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394 LA LEYEND A m ORO. DÍA 17.<br />
bia ofrecido: y aunque tuvo gran<strong>de</strong>s dificulladcs , salió<br />
con ello. Su piedad y enlrañas amorosas y mas que <strong>de</strong> padre<br />
para los pecadores que se reconocian y pedían peuilencia<br />
, fué admirable. Finalmente, en Uxhs las cosas se<br />
mostró vigilantísimo p;íslor, y puerto y refugio <strong>de</strong> lodos<br />
los afligidos y atribulados.<br />
Pero <strong>de</strong>spués que el rey Ricardo el I sucedió en el reino<br />
al rey Enrique, su padre , tuvo gran<strong>de</strong>s encuentros y<br />
disgustos con san Hugon , por la n ala condición <strong>de</strong>l rey<br />
y entereza <strong>de</strong>l obispo , porque haciendo Ricardo guerra<br />
en Francia, y babiendo gastado su patrimonio real en pagar<br />
su ejército , quiso que los obispos le socorriesen en<br />
aquella necesidad , y envió á Inglaterra un arzobispo para<br />
quujuntándolosá lodos <strong>de</strong> su parlu so lo propusiese: y<br />
aunque los <strong>de</strong>más con<strong>de</strong>scendieron (como suelen) con la<br />
voluntad <strong>de</strong>l rey ; pero Ilugon, cunsi<strong>de</strong>rando que la forma<br />
q iesedaba en aquel servicio era muy cargosa y dañosa<br />
para el pueblo y gente común, resistió él y otro obispo<br />
que le siguió valerosamente á los <strong>de</strong>más; y así el rey no<br />
pudo salir con su intento : el cual, lleno <strong>de</strong> safia y furor,<br />
mandó luego <strong>de</strong>sterrar al santo prelado y al otro obispo, y<br />
coníiscarles todos sus bienes. Ejecutóse esle enojo en el<br />
otro obispo (aunque <strong>de</strong>spués el rey se aplacó con él, y pidiéndole<br />
humil<strong>de</strong>mente perdón, le admitió en su gracia);<br />
pero queriendo los ministros <strong>de</strong>l rey ejecutar sus mándalos<br />
contra san Hungon, él los excomulgó, y ellos tuvieron<br />
tan gran miedo y respeto á las censuras eclesiásticas, que<br />
no se alrevieron á tocar á un hilo <strong>de</strong> la ropa <strong>de</strong>l santo<br />
prelado; porque hablan vislo por experiencia, que nuestro<br />
SeiVir hai)ia dado liorribles castigos á muchos, que habiendo<br />
sido privados <strong>de</strong>l uso do tos santos sacramentos <strong>de</strong><br />
la Iglesia por san Hugon, no le hablan obe<strong>de</strong>cido. De estos,<br />
habiendo anatematizado á algunos hombres perdidos y<br />
obstinados, la maldición <strong>de</strong> Dios.cayó sobre ellos, <strong>de</strong> manera<br />
que súbitamente <strong>de</strong>saparecieron y no fueron mas vistos.<br />
OLro soldado fué atormentado <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio por la misma<br />
causa y espiró; y otros muchos fueron castigados severísimamente<strong>de</strong><br />
la mano <strong>de</strong>l Señor, y por modos diferentes<br />
(aunque lodos justos y severos) acabaron sus trisles<br />
vidas.<br />
Eocaraaenkindo, pues, en cabeza ajena (como comunmente<br />
dicen), y asombrados con ejemplos tan atroces ios<br />
mmislros <strong>de</strong>l rey, no se atrevían á molestar al santo prelado,<br />
huyendo como <strong>de</strong> un rayo <strong>de</strong> su maldición y excomunión<br />
: y él, confiado en la justicia <strong>de</strong> la causa que <strong>de</strong>fendía<br />
y en el Sc jor, cuya era, so oponía á los mandatos <strong>de</strong><br />
los reyes cuando eran injustos y á la potestad seglar, por<br />
la libertad <strong>de</strong> la Iglesia y por el amparo <strong>de</strong> la gente pobre<br />
y miserable; Dios nuestro Scflor le daba tanta eficacia y<br />
favorecía tanto sus santos intentos, que hasta los mismos<br />
reyes á quienes resistía, le respetaban mas y no se atrevian<br />
á disgustarle, viendo que no podían contrastar con<br />
Dios, que peleaba por él: el sanio prelado, animado y<br />
confortado mas con la protección <strong>de</strong>l Señor, á quien tan<br />
fielmente servia, no hacía caso <strong>de</strong> las amenazas ni espantos<br />
<strong>de</strong> los hombres, ni <strong>de</strong> las espadas <strong>de</strong>senvainadas contra<br />
sí, ni <strong>de</strong> los otros peligros <strong>de</strong> muerte, que aun los varones<br />
valientes y esforzados suelen temer; y por estos<br />
peligros pasó muchas veces cou extremada seguridad y<br />
constancia, temiendo y temblando, ó <strong>de</strong>jándole los que oslaban<br />
con él; y él haciendo burla y riéndose <strong>de</strong>sús lemores.<br />
Torcsto, habiendo sido avisado una vez y reprendido<br />
giavcmenle <strong>de</strong> san Hugon, el rey <strong>de</strong> Inglaterra, <strong>de</strong>spués<br />
