Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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T)1A \ 1 . la li islo y desvergonzada mujer. Entró un dia donde estaba el santo mozo tratando una cuestión de filosofía con ciertos Olósofos, y con grande desenvoltura quejándose y dando voces, le afeó que haljiéndose aprovechado do ella, no le Jiabia pagado lo que le habia prometido. Turbáronse ios que aili estaban oyendo lo que nunca hablan oido de Gregorio: y entendiendo que era embuste y que no cabia en él aquella maldad, la quisieron echar de allí como mujer infame y mentirosa. Mas no se turbó Gregorio, ni hizo alteración en su ánimo, ni hizo mudanza en su rostro lo que de si falsamente habia oido; ánt«s con un semblante sereno y grave, volviéndose á un criado suyo, le mandó que le diese á aquella mujer todo lo que pedia, para que se fuese y no les estorbase ni interrumpiese lá conferencia y disputa que teniau entre manos. Dió el criado á la mujer lodo lo que pidió: y al punió que ella lo tomó en la mano, por juicio de Dios se revistió el demonio de ella y la comenzó á atormentar terriblemente, y no cesó hasta que el santo mozo hizo oración poreliayla libró; quedando todos admirados de la modestia de Gregorio y del leslimonio que. Dios habia dado de su inocencia, con el casligo visible de la mujer y con haber oido los ruegos del mismo Gregorio y librádda por su intercesión. Habiendo acahado les estudios déla filosofía y de las ciencias humanas,seaplicósanGregorioálas Letras divinasrypara aprenderlas mejor, determinó hacerse discípulo de Orígenes, (pie en aquel tiempo era tenido por un oráculo de sabiduría é insigne doctor de la iglesia. Tino á él con un hermano suyo llamado Alcnodoro, varen erudito, que después fué obispo y glorioso mártir del Señor, en tiempo del emperador Aureliano, y como tal hace mención de él el Martirologio romano á los 18 de octubre. Cinco años enteros estuvieron en la escuela de Orígenes los dos hermanos, y de él fueron enseñados en las divinas Escrituras, é hicieron muy gran progreso en la inteligencia de ellas. Y aun san Gerónimo escribe, que Orígenes fué el que viendo el grande ingenio de san Gregorio y de su hermano, los exhortó al estudio de la filosofía, y poco á poco les fué ins- Irnyendo en la fé de Cristo hasta hacerlos imitadores suyos: y lo da á entender Ensebio Cesariense; y añade que se esmeraron tanto en las letras y la virtud, que siendo aun mozo^, los sacaron de la escuela de Orígenes para hacerlos obispos. Volvió después Gregorio á Neocesarea, su patria, que á la sazón era toda de gentiles y dada á la idolalria, y no habia sino diez y siete cristianos en ella. Todos pusieron luego los ojos en Gregorio por su nobleza, modestia y grande ingenio y letras. Aguardaban alguna muestra de lo que habia aprendido; mas él no quiso hacer ostentación de su ciencia, sino de su modestia, con el si lencio y con la soledad, retirándose del bullicio y negocios de la ciudad y tratando con Dios por la oración, pidiéndole su favor, y con los prójimos de su aprovechamiento y de los medios que habiande lomar para ir al cielo. Mas por mucho que Gregorio se miraba y se escondía, no podia la luz que estaba encerrada en su pecho dejar de manifestarse y salir fuera. Extendióse por toda aquella tierra la fama de su virtud y doctrina, por lo cual, los que le cono cian deseábanle, conocer, y los que le trataban tratarle iiuis por la utilidad que sacaban de su santa conversación Fué esto de manera, que un santo obispo de la Iglesia de Masea llamado Fedimo, viendo cuan pocos eran fus cris llanos déla ciudad de Neocesarea, y que los gentiles eran NOYIKJiimR. 