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DIA 17<br />
In fama <strong>de</strong> sus raras prendas y <strong>de</strong> su gran sanlidad. l uó<br />
á Roma Gregorio Turoncnse para visitar los santuarios <strong>de</strong><br />
aquella santa ciudad y hacer reverencia al santo papa<br />
Gregorio , el cual se alegró sobremanera cuando supo<br />
que habia llegado á Roma, y le llevó consigo á adorar<br />
los sagrados cuerpos <strong>de</strong> san Pedro y san Pablo. Pero sucedió<br />
uoa cosa en esla visla , digna <strong>de</strong> notar. Kra san<br />
Gregorio, papa, gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> cuerpo, abultado <strong>de</strong> rostro , y<br />
<strong>de</strong> mucha majestad ; y el Tiironensc muy pequeño, y en<br />
la apariencia <strong>de</strong>spreciable. Estando, pues, postrado, comenzó<br />
el papa á mirarle y á maravillarse , consi<strong>de</strong>rando<br />
los gran<strong>de</strong>s dones que Dios habia encerrado en aquel<br />
cuerpo tan pequeño. Entendiólo el Turonense, alumbrado<br />
con la divina luz: y mirando al papa con un afecto blando<br />
y grave, le dijo: Padre sanio, Dominus [ccil nos, el non<br />
ipsi nos: í<strong>de</strong>m esl in parvis, qui el in magnis: El Señor nos<br />
ha hecho, que nosotros no nos hicimos: y él es el mismo<br />
en las cosas pequeñas y en las gran<strong>de</strong>s, en las alias y en<br />
las bajas. Parecióle á san Gregorio,papa, que el Turoncnse<br />
habia respondido á su pensamiento. y confirmóse mas en<br />
la opinión que tenia <strong>de</strong> su sanlidad , y honróle mucho; y<br />
por su respeto ennobleció la Iglesia turonense, y le dió<br />
una ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> oro para que en ella se guardase como<br />
don <strong>de</strong> su mano. Volvió á su Iglesia muy contento con la<br />
bendición <strong>de</strong>l sumo pontífice Gregorio, y muy tierno y<br />
consolado con la <strong>de</strong>voción que el Señor le habia dado,<br />
visitando los templos y reliquias <strong>de</strong> aquella santa ciudad:<br />
y habiendo vivido veinle y un años en su obispado con<br />
admirable ejemplo <strong>de</strong> vida y doctrina . se fuéá gozar <strong>de</strong>l<br />
premio <strong>de</strong> sus merecimientos y gloriosos trabajos, á los<br />
17 <strong>de</strong> noviembre, <strong>de</strong>l año iiOí. Mandó que le sepultasen<br />
en lugar don<strong>de</strong> no fuese reverenciado , sino pisado <strong>de</strong><br />
lodos jlanía era su humildad), mas el clero no lo consintió;<br />
áiiles lo colocó á la mano izquierda <strong>de</strong>l sepulcro <strong>de</strong> san<br />
iWarlin en una rica caja <strong>de</strong> mármol.<br />
Escribió muchas obras provechosas que se pue<strong>de</strong>n ver<br />
en la Bibliolheca sanclonm y en Trilemio y oíros: y el<br />
mismo santo hace mención <strong>de</strong> ellas en el fin <strong>de</strong> su<br />
Historia <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> Francia: especialmente son<strong>de</strong><br />
gran<strong>de</strong> edificación y ejemplo las que compuso <strong>de</strong> la gloria<br />
<strong>de</strong> los mártires y <strong>de</strong> los confesores. De san Gregorio<br />
Turoncnse hacen mención el Martirologio romano y el <strong>de</strong><br />
Reda á los n <strong>de</strong> noviembre; y Venancio Fortunado, Trilemio,<br />
Pedro <strong>de</strong> Nalalibus y el car<strong>de</strong>nal Baronio cu sus<br />
anotaciones.<br />
LOS SANTOS AC1SCÍ.0 Y VlCTOIUA , MÁUTIUES.—San Ac¡Sclo<br />
y sania Vicloria , su hermana , fueron ¡lustres mártires<br />
<strong>de</strong>l Señor, y murieron por su santa fé en la ciudad <strong>de</strong><br />
Górdoba, que los tiene por patrones, y los venera y hace<br />
l.esta con gran <strong>de</strong>voción y solemnidad. Algunos autores<br />
d.cen que fueron h.jos <strong>de</strong> san Marcelo , el centurión, que<br />
uvo doce lujos y todos mártires; pero el car<strong>de</strong>nal líaronio<br />
lo reprueba y lo hene por f;J|So; y ,sí, d(lj.|n{]o (>slü<br />
otras cosas <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> ello, com« iucie.tas, dúrameá<br />
ÍQ (pie es cierto y lo que la santa Iglesia <strong>de</strong> Córdoba sigue<br />
en el rezado <strong>de</strong> estos santos. Hallándose en Córdoba<br />
un juez llamado Dion [ que por ventura era comisario ú<br />
Ingarlcnicnte <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte Daciano), mandó nrceomv<br />
un edicto que lodos los cristianos que habia en aqaella<br />
