>de</strong> balín , y <strong>de</strong>jó el mundo<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber distribuido á los pobres cuanto poseía.<br />
Or<strong>de</strong>nado <strong>de</strong> sacerdote, fué mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> eclesiásticos, trabajó<br />
sin <strong>de</strong>scanso en los pueblos comarcanos <strong>de</strong> su mansión<br />
, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una vida tan santa , murió tranquilamente<br />
en el Señor, en su propia celdita.<br />
SAN FEIII-E , MÁUTIR. — Fué padre <strong>de</strong> la gloriosa santa<br />
Eugenia, y natural <strong>de</strong> Alejandría, Era gobernador ó prefecto<br />
<strong>de</strong>l Egipto cuando conoció la religión cristiana. Habiendo<br />
recibido el bautismo, reiumcíó su <strong>de</strong>slino, y se<br />
disliníiuió tanto en todas las viiiu<strong>de</strong>s evangélicas, que<br />
poco <strong>de</strong>spués mereció ser consagrado obispo. Su conducta<br />
llena <strong>de</strong> zelo y caridad , excitó el furor <strong>de</strong>l gobernador<br />
Terencio que le había sucedido , y por su ór<strong>de</strong>n , un dia<br />
que estaba el santo en fervorosa oración , fué <strong>de</strong>gollado,<br />
y alcanzó la dia<strong>de</strong>ma <strong>de</strong>l martirio. Su muerte sucedió en<br />
Alejandría bajo el reinado <strong>de</strong>l emperador Galicno , en el<br />
siglo Ili.<br />
<strong>Los</strong> SANTOS MACROBIO Y JLEUN , MARIIIIKS. — Eran gne-