399 muchos y florecían y maltrataban á los cristianos, encendido de celo de la gloria de Dios y movido con su espíritu, deseó en gran manera hacer obispo de Neocesarea á Gregorio, para que con su gran virtud y letras la cultivase y alentase á los cristianos y convirtiese á los gentiles, l'ara esto él mismo fué en busca de san Gregorio con in- U-nlo de poner sobre él las manos y consagrarle en obispo. Entendiólo Gregorio: y para eximirse de aquel peso que juzgaba ser mayor que sus fuerzas, se retiró huyendo de una soledad en otra por no euconlrarse con Fedimo ni aceptar el obispado. Fedimo buscaba á Gregorio para hacerle obispo, y Gregorio para no serlo se escondía. Iluia el uno, seguíale el otro; y no le podia dar un alcance, hasta que un dia, sabiendo Fedimo que Gregorio estaba tres j)rnadas lejos, con gran conüanza se volvió á Dios y le suplicó que mirase á él y mirase á Gregorio, y que ya que no podia poner sobre él las manos para consagrarle n obispo, se sirviese de sus palabras con que estando ausente se le dedicaba y ofrecía por obispo de Neocesarea para bien de aquella Iglesia. Fueron de tanta fuerza las palabras de Fedimo, como dichas con especial instinto y espíritu del Señor, que cuando Gregorio las supo, se dejó alar y se rindió y bajó la cerviz al yugo, y se encargó de la Iglesia de Neocesarea, haciéndole consagrar obispo con los ritos y ceremonias de la Iglesia. En viéndose obispo san Gregorio, se determinó dar do mano á todos los negocios de la carne y sangre, y atender solamente á los de su oficio pastoral, y ante todas cosas á la doctrina y enseñanza de sus ovejas: y deseando que fuese pura y sincera y sin mezcla de algún error do los mucho? que en aquellos tiempos sembraba el demonio, como zizaña entre la buena semilla, se dió mucho á la oración, suplicando al Señor por intercesión de su santísima Madre, que le alumbrase y le descubriese lo que él habia de predicar á sus ovejas. Estando una noche en oración con esta ansia y cuidado, le apareció la serenísima Reina de los ángeles, resplandeciente y en figura de una señora mas divina que humana, y volviéndose á san Juan Evangelista que venia á su lado, le ordenó que declarase á Gregorio los misterios del cielo y le diese una fórmula de loque babia de creer y enseñar, y así lo hizo el sagrado Evangelista: y con esto desapareció aquella visión, y Gregorio quedó enseñado y consolado, y escribió aquella fórmula que le habia sido revelada, por la cual los cristianos de Neocesarea fueron instruidos en su tiempo, y después sin caer en algún error. Armado pues, san Gregorio con tan buenas armas, y favorecido con el socorro del cielo, salió al campoconlra las buesles de Satanás para hacer guerra como soldado valeroso á la idolatría ó infierno y defender las partes del Señor. Estaba toda aquella tierra llenado templos dedicados á los demonios, y en los bosques, alamedas y montes so le ofrecían abominables sacrificios, y el culto del verdadero Dios estaba postrado y muy caído por los pocos cristianos que habia en Neocesarea. Pero sucedió que, dejando san Gregorio la soledad y caminando hacia la ciudad con algunos sus familiares y amigos, llegó á un templo de Apolo allí cerca y porque llovía y era larde paró en él. Era este templo muy célebre y frecuentado de los gentiles que venían al demonio, en que él era reverenciado como á un oráculo, y por medio del sacerdote proponían sus dudas y peticiones al demonio, y con las respuestas que

