Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DIA 14.
que seamos piadosos y caritativos con los pobres cautivos
nislianos: que perseveremos constantes en la fé que profesamos:
que celemos la gloria do Dios deseando la conversión
de los inQelcs: despreciemos lo caduco y aspiremos
á lo eterno; y que imitando en lodo sus heroicas virtudes,
consigamos la divina gracia y participemos de la
bienaventuranza de su gloria.
Celébrase su Gesta á los 14 de noviembre, dia en que
otro san Serapio, después de corladas las junturas de su
cuerpo, murió precipitado de lo mas alto de su casa: martirio
en parte semejante al referido do san Serapio, mercenario,
quien, á diferencia del olro san Serapio, murió
en cruz, semejante á la del apóstol san Andrés.
Tratan la vida de este glorioso mártir, á mas de los muchos
autores de su sagrada religión y crónicas de ella,
el P. Hipólito Marraccio, de los clérigos regulares déla
Madre Dios, en la vida de san Ramón Nonato; Dr. Juan
Tamayo do Salazar, M Amamensi sanctorum hispanorum;
Estélian de Gorbera, en la Vida de sania María de Socós;
el Dr. Silvestre Marcelo, en el Mar Océano de las religiones;
el Dr. Jorge José Eggs, en la Historia de los cardenales;
el P. Francisco García, déla Compañía de Jesús, en
la Vida de san Ramón Nonato, y el P. Juan Rolando, de la
misma Compañía, en los Actos de los sanios.
* Los SANTOS CLEMENTINO , TEODOUO Y FILOMENO , MÁRTI­
RES.—Según nos dice Boda, durante la persecución de
Aureliano sufrieron el martirio en Heraclea de Tracia.
SAN SEKAPIO, MÁRTIK.—Fué de Alejandría, y en la misma
ciudad murió martirizado el afio 252, reinando el empendor
Dccio. Después de haberle descoyuntado todas
las partes de su cuerpo, lo magullaron precipitándole de
'o alio de su casa, y de este modo I» hicieron mártir de
J esucristo.
SANTA VENERANDA, VÍRGEN Y MÁRTIR.—Nació en Francia
de padres estériles, que en "su vejez la consiguieron como
fruto de sus oraciones. Inclináronla á la piedad, y ella,
que era de buena condición y de espirilu dispuesto á la
virtud, se entregó enteramenteá Dios, é hizo voto de perpetua
castidad. Cumpliólo fielmente, dedicándose á las
obras de misericordia, hasta que en tiempo del emperador
Antonino recibió la doble corona de la virginidad y
del martirio, siendo degollada por órden del gobernador
Asclepíadcs.
SAN IPAGIO, OBISPO Y MÁRTIR.—Floreció en el gobierno de
la Iglesia de Gangra en Paflagonia con el brillo de las mas
preciosas virtudes. Asistió al concilio general de Nicea, y
rn esta asamblea mostró lanío celo por la pureza de la doctrina
católica, que cuando so volvía á su diócesis, lo esperaron
en una emboscada, y habiéndose apoderado de
el, le atormentaron hasta hacerle morir mártir. Su muerte
sucedió, pues, por los aflos 326 ó 327.
SAN SAES, ABAD.-Convirtióse á la religión cristiana á
vista de unos mongos franceses qUe fu6ron á Irlanda
á practicar algunas obras de caridad. Saes vino con
ellos á Francia y tomó el bábilo en el monasterio de Jumieges.
Llegó á ser el modelo de todos aquellos santos solitarios,
y en 611 fué nombrado primer abad de un nuevo
monasterio que se fundó, y cu el cual acabó santamente
sus días el a fio C89.
SAN DÜBRICIO, OBISPO T CONFESOR.—Nació en el principado
ó pais de Gales. Dedicó su juventud al estudio de las
cisneias sagradas, y después explicó por algunos años las
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santas Escrituras á los ingleses, y de su escuela salieron
una porción de santos que dieron en lo sucesivo gloria á
la Iglesia de la Gran Rrelaña. En un sínodo celebrado el
año 446, san Germán le consagró obispo de LandafT, y
después fué trasladado á la silla arzobispal de Caerleon, el
año 495. En 312 renunció su episcopado y se retiró á un
desierto, en la isla de Bardsey ó de Euly, donde murió
poco después y fué enterrado.
SAN LOHESZO, OBISPO T CONFESOR.—Fué hijo de un príncipe
de Irlanda. Su nacimiento proporcionó á su ilustre
padre la reconciliación con otro príncipe vecino suyo, circunstancia
con que quiso anunciar el cielo la glor ia futura
de aquel nifio. Cuando tuvo Lorenzo doce años, abrazó el
estado eclesiáslico, y á los veinte y cinco le nombraron
abad del monasterio de Glendenoch. Gobernó su comunidad
con una virtud y una sabiduría admirables, y durante
los estragos de un hambre que duró cuatro meses, Lorenzo
fué, como otro José, el salvador del pais por su inmensa
caridad. Dios, sin embargo, quiso que la virtud de su siervo
fuese probada en el crisol de la tribulación. Algunos
malos religiosos, á quienes incomodaba la regularidad do
disciplina, emplearon la calumnia para manchar la reputación
de Lorenzo, cuya bondad y paciencia triunfaron de
sus enemigos. A la edad de treinta años fué elegido arzobispo
de Dublin : en su largo pontificado tuvo tiempo para
desplegar su infatigable celo por la reforma de la disciplina
eclesiástica y las costumbres públicas. Distinguióse
sobre todo por una prudencia consumada y una caridad
sin límites. Lbs pobres le buscaban como á su padre, y en
la horrorosa hambre de tres años que asoló la Irlanda,
mostró el venerable pastor que su caridad no tenia limites.
Los pontífices, los reyes y todas las personas constituidas
en dignidad buscaban su consejo, y hasta los padres del
onceno concilio general celebrado en Letran el año 1179,
al cual asistió nuestro santo, le tributaron los mayores elogios
por su sabiduría y su celo. El Señor le concedió el
don de milagros, de modo que en la bula do su canonización
se enumeran siete muertos resucitados. Su vida fué
siempre acompañada de bendiciones, y su muerte, sucedida
el año 1181, fué también gloriosa en el Señor.
SAN VENERANDO, MÁRTIR.—Floreció en Troyes de Francia
en tiempo del emperador Aureliano. Después de un
glorioso martirio, acabó su vida degollado ra la misma
ciudad, el año 272.
LA CONMEMORACIÓN DE MUCHAS SANTAS MÁRTIRES. —Eran
unas piadosas mujeres de la ciudad de Edesa, que por orden
del cruel capitán de los árabes llamado Mady, fueron
cruelmente atormentadas porque no quisioron adorar á
Mahoma, y murieron al tm degolladas el año 773 de Jesucristo.
Los fieles recogieron sus reliquias y les dieron
sepultura, y con su contacto se obraron muchas maravillas.
SAN JOCUNDO, OBISPO T CONFESOR.—Según Fcrrario en su
Catálogo de los santos de Italia, fué el décimo obispo de
Rolonia; cuya Iglesia hizo florecer en pureza de disciplina
y santidad de costumbres. De todas las virtudes fué el
venerable pastor predicador y modelo, y murió en la paz
de Dios, en su misma ciudad episcopal, el año 48S.
SANTA TRAHAMUNDA, VÍRGEN.—En el tiempo que Córdoba
estaba dominadade los moros, fué llevada cautiva á aquella
ciudad una doncella de Galicia, llamada Trahamunda,
criada en las cercanías de Pontevedra, y según parece,