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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DÍA 15.<br />

voluntad se hizo lan pesado, qno con ninguna fuerza pudieron<br />

mover el arca en que eslaba. Con esle milagro se<br />

parlieron los <strong>de</strong> Diolo á sus casas muy Irisles, <strong>de</strong>jando el<br />

cuerpo <strong>de</strong> san Eugenio en una capilla <strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong> San<br />

Dionisio, don<strong>de</strong> también resplan<strong>de</strong>ció con muchos milagros<br />

y fué frecuentado por los fieles, que con gran <strong>de</strong>voción<br />

venian á encomendarse á él. Después san Gerardo,<br />

abad y fundador <strong>de</strong>l monasterio <strong>de</strong> Rronio, llevó <strong>de</strong> aquí<br />

una reliquia <strong>de</strong> san Eugenio, y la puso en su nuevo monasterio,<br />

y por medio <strong>de</strong> ella hizo Dios muchos milagros,<br />

y dió salud á muchos enfermos que estaban afligidos <strong>de</strong><br />

varias enfermeda<strong>de</strong>s. Sucedió <strong>de</strong>spués, que siendo arzobispo<br />

<strong>de</strong> Toledo don Ramón, sucesor <strong>de</strong> don Bernardo, y<br />

rey <strong>de</strong> España don Alonso el Vil, que se llamó emperador,<br />

el papa Eugenio, III <strong>de</strong> este nombre, mandó celebrar<br />

un concilio general en Rheims, ciudad <strong>de</strong> Francia: fué á<br />

él don Ramón, y pasando por San Dionisio y visitando<br />

aquella iglesia, leyó en la capilla <strong>de</strong> nuestro santo un título<br />

que<strong>de</strong>cia: Aquí yace san Eugenio, mártir, primer<br />

obispo <strong>de</strong> Toledo. Quedó admirado <strong>de</strong> aquel título; porque<br />

en España con la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los moros no habia memoria<br />

ni noticia <strong>de</strong> tal cosa : é informándose muy en particular<br />

<strong>de</strong> torio lo que se sabia en aquel convento y en<br />

otras partes <strong>de</strong> esle santo, halló la inlormaciou é historia<br />

que arriba queda referida. Acabado el concilio, volvió el<br />

arzobispo don Ramón á España: dió cuenta al rey don<br />

Alonso <strong>de</strong> lo que en el monasterio <strong>de</strong> San Dionisio habia<br />

hallado y visto; y suplicóle que procurase haber alguna<br />

reliquia <strong>de</strong> san Eugenio, para que en la Iglesia do Toledo<br />

se celebrase su memoria, y fuese^honrado y reverenciado<br />

<strong>de</strong> todos los vecinos y moradores <strong>de</strong> aquella ciudad, el que<br />

habia sido su primer pastor y prelado, y alumbrádola con<br />

los rayos <strong>de</strong> la religión católica y - luz'<strong>de</strong>l cielo. IIízolo el<br />

rey don Alonso con gran voluntad, y (uvo buena ocasión<br />

para hacerlo; porque en aquella sazón vino á España á<br />

visitar el cuerpo <strong>de</strong> Santiago el rey do Francia Luis VH,<br />

que ora yerno <strong>de</strong>l rey don Alonso, y llegó á Toledo, don<strong>de</strong><br />

el rey, su suegro, lo hizo gran<strong>de</strong>s tiestas, y <strong>de</strong>spués le<br />

pidió con gran<strong>de</strong> instancia que le enviase alguna parto<br />

<strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> san Eugenio, que estaba en el monasterio <strong>de</strong><br />

San Dionisio, para la santa Iglesia <strong>de</strong> Toledo; y el rey <strong>de</strong><br />

Francia le envió el brazo <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> san Eugenio, el cual<br />

füé recibido con grandísima solemnidad en Toledo, llevándolo<br />

el mismo rey don Alonso y sus hijos con singular <strong>de</strong>voción<br />

y humildad sobre sus hombros; y dándole como<br />

un don preciosísimo á la sania Iglesia <strong>de</strong> Toledo, don<strong>de</strong><br />

hoy se guarda en el sagrario. Fué esta traslación <strong>de</strong>l brazo<br />

en el ano <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> í 1 56 á los 11 <strong>de</strong> febrero. Pero ofra<br />

traslación mas insigne se hizo <strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong> San Dionisio<br />

á la misma ciudad <strong>de</strong> Toledo en el año 1883, en I8<strong>de</strong><br />

noviembre, siendo rey <strong>de</strong> España don Felipe, II <strong>de</strong> osle<br />

nombre, ei cual pidió al rey Carlos <strong>de</strong> Francia I\ su cuñado,<br />

y á la rema doña Catalina, su madre (en cuya tutela<br />

estaba el rey por su pequeña edad), el cuerpo <strong>de</strong> san<br />

Eugenio; y ellos le entregaron benignamente á don ivdro<br />

Manrique, hijo <strong>de</strong>l a<strong>de</strong>lantado <strong>de</strong> Castilla (que á la sazón<br />

era canónigo <strong>de</strong> la santa Iglesia <strong>de</strong> Toledo, y <strong>de</strong>spués fué<br />

religioso <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Jesús), á quien la misma [atesta<br />

habia enviado á Francia por él. Fué recibido en la ciudad<br />

<strong>de</strong> Toledo con extraordinaria pompa, triunfo y rogocijo,<br />

esmerándose toda ella y la santa Iglesia en luu or<br />

nuevas invenciones y fiestas para recibir, hgurar y venerar<br />

TOMO Hl.<br />

K0V1! MBIUÍ. 385<br />

á su antiguo pastor y su santo prelado. Pero aunque hnlio<br />

muchas cosas señaladas en aquel recibimiento, la mas insigue<br />

fué ver al católico rey don Felipe y al príncipe don<br />

Carlos, su hijo, y los archiduques <strong>de</strong> Austria, Roduifo (que,<br />