400 LA LEYENDA DE ORO él les daba se volvían á sos casas. Purificó el templo san Gregorio con la señal de la cruz, y gasló toda la noche velando en oración y alabando al Sefiorcomosolia. A la mañana se partió y siguió su camino. Salido san Gegorio entró el sacerdote de los ídolosen el templo para hacersusofrendas y sacrificios, y oyó grandes voces y lamentables alaridos de demonios que clamaban y le decían, que no podian entraren aquella casa por haber oslado en ella Gregorio. Hizo el sacerdote mayores sacrificios y lodo lo que supo para aplacarlos y hacerlos volver al templo, y viendo que, todo su trabajo lesalia en vano, fué tras san Gregorio y le alcanzó, y con gran ansia y furor le dijo que le habia' de acusar al magistrado y hacer castigar severamente; porque siendo cristiano y enemigo de los dioses, habia entrado en su templo y echádoles de él, é impedido sus oráculos. A lo cual san Gregorio con gran modestia Ic respondió, que supiese que era siervo de un Señor en cuyo nombre podia echar los demonios de donde quisiese. El sacerdote admirado de esto le dijo : Pu«s haz que tornen al templo donde estaban, para que yo entienda, que tienes tan gran potestad. Abrió Gregorio un libro que Iraia consigo , y rompió de una hoja una pequeña parte, y escribió en ella estas solas palabras: «(iregorio á Satanás: Entra.» Llevó el sacerdote la carta : púsola sobre el altar: hizo su sacrificio : y luego le respondieron los demonios como primero. Quedó asombrado el sacerdote: y como debia ser discreto , y Dios por este camino le quería alumbrar, plisóse á considerar que el Dios á quien servia Gregorio debia ser mas poderoso que sus dioses; pues en su nombre Gregorio los habia podido echar de su templo, y volverlos con el mandato de una sola palabra; y movido de esta consideración, se fué á san Gregorio y le contó lo que lo habia pasado, y lo rogó que le declarase quién era aquel Dios á quien él servia y le daba lan gran poder : y habiéndole respondido el sanio lo que le convenia oír, que los misferios de nuestra santa fé no se confirmaban con palabras, sino con milagros , para que él entendiese que le decia la verdad, y se sujetase y tuviese por Dios el que él predicaba. Y como Gregorio le añadiese que escogiese el milagro que queria que hiciese ; el sacerdote le dijo , que pasase una peña grandísima que alli estaba á otra parte, líízolo luego san Gregorio : y como si la peña tuviera razón, así la mandó que se pasase adonde el otro habia señalado; y ella obedeció é hizo lo que le fué mandado. Quedó el hombre asombrado y convencido , y con su mujer , hijos y familia se convirtió á la fé de Cristo , y suplicó al santo que le recibiese en su servicio y compañía, para ser particionero de sus trabajos y merecimientos. Divulgóse la fama de estos dos milagros tan grandes en la ciudad, y como san Gregorio habia cebado á sus dioses del templo, y dádoles licencia para volver á él, y trasladado la pena á otro lugar, y confuso y atónito de oir cosas tan nuevas y admirables, sabiendo que venia le salió á recibir todo el pueblo con eslraordinario aplauso y regocijo. Pero fué cosa maravillosa y otro milagro mayor, que el santo iba tan dentro de si y tan puesto en Dios, que pasó por medio de toda la gente como si estuviera en el desierto y no viera nadie, estando como estaba cercado por todas parles y apretado de tanta gente. No quiso buscar casa en la ciudad , ni tener heredades y posesiones; porque todo su cuidado era Dios y la salvación de las almas, hasta que un caballero rico y principal llamado Mau- D1A 17. soniojerogóencarecidamonle y le importunó que se fuese á su casa. Él lo hizo , y comenzó á venir á ella nmrlia gente de todos estados, edades y condiciones, para ver y tratar á un bombre que era mas que hombre, y tener doctrina para sus almas y salud para sus cuerpos. Así lo hacía el santo, enseñando á cada uno lo que debía.de hacer para salvarse , y sanando á los enfermos de todas las dolencias que padecían : consolaba á los desconsolados i persuadía á los mancebos la castidad, á los viejos la paciencia, á los siervos la obediencia para con sus señores, á los señores la benignidad para con sus criados, á los ricos la limosna y á los pobres el sufjimicnto y contento con su estado; finalmente, á todos los hombres y mujeres, mozos y viejos, reparlia el pan de la celoslial doctrina , y daba documentos de salud. Fueron tantos los que se convirtieron á nuestra fé y tan grande el fuego de amor de Dios que en ellos se emprendió por las palabras de san Gregorio , que luego pupusieron la mano para edificar un templo al Dios verdadero , ofreciendo cada uno su trabajo y su hacienda para la obra , la cual se hizo ecliándola el sanio su bendiciotr, y quedó tan fuerte y lan firme y bien fundada, que sucediendo después un grandísimo temblor de tierra (con el cual cayeron lodos los edificios, casas y templos de la ciudad de Neocesarea}; solo este templo que edificó san (¡regorio quedó en pié, por especial gracia y providencia del Señor. Eusebio Cesaríense dice, que para la edificación de un templo, hizo con su oración, que una gran peña se partiese y diese lugar para que edificase el templo: tanto podía con sus oraciones y tanto ora lo que Dios honraba á su santo : el cual era tenido por tal, y respetado y reverenciado como una cosa divina y venida del cielo; y por esto los que tenían pleitos y contiendas entro sí se las ponían en sns manos, para que él las decidiese y determínase. Verdad es que no todos le obedectan en todo; pero los desobedientes luego sentían su daño, como aconteció á dos hermanos, mozos ricos y recién heredados, que pleilaban sobre quién de ellos habia de ser señor de una laguna de mucha pesca, queriendo cada uno serlo sin admitir compañero. Creció tanto esta discordia con el hervor de la ¡.angre y codicia del propio interés en los dos mozos hermanos, que deleilüinaron venir á las manos, y llevar aquel negocio por armas: súpolo san Gregorio; y estando á punto para darse la batalla , fué á ellos; rogóles que se pacificasen y que estimasen mas el amor natural que el interés, y que como buenos hermanos se concordasen ; oyéronle los mozos ; mas no obedecieron al santo. Volvióse él á Dios: hizo oración una noche á la ribera de la laguna; y á la mañana no apareció mas la laguna , porque toda se habia convertido en tierra fértil y fructuosa. Visto el milagro , los dos hermanos se conformaron, y dejaron sus pendencias y rencillas, echándose á los piés del santo, que con sus oraciones les había quitado y corlado la raíz. No ménos es admirable otro milagro que hizo, poniendo! freno y término al río Líco, muy caudaloso y furioso, que saliendo de madre, arruinaba y destruía toda arjuella tierra donde pasaba. Vinieron los pueblos de aquella comarra á san Gregorio : dijéronlc los daños grandes que recibían de aquel rio cuando se desfrenaba, y creciendo con las avenidas se extendía por los campos, y arrebataba los árboles , los ganados y las mismas casas y moradores de

