Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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puede ser, que M;irin santísima pidiera una merced á su
Hijo , y (oda la corle del cielo lo resisliera ; aleiidieríi ánles
el Hijo á la petición de su Madre , que á la de lodos
los sanios y ángeles junios : y esto pide la dignidad de
Madre y la gracia y caridad de que Dios la llenó, por
respeto de su dignidad. Y por esto el concilio de Basilea
nos encomienda qne entre todos los santos de ta corle cé-
]eslial,principaliiienle nos valgamos de la inlercesion déla
gloriosísima Virgen María, Madre de Dios. Pues ¿quién será
aquel que no acuda al patrocinio de María en todas sus
necesidades?¿Quién, viéndose combatido de tenlaciones,
alligido do trabajos y cercado de tribulaciones, no acudirá
al patrocinio de Min ia á pedir fortaleza para sus batallas,
alivio para sus fatigas, consuelo para sus tristezas, socorro
para sus necesidades y favor para con el Padre de quien
es Hija, para con el Hijo de quien es Madre, y para con
el Espirilu Santo de quien es Esposa? ¿ Qué negará el Padre
á su Hija ? ¿ Qué negará el Hijo á su Madre? ¿ Qué
negará el Esposo á su Esposa? ¿ Y que negará la santísima
Trinidad á María ? Quien tuviere de su parte á María,
no tiene nada que temer y todo lo debo esperar; porque
María es omnipotente en su intercesión, como dice Jorge
Nicomediense , y se le ha dado toda la poleslad en el cielo
y en la tierra ,• cómo dice san Pedro Damiano; y puede
todo loque quiere, como afirma san Anselmo. Corramos,
pues, á esta santísima Virgen y Madre de Dios (como nos
exhorta san Crisóslomo), para conseguir nuestra felicidad
por medio de su patrocinio: digámosla confiadamente
con san Juan Damasceno: Teniendo, ó Madre de Dios, fu
esperanza, seré guardado : poseyendo tu defensión, ó Purísima,
no temeré: antes perseguiré á mis enemigos y los
haré huir, teniendo solo por pelo y escudo tu protección
y omnipotente socorro ; y con san Germán : O Señora,
Madre de Dios, refugio mió , vida y defensa mia , arma,
gloria, esperanza y socorro mió , concédeme que yo
goce de tus inenarrables bienes en la celestial eternidad.
Bien sé que tienes la omnipotencia de Dios en tu
mano , que concurre con tu voluntad, porque eres Madre
del Altísimo ; y por esto me atrevo á pedirte con tan
gr ande confianza ! con san Efren , diácono : Guárdame y
deliendeme debajo de tus alas : compadécelo de mí que
estoy manchado con el lodo de este mundo ; porque no se
gloríe contra mí el pernicioso Satanás , ni se levante con ­
tra mí el execrable enemigo. No tengo otra confianza . ó
Virgen inviolada y mi presente auxiliadora. Todo estoy
debajo de tu protección y tutela ; y con continuas lágrimas,
ó celebérrima Madre , imploro tu favor , y vuelo al
asilo de tu misericordia: con san Anselmo: ¡O bienaventurada
confianza! ¡ O seguro refugio! La Madre de Dios es
Madre nuestra : nuestro juez es nuestro hermano : ¿ con
cuánta certidumbre debemos esperar, y cuánto consuelo
lemer; pues la salvación y condenación depende del arbitrio
de un tan buen hermano y de una tan buena madre
; y con san líasilio Seleuciense : O tiles veces santa,
Virgen María , míranos desde el cielo con ojos propicios :
llévanos en paz de este mundo al trono de nuestro Juez :
líbranos de la confusión de nuestras culpas : y haz que estemos
á su mano derecha.
¿Qué mas diré , sino que lodos los sanios y doctores
con una elocuencia afectuosa, y con un afecto elocuente,
nos encarecen y encomiendan el patrocinio de María y el
poder de su inlercesion? San Aguslin llama á María, Estrc-
W A 1 i .
lia, que en el mar de ale mundo guia á los hombres á
la bienaventuranza. Sun Fulgencio la llama líscala , por
donde bajó Dios á los hombres , y subon los hombres á
Dios. La Iglesia la llama Puerta del cielo; porque todos
los que entran en el cielo , entran por María como por interirsera,
si entran por el Hijo como per Redenlor. Por
esto llama san BiM-nardo á María , Cuello del cuerpo místico
de la Iglesia , de (pie es cabeza Cristo , y dice que
lodos los bienes quiso Dios que los recibiésemos por María
; y san Germán afirma , que no concede el Señor don
ninguno á los hombres sino por María. De aquí nace decir
Guillermo Parisiense, que no se presuma ninguno tener
al Hijo propicio , si tiene ofendida á la Madre : y el sapientísimo
Idiota , que como ninguno viene al Padre si no
le trae el Hijo ; así se puede , con su debida proporción,
decir que ninguno va al Hijo , que no le lleve la intercesión
de la Madre; y finalmente dicen lodos los santos y
doctores, que la devoción de Mai ía es serial de predestinación.
Dios nos haga á todos verd uleros devotos de su
Madre, para que por medio de su devoción merezcamos
entrará la vida eterna dende en su compañía alabemos
á Dios ; porque la enriqueció de tantos dones, gracias
y prerogalivas, y la hizo tan poderosa para favorecer
á sus devotos. Amen.
Del Patrocinio de la Virgen en general, debajo del nombre
de Intercesión, hablan todos los santos y doctores que
tratan de la Virgen. Del Patrocinio de María en España,escriben
depropó ilo Tamayode Salazar, el padre Juan Ensebio
Nicremberg, y Fr. Antonio de Santa María, carmelita
descalzo.
SAXSKIUPIO, MÁUTIR.—Nació el glorioso mártir san Serapio,
según la mas corriente opinión, en la famosa ciudad
de Londres, corte del rey de Inglaterra, año de 1178. Fué
su padre Rollando, llamado de Escocia , por ser casa originaria
de la noble y clara estirpe y familia de los Escotos
de dicho reino, y deudo muy propincuo de su rey Guillermo.
Su madre, si bien se ignora el nombre como el de
su apellido, pero según se colige de lo que las mismas historias
refieren , fué desangre nobilísima, igual y correspondiente
en todo á la esclarecida de su esposo. Impusiéronle
en el bautismo por nombre Serapio, pronóstico y
claro indicio de que seria pió : lo que comprobó la esperiencia
en las heroicas acciones que practicó su gran piedad
en todo el curso de su vida, y que desde su niñez é infancia
cuidaron sus nobles padres con los aclos de devoción,
educación y ejemplo imprimir y radicar enlre las demás
virtudes y loables costumbres, en el corazón de su
amado y querido hijo.
Hallándose aun Serapio en los primeros ardores de su
juvenil edad, ya manifestó los puros quilates de su católico
zelo : pues llegando á sus oídos los lastimosos estragos y
raras cr ueldades que ejecutaban los bárbaros infieles en
Palestina, así en los templos de Dio?, sus ministros, altares,
imágenes, reliquias y demás cosas sagradas, como en
las vidas, honras y bienes de los míseros cautivos, dijo á
su padre: Señor y padre mió, ¿ no ser ia de grande gloria
de Dios, de que fuésemos á morir para restaurarlos santos
lugares de Jerusalen? Y si bien procuró disuadírselo,
proponiéndole lo tierno de su edad, sus pocas fuerzas para
sufr ir las incomodidades de la guerra , y el dolor y pena
grande que ocasionarla á su madre el privarse de él en su
ausencia; oida su discreta y cristiana réplica, y para sua-