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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 17.<br />

en la escudilla, las orejas atenías á lo que se leia y el corazón<br />

fijo en Dios. Tenia gran cuidado <strong>de</strong> que sus frailes<br />

tuviesen libros sagrados en que leer, pareciendo ser muy<br />

necesarios para todos los religiosos, y masparalos que viven<br />

apartados y en soledad; porque en tiempo <strong>de</strong> guerra<br />

son nuestras armas, y en la paz nuestro recreo y enlrelenimicnto,<br />

y sustento en nueslra necesidad, y en la enfermedad<br />

medicina y remedio.<br />

Creciendo, pues, cada dia mas el resplandor <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>l santo prior, y vacando e! obispado linconiense<br />

en el reino <strong>de</strong> Inglaterra, se juntó el cabildo en aquella<br />

Iglesia, con voluntad <strong>de</strong>l rey, y nombró por su prelado y<br />

obispo al prior <strong>de</strong> Yilhamio, con gran contento <strong>de</strong>l reino<br />

y aprobación <strong>de</strong>l metropolitano, y alegría y júbilo <strong>de</strong> loda<br />

la gente. Pero cuando le enviaron el nombramiento, no<br />

quiso san Hugon consentir en su elección, teniéndose por<br />

indigno <strong>de</strong> aquella dignidad y temiendo los peligros <strong>de</strong><br />

ella, y alegando que no podia aceptarla sin licencia <strong>de</strong>l<br />

prior <strong>de</strong> la Gran Cartuja, que era prelado y superior; y<br />

rogó con gran<strong>de</strong> instancia y muy afectuosamente á los canónigos<br />

que le hablan elegido, que se encomendasen <strong>de</strong><br />

nuevo á nuestro Señor, y eligiesen otra persona digna <strong>de</strong><br />

aquella silla; é hizo tantas diligencias para no ser obispo,<br />

cuanto otros ambiciosos, y que no miran la carga que toman<br />

sobre sí, suelen hacer para serlo. Mas porque la bom a<br />

es como sombra y sigue á los que huyen <strong>de</strong> ella, y nnes-<br />

Iro Seftor suele levantar á los humil<strong>de</strong>s y se queria servir<br />

<strong>de</strong> san Hugon en aquel alto y apostólico ministerio; volviéndose<br />

á juntar los canónigos, le volvieron á elegir: y<br />

para que no se excusase, alcanzaron <strong>de</strong>l prior <strong>de</strong> la Gran<br />

Cartuja licencia y bendición y mandato, para que lo aceptase.<br />

Con esto bajó el santo la cabeza, entendiendo que<br />

era la voluntad da Dios , á la cual ninguno pue<strong>de</strong> ni <strong>de</strong>be<br />

resistir.<br />

Algunas BSflales hubo <strong>de</strong> esta elección <strong>de</strong> san Hugon,<br />

que <strong>de</strong>claraban que el autor <strong>de</strong> ella era Dios nuestro Señor.<br />

Entre otras se cuenta una <strong>de</strong> un cisne, que apareció<br />

el mismo dia que el santo prelado entró en Linconia, y le<br />

fué muy familiar , y en los modos particulares que con él<br />

usaba, mostraba ser mas <strong>de</strong>l cielo que <strong>de</strong> la tierra.<br />

La primera cosa que hizo en sentándose en su silla san<br />

Hugon, fué buscar para ayudadores y ministros suyos los<br />

hombres mas temerosos <strong>de</strong> Dios , y <strong>de</strong> mayor ciencia y<br />

pru<strong>de</strong>ncia que pudo hallar. Estos tuvo siempre á su lado:<br />

con estos siempre se aconsejaba ; y así acertó á gobernar<br />

escogidamente. No hacia curas sino á personas <strong>de</strong> conocida<br />

virtud, quietas y sosegadas, y <strong>de</strong> estas hacia mas caso<br />

que <strong>de</strong> cualquiera otra que, sin estas prendas, fuese ó <strong>de</strong><br />

mucha pru<strong>de</strong>ncia, ó do gran<strong>de</strong> industria. Estuvo tan fuerte<br />

en esto, que pidiéndole el mismo rey que provevese <strong>de</strong> un<br />

beneficio a un criado suyo, á quien el rey queria gratificar<br />

sus buenos servicios, nunca el santo obispo lo quiso hacer,<br />

diciendo que el rey tenia muchas maneras para hacer<br />

bien á sus criados y pagarles sus servicios , sin privará<br />

los ministros <strong>de</strong> la Iglesia <strong>de</strong>l sustento que para 4m Dios<br />

tenia señalado. También tuvo fuerte en castigar á algunos<br />

ministros <strong>de</strong>l rey, que con su nombre y autoridad atrope-<br />

• liaban la juslieia y la libertad <strong>de</strong> la Iglesia. Y puesto caso<br />

que en lo uno y en lo otro mostró el rey sentimiento- mas<br />

<strong>de</strong>spués que san Hugon le habló y le dió razón <strong>de</strong> lo que<br />

bacía, el rey quedó muy satisfecho, entendiendo la razón<br />

que el santo prelado tenia, y que no le movia cosa alguna<br />

TOMO m.<br />

NOVIEMBRE. 393<br />

<strong>de</strong> la tierra para hacer lo que hacia, sino solo la voluntad<br />