ciudad , ó sacrificasen á los dioses ó muriesen como <strong>de</strong>sobedientes<br />
á sus mandatos. Entro oíros cristianos que no<br />
quisieron obe<strong>de</strong>cer, fueron Acisclo y Victoria su hermana<br />
NOVIEMBRE. 397<br />
y acusados <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dion, fueron por su mandato presos<br />
y traídos á su presencia, y les dijo: ¿Sois vosotros los<br />
ipie menospreciáis nuestros dioses, é incitáis a! pueblo á<br />
que no les hagan sacrificios ni los honren? Kespondió<br />
Acisclo con gran sosiego y reposo: Nosotros servimos á<br />
Jesucristo nuestro Dios y Señor, y nó á las piedras ni á<br />
los <strong>de</strong>monios, prosiguió el juez y dijo : ¿Sabes por (pió<br />
sentencia he mandado pasar á los que no sacrifican?<br />
Acisclo dijo: Y lú, Dion, ¿has oido las penas que tiene<br />
aparejadas nuestro Señor Jesucristo á lí y á los que mandáis<br />
esto? Oyendo estas palabras el impío juez dió bramidos,<br />
y con rabia y furor dijo gran<strong>de</strong>s blasfemias contra<br />
Cristo; mas reprimiéndose un poco, y pareciéndole que<br />
mas fácilmente engañaría á santa Victoria por ser mujer<br />
y Haca, que á su hermano, comenzó ya con halagos, ya<br />
con amenazas, á persuadirla que tuviese lástima <strong>de</strong> sí, y<br />
que le creyese como á padre que la queria como si fuera<br />
su hija y <strong>de</strong>seaba su bien, y que reconociese y adorase á<br />
sus dioses, porque <strong>de</strong> esta manera se libraria <strong>de</strong> los tormentos,<br />
que si no lo hiciese le estaban aparejados, y<br />
lendria á los dioses inmortales propicios y favorables , y<br />
á él le baria un gran placer, y le obligarla á acariciarla<br />
y favorecerla, y convertir los tormentos en dulzura y<br />
regalos. No se <strong>de</strong>jó vencer la santa doncella <strong>de</strong> los halagos<br />
, ni <strong>de</strong> los fieros <strong>de</strong> Dion; antes con un ánimo varonil<br />
y constante le dijo: muy gran beneficio me harás en<br />
ejecutar en mi cuerpo esos tormentos que me dices; porque<br />
lodo mi bien es mi Señor Jesucristo , en quien tengo<br />
puesta toda mi confianza. Finalmente, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />
pasado algunas otras razones con los dos santos hermanos<br />
, procurando convertirlos y atraerlos á su intento;<br />
cuando vió que lodo le salia en vano, y que no podia mellar<br />
aquellos pechos sagrados, mandó Dion azotar á san<br />
Acisclo con varas', y alormenlar á santa Vicloria por las<br />
plantas <strong>de</strong> los piés , y <strong>de</strong>spués echarlos en una profunda<br />
y tenebrosa cárcel ; y así se hizo. Estaban los sanies en<br />
la penosa cárcel, nó con pena sino con gran gozo y alegría<br />
, como si estuvieran en un paraiso <strong>de</strong> <strong>de</strong>leites, acordándose<br />
que pa<strong>de</strong>cían por su Señor , y loándole y haciéndole<br />
gracias porque les hacia tan señalada merced.<br />
Vinieron cualro ángeles <strong>de</strong>l cielo y trajéronles <strong>de</strong> comer,<br />
y con su celestial vista los recrearon y esforzaron. Otro<br />
dia el juez quiso acabar con ellos^ porque veia (pie perdía<br />
el tiempo y que no podia con halagos ni promesas, con<br />
amenazas ni espantos atraerlos á la a<strong>de</strong>racion <strong>de</strong> sus falsos<br />
dioses, y llevaba mal h constancia y firmeza <strong>de</strong> los<br />
santos hermanos , y la tenia por afrenta y mengua suya.<br />
Para esto les mandó echar al rio Guadalquivir con unas<br />
muy pesadas piedras atadas al cuello, para que allí se<br />
ahogasen y pereciesen. Mas no hay po<strong>de</strong>r conlra Dios, y<br />
las aguas y todos jos elemenlos, y criaturas le sirven y<br />
obe<strong>de</strong>cen á su voluntad. Vinieron cualro ángeles y suslentaron<br />
á los hienavenlurados mártires , traycndoles en<br />
las palmas sobre las aguas, alabando ellos y bendiciendo<br />
al Señor, con (anta suavidad y recreo, como si se pasearan<br />
por un campo florido y ameno; y en una nube muy<br />
rcspiaiKlccienlc que los cubria , merecieron ver no solamciilc<br />
á los ángeles, mas al mismo Señor y Hry <strong>de</strong> los<br />
ángeles acompañado <strong>de</strong> gran muchedumbre <strong>de</strong> ellos , que<br />
losvcnian á conforlar. Pero Dion, (orno \ió (pie no le habia<br />
sucedido el acabarlos <strong>de</strong> una vez, ahogándolos en el<br />
rio; sañoso, furioso y bravo, <strong>de</strong>terminó alormenlarlos