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la li islo y <strong>de</strong>svergonzada mujer. Entró un dia don<strong>de</strong> estaba<br />

el santo mozo tratando una cuestión <strong>de</strong> filosofía con<br />

ciertos Olósofos, y con gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>senvoltura quejándose y<br />

dando voces, le afeó que haljiéndose aprovechado do ella,<br />

no le Jiabia pagado lo que le habia prometido. Turbáronse<br />

ios que aili estaban oyendo lo que nunca hablan oido <strong>de</strong><br />

Gregorio: y entendiendo que era embuste y que no cabia<br />

en él aquella maldad, la quisieron echar <strong>de</strong> allí como mujer<br />

infame y mentirosa. Mas no se turbó Gregorio, ni hizo<br />

alteración en su ánimo, ni hizo mudanza en su rostro lo<br />

que <strong>de</strong> si falsamente habia oido; ánt«s con un semblante<br />

sereno y grave, volviéndose á un criado suyo, le mandó<br />

que le diese á aquella mujer todo lo que pedia, para<br />

que se fuese y no les estorbase ni interrumpiese lá conferencia<br />

y disputa que teniau entre manos. Dió el criado á la<br />

mujer lodo lo que pidió: y al punió que ella lo tomó en<br />

la mano, por juicio <strong>de</strong> Dios se revistió el <strong>de</strong>monio <strong>de</strong> ella<br />

y la comenzó á atormentar terriblemente, y no cesó hasta<br />

que el santo mozo hizo oración poreliayla libró; quedando<br />

todos admirados <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>stia <strong>de</strong> Gregorio y <strong>de</strong>l<br />

leslimonio que. Dios habia dado <strong>de</strong> su inocencia, con el<br />

casligo visible <strong>de</strong> la mujer y con haber oido los ruegos <strong>de</strong>l<br />

mismo Gregorio y librádda por su intercesión. Habiendo<br />

acahado les estudios déla filosofía y <strong>de</strong> las ciencias humanas,seaplicósanGregorioálas<br />

Letras divinasrypara apren<strong>de</strong>rlas<br />

mejor, <strong>de</strong>terminó hacerse discípulo <strong>de</strong> Orígenes,<br />

(pie en aquel tiempo era tenido por un oráculo <strong>de</strong> sabiduría<br />