<strong>de</strong>spués fué emperador), y Ernesto, su hermano, ó Ir<br />

<strong>de</strong>l emperador Maximiliano, II do este nombre, y soh<br />

<strong>de</strong>l mismo rey don Felipe, llevar sobro sus hombros el ÍÜca<br />

en que iba el cuerpo do su santo pontífice; porque, ¿ D<br />

carro triunfal so puedo igualar con los hombros <strong>de</strong>l re\ tea<br />

gran<strong>de</strong>, tan po<strong>de</strong>roso y monarca <strong>de</strong> tan gran parte <strong>de</strong>l<br />

mun lo? El cual, reconociendo (por su piedad ) la ventaja<br />

. que hace la gracia y gloria que du Dios á sus santos, á<br />

toda la majestad é imperio <strong>de</strong> la tierra, se humilló y postró<br />

á los huesos y cenizas <strong>de</strong> san Eugenio, reverenciando<br />

á Dios en su siervo, á Cristo en su miembro, al Espíritu<br />

Santo en su templo, y venerando aquel cuerpo que habia<br />

sido fiel corapañero é instrumento <strong>de</strong> su bendita alma, para<br />

tanta gloria <strong>de</strong>l que la crió. Colocóse el cuerpo <strong>de</strong> san Eugenio<br />

en una capilla <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l altar mayor <strong>de</strong> la santa<br />

iglesia, don<strong>de</strong> está y es reverenciado con gran <strong>de</strong>voción y<br />

concurso <strong>de</strong> toda la ciudad. De san Eugenio escriben los<br />

Martirologios romano, do üsuardo y Adon, y el breviario<br />

Toledano: y en un concilio leodionso se mandó que la historia<br />

do este santo se leyese en la Iglesia.<br />

LOS SANTOS SVMONA , CURIA V AlHBO, MÁRTIRES.— En<br />

aquella terrible tempestad y espantosa persecución que el<br />

emperador Diocleciano movió conlra los crisíianos, murie ­<br />

ron en E<strong>de</strong>sa por la fó <strong>de</strong>l Señor los santos mártires (iuria<br />

y Samona: los cuales hablan nacido en dos al<strong>de</strong>as allí cerca,<br />

y se hablan criado en la misma ciudad <strong>de</strong> E<strong>de</strong>sa, y por<br />

aten<strong>de</strong>r mas á Dios y darse á la oración y contemplación,<br />

apartados <strong>de</strong>l bullicio y ruido <strong>de</strong> la gente, con gran<strong>de</strong> recogimiento<br />

y ejemplo <strong>de</strong> santidad vivían en el campo. Tuvo<br />

el presi<strong>de</strong>nte Antonio noticia <strong>de</strong> su religión, y que na<br />

solamente ellos eran cristianos, sino que muchos otros Fo<br />

eran por su persuasión : mandólos pren<strong>de</strong>r y echar en la<br />

cárcel: tuvo con ellos gran<strong>de</strong>s razonamientos, procurando<br />

con maña y artificio inducirlos á que negasen á JesacrMo<br />

mieslro Salvador y adorasená sus falsos dioses: y viendo<br />

que perdia tiempo, mandóles atormentar cruelmente, y<br />

primcríimente que alasen á cada uno <strong>de</strong> los dos santos <strong>de</strong><br />

una m ino en un ma<strong>de</strong>ro, y que les echasen á los piés una<br />

piedra <strong>de</strong> gran peso, para que tirase el cuerpo abajo y les<br />

<strong>de</strong>scoyuntase. Cinco horas estuvieron los santos mártires<br />

en el horrible tormento con tan admirable constancia, que<br />

no se les oyó voz, ni gemido, ni suspiro, mas que si<br />

aquellos cuerpos no fueran suyos ni ellos <strong>de</strong> carne. Después<br />

los tuvieron en un oscuro y penoso calabozo muchos<br />

dias, y algunos sin comer; y traídos <strong>de</strong> nuevo á su tribunal,<br />

mandó el presi<strong>de</strong>nte que á Samona (que era mas mezo<br />

y mas robusto) le colgasen <strong>de</strong> un pié, y que sobre el<br />

otro pié lo echasen una pesa <strong>de</strong> hierro pesadísima, para<br />

<strong>de</strong>smembrarle y hacerle pedazos. De esta manera estuvo<br />

el valeroso soldado <strong>de</strong> Cristo tres horas colgado, ala ­<br />

bando al Señor por la merced que lo hacia; y fué tan<br />

atroz aquel lormonfo que se lo <strong>de</strong>sencajó el hueso <strong>de</strong> la<br />

piorna <strong>de</strong> su encaje, y quedó cojo Samona. Otra voz<br />

los volvieron á la cárcel, y <strong>de</strong> nuevo íuoron presentados<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte: y él los tentó y procuró<br />

ablandar y engañar; mas cuando los vió fuertes como una<br />

roca , y q«e hacian burla do sus palabras, dió sentencia<br />

<strong>de</strong> muerte «mira ellos: k cual los santos recibieron con<br />

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