Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

360 LA LEYENDA DE ORO. DIA 12.
queciéndola con muchas reliquias y ofras preciosidades, y
por los privilegios que le alcanzó de la santa sede y de los
reyes. Murió á fines del siglo VI.
S.vx MENAS, UEUMITASO. — Vivió en el Abrucio ó pais de
los Samnitas durante el siglo VI. Condenóse á una soledad
completa ; pero el Señor reveló su existencia y mansión á
otro siervo suyo, que lo publicó, para que los cristianos se
edificasen con el espectáculo de las virtudes del santo solitario.
El papa san Gregorio en su libro Dialogorum,
Hb. ni, cap. 26, habla de él con mucho elogio. Murió en el
Señor, el año 519.
DIA II.
SAN DIEGO DE ALCALÁ, CONFESOR.—El humilde y bienaventurado
P. Fr. Diego, religioso de la órden del seniíico
padre san Francisco, fué de un lugar pequefio de Andalucía
llamado San Nicolás, entre Cazalla y Constantina. Vivió
algún tiempo en su tierra, cerca de una iglesia antigua
y solitaria, en compañía de un devoto sacerdote , crmilatafio,
trayendo el mismo hábito , y ocupándose en santos
ejercicios de oración y meditación. Tenian los dos una
huerta , la cual cultivaban, asi por huir la ociosidad, como
por sustentar su pobre vida. También se ocupaban en liacer
cucharas , escudillas y semejantes cosas de madera,
las cuales, ó daban á los pobres, ó vendían, para hacer limosna
del precio de ellas y ejercitar la caridad. Tenia ya
desde este tiempo muy encendido y tan gran deseo de ser
verdaderamente pobre y fraile de San Francisco, que
cuando quería afirmar mucho una cosa, decia: Así me
cumpla Dios mis deseos, que son ser fraile de San Francisco.
Con ese espíritu , volviendo un dia del pueblo á su
recogimiento , halló cerca de él una bolsa con dineros, y
teniéndola por tentación del demonio, no la quiso tocar ni
llegarse á ella; antes buscó un hombre que se la quitase
de allí, como lazo de Satanás, que le queria por aquel camino
desviar de su santo propósito.
El cual, favorecido del Sefior , llevó adelante: y para
ponerlo mejor en ejecución, y seguir las pisadas de Cristo,
secretamente y sin dar cuenta á nadie, salió de casa y dejó
á sus padres y parientes, y se fué á recibir el hábito de los
Menores en un monasterio recogido y devoto de la observancia,
llamado San Francisco de Arrizafa , media legua
de Córdoba. Allí tomó el estado mas humilde de los conversos,
ó frailes legos, que no son del coro; y mas sirven
en oficios y trabajos corporales del convenio. Hecha su
profesión , fué por obediencia á las islas de Canaria, en
compañía de un sacerdote déla misma órden, llamado
Fr. Juan de Sautorcaz, varón de gran zelo y virtud, que
iba para plantar la fécn aquella gente idólatra. Depararon
á una de las islas, en donde el santo Fr. Diego edificó un
monasterio; y aunque fraile lego, fué de él guardián.
Ejercitábase en la mortificación de su carne, y de su propia
voluntad, con oraciones, ayunos y penitencias, sacrificándose
continuamenle al Señor, y aparejándose por
aquel largo y continuo martirio, para derramar su sangre
por la fé católica entre aquellos bárbaros, como él lo deseaba.
Con este fervoroso deseo se embarcó en un navio,
para pasar á la Gran Canaria, que aun no era conquistada
de cristianos, y era poblada de gentiles, para alumbrarlos
con la luz del Evangelio, y si fuese menester, morir
en esta demanda.
Mas los que gobernaban el navio no se atrevieron á saltar
en tierra, por temor de aquella gente feroz y bárbara,
guardando Dios al santo Fr. Diego para otras cosas de su
servicio. Viendo que se le negaba la entrada, dejando en
aquellas partes , donde habia estado, muchos rastros de
su bondad y virtud , y convertidos muchos idólatras á
nuestra fé con sus santas y fervorosas palabras; por obediencia
de sus prelados volvió á Andalucía , y estuvo por
morador en el convento de Nuestra Señora de Loreto, ti es
leguas de Sevilla, y después en San Lúcar de Harrametla.
De allí el año de 145)0 (en que se celebraba jubileo en liorna,
y se bacia la canonización de san Bernardino de Sena
y para ello se juntaron tres mil y ochocientos frailes de
San Francisco) fué enviado á Roma , en compañía de un
religioso de la misma orden , llamado Fr. Alonso de Castro
; y tuvo en esta romería muchos trabajos, padeció
grande pobreza , hambre y necesidad ; y habiendo caído
malo su compañero, le curó con gran caridad. Lo mismo
hizo con otros muchos enfermos de su órden , que habiati
concurrido á Roma de diversas provincias y naciones, lodo
el tiempo que estuvo en aquella santa ciudad, pe fueron
trece semanas, con tanlo ardor do espíritu y encedida
caridad, que bien se echaba de ver que Dios le ayudaba y
favorecía en aquellos trabajos que él tomaba por su amor.
De Roma tornó.el siervo de Dios á Sevilla , y de allí en
compañía de Fr. Rodrigo de Ocaña , vicario provincial de
Castilla , vino al convento de Santa María de Jesús de Alcalá
de Henares, que á la sazón se edificaba de nuevo por
el arzobispo de Toledo don Alonso Carrillo. En él moró,
después que vino de Roma, trece años que vivió, fuera do
unos días que estuvo en Nuestra Señora de Salceda , monasterio
de la misma provincia de Castilla. Aquí en Alcalá
resplandeció en obras admirables del servicio de Dios, y
en todo género de virtudes, adelantándose cada dia mas
en su aprovechamiento, y moviendo á todos los que le trataban
al temor santo de! Señor con sn raro ejemplo; porque
no se contentaba de guardar perfectamente la regla
de su seráfico padre san Francisco , sino como buen hijo,
procuraba con todas sus fuerzas imitarle y sacar un parfectísimo
retrato de su vida celestial. Era humildísimo sobremanera,
y como buen fraile menor, teníase por menor
y poníase debajo de los pies de todos : y de aquí le nació
una paz y una serenidad tan admirable en su alma , que
ninguno jamás le vió turbado, ni en trabajo alguno ó pesadumbre
quescle ofreciese, oyó de su boca palabra airada
ó descompuesta, ni notó cosa que no oliese á perfecto varon
: porque como no tenia otra voluntad, sino la del Señor,
en'cuya cruz él se gloriaba ; cualquiera cosa que le
sucedía , la lomaba y reverenciaba como venida de su
mano, y con igual alegría le alababa en las cosas prósperas
y en las adversas. Trataba su cuerpo con extremada
aspereza , y ayunaba, y muchas veces á pan y agua, y su
comer era una perpetua abstinencia ¡ sus disciplinas eran
tan rigurosas y sus vigilias tan continuas , que parecían
exceder las fuerzas de un cuerpo de carne ; echábase algunas
veces, en tiempo del invierno , en agua muy fi ia ó
helada, para malar con aquel frío el fuego de la concupiscencia,
que el demonio pretendía encender : sn vestido
era muy pobre y áspero : los pies siempre descalzos ; y
en efecto su hábito, traje y compustura exterior, era una
imágen do la mortificación interior, y de la honestidad de
su alma. Con esta penitencia se juntaba, como con su bnena