é insigne doctor <strong>de</strong> la iglesia. Tino á él con un hermano<br />

suyo llamado Alcnodoro, varen erudito, que <strong>de</strong>spués<br />

fué obispo y glorioso mártir <strong>de</strong>l Señor, en tiempo <strong>de</strong>l<br />

emperador Aureliano, y como tal hace mención <strong>de</strong> él el<br />

Martirologio romano á los 18 <strong>de</strong> octubre. Cinco años enteros<br />

estuvieron en la escuela <strong>de</strong> Orígenes los dos hermanos,<br />

y <strong>de</strong> él fueron enseñados en las divinas Escrituras, é<br />

hicieron muy gran progreso en la inteligencia <strong>de</strong> ellas. Y<br />

aun san Gerónimo escribe, que Orígenes fué el que viendo<br />

el gran<strong>de</strong> ingenio <strong>de</strong> san Gregorio y <strong>de</strong> su hermano, los<br />

exhortó al estudio <strong>de</strong> la filosofía, y poco á poco les fué ins-<br />

Irnyendo en la fé <strong>de</strong> Cristo hasta hacerlos imitadores suyos:<br />

y lo da á enten<strong>de</strong>r Ensebio Cesariense; y aña<strong>de</strong> que<br />

se esmeraron tanto en las letras y la virtud, que siendo<br />

aun mozo^, los sacaron <strong>de</strong> la escuela <strong>de</strong> Orígenes para hacerlos<br />

obispos. Volvió <strong>de</strong>spués Gregorio á Neocesarea, su<br />

patria, que á la sazón era toda <strong>de</strong> gentiles y dada á la idolalria,<br />

y no habia sino diez y siete cristianos en ella. Todos<br />

pusieron luego los ojos en Gregorio por su nobleza,<br />

mo<strong>de</strong>stia y gran<strong>de</strong> ingenio y letras. Aguardaban alguna<br />

muestra <strong>de</strong> lo que habia aprendido; mas él no quiso hacer<br />

ostentación <strong>de</strong> su ciencia, sino <strong>de</strong> su mo<strong>de</strong>stia, con el si<br />

lencio y con la soledad, retirándose <strong>de</strong>l bullicio y negocios<br />

<strong>de</strong> la ciudad y tratando con Dios por la oración, pidiéndole<br />

su favor, y con los prójimos <strong>de</strong> su aprovechamiento y <strong>de</strong><br />

los medios que habian<strong>de</strong> lomar para ir al cielo. Mas por<br />

mucho que Gregorio se miraba y se escondía, no podia<br />

la luz que estaba encerrada en su pecho <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> manifestarse<br />

y salir fuera. Extendióse por toda aquella tierra la<br />

fama <strong>de</strong> su virtud y doctrina, por lo cual, los que le cono<br />

cian <strong>de</strong>seábanle, conocer, y los que le trataban tratarle<br />

iiuis por la utilidad que sacaban <strong>de</strong> su santa conversación<br />

Fué esto <strong>de</strong> manera, que un santo obispo <strong>de</strong> la Iglesia <strong>de</strong><br />

Masea llamado Fedimo, viendo cuan pocos eran fus cris<br />

llanos déla ciudad <strong>de</strong> Neocesarea, y que los gentiles eran<br />

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muchos y florecían y maltrataban á los cristianos, encendido<br />

<strong>de</strong> celo <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios y movido con su espíritu,<br />

<strong>de</strong>seó en gran manera hacer obispo <strong>de</strong> Neocesarea á<br />

Gregorio, para que con su gran virtud y letras la cultivase<br />

y alentase á los cristianos y convirtiese á los gentiles,<br />

l'ara esto él mismo fué en busca <strong>de</strong> san Gregorio con in-<br />

U-nlo <strong>de</strong> poner sobre él las manos y consagrarle en obispo.<br />