<strong>de</strong> Dios y cumplir con la obligación precisa <strong>de</strong> su oficio.<br />

Pero muerto el rey Enrique H , que tuvo mucho respeto á<br />

san Hugon, en tiempo <strong>de</strong> los reyes Ricardo y Juan, sus hijos,<br />

no le faltaron gran<strong>de</strong>s trabajos, como veremos.<br />

La vida <strong>de</strong>l santo prelado, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> obispo, fué <strong>de</strong>chado<br />

<strong>de</strong> prelados y un vivo retrato <strong>de</strong> santidad. Era muy<br />

amigo <strong>de</strong> leer las vidas <strong>de</strong> los santos mongos y obispos, y<br />

procuraba retratar al vivo sus virtu<strong>de</strong>s y ejemplos. En la<br />

mesa era alegre, pero con gravedad y mo<strong>de</strong>stia ; y si alguna<br />

vez se ofrecía alguna ocasión <strong>de</strong> fiesta y regocijo,<br />

entonces se mostraba mas grave y severo, para componer<br />

á los que con él estaban. Nunca comia carne , guardando<br />

siempre la regla <strong>de</strong>l carlujo : bebia un poco <strong>de</strong> vino bien<br />

aguado : y viendo por experiencia que el oficio <strong>de</strong> obispo,<br />

<strong>de</strong> la manera que él lo ejereitaba, era muy trabajoso; para<br />

po<strong>de</strong>rlo llevar, se mo<strong>de</strong>ró en sus ayunos y penilencias.<br />

Pa<strong>de</strong>ció graves dolores <strong>de</strong> ijada ; masera tan gran<strong>de</strong> su<br />

fervor y <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> cumplir con sus obligaciones <strong>de</strong> obispo,<br />

y la fortaleza y ánimo que Dios le daba , que muchas veces<br />

cuando habla <strong>de</strong> ejercer los oficios eclesiásticos, como<br />

dar ór<strong>de</strong>nes ó consagrar iglesias, cansaba á lodos los ministros<br />

que lo asistían ; porque le acontocia madrugar antes<br />

<strong>de</strong>l dia y eslar hasta la noche sin <strong>de</strong>sajunarse, y no<br />

consentia que ninguno <strong>de</strong> sus ministros en semejantes<br />

actos le asistiese, sin que se hubiese <strong>de</strong>sayunado. Era sobremanera<br />

compasivo <strong>de</strong> ios pobres y enfermos, y especialmente<br />

<strong>de</strong> los presos, á los cuales proveia <strong>de</strong> remedió<br />

corporal y espiritual, y se inclinaba y humillaba <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> ellos, y con maravilloso y entrañable afecto besaba<br />

sus llagas : y diciéndole una persona grave, que san Martin<br />

besando á un leproso le habia sanado, y que él no sanaba<br />

á los leprosos que besaba, como motejándole que no<br />

era sanio como parecía ; respondió él con mucha gracia:<br />

El ósculo <strong>de</strong> san Martin sanó la carne <strong>de</strong>l leproso ; pero el<br />

ósculo <strong>de</strong>l leproso sana mi alma. Solia lavar los piésá (rece<br />

pobres, y ocupábase con gran gusto y misericordia en<br />

dar sepultura á los cuerpos <strong>de</strong> los finados, y <strong>de</strong>jaba todos<br />

los otros negocios para aten<strong>de</strong>r á este : y una vez enterrando<br />

el cuerpo <strong>de</strong> un hombre beodo , que olia tan mal,<br />

que los-circunstantes se tapaban las narices, por no po<strong>de</strong>r<br />

sufrir el hedor que <strong>de</strong> él salia ; el santo obispo hizo su<br />

oficio con gran paz y serenidad, y <strong>de</strong>spués se supo que no<br />

habia sentido mal olor alguno ; porque con la caridad y<br />

la gracia <strong>de</strong>l Señor, todo se le hacia suave y oloroso. No<br />

consentia que sus ministros cargasen á los sübditbs con<br />

nuevas esacciones, ni que el principal castigo <strong>de</strong>l que <strong>de</strong>linquía<br />

fuese pena pecuniaria, ^como comunmente se usaba<br />

: y alegándole ellos que el glorioso sanio Tomás , arzobispo<br />

cantuariense y mártir, solia castigar algunas voces<br />

los <strong>de</strong>litos en la bolsa, por ser cosa que tanto duele;<br />

respondió san Hugon : Creedme, que santo Tomás no fué<br />

santo i or hacer eso, sino por otras excelentísimas virtu<strong>de</strong>s<br />

que tuvo, por las cuales el Señor le hizo glorioso y le coronó<br />

con corona <strong>de</strong> martirio. No solamente queria que sus<br />

ministros tuviesen limpias las manos <strong>de</strong> loda codicia, sino<br />

también se opuso á los otros obispos , y procuró que se<br />

quitase una mala costumbre que se habia introducido^<br />

con la cual, para hacer servicio á los reyes, los mismos,<br />

obispos pedían cierto servicio al pueblo para el rey, y<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber cnniplido con él, se quedaban y se<br />

aprovechaban ellos óalo que sobraba, y el pueblo les ha-<br />

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