dijo ásus privados: Si todos los obispos fuesen como este,<br />
no podrían nada contra ellos todos los reyes y príncipes<br />
<strong>de</strong> la tierra; y por la misma causa fué llamado esle santo,<br />
Marlilto <strong>de</strong> los reyes. Y el rey Ricardo, que fué el que mas<br />
le persiguió, en castigo <strong>de</strong> estas y otras culpas pa<strong>de</strong>ció<br />
muchos daños, infortunios y guerras, y al cabo <strong>de</strong> pocos<br />
aflos que reinó, herido en una batalla, murió infelizmente<br />
(á lo que se creyó) en pena <strong>de</strong> este pecado ; poique verda<strong>de</strong>ramente<br />
san Hugon fué gran varón <strong>de</strong> Dios, y resplan<strong>de</strong>ció<br />
en el mundo con esclarecidas virtu<strong>de</strong>s y vivió<br />
en el reino do Inglaterra, mas como hombre <strong>de</strong>l cíelo, que<br />
<strong>de</strong> la tierra: Era muy puntual en rezar el oíicio divino, sin<br />
anticipar ni posponer la hora, por grave que fuese el negocio<br />
ó la ocupación que se le ofrecía. Acontecióle haciendo<br />
camino con algunos obispos, y habiendo <strong>de</strong> pasar por<br />
algunos pasos peligrosos <strong>de</strong> salteadores, que los <strong>de</strong>más<br />
salieron <strong>de</strong> la posada ánles <strong>de</strong> día, para no caer en sus<br />
manos, y el santo se quedó rezando sus mailines, para<br />
cumplir primero con aquella obligación: ellos dieron en el<br />
peligro <strong>de</strong> que huían, fueron presos y maltratados; y san<br />
Hugon, pasando <strong>de</strong>spués con su gente por el mismo camino,<br />
no tuvo mal encuentro ni daño alguno. En el <strong>de</strong>cir<br />
misa, era <strong>de</strong>votísimo y muy regalado <strong>de</strong>l Señor, el cual<br />
muchas veces se le apareció en figura <strong>de</strong> un hermosísimo<br />
niño, cuando celebraba. Estaba tan firme en la fe <strong>de</strong>l sacrosanto<br />
sacrificio <strong>de</strong> la misa, y en creer que <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las<br />
especies sacramenjales está el verda<strong>de</strong>ro cuerpo y verda<strong>de</strong>ra<br />
sangre <strong>de</strong> Cristo nuestro Señor, que habiendo sucedido<br />
en su tiempo, que diciendo misa un sacerdote, al<br />
frangir la hostia salió sangre <strong>de</strong> ella, rogándole que la fuese<br />
á ver, nunca quiso; ánles respondió, que él no tenia<br />
necesidad <strong>de</strong> aquellas sefiales, para creer lo que creia.<br />
Cada año, á lo menos una vez, se iba á su convenio antiguo<br />
<strong>de</strong> la Gai'tuja, para recogerse como á puerto sagrado<br />
y retirarse <strong>de</strong> las ondas y negocios <strong>de</strong>l siglo, y vivía entre<br />
los mongescon tanta igualdad y mo<strong>de</strong>stia, que en ninguna<br />
cosa parecía obispo, sino en el anillo que en el <strong>de</strong>do traía.<br />
Pero no es maravilla; porque ninguna cosa <strong>de</strong>seaba mas,<br />
que <strong>de</strong>scargarse <strong>de</strong>l obispado y vivir como monge en su<br />
monasterio: y para esto suplicó muchas veces á los romanos<br />
pontífices que le librasen <strong>de</strong> tan pesada carga, y<br />
la diesen á otro que tuviese mayores fuerzas para llevarla;<br />
mas nunca lo pudo alcanzar : antes los papas le encargaban<br />
las cosas mas importantes que se les ofrecían en el<br />
reino <strong>de</strong> Inglaterra, para que él las tratase y <strong>de</strong>spachase,<br />
confiados <strong>de</strong> su gran santidad, valor y pru<strong>de</strong>ncia.<br />
Habiendo, pues, vivido san Hugon con tan gran santidad<br />
como habernos dicho, y resplan<strong>de</strong>cido con tan admirables<br />
virtu<strong>de</strong>s, siendo monge y siendo obispo, llegó el día<br />
en que nuestro Señor le.quería dar el galardón <strong>de</strong> sus trabajos,<br />
victorias y altos merecimientos, y cayó malo y conoció<br />
que el Señor le quería hacer merced, <strong>de</strong> sacarle <strong>de</strong><br />
la cárcel <strong>de</strong> este cuerpo mortal y trasladarle á las moradas<br />
eternas : y él estaba tan ansioso <strong>de</strong> ver al Señor, que<br />
<strong>de</strong>cía que sería suma miseria el no morir y estar siempre<br />
en esle <strong>de</strong>stierro. Dijéronle que hiciese testamento; y respondió<br />
con algún <strong>de</strong>s<strong>de</strong>n: No estoy bien con esta costumbre<br />
<strong>de</strong> hacer testamento los obispos que se ha introducido<br />
en la Iglesia; porque yo ninguna cosa he tenido ni tengo,<br />
que no sea <strong>de</strong> la Iglesia que he gobernado j pero porque<br />
el fisco no entre en lo que no es suyo, estos bie-