Entendiólo Gregorio: y para eximirse <strong>de</strong> aquel peso<br />

que juzgaba ser mayor que sus fuerzas, se retiró huyendo<br />

<strong>de</strong> una soledad en otra por no euconlrarse con Fedimo ni<br />

aceptar el obispado. Fedimo buscaba á Gregorio para hacerle<br />

obispo, y Gregorio para no serlo se escondía. Iluia<br />

el uno, seguíale el otro; y no le podia dar un alcance,<br />

hasta que un dia, sabiendo Fedimo que Gregorio estaba<br />

tres j)rnadas lejos, con gran conüanza se volvió á Dios y<br />

le suplicó que mirase á él y mirase á Gregorio, y que ya<br />

que no podia poner sobre él las manos para consagrarle<br />

n obispo, se sirviese <strong>de</strong> sus palabras con que estando ausente<br />

se le <strong>de</strong>dicaba y ofrecía por obispo <strong>de</strong> Neocesarea<br />

para bien <strong>de</strong> aquella Iglesia. Fueron <strong>de</strong> tanta fuerza las palabras<br />

<strong>de</strong> Fedimo, como dichas con especial instinto y espíritu<br />

<strong>de</strong>l Señor, que cuando Gregorio las supo, se <strong>de</strong>jó<br />

alar y se rindió y bajó la cerviz al yugo, y se encargó <strong>de</strong><br />

la Iglesia <strong>de</strong> Neocesarea, haciéndole consagrar obispo con<br />

los ritos y ceremonias <strong>de</strong> la Iglesia.<br />

En viéndose obispo san Gregorio, se <strong>de</strong>terminó dar do<br />

mano á todos los negocios <strong>de</strong> la carne y sangre, y aten<strong>de</strong>r<br />

solamente á los <strong>de</strong> su oficio pastoral, y ante todas cosas<br />

á la doctrina y enseñanza <strong>de</strong> sus ovejas: y <strong>de</strong>seando<br />

que fuese pura y sincera y sin mezcla <strong>de</strong> algún error do<br />

los mucho? que en aquellos tiempos sembraba el <strong>de</strong>monio,<br />

como zizaña entre la buena semilla, se dió mucho á la<br />

oración, suplicando al Señor por intercesión <strong>de</strong> su santísima<br />

Madre, que le alumbrase y le <strong>de</strong>scubriese lo que él habia<br />

<strong>de</strong> predicar á sus ovejas. Estando una noche en oración<br />

con esta ansia y cuidado, le apareció la serenísima<br />

Reina <strong>de</strong> los ángeles, resplan<strong>de</strong>ciente y en figura <strong>de</strong> una<br />

señora mas divina que humana, y volviéndose á san Juan<br />

Evangelista que venia á su lado, le or<strong>de</strong>nó que <strong>de</strong>clarase á<br />

Gregorio los misterios <strong>de</strong>l cielo y le diese una fórmula <strong>de</strong><br />

loque babia <strong>de</strong> creer y enseñar, y así lo hizo el sagrado<br />

Evangelista: y con esto <strong>de</strong>sapareció aquella visión, y Gregorio<br />

quedó enseñado y consolado, y escribió aquella fórmula<br />

que le habia sido revelada, por la cual los cristianos<br />

<strong>de</strong> Neocesarea fueron instruidos en su tiempo, y <strong>de</strong>spués<br />

sin caer en algún error.<br />

Armado pues, san Gregorio con tan buenas armas, y favorecido<br />

con el socorro <strong>de</strong>l cielo, salió al campoconlra las<br />

buesles <strong>de</strong> Satanás para hacer guerra como soldado valeroso<br />

á la idolatría ó infierno y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r las partes <strong>de</strong>l Señor.<br />

Estaba toda aquella tierra llenado templos <strong>de</strong>dicados<br />

á los <strong>de</strong>monios, y en los bosques, alamedas y montes so<br />

le ofrecían abominables sacrificios, y el culto <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro<br />

Dios estaba postrado y muy caído por los pocos cristianos<br />

que habia en Neocesarea. Pero sucedió que, <strong>de</strong>jando<br />

san Gregorio la soledad y caminando hacia la ciudad<br />

con algunos sus familiares y amigos, llegó á un templo <strong>de</strong><br />

Apolo allí cerca y porque llovía y era lar<strong>de</strong> paró en él.<br />

Era este templo muy célebre y frecuentado <strong>de</strong> los gentiles<br />

que venían al <strong>de</strong>monio, en que él era reverenciado como<br />

á un oráculo, y por medio <strong>de</strong>l sacerdote proponían sus<br />

dudas y peticiones al <strong>de</strong>monio, y con las respuestas que

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